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Espejo del Tiempo
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Libro electrónico117 páginas1 hora

Espejo del Tiempo

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En ESPEJO DEL TIEMPO se reúne material escrito por la autora a través de muchos años y publicado en diferentes medios: Páginas propias en Internet, revistas digitales especializadas en cultura, suplementos culturales en varios periódicos. Diecinueve poemas y diez relatos cortos, ensayos académicos y cinco auto pseudobiografías de mujeres famosas conforman este miniuniverso plasmado en el libro.
Sobre la autora: Maricela Gámez Elizondo nació en Monterrey, Nuevo León en 1946. Es Licenciada en Letras Españolas por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Se desempeñó durante 19 años como traductora, redactora y correctora de estilo para una dependencia del Gobierno del Estado de Nuevo León. Actualmente se ha dedicado a reiniciar su afición por la escritura narrativa. El presente es su primer libro publicado.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento9 jun 2023
ISBN9798223793274
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    Espejo del Tiempo - Maricela Gámez Elizondo

    A mi madre, bohemios. Doña Dolores Elizondo

    de Gámez, con mi amor irrevocable.

    A mis hijos amados Francisco, Cristina, Bruno

    y Brenda, que han sido siempre mi fuerza para seguir viviendo, la bujía de mi corazón,

    la luz en mi existencia.

    A mis nietos adorados que son un caudal de alegría

    en mi existencia.

    A Juan Francisco, Beni, mi guardián.

    Te doy infinitas gracias por llegar a mi vida con tu bondad

    y tu espíritu de luz

    Al Maestro Eligio Coronado González,

    por su valiosa orientación para editar el libro.

    A los lectores, esperando les gusten estas historias.

    PRÓLOGO

    Por Eligio Coronado

    Maricela Gámez Elizondo (Monterrey, N.L., 1946) escribe con fervor y un inteligente manejo del lenguaje. Aborda con intensidad sus textos, sin importar el género y el tema.

    Sorprende que siempre elija el enfoque apropiado y el atuendo de palabras necesario para construir sus planteamientos.

    Afronta sus obras directamente, sin perder tiempo en circunloquios para preparar el terreno donde sembrará, señal de que todo ha sido cribado en el proceso de gestación.

    En «Espejo del tiempo» reúne poesía, cuento, ensayo, crítica literaria y autobiografías breves de mujeres famosas. Justamente lo que el tiempo ha conservado en sus anaqueles.

    ¿De dónde proviene la vocación literaria de Maricela? Mi abuelito Manuel me enseñó a leer a esa edad (4 años). A los 5 años me regaló una novela gráfica (de las de entonces, llamada El Libro Semanal). (...). La literatura siempre ha formado parte de mi vida (Entrevista personal).

    El tiempo ha rescatado a una brillante escritora que sabe conducir sus naves por las impredecibles aguas del verso, la prosa y la crítica, con un estilo impecable y una claridad intelectual cegadora: "(Carlos) Fuentes creó un lenguaje nuevo, algo así como un vestido nuevo para una dama antigua. Los recursos estilísticos usados en «Aura» son totalmente diferentes a los que estamos acostumbrados a percibir en el género gótico tradicional" (Un vestido nuevo para una dama antigua).

    La precisión es su fuerte, como también se ve en las seudo autobiografías de Ariadna, la emperatriz Carlota, Hypatia, Josefa Ortiz de Domínguez y Juana de Arco, presentadas por ellas mismas: Teseo me desposó por cumplir su promesa. La apasionada era yo, el instrumento de su salvación yo se lo proporcioné. Huimos a Atenas y él me abandonó en Naxos, mientras yo dormía. Lo maldigo, lo maldigo. Por él abandoné patria y padres, y ayudé a matar a mi hermano. Ahora estoy sola en tierra extraña y sin amparo de nadie (El ovillo de Ariadna).

    ¿Y qué decir de su poesía? Es amorosa, pero crítica, despojada de todo el fatalismo que en los últimos tiempos ha lastrado al romanticismo: Soy un fantasma del mar / y el espíritu de tu recuerdo perdido (Lo que soy), Navegué a la deriva, buscando epitafios absurdos. / Quise aferrarme a la congruencia para renovar la cordura, / descubrí sólo muros de inexpugnables puertas (Espejos de madera), Soy el ángel renegado de plumaje lúgubre / deambulando somnoliento bajo una luna umbría / por perdida ciudad apocalíptica (Ángel renegado).

    Finalmente, llegamos a los cuentos. Los cuentos de Maricela son costumbristas, sobre asuntos cotidianos, amorosos, familiares, trágicos y fantásticos. Su estilo es coloquial, con su respectivo narrador omnisciente: Llegaron caminando al camposanto. Bernardo había hablado todo el camino como si viviera en el pasado. (...) daba la impresión de haber borrado de su memoria cualquier vestigio del fallecimiento de doña Mercedes. La placa de madera seguía encima de la tumba (...). Bernardo (...) Se apresuró a mover la cubierta de la tumba, retirándola hacia la izquierda y dejando un hueco. —¿Qué haces, tío Bernardo?— preguntó Elenita (...). —Quiero que entre un poco de aire a mi mamá. Allí hace mucho calor (Es que hace mucho calor).

    Así es el estilo de Maricela Gámez Elizondo: expresión nítida y contundente que da vuelta a la esquina de los lugares comunes para instalarse más allá de la medianía de muchos autores que esbozan sus textos en vez de edificarlos.

    POEMA INGRÁVIDO

    Te adivino

    te presiento

    en cada latido de mi pulso.

    Cada poro de mí inhala tu nombre

    cuando lo lanzo al viento

    invocándolo quedo para que nadie me oiga.

    Vago por las sombras

    con manos extendidas buscando tu contorno

    lo encuentro disuelto en millones de estrellas inasibles, distantes.

    Decanto entonces mi ansiedad en la esperanza

    de un tiempo y un espacio para nosotros dos

    donde sólo prevalezca este amor que intangible,

    loco y desbordado

    contenemos ahora en los besos lejanos.

    LLAGAS

    ¿Tú qué sabes, amigo, de desgarramientos?

    Tú has estado vivo todo el tiempo,

    El dolor te ha macerado y sobrevives

    En este mundo que vale porque tú lo habitas

    ¿Tú qué sabes, amigo, del desierto?

    Si tus pies lo recorren y tú esencia

    Se ha quedado en cada rendija de esa tierra

    Formando retoños de futuros libres.

    Mírame a mí, amigo, hecha una llaga

    Leyéndome tus palabras a lengüetazos

    Comiéndome las penas y soledades

    Llorándome los mares sin tu presencia

    Quemándome los dedos en esta llama

    De una página inserta en mi tristeza

    Desgarrada, amigo, de estar tan lejos

    De no fundirme a la tierra de tus desiertos

    De no caminar tú cuarto, de no saberte

    De pensar que un día muero sin escucharte

    Y que esta existencia mía tiene sentido

    Sólo por la esperanza de un día tocarte.

    LA CREACIÓN

    Tú me inventaste

    tú has creado a este ser sin ataduras

    cautivo solamente de tu voz silenciosa,

    por un hilo invisible que reduce los mapas.

    No existo. Soy nada hasta que tú me invocas

    para integrar de nuevo átomos, pupilas,

    Sinapsis y latidos.

    Me saturo de impulsos,

    me fusiono a las ondas conjuro las letras amadas de tu nombre

    Y me lanzo al espacio a tocar tu cabello

    a saciarme en tu boca de besos anhelados.

    ALMA ENJUTA

    Alma enjuta... casi seca

    cuerpo sin reposo ni alegría

    viviendo en vértigo perenne

    mezcla de estupor, angustias y nostalgia.

    Cercenado el sentido del asombro

    vago por los caminos ya desiertos

    al acecho impostergable de ese algo

    lucífero, execrable o desquiciante,

    que obligue a la sangre aletargada

    al mecanismo de bullir y no pudrirse.

    El amor es una flor tránsfuga y sésil,

    la esperanza una barca traicionera

    la soledad un perro amarillo,

    hambriento y callejero, muriéndose de frío.

    Y yo me diluyo convertida en esto que percibes

    tras las inacabadas cuencas de mis ojos.

    Soy sólo la mirada infértil

    De un corrupto cadáver insepulto.

    ESCÚCHAME

    Digamos, por ejemplo, que podemos amarnos.

    Conversemos de estas cosas forjadas en el alma

    a yunque de deseos perpetuados.

    Hablemos, te digo, de este momento único

    No tendremos después que arrepentirnos.

    Te llenaré de palabras secretas

    que excitarán tus sentidos.

    Te abrirás a mis versos, recibirás mis dones.

    En perfecta quietud te quiero, con los ojos cerrados.

    Sólo atiende a mi voz que te acaricia

    con lenguaje nuevo penetrando en tu sangre

    encendiendo tus letargos y ansiedades.

    Hablemos de besos indecentes

    lanzados a las convocadas cavidades de tu cuerpo.

    Tiéndete puente de mis arrebatos

    y tus culminaciones.

    Lo transitaremos lento,

    tenemos la eternidad para encontrarnos

    y

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