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La vida continúa
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Libro electrónico334 páginas5 horas

La vida continúa

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En ocasiones tenemos que enfrentarnos a experiencias traumáticas que sacuden hasta lo más profundo los cimientos de nuestro ser.
Es precisamente en estos momentos de profundo dolor que nos aferramos al bagaje de valores que la vida nos ha dado, las enseñanzas de nuestra familia, la educación, el apoyo de quienes nos rodean, la ayuda sobrenatural de Dios. 
En La vida continúa hablamos de enfermedad, homicidio, desempleo, divorcio, cáncer, agresión familiar, despojo, soledad, invalidez y muerte, para probar que el dolor se puede sobrellevar y que la muerte no es el final. 
Hay un mensaje preciso e intenso detrás de las palabras de la autora: “Mi mamá decía que cuando compartes un conocimiento lo multiplicas, y Doña Hilda Salazar ha sido la mujer más valiente, más íntegra y amorosa que he conocido; tanto su vida como la de su padre fueron un ejemplo para todos. Antes que el olvido borre todos los tesoros aprendidos de ella para enfrentar la adversidad, yo también quiero multiplicarlos para ayuda de muchos y para mi propia reconciliación con la vida.”

La Doctora Hilda María Pérez Salazar nació en San José, Costa Rica, el 18 de agosto de 1959. Se graduó como Médico General en la Universidad de Costa Rica en 1982 y completó sus estudios de Especialista en Pediatría en el Sistema de Estudios de Posgrado de la Universidad de Costa Rica en 1986.
Junto con su madre, la profesora Hilda María Salazar Barquero, ha publicado 3 libros sobre Teología Bíblica: Como quiere Dios que su pueblo actúe, Mesías las profecías y La historia del Mesías.
Su práctica profesional en medicina, su interés en temas bíblicos, religiosos y teológicos y su preocupación por los problemas de nuestra sociedad le han permitido tanto a ella como a su madre, plantear ideas para modificar la conducta de una sociedad invadida por agresiones contra niños, mujeres y personas en desventaja social, por su edad, discapacidades y condición socioeconómica.
Plantea un libro de denuncia contra la injusticia y en su tema principal pretende brindar apoyo a todo aquel que ha sufrido una pérdida, el duelo por la muerte de un ser querido. Su enfrentamiento personal con el manejo del paciente que ha sufrido un Evento Vascular Cerebral y el sufrimiento que conlleva la pérdida de un ser amado le permiten abordar el problema desde una visión realista, pretende informar sobre el problema para prevenirlo en quienes todavía es posible, y aumentar los conocimientos de quienes tienen en sus manos a un enfermo en estas condiciones.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento30 ene 2024
ISBN9791220149266
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    La vida continúa - Hilda María Pérez Salazar

    Prólogo

    La violencia contra la mujer, la agresión familiar, la enfermedad, el manejo del enfermo con un evento vascular cerebral, el acoso, el perder a un ser amado, las consecuencias para la salud del estilo de vida, la aterosclerosis, son tratadas en este libro con el objetivo de que nuestra sociedad luche un poquito más para prevenir estos flagelos, y cuando esto ya no es posible, queremos ser una guía para el restablecimiento personal. Podemos resumirlo en dos palabras: Niña levántate.

    Introducción

    Cada amanecer es un regalo de Dios que nos ofrece mil tesoros escondidos, es injusto pensar que será como todos los días, tal vez monótono o aburrido. Si abrimos bien los ojos descubriremos el mapa del tesoro, algo nuevo que aprendemos, un misterio que descubrimos, una lágrima de amor o tal vez la oportunidad de mejorar la vida de otros.

    En medio del dolor y la soledad nuestra existencia tiene propósito, no importa lo precaria que sea nuestra situación. Nos sorprenderá el atardecer sin darnos cuenta de que lo que sembramos está dando cosecha.

    El deber del sobreviviente es preservar el legado que la vida nos ha enseñado para que aquellos que lo reciban después se beneficien de esa cosecha.

    Estas son las clases de una coach, como dicen ahora, para la restauración física, emocional y espiritual de aquellos que necesiten esa mano amiga ya intangible, pero que siempre, siempre nos amará.

    Esta bella señora se llama doña Hilda María Salazar Barquero, nació el lunes 14 de diciembre de 1936, en Guadalupe, aquí en San José; y ella es la coach y es mi mamá.

    De las inyecciones siempre recuerdo el dolor, pero salvan la vida, así los sufrimientos.

    Capítulo 1: Sin despedida

    Todo terminaría el 18 de marzo del 2018, pero gracias a Dios no fue así. Doña Hilda había sufrido un Evento Vascular Cerebral (EVC) en tico: un derrame. Tenía 81 años y 4 meses. Para algunos médicos era una paciente que había que dejar ir, pero no eran esos los planes de Dios. No fue el cuadro típico de los libros de medicina donde se te cae un párpado, hablas mal, y no tienes fuerza en una mano o un pie; en esos casos hay que correr al hospital porque tienes 4 horas y media para frenar el avance del infarto cerebral.

    Mami empezó muchos meses antes, por lo menos desde noviembre 2017 con debilidad, un cansancio extremo por lo que la vieron varios especialistas y ninguno encontraba la causa. Tiempo antes había perdido la capacidad de retener en su memoria algunos eventos recientes. Fue en enero que el cuadro parecía claro; me llamó en la noche diciéndome: Que cuarto tan sucio y desordenado. Yo le dije: ¡Pero es tu cuarto! ¿No es un hotel en Madrid? me preguntó. Aquí hay que aclarar que fuimos viajeras frecuentes a Tierra Santa y generalmente hacíamos una parada en Madrid, el color del cuarto era similar al del hotel en Madrid.

    Realmente me asusté y al querer levantarse no podía apoyarse bien en la pierna izquierda. Tenía la presión alta, le di los medicamentos y se sentó en un aposento de la casa que ella, desde hace muchos años quiso dedicar a nuestro Señor Jesucristo, allí tiene copias del negativo del Sudario de Turín y le dedicó un altar, una camita, agua y pan sin levadura, como en el Templo de Salomón. Todos los días orábamos en la mañana y en la noche y leíamos la Biblia en ese cuartito más de una hora, allí todo le era familiar. La crisis pasó, a eso se le llama un ICTUS y su característica es precisamente que es pasajero. Fuimos a emergencias y resulta que el aparato para hacer Tomografías Axiales Computarizadas estaba malo para variar, así que la llevaron hasta el hospital de Cartago para hacerlo. Al regresar el neurólogo lo vio y no le pareció que hubiera nada raro, quería internarla para controlar la presión y el azúcar, pero le dije que yo la cuidaría; la verdad es que no le gustaba estar internada y yo soy pediatra, médico, al fin y al cabo. Desgraciadamente no imprimieron la tomografía.

    Un mes después por más que la buscamos no apareció y tuvimos que ir a buscar una copia a Cartago, fuimos las dos, nunca nos separábamos. Recuerdo aquella mañana de febrero, el cielo estaba precioso y caminamos del Hospital Calderón Guardia a los buses de Cartago, yo sentía que era una despedida, un adiós a la vida. Al regresar a San José pasamos a una cafetería y no pudo sostener la bandeja en la mano, no tenía fuerza.

    Fuimos empeorando, la falta de fuerza era tal que le costaba levantar la cabeza, buscamos un neurólogo privado; a este le pareció que podía ser Miastenia Gravis, una enfermedad caracterizada por falta de fuerza muscular, le indicó unas pruebas para evaluar la conducción neuromuscular. Salimos casi a las 9 de la noche de la Clínica Bíblica, no quería ir en taxi, pero le asustaba la zona solitaria, ¡Dios mío como corrió hasta la iglesia del Carmen para coger el bus! Creo que fue un jueves, al lunes siguiente ya no podía caminar bien, fuimos a otro hospital y se evidenció una enorme lesión por infarto cerebral en el hemisferio derecho, no le ofrecían medicamentos para deshacer el coágulo responsable de ocluir el vaso enfermo, era la arteria cerebral media derecha, pues había pasado mucho tiempo, después de 6 horas del inició de un infarto no se pueden dar sustancias trombolíticas (destructoras del coágulo) pues el riesgo de una hemorragia intracraneal es muy alto y con altas posibilidades que sea mortal, estaba desesperada en emergencias, horas sentada en una silla de ruedas, aquella aglomeración de gente y sin esperanzas de que le ofrecieran una cama, el tratamiento en estos casos es Aspirina, Clopidogrel, reposo, controlar presión y azúcar, luego rehabilitación; yo lo sabía, pero decidí llevarla a casa y atenderla allá.

    Un par de días en casa y ya no pudo caminar del todo, tuvimos que volver al Calderón, esta vez la internaron, estaba totalmente consciente y entendía todo lo que pasaba con ella y a su alrededor. Me permitieron estar con ella pues se angustiaba si no sabía dónde estaba yo, no por ella sino por mí. Al día siguiente llevamos el segundo TAC, había además del infarto mayor muchas lesiones dispersas llamadas infartos lacunares, el tercer día nos dieron salida, pero algo pasó, no despertaba, tenía intenso dolor en la pierna izquierda y le indicaron un analgésico fuerte, era dolor neuropático, ya no movía el lado izquierdo, estaba en un estado semi comatoso, insistieron que era por el analgésico y nos mandaron a casa. No le dieron ningún medicamento, ni me instruyeron sobre nada acerca de su atención; supongo que, por ser médico, pero a los médicos no se nos instruye en la atención de pacientes con parálisis, eso se lo enseñan a las enfermeras, no a nosotros.

    Dios no nos pide nada que Él no nos haya dado. No nos pide nada a lo que Él mismo no haya renunciado antes.

    Mami entró al hospital comentando las noticias del día, cuidándome, atendiendo todas sus necesidades, preocupándose por todo, dirigiendo todo y salía 3 días después sin poder levantarse, no podía sostener la cabeza, ya no sabía ni donde estaba ni quien era yo. Los médicos dijeron que a raíz del infarto cerebral quedó con Demencia Vascular. Lo peor de todo es que ella era la que siempre sabía cómo resolver los problemas y a mis 59 años viví siempre apoyada en sus decisiones, siempre sugería y opinaba y siempre me tomó en cuenta, pero ella cargaba con la responsabilidad. Ya fuera que presentara un recurso de amparo o reparara un tubo roto del sanitario yo estuve allí para decirle: ¿te ayudo?; eso me permitió aprender a enfrentar la vida con la experiencia de Mami.

    Capítulo 2: ¿Dios mío por qué?

    Un tiempo antes habíamos hecho un estudio sobre el libro de Job, el Job de la Biblia al que todo se le arruinó. Sus hijos fueron muertos, sus propiedades destruidas y sobre él cayó una plaga de sarna maligna que lo hacía rascarse con un tizón. La Biblia explica que un día que se reunieron los hijos de Dios en el cielo, Dios exaltó la obediencia y lealtad de Job, el Maligno quiso demostrarle a Dios que la lealtad de Job solo se debía a que lo había bendecido mucho, pero que, si le quitaba la bendición, Job renegaría de Dios, y así comenzó la prueba. Job nunca maldijo a Dios, pero en el libro están todos los interrogantes del hombre ante la injusticia y como siempre, se responsabiliza a Dios por nuestras desgracias. No fue Dios quien causó las desgracias de Job, pero la pregunta es ¿por qué Dios no evita nuestro sufrimiento?

    Doña Hilda estaba experimentada en quebrantos, y sabia para resolver entuertos, pero como ser humano y como mujer sin riquezas materiales estuvo muchas veces entre la espada y la pared. Cuando mi abuelo murió asesinado nos quedamos solas yo tenía 8 años, ella gravemente enferma se enfrentaba al problema de dejarme sola en el mundo, hablamos de 1968. Siempre había sido buena cristiana, pero a partir de ese momento empezaron a ocurrir cosas inexplicables. Unos meses antes del Evento Vascular Cerebral que Mami sufrió el 18 de marzo de 2018; habíamos hecho una muy pequeña recopilación de esas cosas inexplicables, sólo las más notables, pues cada día salimos adelante sin tener capacidad para lograrlo.

    He aquí el resumen que Mami hizo:

    Ocurrió hace 40 años en 1977. Durante años mi intestino sufrió de terribles espasmos que me sorprendían en cualquier lugar, a cualquier hora, el dolor era tan intenso que tenía que llevar mi bolso lleno de inyecciones, pastillas y supositorios de potentes analgésicos. Los médicos hicieron muchos estudios: ¿Un vólvulo? ¿Un cálculo renal? ¿Pancreatitis tal vez? Una noche el dolor fue particularmente intenso, no cedía con nada, recuerdo que me senté y le dije a Dios No me falles ahora, no puedo más con este dolor y mi hija se queda sola, junto a mi estaba una pared de ladrillo, la habitación estaba totalmente oscura, no podía llamar a mi hija, ni encender la luz por el dolor. No sé por qué levanté la vista y vi que la pared había desaparecido y se aproximó hacia mí Nuestro Señor Jesucristo. Yo le vi, con sus manos extendidas a los lados de su cuerpo, pude ver las cicatrices de los clavos en las muñecas, ¡de Él manaba una dignidad tan grande!, vestía una túnica blanca de mangas anchas, su cabello oscuro hasta los hombros, con carrera al centro, sus ojos color caramelo oscuro, se aproximó hasta la mitad de mi cuerpo, mi pierna y brazo derecho desaparecieron, así tanto se aproximó. Le dije atropelladamente: Ya no puedo más con este dolor y mi hija queda sola. ¡De Él emanaba una dignidad tan grande!, no era luz ni rayos brillantes, a pesar de lo oscura que estaba la habitación, pude contemplar su rostro y hasta el tejido de su túnica. Súbitamente desapareció y con Él, mi dolor para siempre. Cuando me pude levantar, llegué hasta donde dormía mi hija, ella despertó sobresaltada oyéndome repetir: oh Dios, oh Dios, le pedí que encendiera la luz y me vio totalmente lívida, como si no tuviera sangre en el cuerpo, toda yo estaba empapada en un sudor frio, salado y pegajoso. Me recosté, ella pensó que era otra vez mi cólico y me ofreció todo el arsenal de medicamentos, mas ya no era necesario. Desde ese día nunca más volvió el dolor. Hoy tengo 80 años y desde mi encuentro de aquella noche con Nuestro Señor Jesucristo, tengo que testificar que no nos ha dejado solas, ni a mi hija, ni a mí. Aquella experiencia me ha ayudado a entender muchas cosas. Dicen los evangelios que el día de la resurrección de Cristo, las mujeres que fueron a ungirlo, se preocupaban por: ¿Quién nos removerá la piedra de la tumba? La piedra estaba corrida para que ellas pudieran entrar y ver la tumba vacía; no para que Jesús saliera. En mi casa, las paredes de ladrillo y concreto desaparecieron de la misma manera, la noche en que Nuestro Señor Jesucristo vino a sanarme para siempre de aquel espantoso dolor. Los muros de la tumba no podían retener a Jesús, desaparecieron para que Nuestro Señor Jesucristo pasara. Dice además el evangelio que: Entró donde estaban los discípulos, estando las puertas cerradas, mas no era un espíritu, pues lo vieron comer y lo tocaron. La explicación está en el 1er capítulo del Génesis: Creó Dios lo cielos y la tierra; Dios ya existía antes que la materia. Dios es Espíritu y los que lo adoran, es necesario que le adoren en espíritu y en verdad. Juan.4. Dios puso leyes al mundo material y por eso existe. Para la materia existe tiempo, espacio y orden. Cuando Dios creo al hombre, mezcló en un solo ser sus creaciones material y espiritual, el ser humano es hecho de materia temporal y tiene el soplo del aliento eterno de Dios, tiene espíritu que es eterno, no es afectado por las leyes de la materia. Si seguimos leyendo hasta Génesis 3.15, vemos que Dios sentenció a la serpiente que había tentado a Eva y había hecho que ella y Adán desobedecieran a Dios, como castigo a su terrible deslealtad Dios pronunció una sentencia: Y pondré enemistad entre tu descendencia y la descendencia de la mujer, ella te aplastara la cabeza y tú le herirás el calcañar. Aquí dice que un descendiente de Eva destruiría al maligno. Pensar que un humano podría destruir al maligno, que es un espíritu no es comprensible, solo Dios puede. Desde el principio de la Biblia Génesis 3.15 Dios anuncia que Él mismo como hombre sometido a las limitaciones de la materia, sacrificaría su vida temporal, para salvar a sus hijos humanos del poder del enemigo. Isaías 45.14-15 Ciertamente en ti esta Dios y no hay otro fuera de Dios. Verdaderamente tu eres Dios que te encubres, Dios de Israel que salva. Es como si en una fábrica de perfumes tomaran de un tanque de 1000 litros donde está el perfume más fino y pusieran en un hermoso frasquito donde sólo caben 10ml, ambos son igualmente el perfume más fino. La Biblia narra toda esta historia hasta la resurrección de Cristo y el inicio de la predicación del evangelio.

    Estos primeros 40 años que Dios me ha regalado trajeron innumerables bendiciones. Como católica jamás me hubiera atrevido a leer la Biblia, los sacerdotes decían que leerla era pecado de excomunión, sin embargo, a mi hija le pidieron en el colegio un Nuevo Testamento para sus clases de religión, luego me pidió la Biblia completa.

    Fue en una Biblia en inglés de la Conferencia Episcopal de USA donde leímos que desde 1943 en la Encíclica Divino Aflante el papa Pio XII ordenaba que se enseñara a todos los católicos a estudiar la Biblia, a respetarla y tenerla en el hogar. ¿Qué pasó? ¿Por qué los sacerdotes no nos enseñan? La Biblia me mostró el amor de Dios. Hoy los hombres hablan de derechos humanos. Derecho a la vida, a la verdad, a la propiedad, a la familia, al trabajo, al salario justo, al reposo semanal, derecho a creer en Dios. El respeto al derecho ajeno permite que haya paz, ninguna sociedad puede sobrevivir sin respetar los mandamientos de Dios. Todo esto y mucho más se enseñó a los hebreos, pueblo que Dios adoptó y educó para venir a ser, Él mismo, un humano más en el mundo, no era un pueblo con méritos especiales sino educado por Dios para ser testigos ante toda la humanidad de la realidad y el amor de Dios. Aquellos 10 mandamientos son la mayor declaración de derechos humanos y el principal mandamiento Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas, te da la fuerza, voluntad y obligación de guardar todos los otros mandamientos, o sea amar al prójimo como a uno mismo.

    En 1986 habríamos viajado por primera vez a Europa y visitamos Turín, para ver la Sábana Santa. Al pie del cofre de plata, mi hija y yo llorábamos y le dije Señor si este es tu Sudario auténtico, quítame el miedo. Este miedo era fruto de una vida de agresiones constantes, cuando volvíamos de Turín, la paz me invadió, el Señor me había quitado todos los resentimientos y con ellos se fue el miedo. El Señor me liberó. En 1991 publicamos el libro Como quiere Dios que su pueblo actúe. En 1998 publicamos La Historia del Mesías.

    Viajamos a Jerusalén antes del año 2000, el vuelo partía de San José Costa Rica con cambio de avión en Miami y de allí a Madrid y luego Tel Aviv. Antes de llegar a Miami el avión súbitamente se volvió de lado, voló un trecho con el ala izquierda hacia abajo, el piloto logro enderezarlo y de pronto cayó en vertical a toda velocidad, no en picada, sino recto como iba, pero no avanzaba, solo caía. Nadie se movía ni respiraba, yo grité: Jesucristo y en ese momento el avión dejó de caer, avanzó hacia adelante y no cayó más, aterrizamos con bien, sin fuerza en las piernas y proseguimos nuestro viaje.

    Dios nunca me ha dejado, en agosto 2003 me avisó que tenía un cáncer de seno, leí muchos artículos sobre cáncer de seno en esos días, Dios tuvo la misericordia de permitir que en un sueño mi papá, don Juan Salazar que había fallecido 35 años antes, me alertara sobre la existencia de un cáncer de seno que yo misma sufría y cuya existencia ignoraba. Yo no entendí de momento, más accidentalmente me golpeé, me di un manazo y sentí el tumor del tamaño de una nuez. El 5 de septiembre 2003 me realizaron la mastectomía radical modificada, no acepte cuadrantectomía la biopsia resulto espantosa, un cáncer de 1.3 cm, terriblemente indiferenciado (agresivo) y positivo para receptores Her 2 positivo tres. En ese momento este cáncer se trataba con Herceptin, pero se le daba únicamente a pacientes con metástasis, hoy se les indica a todas las pacientes sin importar el estadio. El oncólogo no sabía que darme pues yo tenía el hígado muy lesionado por esteatosis severa con fibrosis incipiente, lesiones arteriales por aterosclerosis y el corazón con ocasionales problemas. Le pedí un mes para ir a Jerusalén una vez más y me dijo si no está aquí el 5 de octubre no le doy nada. El 5 de octubre salimos de San José Costa Rica para Jerusalén y el 10 de octubre sin poder mover bien el brazo por el intenso dolor me recosté sobre la roca que está frente al altar de la Basílica de Getsemaní, diciéndole al Señor: Padre si quieres pase de mi esta copa, mas no se haga mi voluntad sino la tuya … Han pasado 14 ½ años.

    En el cumpleaños # 51 de mi hija le preparé un almuerzo de fiesta, al servir el postre sentí que me moría, ella me tomó la presión, tenía una arritmia cardiaca, yo solamente me sentía mal, mas no percibía ni dolor, ni palpitaciones. Tras un mes de estudios inicié el tratamiento antiarrítmico, mi colesterol total no era demasiado alto pero el colesterol malo representaba un gran porcentaje del total y el bueno (HDL) estaba muy bajo. Mi glicemia también habría sido manejable pero la hemoglobina glicosilada estaba alta, ya tenía lesiones ateroscleróticas en las piernas no podía caminar mucho, pues el dolor por falta de irrigación en las piernas me obligaba a detenerme a menudo. Era agosto del 2010 y mi corazón estaba sufriendo por tanta injuria. Nunca se documentó infarto, pero si isquemia de esfuerzo. El cardiólogo me trató por todos los problemas y en octubre 2010 estaba yo en Jerusalén (el cardiólogo no lo supo).

    En noviembre 2011, hicimos un programa de radio Catedra para la vida, solo duro un mes, pues era un gran esfuerzo, además queríamos ir en Navidad a Tierra Santa y un tráfico llegaba a hacer partes por estacionar en una calle cerrada de 50m frente a la radioemisora, él nos echó.

    En agosto 2012 mi hija soñó con mi papá don Juan Salazar, él se introducía solo en un ataúd, ella entendió que era ella quien estaba arriesgando su vida. Lo único que tenía desde el año 2000, era un enorme quiste de ovario de aspecto benigno que por miedo no quería operar. Consultó y le dijeron que no debía dejarlo más. Un cirujano le indicó entre los estudios preoperatorios un TAC de abdomen: Se observa masa tumoral multiquística de 5 cm en el cuello del páncreas que infiltra grasa periantral. Era su sentencia de muerte, la imagen sugería un adenocarcinoma de páncreas. Un ultrasonido posterior demostró que la grasa periantral no estaba adherida al tumor. La operaron el 4 de diciembre de 2012, resultó ser un cistadenoma seroso tumor benigno que cuando mide más de 5cm se maligniza. El de mi hija medía 4.8cm. Tras la operación ella perdió 5 kilos y yo perdí 10 kilos. Gracias a Dios aún está conmigo. Después de estas experiencias he podido dejar los medicamentos antiarrítmicos, me operaron la vesícula y las cataratas.

    Mi papá me decía: Busque a Dios, Dios tiene más que darnos, que nosotros qué pedirle, él desarrolló una amistad especial con Dios, antes o después de su trabajo pasaba a la iglesia a acompañar al Santísimo un momento. Siempre lo encontraba solo. Me insistía que pasara a visitar al Santísimo porque él no podía por el trabajo, muchas veces despues del colegio lo encontré de rodillas frente al Santísimo, era nuestro punto de encuentro, a los pies de Nuestro Señor Jesucristo. Cuando partió con el Señor, encontré en su bolsa esta oración: No te preocupes hoy por lo que pueda suceder mañana el mismo Padre Eterno que te cuida hoy te cuidará mañana y cada día, ya te liberará del sufrimiento o te dará fuerza inagotable para soportarlo, Jesús, María os amo, salvad almas.

    Si papito, siempre tienes razón, es verdad. Gloria a Dios Nuestro Señor, amen.

    El gran misterio de la humanidad es: ¿Cómo Dios nos ama siendo pecadores? En los salmos de angustia se alaba a Dios porque por su misericordia no hemos sido consumidos.

    Es verdad, Dios no produjo el derrame de Mami, entonces ¿por qué? El enemigo tiene un nombre feo se llama ATEROSCLEROSIS.

    La vida se sostiene por el equilibrio delicado de millones de reacciones químicas diseñadas por Dios para permitirnos existir, movernos, pensar, interactuar y hasta echar a perder el mundo. Una función vital es llevar oxígeno a todas las células de nuestro cuerpo y liberarlo de las toxinas de desecho del metabolismo celular. Nuestra sangre llega desde las venas y capilares de todo el cuerpo hasta el lado derecho del corazón, este es una bomba pequeña fundida en una unidad con el lado izquierdo. La sangre pasa del ventrículo derecho del corazón a los pulmones donde pierde dióxido de carbono y se llena de oxígeno, luego esa sangre pasa al ventrículo izquierdo que es una potente bomba encargada de impulsar la sangre oxigenada desde el último cabello hasta la punta del pie, en reposo o en ejercicio, en salud y enfermedad. Las arterias que salen del corazón están llenas de células musculares, tienen que generar cierto grado de resistencia para facilitar la función del corazón de bombear sangre limpia a todos los tejidos, como cuando tapamos una manguera con el dedo para que el chorro de agua llegue más lejos. Estos músculos arteriales pueden llegar a crecer y fortalecerse más de lo debido, produciendo endurecimiento y aumentando innecesariamente el trabajo del corazón. Factores que contribuyen a esto son la hipertensión arterial HTA, las sustancias que se liberan en el stress, las sustancias contenidas en los cigarrillos como la nicotina y otros. Todo esto produce endurecimiento arterial y arteriosclerosis.

    Arteriosclerosis es una alteración vascular que se caracteriza por el endurecimiento, aumento de grosor y pérdida de elasticidad de las paredes arteriales, el exceso de colesterol en la sangre produce arteriosclerosis. Una parte de la arteriosclerosis es la ATEROSCLEROSIS que no es exactamente lo mismo. La Aterosclerosis aparece por la acumulación de una sustancia pegajosa llamada PLACA (Ateroma) bajo la capa íntima de una arteria (las arterias tienen 3 capas: la íntima que está en contacto con la sangre, la muscular que le da fuerza y la adventicia que la separa de los otros tejidos) entre la íntima y la muscular se acumula la placa). La placa de aterosclerosis es la principal causa de muerte en el mundo. Mata más gente que el cáncer o la guerra; tememos al cáncer a la enfermedad ateromatosa no, sin embargo, la aterosclerosis se puede prevenir y retrasar la aparición de los daños que provoca. La placa está formada por colesterol, grasas, células sanguíneas y otras sustancias que se acumulan y estrechan la luz de las arterias obligando al corazón a bombear con más fuerza para vencer la resistencia. Esto daña el corazón y reduce el suministro de sangre con alto contenido de oxígeno a los tejidos. Puede afectar cualquier arteria, pero las arterias del corazón, cerebro, brazos y piernas, pelvis y riñón son las que sufren mayor perjuicio. Si la PLACA se rompe hace que se produzca un coágulo que puede bloquear completamente la arteria o se desprende y se traslada hacia otro órgano. Las consecuencias de esto son el infarto de miocardio, el Evento Vascular Cerebral, la demencia vascular, la isquemia (falta de sangre) de extremidades que puede conducir a gangrena y amputación y la insuficiencia renal que empeora la hipertensión.

    La PLACA se inicia con el daño de las arterias, los hábitos poco saludables lo favorecen. Al haber lesión las células inflamatorias llegan y liberan sustancias para limpiar los daños, pero esas señales hacen que el Colesterol y los desechos se acumulen en el punto dañado. Esa acumulación hace que lleguen más glóbulos blancos (células inflamatorias) que comen colesterol y se agrupan y forman la PLACA. Los factores de riesgo que favorecen este proceso son los cigarrillos, no hacer actividad física, Hipertensión Arterial HTA, Diabetes Mellitus DM, síndrome metabólico (elevación de colesterol y triglicéridos etc.), comer alimentos con grasas saturadas, los antecedentes familiares, enfermedades inflamatorias como artritis y psoriasis, edad avanzada. El riesgo aumenta en hombres después de 45 años y en mujeres de más de 55 años, pero se ha visto PLACA en niños obesos de 3 años. Uno de los daños más frecuentes es la lesión de la válvula aórtica del corazón; esta estructura de ingeniería milagrosa diseñada por Dios para que cuando la sangre sale a presión desde el ventrículo izquierdo hacia la arteria aorta que tiene forma de bastón y tiene que vencer resistencia no se devuelva de nuevo al ventrículo. Además, la válvula aórtica está formada por 3 valvas, como tazoncitos a donde llegan las arterias coronarias que se abastecen de sangre oxigenada que se ha acumulado en esos tazoncitos. Si la válvula aórtica está endurecida o estrechada por la aterosclerosis las coronarias tienen dificultad para llenarse y oxigenar al músculo cardiaco.

    Hemos pues identificado al villano, Mami tenía todos los antecedentes que favorecieron este Evento Vascular Cerebral, hipertensión de años, diabetes, colesterol elevado que se empezó a controlar cuando ya estaban establecidas la aterosclerosis de las piernas y la arritmia del corazón, así como la doble lesión aórtica y la lesión renal. Vivió siempre bajo un alto stress sicológico y físico, tuvo ovarios poliquísticos y el antecedente familiar de mi abuelo que también tuvo aterosclerosis y resistencia a la insulina, lo único que no hacía era fumar.

    En el primer momento de desesperación y durante un período de conciencia Mami dijo:

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