Las caras de la esperanza
a sido una larga batalla, es toda una guerrera que ha vencido a la enfermedad, se enfrenta a un enemigo poderoso... ¿Te das cuenta? Siempre nos referimos al cáncer con un lenguaje bélico, y eso hay que cambiarlo, porque parece que no nos hacen daño las cosas sino la idea de las cosas. Debemos empezar a llamarlo por su nombre y acabar con eufemismos y metáforas», abre fuego Sandra Ibarra (Medina del Campo, Valladolid, 1974). O, mejor dicho, rompe el hielo, en este encuentro con seis con mujeres que no lo han tenido fácil, pero –aunque no le guste el verbo a esta modelo, escritora y empresaria– lo han peleado, y son todo un ejemplo de esperanza. «Deberían dejarnos de pintar como personas con cara de pena y sin pelo. No sufrimos un cáncer, podemos elegir padecerlo o vivirlo, porque las cosas que no nos gustan también son parte de la vida. Y yo soy partidaria de que lo que me duela que
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