Código Celuvaris: Código Celuvaris
()
Información de este libro electrónico
Relacionado con Código Celuvaris
Libros electrónicos relacionados
Guerrero espiritual Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Memorias de noche y niebla Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPor si acaso: Autobiografía Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCuando resistir es vencer Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesBarraca y tangana: Crónicas Calificación: 2 de 5 estrellas2/5Sigue la mala vida Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El hombre de los dos nombres Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCrónicas Vedadas: Radiografía de una elite impune Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSueños de escarabajo: Antología de cuentos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl verdadero Pablo: Sangre, traición y muerte... Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La felicidad del sordo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa caja. Crónica de un secuestro de 290 días Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Cárceles sin rejas: La historia real de Mónica O. Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Siempre quiso ser un travesti y llamarse Vianka Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesTerminal: Cómo renacer después del fin Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl conspirador Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl sonido de las llaves Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMemorias de un inocente en el infierno Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesTerror en la Isla: Thriller psicológico (Novela de misterio y suspenso) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl gol que me falta Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl fuego y el combustible Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHaceldama Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Cadena Del Delito Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La suerte del presidente Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLo prohibido Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Historias errantes de almas pertubadas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCon la muerte a cuestas: Apartes de una guerra: Medellín Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesFuga del paraíso Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesTeoría de las sombras Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Pesadillas De La Guerra Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Ficción general para usted
La Divina Comedia Calificación: 5 de 5 estrellas5/5EL PARAÍSO PERDIDO - Ilustrado Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Crítica de la razón pura Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Cuentos para pensar Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Meditaciones Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Esposa por contrato Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Si te atrevieras a quererme... Calificación: 5 de 5 estrellas5/5100 cartas suicidas Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Arsène Lupin. Caballero y ladrón Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Leviatán - Espanol Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La llamada de Cthulhu Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Vaya vaya, cómo has crecido Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Mitología Maya: La sabiduría divina Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La riqueza de las naciones Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Rebelión en la Granja (Traducido) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La parábola de los talentos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Poemas de amor Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Fortuna Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La milla verde (The Green Mile) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Crimen y castigo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Orgullo y Prejuicio Calificación: 5 de 5 estrellas5/5¿Cómo habla un líder?: Manual de oratoria para persuadir audiencias Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Alicia en el País de las Maravillas & A través del espejo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Las 95 tesis Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Reto de valientes: El honor comienza en el hogar Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Grandes esperanzas Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El libro de los espiritus Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La casa encantada y otros cuentos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El mercader de Venecia Calificación: 4 de 5 estrellas4/5
Categorías relacionadas
Comentarios para Código Celuvaris
0 clasificaciones0 comentarios
Vista previa del libro
Código Celuvaris - Cristopher Johnson
Mi pasado me condena
Mi nombre es Otaru Namiya y soy un jugador profesional. Actualmente vivo en la ciudad de Sevilla. El verano había puesto a prueba mi resistencia física con temperaturas que bordeaban los 41°, y que no se dignaban a bajar ni siquiera durante las noches. Los futbolistas esperábamos que terminara el mes de julio para jugar la próxima temporada.
Si bien he pasado por situaciones que uno podría llamar difíciles, hasta ahora me mantenía saludable, completamente enfocado en los retos que tenía por delante. Las experiencias traumáticas aún no me superaban. Sin embargo, casi toda mi familia fue asesinada por el frío guante de las mafias japonesas. Cuando cumplí catorce años, mi madre decidió sacarme de ese mundo a pesar de que pagaba las cuentas, y entonces el clan Tanase mató a mis padres y a una de mis hermanas durante un atentado en la aduana, mientras la otra —llamada Cereza— resultó gravemente herida. Con el tiempo descubrí que esta bomba solo tuvo como finalidad hacerme entender lo frágiles que éramos. A Cereza le amputaron la pierna derecha y lo demás quedó aparentemente en el olvido: la policía nunca investigó nuestro caso por temor a las represalias, ya que los narcos estaban por encima de ellos en la cadena de mando de Tokio. Este hecho me hizo madurar a la fuerza para hacerme cargo de la niña, que en ese entonces tendría unos siete años.
Por eso asumo que le he fallado a demasiada gente, y desde muy joven comprendí que nuestro pasado nos condena cuando nos quedamos de brazos cruzados ante la injusticia.
La ley del karma vive en mi pecho.
Ya llevaba dos años defendiendo los colores del Sevilla como volante central, aunque también podía hacerlo adecuadamente por la banda izquierda, ya que evolucioné como jugador ambidiestro. Por lo general prefería disparar al arco desde lejos. Mi camiseta llevaba estampado el número catorce y, como se dice en el camarín, cada partido era una batalla distinta.
Para ser franco, todo eso del fútbol me importaba un soberano carajo, dado que solo me interesaba salvar lo que quedaba de mi familia: Cereza, a quien le juré que siempre cubriría sus necesidades económicas. Mi talento nos había ayudado a sobrevivir en España, y esperaba que algún día en Inglaterra.
Cuando me ponía a reflexionar sobre mis errores pasados, asumía que muchos de ellos sucedieron por culpa de mi inmadurez. Yo era un pendejo que se creía perfecto hasta que ocurrió lo del atentado en Tokio. Después de eso comencé a vivir un proceso oscuro y solitario. Me costaba mucho confiar en las personas.
Pero finalmente comprendí que las desgracias no se desatan por arte de magia, sino que consisten en una sucesión de eventos que desembocan en algo terrible. Esta revelación me hizo sentir redimido, aunque todavía buscaba al culpable de aquellos crímenes. Por alguna extraña razón lo veía apuntando sus dardos hacia mi persona, pues ya conocía sus métodos para atraer a las ovejas descarriadas, por muy lejos que llegaran.
Siempre he tenido una teoría, aunque evitaré decir su nombre para no darle ningún crédito al hijo de puta asesino: a mí simplemente me usaron como cebo para que respondiera por todos sus crímenes. Pero salí más duro de roer de lo que él esperaba, y como medida de precaución aprendí a hacer contactos y armas hechizas, municiones y otras cosas por el estilo. Como decía mi padre, «hay que estar preparado para defenderse en este mundo de mierda».
En Japón la policía investigó nuestro caso de una manera muy peculiar que rayaba en la apatía, lo cual me obligó a enfrentar un duro proceso judicial que se extendió más de la cuenta. Pero como luego empezaron a fallecer los otros testigos, abandoné todo el asunto y escapé junto a mi hermana. Esto nos llevó a explorar posibilidades en lugares tan inesperados como Europa, donde fuimos recibidos por una desagradable ola de calor que nos obligó a ingresar por el noreste de Alemania, Holanda, Bélgica y Francia; todo en un buque de carga, viajando como polizones junto a una pila de pescados con olor a basura. Tuvimos la suerte de que el capitán no nos denunciara, y que su mujer, que era enfermera de una clínica española, nos tendiera la mano en ese momento tan crítico, ayudándome a aprender español para que no me deportaran.
Yo no iba a dejar que el puto destino me sometiera, ya que tampoco me consideraba una de esas personas a las que se les pasaba la vida. A pesar de lo sucedido, no renegaba del dolor y lo que sobrevenía de él, incluyendo la amargura, pues de ahí emanaba mi fuerza.
Si alguien supiera lo que tuve que hacer para limpiar mis papeles, estoy seguro de que me encerrarían en una de esas cárceles infranqueables, hechas para la escoria de la sociedad.
Lo confieso: sé quitar una vida. Hoy tengo veinticuatro años, pero ya me siento curtido por el fuego de la determinación, del empeño y el afán de ganar algo más que un partido.
Seré joven, pero también me considero afortunado, un superviviente de la adversidad. Y no me quejo, pues este partido recién comienza.
Lo demás llegará con el tiempo.
Capítulo I: La reunión
En Europa el fútbol se había tomado un merecido receso. Digamos que no se trataba de un buen período social, ya que la comunidad de Andalucía en Sevilla evidenciaba muchos prejuicios relacionados con temas religiosos. Había un grupo en particular que me daba pésima espina, y aunque no era mucho lo que se sabía con respecto a su procedencia, la mayoría estaba al tanto de su vínculo con el Dáesh, el Estado Islámico de musulmanes violentos.
Como los futbolistas profesionales nos veíamos forzados a cumplir con un estricto régimen y entrenamiento, tarde o temprano cayeron sobre nosotros los ojos de la milicia ibérica. Un día viernes recibí el llamado de una importante autoridad política, felicitándome por haber sobrevivido en el puto infierno para convertirme en