Solos o en compañía de otros
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Una nueva novela de Roberto Sánchez donde nada es lo que parece.
En junio de 2018 se localiza un yate varado en aguas internacionales. Está siendo consumido por el fuego. No hay rastro de sus tripulantes, los Vila Monsonís —una conocida pareja de abogados de Fotheringale—, ni del patrón del barco.
Desde ese momento, se abren todas las hipótesis sobre qué ha podido ocurrir en alta mar. No hay testigos.
El caso genera muchísima expectación mediática dada la relevancia de los protagonistas y sus conexiones con el mundo empresarial y político de ese remoto paraíso fiscal.
Poco a poco iremos conociendo el desarrollo de la investigación a partir de tres ejes: una película documental del género true crime sobre los hechos, el manuscrito de un thriller firmado con pseudónimo por alguien muy próximo a la familia, y el testimonio de Ramón Santolaya, un escritor y diplomático español en quien el presidente de la república de Fotheringale confía para que descubra qué pasó realmente con sus amigos.
Sobre el autor:
Roberto Sánchez Ruiz es un periodista radiofónico español. Es autor de las novelas Asesinos de Series, Líneas cruzadas, Noche en vela, El Crítico, Quienes manejan los hilos, Salvarás a mis hijos, Sentada al borde de la cama o El Mundo sin cartas de amor, así como de la serie de libro juegos de historias de misterio, El Juego de los detectives, surgidos del programa Si amanece, nos vamos, que creó y dirige en la Cadena SER.
Roberto Sánchez Ruiz
Roberto Sánchez is a Spanish radio journalist. He is the author of the novels Líneas cruzadas, Noche en vela, Asesinos de Series, Salvarás a mis hijos, Quienes manejan los hilos, Sentada al borde de la cama, El Mundo sin cartas de amor, Solos o en compañía de otros, and the series of book-game mystery stories, La Noche de los Detectives, (Playing Detectives) which originated from the program Si amanece, nos vamos, which he created and directed for 18 years on Cadena SER. What they have said about Asesinos de Series: «It provides a disturbing perspective on the mix between reality and television fiction, with unexpected twists and surprises worthy of the best script».- Carles Francino «An entertaining and very curious novel in how it weaves its plot with fictional series». - Adivina quién lee.
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Solos o en compañía de otros - Roberto Sánchez Ruiz
1
Solos o en compañía de otros /
True Crime, 2021
La toma aérea se va aproximando a un yate varado en mitad de la nada que está siendo devorado por el fuego. Las olas rompen contra la parte del casco que, escorado, se resiste al inevitable final. Se mece al compás del envite, manteniéndose a flote a duras penas.
Ahora los graznidos de las gaviotas sobrecogen. Acuden atraídas por las señales de humo y después huyen despavoridas, despeluchándose en un aleteo nervioso, tiritando de pavor, advirtiendo la tragedia.
La voz del narrador nos cuenta que se trata del barco que Javier Vila y Esther Monsonís, los socios fundadores de la firma de abogados con mayor prestigio de Fotheringale, habían alquilado para celebrar sus bodas de plata.
No se hallaron sus cuerpos. Tampoco quedó ningún resto del tercer ocupante, el patrón del barco, Julio Sanagustín. Más tarde surgiría la duda sobre si con ellos viajaba una cuarta persona.
La grabación está hecha con las cámaras de rastreo instaladas en el helicóptero y en la lancha de rescate de los servicios de salvamento marítimo que acudieron a los pocos minutos de recibir el mensaje de socorro. Así quedó registrado en la madrugada del martes, 15 de junio de 2018, a las 6,22 hora local. La calidad del sonido es deficiente y se entrecorta:
«Barco ardiendo a la deriva... Ciento cincuenta millas... dirección noroeste. No veo personas. Nadie en cubierta» (...) May day. May day.»
Solo se logró salvar el esqueleto de la nave.
Habla a cámara un hombre de mediana edad.
Viste uniforme de un cuerpo policial. El rótulo lo presenta como experto en acústica forense de la Oficina Central de Investigación. Cuenta que, según la señal triangulada de los postes repetidores, el móvil desde el que se avisó del siniestro del barco en la costa de Martinica estaría situado en un punto cercano a Le Robert. Se había usado un teléfono con tarjeta de prepago, adquirido tres semanas antes en un locutorio de Curazao. El especialista también subraya que en la grabación se percibe una especie de eco de retardo, y explica cómo ese efecto les hizo sospechar que el aparato solo habría servido para rebotar una señal de peor calidad hasta allí, «una señal de onda corta, o tal vez la emisión propia de un walkie-talkie». Y añade que cada vez podemos saber más cosas de lo que nos dice una voz estudiando la forma del habla, la fonética, incluso los lugares donde se hacen algunas pausas. Y que con todo esto, así fue cómo se llegó a la conclusión de que probablemente estaban ante un varón de mediana edad, quizás educado en un lugar de África, en una colonia francesa.
Se repite de nuevo la grabación de la llamada que dio la señal de alerta. Se hace sobre las imágenes de google earth donde un dibujo simula cómo viajan las ondas del sonido desde Le Robert hasta la capital de Fotheringale.
Con el mismo fondo neutro, el de un telón de color verde muy oscuro que se ha utilizado para darle uniformidad a todos los testimonios, aparece sentado sobre la misma banqueta alta, un muchacho joven, de aspecto mucho más aniñado que la edad que debe de tener. Con el pelo ondulado y revuelto, gesto nervioso en unos labios que se muerde con frecuencia, y manos inquietas. Las utiliza para enfatizar lo que dice. También se restriega con ellas el mentón y los pómulos, como si fuera un tic del que no siempre es consciente. Sin embargo, tiene poso maduro en el habla. Se le presenta como Manuel Satué, cronista local, periodista del diario La Información.
«Me interesé por el caso desde el principio. Me impactó leer los urgentes que me llegaron al iPad, de madrugada. Me había pasado la noche en vela, estudiando para los últimos exámenes. Compaginaba la carrera con alguna asignatura que arrastraba de Informática.
»Todo el mundo sabía quiénes eran los Vila Monsonís, pero yo los conocía lo suficiente para que no me resultara impropio, por su estilo de vida, que hubieran querido celebrar así sus veinticinco años de casados. Ese tipo de excentricidades no están al alcance de cualquiera.»
Ha pasado muy poco tiempo, pero la estética del decorado, la iluminación, y hasta el estilismo del peinado de la presentadora dejan testimonio de que, como se lee en los créditos, las imágenes que vemos ahora son de archivo. Concretamente pertenecen al informativo del 16 de junio de 2018 en Fotheringale TV:
«Seguimos sin tener noticias sobre la suerte que pudieron correr los abogados y el único tripulante. Según fuentes de la investigación, se han encontrado restos con ADN de los Vila Monsonís en las muestras que se han podido extraer del material rescatado a pesar de la violencia del fuego. No se han hallado, sin embargo, restos óseos ni orgánicos.
»Recordemos que la pareja deja cuatro hijos: Benjamín y Rebeca, mellizos de 18 años; Sandra, de 16; y el pequeño Sebastián, de 12.»
Ellos se convirtieron en los herederos universales. Y para algunos en los principales sospechosos. Dos años más tarde, no había nadie en este país que no tuviera una teoría sobre lo que ocurrió. Ninguna estaba probada.
En marzo de 2020 se abrió un juicio oral. No tenía la finalidad de juzgar a nadie por los hechos. No había ningún culpable sentado en el banquillo.
«Además, ¿culpable de qué?».
Quien habla ahora es Ágata Monsonís, abogada, tía materna y tutora legal de los herederos:
«Era una vistilla para dilucidar si prosperaba nuestra petición de que Javier Vila y mi hermana, Esther Monsonís, dejaran de ser considerados desaparecidos. Había pasado un tiempo prudencial, dos años durísimos. En ausencia de cadáver no se puede expedir el certificado de defunción. La alternativa era apelar a la figura legal del fallecido in absentia. Con ella se nos permitiría desbloquear una situación ingobernable en el bufete. Necesitábamos regular el caos existente sobre los títulos de posesión de todo el patrimonio que consiguieron atesorar mi hermana y su marido que en ese instante seguía inmovilizado de forma totalmente injusta y arbitraria.»
Manuel Satué, periodista de La Información:
«Hice todo lo posible para que me encomendaran cubrir el caso. Incluso les dejé caer algo que era cierto solo a medias.»
Emilio Restrepo, redactor jefe de La Información:
«Era un caso que se había convertido en carnaza para la prensa sensacionalista. Los programas de la tele retransmitían un juicio paralelo. En el diario no podíamos caer en aquella bazofia. Pero, al fin y al cabo, había que estar ahí, por si acaso saltaba la liebre.»
Manuel Satué, periodista de La Información:
«Le dije a mi jefe que había ido al colegio con los hijos de los Vila Monsonís, con Benjamín y Rebeca. Soy un par de años mayor. Igual me pasé de frenada y se quedó con la idea de que fuimos íntimos.»
2
‘El crimen de los Vila Monsonís’ thriller escrito por Alba Weiss (pseudónimo)
Para Ágata Monsonís, tía y tutora de los herederos, el juicio implica revivir muchas cosas, empezando por aquella llamada al alba. Fernando, medio dormido, refunfuñó cosas ininteligibles, blasfemó algo más, y le pasó el teléfono sin descolgarlo.
—Seguro que es la neuras de tu hermana. ¿Cuándo coño te vas a plantar y le vas a dejar claro que no eres su secretaria las...? —Al ver la cara de su esposa, supo que la diatriba estaba fuera de lugar. Algo grave ocurría.
Ágata se colocó la almohada en el respaldo e incorporó medio cuerpo en la cama mientras se frotaba los ojos una y otra vez, como si quisiera ahuyentar la pesadilla que acababa de colarse en el despertar de aquella casa. Descompuesta, solo acertaba a decir: «Sí...sí... ¡Dios santo! ... ¡No puede ser! ... Ellos, sí... Enseguida iremos hacia allí».
En la habitación contigua, ajena a todo aquello, dormía su hija Raquel. Hoy, dos años después de la llamada que lo cambió todo en sus vidas, comparte habitación con su prima Sandra, de su misma edad. Y una puerta más allá, lo que antes había sido un despacho, se ha convertido en el dormitorio donde el dibujo en la pared de un Spiderman con el traje reflectante vela por los sueños de un adolescente, de Sebas.
Es el mismo despacho donde, con las manos temblorosas y los ojos llenos de lágrimas, aquella madrugada, Ágata escuchó la grabación por última vez aprovechando que Fernando estaba en la ducha.
Delete.
¿Está seguro de querer borrar el archivo?
Aceptar.
Creía que ya no le haría falta jamás recurrir a ese archivo de audio. Por si acaso, se cercioró de que guardaba una copia protegida en la nube. Cambió por enésima vez la clave de seguridad utilizando una ristra interminable de letras, signos y números.
Limpió el historial y cerró el ordenador.
Pero no la herida.
3
Solos o en compañía de otros
Película documental / True Crime 2021
Imágenes reales de la vista oral celebrada en 2020. En el estrado, Ágata Monsonís, tía y tutora de los herederos.
Se hace un silencio sepulcral y por los altavoces de la sala retumban unas palabras que se entienden con dificultad. Es una grabación que figura como prueba de la causa. Se reproduce a petición del representante del ministerio público. El juez accede, aunque advierte de que las condiciones acústicas no son las más adecuadas y remite a las partes a la transcripción compulsada que figura en el sumario, por si albergaran alguna duda sobre su contenido.
«No te voy a hacer daño. Nunca te lo he hecho. ¿O sí? Me lo tienes que decir. ¿Me lo dirás?».
(...)
«Pero solo a mí. ¿Guardarás el secreto? Un secreto entre el tito y su pequeña».
(...)
«Dame un besito. Así. A ver cómo eres de cariñosa hoy».
(...)
«¿A ella también...(ininteligible)»
Empieza a Ágata Monsonís por parte del fiscal:
—Señora Monsonís, ¿tenía usted este archivo de audio en su ordenador?
—Lo tuve, pero lo borré. — Responde ella con seguridad.
—¿No lo había compartido con nadie?
—Nunca.
—¿Cómo lo consiguió?
—Recibí un mail anónimo. Decía «escucha esto, es de tu interés».
—¿Tampoco conserva ese correo?
—También me deshice de él.
—¿No sospecha quién se lo pudo hacer llegar?
—Prefiero no especular.
—¿Reconoce la voz?
—¿Del hombre? Sí, claro.
—¿De quién se trata?
—Era mi cuñado, Javier Vila. De eso no tengo ninguna duda.
—¿Con quién está? ¿Quién es la niña?
—No quiero ni pensarlo...
—¿Cree que es a su hija a quien se dirige?
—...
—¿Por qué lo borró?
—Me lo habían enviado pocos días antes de que desaparecieran mi hermana y su marido. No sabía qué hacer. Le hice algunas preguntas a mi pequeña, sin ser explícita, para ver cómo reaccionaba. Luego, una evaluación psicológica parece que ha confirmado que mi niña no ha sufrido abusos; que no oculta nada. O sea, que hice bien.
—Pero, no me ha contestado: ¿por qué lo borró?
—Lo eliminé cuando pasó lo de mi hermana y su marido. Bueno, en realidad...
Han empezado a sonar y a vibrar al unísono los móviles de todos los presentes. Un murmullo de expectación atraviesa la sala, in crescendo.
«¡El Patrón!», se oye decir en un canon.
Los miembros del Tribunal son los únicos en fuera de juego. No disponen de teléfonos. Fue una prohibición expresa del presidente para evitar distracciones e injerencias del exterior. Se miran entre ellos, extrañados. Entra un ujier y cuchichea algo con el magistrado principal.
El juez utiliza la maza. Golpea en dos ocasiones. Con contundencia. Es necesaria una tercera para que se haga de nuevo un mínimo silencio y comunique que la vista se suspende hasta nueva orden.
Acaba de saltar la noticia:
«Julio Sanagustín, el patrón del yate desaparecido, aterriza en Fotheringale».
4
‘El crimen de los Vila Monsonís’, thriller escrito por Alba Weiss (pseudónimo)
Cuando se anuncia el aplazamiento, Manuel Satué, periodista de La Información, ya está saliendo por la puerta.
En la antesala de los juzgados ve a Benjamín y a Rebeca, los mellizos, los mayores de los Vila Monsonís. Se fija en ellos durante unas décimas de segundo. Satué no afloja el paso. Ha de llegar a la redacción lo antes posible. Tiene tiempo de observar que Benjamín está hablando por teléfono, con la cabeza gacha, mirando al suelo, jugando a seguir con su pie una veta semiesférica del mármol; Rebeca, su hermana, que parece atenta a la conversación, se percata de su presencia. Ha levantado la vista y ha estado a punto de saludarlo con un gesto, pero al final parece que se ha reprimido. No podría asegurarlo, porque Satué