Estoicismo y budismo zen en la vida moderna

Por Victor de la Fuente

"""Estoicismo y budismo zen en la vida moderna: Filosofías milenarias para problemas de hoy: creación de hábitos, calma mental, consumismo"" es un libro que explora las enseñanzas del estoicismo y el budismo zen y cómo aplicarlas en la vida cotidiana para enfrentar los desafíos modernos.

En esta obra, el autor destaca la relevancia de estas filosofías ancestrales en el contexto actual, donde la sociedad está cada vez más marcada por la prisa, el estrés y el consumismo desenfrenado. A través de un enfoque práctico y accesible, el libro propone un diálogo entre el estoicismo y el budismo zen, resaltando sus similitudes y complementariedades para abordar diversas problemáticas contemporáneas.

En primer lugar, el libro aborda la creación de hábitos saludables, destacando la importancia de la disciplina y la autodisciplina para construir una vida significativa. Tanto el estoicismo como el budismo zen ofrecen herramientas para desarrollar la fuerza de voluntad y la capacidad de perseverar en la consecución de metas a largo plazo.

En segundo lugar, el autor explora el tema de la calma mental en un mundo cada vez más agitado y lleno de distracciones. A través de la práctica de la atención plena y la meditación, el estoicismo y el budismo zen promueven la serenidad interior y la capacidad de mantenerse centrado y equilibrado en medio del caos exterior.

Por último, el libro aborda el problema del consumismo desmedido y su impacto en nuestra felicidad y bienestar. Tanto el estoicismo como el budismo zen invitan a reflexionar sobre nuestras verdaderas necesidades y a desarrollar una relación más consciente y equilibrada con los bienes materiales, fomentando así una vida más sencilla y satisfactoria.

""Estoicismo y budismo zen en la vida moderna: Filosofías milenarias para problemas de hoy: creación de hábitos, calma mental, consumismo"" es un libro que nos invita a mirar hacia el pasado y extraer sabiduría de filosofías antiguas para aplicarlas en nuestra vida cotidiana. A través de una combinación de consejos prácticos y reflexiones profundas, el autor nos muestra cómo el estoicismo y el budismo zen pueden ayudarnos a crear hábitos saludables, cultivar la calma mental y encontrar un equilibrio frente al consumismo desenfrenado de la sociedad moderna."

• Idioma: Español
• Editorial: Victor de la Fuente
• Fecha de lanzamiento: 19 may 2023
• ISBN: 9798394992131

Victor de la Fuente

Victor de la Fuente is an eCommerce/eBusiness consultant. Also, collaborates with different business schools and provides lectures and teaching programs about eCommerce, Online Marketing and technology.As CEO of his own consultancy agency, provides solutions to different enterprises in the digital ecosystem.Born and raised in Barcelona, Spain, become a Minimalist once he started an around the world trip. As an athlete, mostly mastering long-distance running, also explored all the continents.Al long range of deep-changing experiences, gave them the objective of achieve deep work, and explore not only the physical but also the philosophical and conceptual world.His work, as writer and consultant,

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Preámbulo de un yo inexistente

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A menudo me encuentro en conversaciones donde se mezclan miradas de sospecha, sorpresa y también genuino interés, al conocer los pequeños detalles que conforman mi estilo de vida y mi visión particular de cómo afrontar y fluir en la vida.

Cuando empecé a leer tanto filósofos estoicos clásicos como Seneca y modernos como Wiiliam Irving, y también pseudo filósofos y divulgadores como Ryan Holiday, resonaron enormemente en mí todos esos principios, valores y hábitos. Por fin puse nombre al estilo de vida que practicaba desde hacía tiempo y profundicé más en lo que aquello significaba y lo que el estoicismo más formal podría aportarme.

En ese momento, me di cuenta que lo particular no eran en sí los principios y los valores aplicados, ya formulados miles de años atrás, sino la vigencia y practicidad en una vida moderna. Donde todo apuntaría a la obsolescencia de una filosofía malinterpretada por muchos y desconocida por otros, conocida en profundidad y entendida sin los habituales clichés, más que una filosofía conceptual, el estoicismo y el budismo zen son herramientas para el día a día.

Como toda contracorriente o salirse de la norma requiere un foco y un esfuerzo especial. Una energía y una clarividencia más fuerte de lo habitual. Estamos rodeados de todo tipo de influencias, impactos y construcciones mentales desde que nos educaron y crecimos en busca de intangibles tan etéreos como el éxito o la felicidad. Aunque no son en sí esos objetivos lo problemático de nuestras vidas, incluso casi ni el cómo conseguirlos, sino el reconocimiento de haberlos alcanzado y la voluntad de parar entonces. Cuando, además, se plantean opciones contraintuitivas a todas esas influencias recibidas, cuanto menos, lo primero que genera es escepticismo o rechazo en el peor de los casos de estas teorías que a muchos les suenan a la vez entre esotéricas y demasiado estrictas; siendo precisamente esa rectitud una de las mejores herramientas que necesitamos para superar nuestros objetivos y la vorágine a la que nos vemos sometidos en la sociedad actual.

Ojalá este ensayo resuene tanto en ti como me ocurrió cuando me introduje en el zen y el estoicismo. Cuando seguimos una historia, sea una novela, un ensayo, una película, no recibimos el significado de los elementos, sino que extraemos aquel significado que ya inicialmente buscábamos y, con suerte, crece un poco en nosotros. Por tanto, si resuenan algunos de los conceptos tratados, ya has recorrido parte del camino. Si en cambio te resultan un tanto ajenos, con suerte, estas palabras pueden, aun de forma tan imperceptible como humilde, ser la semilla de cambios más transformativos en el futuro.

En la búsqueda constante de conocimiento y comprensión, es fundamental mantener una mente abierta y dispuesta a cuestionar nuestras propias convicciones. Es imperativo la necesidad de estar dispuestos a examinar nuestras creencias más arraigadas y estar abiertos a nuevas perspectivas. A lo largo del texto, exploraremos la importancia de desafiar nuestras verdades preestablecidas y cómo esto nos permite expandir nuestro entendimiento y crecer intelectualmente.

Es fundamental reconocer que nuestras verdades no son absolutas y pueden estar sujetas a sesgos, limitaciones y errores de percepción. A menudo, nos aferramos a nuestras ideas y creencias porque nos brindan una sensación de seguridad y coherencia en un mundo complejo y cambiante. Sin embargo, si nos cerramos a nuevas ideas y explicaciones diferentes, nos limitamos a nosotros mismos y nos privamos de la oportunidad de enriquecer nuestro conocimiento… o incluso de reafirmar nuestra postura inicial pero con más conocimiento de causa y vía negativa (definiendo lo que no queremos ser).

Cuando comenzamos a cuestionar nuestras verdades, abrimos la puerta al pensamiento crítico y a un mayor entendimiento. El acto de dudar y sospechar de nuestras convicciones nos lleva a investigar, analizar y buscar evidencia que respalde o refute nuestras ideas. Al hacerlo, desarrollamos habilidades de discernimiento y aprendemos a evaluar la validez de los argumentos y las fuentes de información. Este enfoque nos permite separar la información precisa de la falsa y ampliar nuestra comprensión del mundo que nos rodea. Un mundo donde imperan las fake news (noticias falsas), donde no se prima la verificación de las fuentes de información y donde aquellos argumentos o teorías más llamativas tienen mayor impacto en lugar de aquellas más fidedignas a la realidad.

Además, al aceptar la posibilidad de que nuestras verdades puedan ser cuestionadas y refutadas, nos volvemos más humildes en nuestro conocimiento. Reconocemos que la verdad absoluta puede ser inalcanzable y que nuestra comprensión está sujeta a la limitación de nuestra perspectiva individual. Al abrirnos a nuevas ideas, nos abrimos a la diversidad de opiniones y experiencias que enriquecen nuestro propio pensamiento y nos permiten ver el mundo desde diferentes ángulos. Este proceso fomenta la empatía y la tolerancia, al tiempo que nos ayuda a evitar caer en la trampa del dogmatismo y la rigidez mental.

Esta empatía nos ayuda también a construir nuestro discurso. Muchas veces, cuando entablamos discusiones con nuestros allegados sobre determinados temas, nos preocupa más cerciorar nuestro punto de vista inicial que intentar convencer a la otra persona. Y si intentamos convencerlo o debatir cada punto, lo hacemos desde un prisma de superioridad contraproducente y poco productivo.

Aceptar nuevas explicaciones o cambiar nuestras creencias arraigadas no siempre es fácil. Puede requerir un esfuerzo intelectual significativo, así como una disposición a abandonar el apego emocional a nuestras ideas. Sin embargo, negarse a escuchar y considerar diferentes perspectivas puede llevar al estancamiento intelectual y limitar nuestra capacidad para adaptarnos a nuevos conocimientos y desafíos.

Si no escuchas las ideas expuestas en el libro hasta que sospeches de tus verdades, no aceptarás ninguna explicación ni te convencerás de lo contrario. Recuerda la importancia de cuestionar nuestras propias convicciones y estar abiertos a nuevas ideas. Al hacerlo, nos abrimos a un mundo de conocimiento en constante expansión y enriquecemos nuestra comprensión del mundo. El pensamiento crítico, la humildad de no tener la verdad absoluta nos acerca a ella.

A su vez, y aquí es donde entran todas las herramientas de tu experiencia y formación, ten cuidado de abrir tu mente demasiado y dar cabida a teorías estrambóticas simplemente por tener la mente abierta. Además, y en general, en diferentes categorías de nuestra vida, no tenemos que valorar cada una de las opciones sino la característica principal que une a todas, y con ello, tomar una postura. Por ejemplo, en la medida que un ateo no cree en dios, no hace falta que valore los cientos de religiones existentes ya que ninguna entra en su línea de pensamiento.

Los valores se miden cualitativamente, no cuantitativamente

La importancia de los valores radica en su calidad intrínseca y no en la cantidad o la acumulación de estos.

En nuestra vida diaria, nos encontramos con una variedad de valores, como la honestidad, la empatía, la integridad, la justicia y la generosidad, entre otros. Estos valores son principios fundamentales que guían nuestras acciones y decisiones, y reflejan nuestras creencias y lo que consideramos importante en la vida.

Un valor de alta calidad es aquel que realmente nos conecta con nuestro sentido de propósito, nos ayuda a crecer y a ser mejores personas, y nos brinda un sentido de satisfacción y realización en nuestras vidas. Puede ser tentador creer que cuantos más valores tengamos, mejor será nuestra vida pero en lugar de buscar tener una gran cantidad de valores superficiales o poco significativos, debemos invitarnos a reflexionar sobre la autenticidad y la profundidad de nuestros valores, a considerar cuáles son los valores que realmente resuenan con nosotros, que nos inspiran y que son congruentes con nuestra visión de una vida plena.

Cultivaremos una vida más coherente