De relatos cortos, cuentos, poemas y otras emociones.

Por Rafael Bautista

De relatos cortos, cuentos, poemas y otras emociones, es un e-book donde el autor recopila algunos de sus escritos breves, que abarcan cuentos, relatos cortos y algunos poemas.

• Idioma: Español
• Editorial: Rafael Bautista
• Fecha de lanzamiento: 29 sept 2023
• ISBN: 9798223542803

Vista previa del libro

De relatos cortos, cuentos, poemas y otras emociones.

Rafael Bautista

Arrástrame al infierno (corto de terror)

Como París bajo la lluvia (corto romántico)

Sobreviviendo al diablo (corto de sobrevivencia al amor)

El ogro y el reflejo en el espejo (cuento corto)

Cuando lastimas una rosa, jamás volverá a ser la misma.

Un elefante púrpura (cuento corto)

No te buscaba.

Pintado de azúl.

Tal vez.

Sacando mi corazón.

Hubiese dado todo.

Preso.

Todo se apaga mientras aún está encendido.

Confesiones de amor.

Prohibida sin autorización venta, distribución, copia y ninguna otra forma de plagio, obra y su contenido registrada en SafeCreative.

Arrástrame al infierno

ERA UNA NOCHE SOLITARIA, oscura y triste, previa al día de muertos, y por más que no quería hacerlo, me tocaba trabajar. El lugar era deprimente, y solitario, no tenía la más mínima compañía, tan solo un montón de cuadros que algunas veces sentía que me observaban y unos enormes espejos un poco sucios que reflejaban mi solitaria presencia en aquella casa, así que había estado durmiendo unos momentos antes de la medianoche, era mi tercera noche en aquella siniestra casa, la última casa de la calle Oxford, una antigua casa en venta desde hace años, la que se suponía debía cuidar cada noche, y sin embargo me quedaba siempre dormido cada vez que ponía mis pies en ella. La situación era de verdad aterradora, la casa estaba en perfecto estado, si, pero de verdad que me daban escalofríos con tan solo estar a solas ahí durante toda la noche, el ambiente era pesado, triste, oscuro y sumamente escalofriante. Estatuas y pinturas antiguas decoraban todos los rincones, colores sobrios y oscuros completaban la decoración, algo tétrico y desolador para una enorme mansión.

Desde que llegué por primera vez a aquel lugar sentí que unos ojos se posaban en mi, que me deseaban, podía sentir su hambre y su sed, incluso su agitada respiración sobre mi hombro. Me daba mucho miedo pasar toda la noche en ese lugar, pero era mi trabajo, y no podía darme el lujo de perderlo como con todos los anteriores, además la paga era muy buena, nadie, absolutamente nadie quería cuidar de aquella horrible mansión, solo yo me atrevía, pero sin embargo me quedaba dormido una vez entraba.

Luego de haber dormido durante unos veinte minutos, sentí otra vez esos ojos sobre mí, ruidos de arañazos se escuchaban como un eco infernal, seguidos de pisadas fuertes y bruscas. Una espesa niebla, tal vez humo, empezó