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Emociones, poder y conflicto: perspectivas teóricas, género, resistencias y políticas de Estado
Emociones, poder y conflicto: perspectivas teóricas, género, resistencias y políticas de Estado
Emociones, poder y conflicto: perspectivas teóricas, género, resistencias y políticas de Estado
Libro electrónico498 páginas7 horas

Emociones, poder y conflicto: perspectivas teóricas, género, resistencias y políticas de Estado

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Información de este libro electrónico

Una reflexión multisituada sobre el creciente papel de las emociones en la vida social, partiendo de una concepción amplia de lo político, así como de los aportes del giro afectivo experimentado por las ciencias sociales en las últimas décadas.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento27 nov 2023
ISBN9786078931835
Emociones, poder y conflicto: perspectivas teóricas, género, resistencias y políticas de Estado
Autor

Juan Pablo Vázquez Gutiérrez (coordinador)

Juan Pablo Vázquez Gutiérrez (coordinador) es licenciado en Pedagogía por la UNAM, maestro en Investigación y Desarrollo de la Educación por la UIA y doctor en Sociología por la Universidad Complutense de Madrid. Sus temas de interés giran en torno a la teoría sociológica clásica y contemporánea, en especial la obra de Émile Durkheim y de Pierre Bourdieu; sociología política y de la cultura; así como temas de cultura, Interculturalidad y pueblos indígenas. Además, es Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, Nivel 1, desde el 2008.

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    Emociones, poder y conflicto - Juan Pablo Vázquez Gutiérrez (coordinador)

    Portada

    Emociones, poder y conflicto

    Emociones, poder y conflicto

    Perspectivas teóricas, género, resistencias y políticas de Estado

    Juan Pablo Vázquez Gutiérrez

    (coordinador)

    UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA CIUDAD DE MÉXICO.

    BIBLIOTECA FRANCISCO XAVIER CLAVIGERO

    D.R. © 2023 Universidad Iberoamericana, A.C.

    Prol. Paseo de la Reforma Número 880

    Col. Lomas de Santa Fe

    Ciudad de México

    01219

    publica@ibero.mx

    D.R. © 2023 Universidad Autónoma Metropolitana

    Prol. Canal de Miramontes, 3855

    Col. Ex Hacienda San Juan de Dios, Alcaldía Tlalpan

    14387, Ciudad de México

    Unidad Cuajimalpa/División de Ciencias Sociales y Humanidades

    www.dcsh.cua.uam.mx

    © Universidad del Rosario

    © Editorial Universidad del Rosario

    Calle 12C # 6-25

    Bogotá – Colombia

    Tel: (+57) 601 297 0200, ext. 3113

    https://editorial.urosario.edu.co/

    Primera edición: noviembre de 2023.

    ISBN: 978-607-8931-83-5 Universidad Iberoamericana

    ISBN: 978-607-28-3015-8 Universidad Autónoma Metropolitana

    Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio sin la autorización escrita del titular de los derechos patrimoniales.

    Hecho en México.

    Digitalización: Proyecto451

    Índice de contenidos

    Portadilla

    Legales

    Introducción

    1. Aproximaciones al poder desde la dimensión emocional. Debates y perspectivas teóricas

    Bloque temático 1. La dimensión emocional/afectiva: discusiones teóricas

    2. La dimensión emocional y sensorial del conflicto. Economías afectivas del odio y la figura del enemigo/a

    3. Dimensiones afectivas del poder en Durkheim y Bourdieu. De la autoridad moral a la illusio como formas de dominación simbólica

    4. Randall Collins: emoción y estratificación en los rituales de interacción

    Bloque temático 2. Dominación y orden de género en clave corpóreo-emocional

    5. Género y dominación a través del cuerpo, el deseo y los afectos. Reflexiones desde la sociología disposicional

    6. Los cruces de género y clase social en las reglas del sentir del boxeo y el ballet

    7. Prácticas emocionales de las mujeres mazahuas. Violencias corporales y manifestación del orden de dominación masculina

    Bloque temático 3. Hegemonía, contrahegemonía, resistencia y emociones

    8. Antonio Gramsci: indiferencia, hegemonía y poder político

    9. Resistencia sociopolítica y elaboración emocional: desafiando las reglas del sentir de la dominación y la obediencia

    10. Lucio vive: muerte y esperanza en el estudio social de las emociones

    Bloque temático 4. Políticas de Estado, conflicto y emociones

    11. Dolor, miedo, odio y venganza: la circulación de emociones en el conflicto Estado-comunidad sikh, en India, a través de discursos y rumores

    12. De la autocontención a la intensificación. Economías emocionales en las músicas de Estado

    Introducción

    Juan Pablo Vázquez Gutiérrez (1)

    Gabriela Alejandra López Miranda (2)

    José Omar Pérez Baños (3)

    Este libro es el resultado de un año de reflexión en torno a conceptos y problemas vinculados con los temas del poder y del conflicto, analizados desde la dimensión emocional. Su realización constituye el primer producto de un proyecto interinstitucional de investigación, desarrollado desde enero de 2020 por académicas y académicos de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México y la Universidad Autónoma Metropolitana, unidades Azcapotzalco y Cuajimalpa.

    Originalmente centrada en el papel de las emociones dentro de la teoría social, la propuesta de este volumen creció pronto en aspiraciones y extensión, al incluir estudios vinculados al trabajo de colegas que, incorporando la clave afectiva como herramienta de análisis, compartían nuestra preocu- pación por los temas del poder y del conflicto en las sociedades contempo- ráneas.

    Como producto de ello, este libro busca desarrollar, desde posicionamientos metodológicos diversos, una reflexión continua sobre el creciente papel de las emociones en la vida social, partiendo de una concepción amplia del poder y lo político, así como de los aportes del giro afectivo experimentado por las ciencias sociales en las últimas décadas. El objetivo de esta presentación es ofrecer un panorama que permita establecer las coordenadas en que se ubican los trabajos que componen esta obra.

    Finalidades, posicionamientos y encuadres de lectura

    En el presente volumen se propone una aproximación colectiva y multisituada a los temas del poder y del conflicto, tomando como referencia compartida la dimensión emocional. La adopción de un enfoque de este tipo favoreció, desde un inicio, la incorporación de una amplia gama de perspectivas y estrategias de abordaje. No obstante, también nos señaló muy pronto la obligación de explicitar y precisar los ejes y posicionamientos teóricos que brindan unidad a este libro. A continuación, se enumeran estos elementos:

    1) No se parte de una definición cerrada del poder ni se propone el de- sarrollo progresivo de un argumento central, con el fin de arribar a conclusiones unitarias sobre el tema, sino de preguntas convergentes, a las que se ofrecen diferentes respuestas, sosteniendo en todo momento el carácter multidimensional y polisémico del concepto de poder (Clegg y Haugaard, 2009, p. 1).

    2) Una preocupación presente a lo largo del libro consiste en analizar, desde diversos ángulos, las expresiones emocionales del poder, así como sus formas de conflicto y resistencia asociadas. En este sentido, el poder es abordado a partir de su ejercicio como mecanismo de dominación, y de expresiones de conflicto que evidencian la posibilidad de que, ahí donde se ejerce, pueda producirse también resistencia (Heaney, 2011, pp. 260, 271).

    3) Junto con este marcado interés por la esfera emocional, los trabajos aquí presentados comparten un enfoque relacional del poder (Emirbayer, 2009, p. 296), asumiéndolo como una dimensión transversal a todos los procesos sociales, no limitada a sus expresiones materiales y con un importante componente simbólico (Heaney, 2011, pp. 271-272).

    4) Otro posicionamiento compartido consiste en evitar criterios clasificatorios que conduzcan a la separación radical entre emociones, sensibilidades y afectos (García y Sabido, 2014, p. 21; Ahmed, 2015, pp. 27-28). Si bien tenemos presentes las distinciones establecidas entre las sociologías de las emociones, los afectos, el cuerpo y las sensibilidades, asumimos los aportes de estos campos de forma integral, a partir de la noción de dimensión emocional/afectiva.

    5) En este marco, y para fines de la aproximación que realizamos aquí, las nociones de giro afectivo y giro emocional aluden al empleo de la dimensión afectiva como herramienta analítica, abriendo la posibilidad de realizar interpretaciones en clave afectivo/emocional sobre múltiples fenómenos sociales (García y Sabido, 2014; Lara y Enciso, 2013). Este tipo de ejercicio puede extenderse al estudio de producciones clásicas de la teoría social (Abramowski y Canevaro, 2017, p. 11).

    6) Sobre esta base, realizamos una recuperación selectiva de enfoques teóricos, como medio de aproximación inicial al estudio del poder y del conflicto en clave emocional (capítulo introductorio y bloque temáti- co 1). Esta reflexión es trasladada luego, desde enfoques y abordajes diversos, a los territorios del cuerpo y las sensibilidades dentro de órdenes generizados (bloque temático 2) y al análisis de procesos colectivos amplios, como los movimientos sociales, las identidades y los conflictos nacionales (bloques temáticos 3 y 4).

    7) No se plantean distinciones dicotómicas o fronteras infranqueables entre las aproximaciones asociadas al giro cultural (metodologías de corte discursivo vinculadas al análisis de la textualidad) y los abordajes metodológicos derivados del giro afectivo y corporal. La presunción de lazos comunicantes y de complementariedad entre ambas perspectivas permite sostener la viabilidad de analizar discursos y, en general, la dimensión textual del mundo, en clave afectiva (López, 2015, pp. 11-12). Esto vale tanto para la interpretación de autores clásicos de la teoría social, como para el resto de los temas abordados en este libro.

    8) Este volumen centra su interés en el análisis de la mutua relación entre procesos emocionales y procesos de estructuración social, en el marco de una reflexión amplia sobre el poder. Elias (2008, p. 66) se refirió a él como una característica estructural de las relaciones sociales. En esta misma línea, es posible asumir a las emociones como elementos estructurantes de la vida social (Heaney, 2011, p. 260), a la vez que se analizan sus configuraciones específicas como mundos emocionales diferenciados que pueden configurar identidades compartidas o producir procesos de conflicto (Ariza, 2020, p. 12).

    Este conjunto de posicionamientos fija el perfil y el carácter unitario de esta obra colectiva, más allá de la diversidad de temáticas, estrategias de abordaje y nivel de análisis establecido en cada texto. En este sentido, si bien cada capítulo constituye un trabajo autocontenido, la reflexión que busca desatar se integra en una discusión más amplia que atraviesa todos los bloques temáticos del volumen.

    La adopción de un abordaje abierto, multidimensional y polisémico del poder como el que se ensaya aquí no equivale a pensar este concepto desde una suerte de indeterminación o, en sentido contrario, a obligarse a realizar una revisión exhaustiva de las concepciones existentes. Frente a ambas posiciones, proponemos un ejercicio de lectura selectiva de enfoques que nos permitan transitar, de una consideración tradicional del poder —donde las emociones han sido relegadas a una suerte de categoría residual o una dimensión inexistente— al desarrollo de perspectivas interesadas en mostrar las dimensiones emocionales del poder. Este ejercicio se presenta de manera general en el primer capítulo de este volumen, titulado Aproximaciones al poder desde la dimensión emocional. Debates y perspectivas teóricas. En este trabajo, de carácter panorámico e introductorio, Gabriela López, José Omar Pérez Baños y Juan Pablo Vázquez Gutiérrez destacan la presencia discreta, pero significativa, de la dimensión emocional en el pensamiento social clásico, para mostrar luego enfoques y momentos clave en el camino hacia un progresivo interés por la dimensión emocional, considerada como herramienta analítica para comprender fenómenos relativos al poder y el conflicto. Brindan un telón de fondo a las reflexiones realizadas a lo largo de este libro, en sus cuatro bloques temáticos.

    Bloques temáticos y trabajos que componen este volumen

    La sociología de las emociones ha logrado consolidar su campo en las últimas décadas y arraigar la pertinencia de estudiar la vida afectiva considerando sus condiciones de producción, las funciones que cumplen, así como los efectos sociales que producen (Bericat, 2000, p. 150).

    Haciendo eco del giro lingüístico y del giro cultural, el giro afectivo ha contribuido a la producción de un viraje dirigido no solo a remarcar la presencia de esta dimensión dentro de la vida social, sino a colocarla como un dispositivo de lectura que posibilita realizar análisis del mundo social en clave afectiva. (4)

    Estas consideraciones se enlazan estrechamente con el interés de estudiar los temas del poder y del conflicto. Como señala Bericat (2000, p. 151), sin un matizado análisis emocional apenas pueden entenderse fenómenos como el nacionalismo, el racismo o la identidad. ¿Cabe decir lo mismo en relación con los conceptos de poder y conflicto? Los trabajos que integran este libro tienen presente esta pregunta y proponen, desde su nivel específico de abordaje, aproximaciones a las dimensiones afectivas del poder y el conflicto a partir de cuatro bloques temáticos.

    Bloque temático 1. La dimensión emocional/afectiva: discusiones teóricas

    En esta primera sección se analizan, a partir de la selección de autores, conceptos y enfoques teóricos específicos, las complejas relaciones existentes entre afectividad, poder y conflicto. En su conjunto estos trabajos destacan, por una parte, la relevancia de la dimensión emocional en la constitución y el mantenimiento del orden colectivo, considerados como un efecto de poder social y dominación simbólica. Por otra, resaltan su papel en la producción afectivo-discursiva del otro como enemigo, en cuanto expresión de ruptura de lazos sociales, producción de distancia social y generación de contextos de conflicto.

    En el capítulo que da inicio a este bloque temático, La dimensión emocional y sensorial del conflicto. Economías afectivas del odio y la figura del enemigo/a, Olga Sabido Ramos toma como punto de partida el horizonte analítico de Simmel y la propuesta del giro afectivo de Ahmed. En relación con Simmel, recupera el planteamiento de una sociología relacional para el estudio del conflicto; específicamente, en la construcción de la figura del enemigo. Con respecto a Ahmed, retoma su abordaje relacional de las emociones y sensaciones, así como la relación explícita de estas con el ámbito político. La tesis sostenida por la autora señala que el odio no es el origen de los conflictos, sino las relaciones conflictivas y asimétricas que lo requieren y lo cultivan. En este sentido, las economías afectivas del odio contribuyen a elaborar una imagen negativa del otro, al producirlo como enemigo a través del orden sensible.

    En el capítulo, "Dimensiones afectivas del poder en Durkheim y Bourdieu. De la autoridad moral a la illusio como formas de dominación simbólica", Juan Pablo Vázquez Gutiérrez profundiza en el concepto de efervescencia colectiva y el papel de los rituales en Durkheim, para explicar la producción emocional del poder, expresado en su forma más consolidada como autoridad moral. Esta lectura es completada con el análisis de los conceptos de poder simbólico e illusio en la obra de Bourdieu. A partir de la revisión comparada de estos conceptos, se destacan las funciones equivalentes que desempeñan, en cuanto principios de orden emotivo, por los cuales los agentes se comprometen afectivamente con el orden social.

    El bloque cierra con el texto de Adriana García Andrade, Randall Collins: emoción y estratificación en los rituales de interacción; ella analiza los rituales de interacción en conexión con las emociones, la desigualdad y la distribución de poder. Frente a la suposición de que quienes participan en un ritual lo hacen en condiciones de igualdad, Collins enfatiza la presencia de un proceso de doble estratificación, en primer lugar, entre aquellos que forman parte del ritual y los excluidos, y en segundo, entre los que participan en circunstancias desiguales. El ritual de interacción constituye un campo de lucha por obtener la mayor cantidad de energía emocional y legitimar el propio capital cultural. En ese sentido, la propuesta de Collins permite analizar diferenciales de poder desde su dimensión emocional.

    Bloque temático 2. Dominación y orden de género en clave corpóreo-emocional

    Una de las principales apuestas de la sociología de los afectos, los cuerpos y las sensibilidades, reside en la recuperación de la centralidad del actor sintiente, el cuerpo y la afectividad, como componentes clave en el análisis de la realidad social (Ariza, 2016, p. 9). Haciendo eco de este interés, los trabajos de este bloque parten de la recuperación del cuerpo, entendido no como elemento residual, sino como un recurso productor de sentido, capaz de afectar y ser afectado en el marco de interacciones sociales significativas. Por otro lado, reivindican el presupuesto de que en la base de las prácticas corpora- les y afectivas existen principios sociales que clasifican los cuerpos y norman sus posibilidades expresivas, a través de la operación de órdenes específicos de género.

    En Género y dominación a través del cuerpo, el deseo y los afectos. Reflexiones desde la sociología disposicional, Roberta Priscila Cedillo Hernández analiza los procesos de socialización de género y la incorporación de habitus sexuados en clave corpóreo-afectiva, desde autores como Bourdieu, Lahire y Wacquant. En este capítulo se revisa el modelo de acción corporal que subyace al habitus, la relación entre habitus, libido e illusio y los procesos de socialización desde los que se adquiere un habitus.

    En Los cruces de género y clase social en las reglas del sentir del boxeo y el ballet, Daniela Sánchez López expone los resultados de un trabajo de campo realizado con minorías de género presentes en esas prácticas (hombres bailarines y mujeres boxeadoras). La autora sostiene que los códigos del sentir vigentes en estos campos se encuentran generizados y enclasados. Uno de sus principales hallazgos es que la gestión emocional más importante realizada para las y los practicantes se expresa en las relaciones sexoafectivas, la alimentación, los mandatos de maternidad y las expectativas de éxito. Cumplir adecuadamente con dichos mandatos es vital para conformar un habitus específico y reconocido. A través del texto, se resalta la relevancia de la dimensión afectiva en los mecanismos que estructuran un orden de género y de clase desigual.

    Por último, en el capítulo Prácticas emocionales de las mujeres mazahuas. Violencias corporales y manifestación del orden de dominación masculina, Gabriela Alejandra López Miranda reflexiona en torno a las prácticas emocionales de las mujeres mazahuas frente a la violencia de género que experimentan en sus comunidades. Con base en esta categoría la autora argumenta que sus disposiciones emocionales son resultado de un orden de dominación masculina, de una historia hecha cuerpo.

    Bloque temático 3. Hegemonía, contrahegemonía, resistencia y emociones

    El papel relevante de los afectos en las explicaciones sobre el orden social constituye un importante argumento para considerar su aporte en la comprensión de los procesos de poder. Como ha señalado Turner (2007, p. 1), las emociones desempeñan un papel central, tanto para forjar vínculos y compromisos con las estructuras sociales, como para derribar órdenes y producir nuevos idearios colectivos. Este bloque temático parte de estas premisas para revisar el papel de la dimensión afectiva en la configuración de procesos de hegemonía y contrahegemonía en el ámbito de los movimientos sociales. Los conceptos antes mencionados suponen una visión relacional del poder que da cuenta del proceso por el cual las clases dominantes naturalizan su dominación, al instaurar su perspectiva del mundo como un sentido común universal (Popitz, 2019, p. 28), dentro de procesos complejos que, sin embargo, hacen posible la producción de visiones alternativas sobre el mundo.

    En el capítulo Antonio Gramsci: indiferencia, hegemonía y poder, Enrique Gutiérrez Márquez explora las relaciones entre política y emociones desde una doble vía, por un lado, mediante el análisis del contexto en que se inscribe la obra de este pensador y, por otro, desde la recuperación de su biografía y práctica política, ligados al análisis de la célebre carta escrita por Gramsci en 1917, titulada Odio a los indiferentes. Como se desprende del estudio, la carta constituye un ejercicio reflexivo sobre las condiciones que definen la posibilidad de pronunciarse, desde el pensamiento y la emoción, con respecto al mundo. Lejos de asumir a la indiferencia como expresión de un vacío emocional, el sentimiento de la indiferencia constituye la llave para la construcción de esquemas concretos de dominación. No tomar partido representa renunciar a participar activamente en la vida pública, a la vez que validar pasivamente la consolidación de formas autoritarias de poder. En este sentido, la dominación emplea y requiere la indiferencia, así como las emociones que se encuentran en su base.

    En el texto Resistencia sociopolítica y elaboración emocional: desafiando las reglas del sentir, de la dominación y la obediencia, Edith Kuri Pineda reflexiona sobre los procesos de orden afectivo que permiten superar el miedo y la indiferencia, para construir formas de resistencia colectiva organizada. A partir de una amplia revisión de enfoques y conceptos clave de la sociología de los afectos, se muestra que la construcción de resistencia colectiva en los movimientos sociales involucra dinámicas de (re)configuración cognitiva y emocional, desde las cuales se generan procesos que desafían las reglas del sentir, de la dominación y la obediencia.

    Las conclusiones de este trabajo conectan con el capítulo, ‘Lucio vive’: muerte y esperanza en el estudio social de las emociones, de Marisol López Menéndez. Partiendo del uso de herramientas teórico-conceptuales procedentes de la sociología histórica y de una amplia labor de revisión documental, la autora recurre a los textos de Bloch y Desroche para analizar la noción de la resurrección (o negativa de la muerte) de héroes como Emiliano Zapata, Rubén Jaramillo y Lucio Cabañas, así como sus efectos en la configuración de reivindicaciones sociales actuales por parte de movimientos de muy diverso tipo. Esta reinterpretación sobre sus muertes, asociada con la noción judeocristiana del martirio y el principio de esperanza, es analizada en clave simbólico-afectiva en el caso específico de Lucio Cabañas, como una representación colectiva de alto impacto emocional en la configuración de movimientos sociales contemporáneos.

    Bloque temático 4. Políticas de Estado, conflictos y emociones

    Los dos trabajos que integran este último bloque constituyen ejercicios analíticos cercanos, tanto por sus referentes teóricos como por los ámbitos que estudian. Más allá de las especificidades de sus abordajes, ambos destacan el papel performativo de las emociones y sus efectos políticos en la configuración de identidades colectivas que pueden ser construidas culturalmente como objetos de odio o amor, reivindicadas como figuras de respeto o convertidas en objeto de denostación. En las dos aproximaciones, el análisis de los discursos es central para entender las políticas emocionales y los regímenes de sentimientos que producen, que en sus efectos funcionan como estrategias de gu- bernamentalidad de los cuerpos y las sensibilidades. Asumidos desde estas consideraciones, los capítulos exploran, echando mano del trabajo de Ahmed, las economías políticas emocionales implementadas por los Estados-nación y el modo en que, desde su impulso, las emociones facilitan la acción, movilizan los cuerpos y actualizan la estructura social.

    En Dolor, miedo, odio y venganza: la circulación de emociones en el conflicto Estado-comunidad sikh en India a través de discursos y rumores, Fernanda Vázquez Vela analiza las condiciones que dieron paso al conflicto en India a finales del siglo pasado, a partir de dos espirales de violencia: la Operación Blue Star (junio de 1984) y los pogromos acontecidos posteriormente en Delhi (octubre-noviembre de 1984). Utilizando herramientas de metodología cualitativa, el texto expone las diversas formas en que, para el caso estudiado, se producen, circulan y resignifican orientaciones emocionales que enfrentan a los individuos, en función de las movilizaciones que generan. Siguiendo a Ahmed, se retoma el presupuesto que concibe a las emociones como un facilitador y componente clave de la acción. Esto permite dar cuenta de la forma en que las dos espirales de violencia analizadas mostraron el poder del Estado y fomentaron la resistencia violenta de la comunidad, generando miedos y amenazas; la sensación (para los sikhs) de encontrarse fuera de la nación y la generación de odios y venganzas a través de la producción de estereotipos y prejuicios.

    En el último capítulo de este bloque, De la autocontención a la intensificación. Economías emocionales en las músicas de Estado, José Omar Pérez Baños realiza un ejercicio de articulación entre el estudio de los himnos nacionales y las premisas del giro emocional, a fin de fundamentar una aproximación a la sociología de la música en clave afectiva. El argumento central del texto establece que la relevancia de las composiciones dirigidas a exaltar emociones cívicas y crear comunidades nacionales no descansa en su forma musical o su épica específica, sino en la relación particular que establece con las emociones y los cuerpos. En esta línea, se exponen los fundamentos del concepto de valencias afectivas de Elias para explorar los alcances de su sociología de la música y dar cuenta de la importancia que tienen para el mantenimiento de grandes cadenas de interdependencias como las que articulan los modernos Estados-nación. En el desarrollo del ejercicio se encuentra que los límites de la nación representan un problema para el modelo eliasiano y se sugiere que la política económica de las emociones de Ahmed ofrece elementos para subsanarlo, al concebir a las emociones como algo que da forma y marca límites. El autor concluye argumentando que una comparación me- tódica entre las propuestas de ambos autores puede contribuir a la superación de los problemas que enfrenta cada uno, al tiempo que se contribuye al estu- dio de la música desde la óptica provista por la sociología de las emociones.

    Esperamos que esta visión de conjunto en torno al volumen permita apreciar los ejes articuladores, temáticas e intereses convergentes que le brindan unidad, y sirva como telón de fondo al momento de revisar las diversas reflexiones que lo animan en cada uno de sus capítulos.

    Referencias bibliográficas

    Abramowski, A. y Canevaro, S. (2017). Pensar los afectos: aproximaciones desde las ciencias sociales y las humanidades. Universidad Nacional de General Sarmiento.

    Ahmed, S. (2015). La política cultural de las emociones. PUEG-UNAM.

    Ariza, M. (Ed.). (2016). Emociones, afectos y sociología: diálogos desde la investigación social y la interdisciplina. IIS-UNAM.

    Ariza, M. (Coord.) (2020). Las emociones en la vida social: Miradas sociológicas. UNAM.

    Bericat, E. (2000). La Sociología de la emoción y la emoción en la sociología. Papers: Revista de Sociología, 62, 145-76.

    Clegg, S. y Haugaard, M. (Eds.). (2009). The Sage handbook of power. Sage.

    Elias, N. (2008). Power and civilization. Journal of Power, 1(2), 135-142.

    Emirbayer, M. (2009). Manifiesto en pro de una sociología relacional. Facultad de Derecho y Ciencias Sociales-Universidad ICESI, CS, 4, 285-330. https://doi.org/10.18046/recs.i4.446

    García, A. y Sabido, O. (2014). Cuerpo y afectividad en la sociedad contemporánea. Algunas rutas del amor y la experiencia sensible en las Ciencias Sociales. Conacyt/UAM-Azcapotzalco.

    Heaney, J. (2011). Emotions and Power: Reconciling Conceptual Twins. Journal of Political Power, 4 (2), 259-77.

    Lara, A. y Enciso, G. (2013, noviembre). El giro afectivo. Athenea Digital. Revista de Pensamiento e Investigación Social, 13(3), 101-119. https://doi.org/10.5565/rev/athenead/v13n3.1060

    López, H. (2015). Prólogo. En S. Ahmed, La política cultural de las emociones (pp. 9-16). PUEG-UNAM.

    Popitz, H. (2019). Fenómenos del poder. FCE.

    Turner, J. H. (2007). Human emotions: A sociological theory. Routledge.

    1. Profesor-investigador del Departamento de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.

    2. Doctoranda en Ciencias Sociales y Políticas por la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.

    3. Doctorando en Ciencias Sociales y Políticas por la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.

    4. Bericat (2000) subraya estas diferentes posibilidades interpretativas, distinguiendo entre una sociología de las emociones en sentido disciplinar (destinada al estudio de la determinación social y los efec- tos sociales de las emociones), una sociología con emociones (en tanto herramienta analítica para el análisis social en múltiples campos) y una sociología desde las emociones (en cuanto aplicación de la dimensión emocional como dispositivo para realizar lecturas de la realidad en clave afectiva).

    1. Aproximaciones al poder desde la dimensión emocional. Debates y perspectivas teóricas

    Juan Pablo Vázquez Gutiérrez (5)
    Gabriela Alejandra López MIranda (6)
    José Omar Pérez Baños (7)

    La dimensión emocional en la teoría social clásica y principios del siglo XX

    Como sostienen Cedillo et al. (2016), el giro afectivo operado en las ciencias sociales pone de manifiesto la relevancia de las emociones y los afectos en el análisis de la acción social. Si bien su reconocimiento se ha hecho patente en los últimos años, es posible rastrear sus orígenes en las principales producciones de la sociología clásica.

    De acuerdo con Illouz (2007, p. 11), la sociología ha construido sus explicaciones sobre la modernidad a partir del análisis de procesos de transformación de amplio alcance, tales como el advenimiento del capitalismo, la institucionalización del individualismo, la emergencia de instituciones políticas democráticas o el desencantamiento del mundo tradicional, ligado a procesos crecientes de racionalización técnica. Dentro de estas grandes narrativas ha estado presente, muchas veces implícitamente, la dimensión afectiva.

    En este sentido, los relatos sociológicos canónicos de la modernidad contienen, si no una teoría desarrollada de las emociones, sí numerosas referencias significativas a estas. Esto se hace evidente en el interés de Marx por describir, en los Manuscritos económico-filosóficos, las expresiones emociona- les de la alienación; en la preocupación de Durkheim por explicar la integración a partir de conceptos de orden emocional, tales como la solidaridad y la efervescencia colectiva; en los estudios de Simmel sobre la vida en las grandes metrópolis, el conflicto y la producción de distancia social, considerando sus expresiones afectivas, así como en los análisis de Weber sobre la angustia del ascetismo protestante y la lógica empresarial capitalista, el liderazgo carismático o los dilemas entre actuación práctico-racional, valores y emociones (Illouz, 2007, pp. 12-14).

    A fin de ofrecer un panorama más amplio de las principales aproximaciones a la dimensión afectiva en la teoría social, es necesario mencionar algunas sociólogas clásicas; estas, si bien no ocuparon posiciones centrales en la constitución del campo, fueron las primeras en cuestionar las duplas razón/emoción, mente/cuerpo, así como las relaciones asimétricas entre géneros, la distribución desigual del trabajo doméstico y el canon masculinizado desde el que se edificó la teoría social. En este orden de ideas, Aldana (2020, pp. 70-71) identifica diversas figuras fundamentales: Harriet Martineau (1802-1876), Clara Zetkin (1857-1933), Beatrice Potter Webb (1858-1943), Anna Julia Cooper (1859-1964), Charlotte Perkins Gilman (1860-1935), Ida Wells-Barnett (1862-1931), Rosa Luxemburgo (1871-1919), Marianne Schnitger Weber (1870-1954).

    A esta lista es posible añadir los nombres de otro importante grupo de sociólogas vinculadas a la Escuela de Chicago, con publicaciones realizadas en American Journal of Sociology, entre 1896 y 1920: Jane Adams, Marian Talbot, Florence Kelly, Edith Abbot, Sophonisba Beckinridge, Frances Kellor, Annie Mac Lean, Julia Lathrop y Grace Abbott, entre otras (García, 2010). (8)

    Si bien estas pensadoras no desarrollaron una teoría de las emociones como tal, sometieron a discusión temas hasta entonces invisibilizados, incorporando de forma indirecta el interés por la dimensión afectiva. En este sentido, podemos considerar su trabajo como antecedente de teorías feministas y estudios de género que han tenido un papel relevante en la configuración del giro emocional y afectivo.

    En su análisis sobre la articulación de los discursos feministas y la irrupción del giro afectivo, Solana y Vacarezza (2020) discuten el papel de los afectos en la configuración de prácticas sociales y relaciones de poder. En ese marco, señalan:

    La crítica al amor romántico, la defensa de una ética del cuidado, la reivindicación de la experiencia corporal, así como la idea misma de sororidad, ponen en evidencia que la cuestión afectiva atraviesa la historia de los feminismos hasta el presente… el interés de larga data de los feminismos por examinar los afectos, emociones y sentimientos hoy en día encuentra resonancias y puntos de contacto con el llamado giro afectivo (pp. 2-3).

    El interés central por las emociones en diferentes disciplinas, articulado a lo que Rosaldo (1984) ha llamado el embodied thought, recupera la crítica al dualismo mente/cuerpo y reivindica la consigna feminista del conocimiento situado, vinculado al reconocimiento del papel fundamental de los afectos en la vida social. (9)

    El giro emocional y afectivo en la investigación sociológica

    El desarrollo de la sociología de las emociones y los afectos responde a cambios de orden teórico, pero también a transformaciones en la vida social. Como señalan García y Sabido (2014, p. 11), la relevancia otorgada a la dimensión afectiva es expresión de tendencias exigidas por las actuales dinámicas sociales (ruptura de lazos comunitarios; incertidumbre en las lógicas de socialización y emparejamiento; incremento de la violencia y estados de miedo y ansiedad colectivos, etcétera).

    Para las ciencias sociales, la dimensión emocional se ha vuelto objeto de interés desde la década de 1970. Expresión de ello es el creciente número de trabajos dirigidos a desdibujar las dicotomías que forjaron las ciencias sociales modernas (mente/cuerpo; razón/emoción; cultura/naturaleza) y superar la reducción del cuerpo, la emoción y los afectos a sus dimensiones biológicas (Bericat, 2000).

    Como tal, la sociología de las emociones surge en el marco de la sociología estadounidense con los trabajos de Kemper (1978a, 1978b), Heise (1979), Plutchik (1980), Hochschild (1983) y Scheff (1997), en los que se destacan el carácter culturalmente situado de las emociones, los significados sociales que se les atribuyen, las formas colectivas en que se expresan, el trabajo social que exige su ejecución y sus implicaciones en el marco de relaciones sociales asimétricas (Turner y Stets, 2005, p. 1).

    En continuidad con estos desarrollos, para la década de 1990 surge, desde distintas disciplinas —filosofía, psicología, estudios culturales, neurociencias—, el llamado giro afectivo, centrado en la noción de affect. Esta noción intenta designar una disposición fisiológica general que antecede a la emoción (Biess y Gross, 2014); algo que se percibe y siente corporalmente, previo a los significados sociales. Hace referencia a la posibilidad de afectar y sentirse afectado sensorialmente por y en relación con otros cuerpos. Entre las y los representantes de este giro se encuentran, por un lado, Tomkins (1984, 1991), Sedgwick y Frank (2003), quienes hablan del affect como algo que puede ser delimitado y nombrado, y asignársele valencias positivas o negativas. Por otro lado, puede citarse a Massumi (1995) quien, siguiendo a Deleuze, lo ve como algo que escapa al lenguaje y que tiene efectos en el propio cuerpo y en la relación con el otro (Toye, 2010). En América Latina, aunque las primeras discusiones sobre el tema aparecen desde principios de este siglo, las redes y los congresos realizados en los últimos años han contribuido a su institucionalización. (10)

    Preguntando en torno al poder desde las emociones

    El concepto de poder ha sido objeto de múltiples definiciones y abordajes. Como señalan Clegg y Haugaard (2009, p. 1), un breve recorrido por la historia de estos desarrollos resulta útil para mostrar su carácter multidimensional, multirreferencial y polisémico.

    El poder fue caracterizado como un recurso, una propiedad o un signo de la capacidad de influencia sobre otros. Se lo ha asumido como producto derivado de la agencia humana o efecto de condiciones estructurales (Lukes, 1988, p. 718), concebido a partir de su carácter relacional, histórico y situado, y entendido como condición transversal a todos los procesos sociales (Máiz, 2003, p. 74), colocando su presencia más allá de la arena política formal para trasladarla al dominio más abarcador de lo político, incluyendo con ello el mundo de las interacciones cotidianas, la dimensión personal, los cuerpos y las sensibilidades. Paralelamente, se pasó de considerarlo exclusivamente como un mecanismo de dominación (poder sobre) a asumir su naturaleza productiva, colectiva y sumativa (poder para), no reducida a la generación de procesos de control y condicionamiento (Göhler, 2009, pp. 28-29).

    No es nuestro objetivo realizar la presentación de cada una de estas perspectivas. En lo que sigue optamos por ofrecer una exposición selectiva de enfoques convergentes con las propuestas analíticas y los posicionamientos establecidos en los trabajos que integran este volumen. Con fines de organización didáctica, tomamos como punto de partida algunas de las definiciones clásicas de poder, a fin de presentar interrogantes, desarrollos y críticas contemporáneas a estas, encaminadas a explorar sus dimensiones emocionales.

    Los múltiples rostros del poder: aproximaciones clásicas y contemporáneas

    De cara a la centralidad del concepto de poder en las ciencias sociales, autores como Heaney (2011, p. 259) reivindican un papel equivalente para el concepto de emoción, destacando su presencia muchas veces implícita pero siempre significativa, dentro de las reflexiones sobre el poder.

    La inclusión de las emociones y los afectos como elementos relevantes para el aparato político-económico moderno se hace evidente desde el siglo XVI, si bien dicha presencia asume una forma implícita. En la obra de Maquiavelo (1999), El príncipe (1532), por ejemplo, la fuente fundamental del poder en su expresión más pura deriva del miedo y la inseguridad, y su adecuado funcionamiento depende más de la capacidad de infundir temor que de inspirar amor (p. 85). Asimismo, en el Leviatán (1651) de Hobbes (1996), puede encontrarse una breve pero comprensiva perspectiva sobre las pasiones, donde el miedo a morir en el estado de naturaleza es la causa de raíz detrás de la formación del Estado (pp. 33-42). Aunque en oposición a Maquiavelo y Hobbes, en El contrato social (1762) Rousseau (2008) reconoce también la importancia de las emociones al señalar que, si bien el temor es central para la conservación del poder en un orden tradicional, un régimen republicano precisa la producción de emociones positivas que garanticen la sociabilidad (p. 233). Por su parte, en su Teoría de los sentimientos morales (1759), Smith (2004) coloca a la simpatía como elemento constitutivo de la sociedad, en tanto produce mecanismos de cooperación fundamentales para la organización de la vida social y económica. A partir de este breve recorrido es posible identificar, siguiendo a Besserer (2014, p. 57), la presencia indirecta pero significativa de formas afectivas que, al mismo tiempo que articulan a la sociedad, forman parte de los aparatos de poder que la gobiernan. La indicación de esta presencia dentro de los estudios clásicos sobre el poder señala la relevancia de esta dimensión, a la vez que deja entrever su consideración como categoría complementaria o residual en este campo disciplinar. ¿Ocurre lo mismo en el ámbito de la sociología?

    Una de las definiciones más citadas sobre el poder procede de Economía y Sociedad. Esbozo de sociología comprensiva (1922) de Weber (2002), donde el poder es descrito como la probabilidad de imponer la propia voluntad, dentro de una relación social, aun contra toda resistencia y cualquiera que sea el fundamento de esa probabilidad (p. 43). Conviene destacar algunos de los elementos más relevantes de esta definición, a fin de reflexionar sobre las dimensiones emocionales implicadas en ella. (11)

    En primer lugar, llama la atención que Weber (2002) haya establecido reservas con respecto al alcance y sentido de su definición. Que se trata de una definición preliminar, queda claro por las propias palabras del autor. Luego de presentarla, agrega, de forma por demás significativa, que el concepto de poder es sociológicamente amorfo, en cuanto puede

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