Carrie Mae Weems nació mujer y negra en 1953, en Oregón, un estado de aplastante mayoría caucásica, cuya población afroamericana ronda el dos por ciento en la actualidad. Ese mismo año, Oregón aprobó una ley por los Derechos Civiles que, por supuesto, no pulverizó la discriminación racial. La escasa diversidad de Oregón no es fruto del azar, sino de un pasado concienzudamente racista, con una constitución que en 1857 prohibía a los negros establecerse en su territorio, una década de 1920 marcada por el Ku Klux Klan y numerosos incidentes de las minorías con la policía a lo largo de todo el siglo pasado.
Weems creció en un país donde la segregación escolar estaba recientemente prohibida, pero se seguía practicando de facto. Un país en el que mucha gente consideraba simpático usar saleros, pimenteros, cubiteras o ceniceros en forma de pintorescos sirvientes de piel oscura,