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El viaje de las preguntas
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Libro electrónico272 páginas3 horas

El viaje de las preguntas

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En un mundo que impone una sola manera de pensar y percibir, es indispensable la búsqueda de la conciencia y de la verdad, este el tema fundamental de la novela.

Rodrigo, el personaje principal, visita una eco aldea sustentable. En alguna charla se habla sobre las prácticas del sistema que buscan dominar y controlar a las personas. Rodrigo, inquieto por la conversación, se sumerge en un camino por encontrar preguntas más que respuestas. 

En esta búsqueda acepta la invitación de un Marakame para participar en el ritual de celebración del equinoccio de primavera en el desierto de Real de Catorce, México, y experimenta una cacería que lo lleva a un viaje de autoconocimiento y descubrimiento de estados de conciencia superiores.

Rodrigo comparte su camino inacabado hacia el despertar de la conciencia, es un relato honesto que nos motiva a hacernos nuestras propias preguntas.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento12 nov 2023
ISBN9798223554721
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    El viaje de las preguntas - Javier Rodríguez Álvarez

    Agradecimientos

    Este camino de preguntas fuese imposible e insostenible sin los  siguientes insustituibles seres, por lo que les agradezco infinitamente a:

    María José, Constanza, Darío y Frida, todos maestros de amor y vida.

    Don Chalo y Don José, maestros que con su silencio dan luz.

    Verónica, maestra, amiga, guía, amor puro y soporte, es el faro en el camino.

    A Carmen, Emilio y Ma José, que por medio de sus entrañables sesiones de cuencos trasmiten paciencia y tranquilidad y canalizaron la indicación para que se realizara este proyecto.

    Fernando, precursor de este camino.

    Kumara, abridora de conciencia.

    Rebeca, guía, maestra y canal de Kryon.

    Carlos y José Antonio, maestros, guías y explicadores de escatología.

    José Luis, Gerardo, Joaquín, Víctor, Juan Carlos, José Antonio y Goyo, hermanos y maestros cósmicos con los que he compartido tantos caminos.

    Luisa y Cecy organizadoras de este proyecto.

    Kryon, Mensajeros del Alba, Ramtha y a la Gran Hermandad Blanca, guías y transmisores de luz y a todos los seres que, al cerrarme caminos, me estaban indicado que la dirección no era la correcta.

    Y a todos los seres que son proyección de mi pensamiento.

    Introducción

    La incertidumbre es lo más inherente a la humanidad, decía Charles Bukowski que se puede ir a dormir siendo escritor y amanecer no siéndolo, es tan voraz que nos impide mirar con claridad nuestro presente, es tan celosa que siempre nos está exigiendo una respuesta que nos quite esa sensación de intranquilidad que, creemos, trae consigo la incertidumbre. Nos han enseñado que la incertidumbre es intranquilidad y probablemente no sea así. Lo único permanente es que la incertidumbre nos obliga a hacernos preguntas.

    Queremos respuestas, se supone que las respuestas contra- rrestan la incertidumbre, eso hemos creído por lo menos, y cuando no estamos dispuestos a seguir el hilo inevitable de seguir con más preguntas, adoptamos las respuestas que la cultura nos propone, pues la cultura en su afán de homo- geneizarnos prefiere que tengamos las mismas respuestas pues, al tener más preguntas, lo primero contra lo que aten- taríamos, sería contra la cultura. Por esto la cultura ofrece absolutos incuestionables; una cultura sin preguntas, es una cultura manejable.

    No aceptar las respuestas establecidas como absolutas, nos vuelve atípicos, nos aísla de nuestra comunidad, nos hace raros ante quienes asumen esas respuestas que la cultura nos ofrece como certeras; que no aceptan otra pregunta, que nos quitan la incertidumbre. Quienes no aceptan esas respuestas totalitarias, reconocen la incertidumbre como la constante compañera, el hilo que comunica una pregunta con otra y con otra y siempre con otra.

    Este texto muestra desde la experiencia, una serie de pre- guntas que atentan contra esas respuestas que la cultura nos

    vende como únicas y verdaderas, es un texto valiente porque expresa que la única respuesta verdadera es otra pregunta. El viaje de las preguntas comparte una serie de preguntas que el autor va formulándose en distintas experiencias, este camino de cuestionamientos y de respuestas que llevan a nuevas preguntas. Es un camino que plantea como inter- minable, pero no por eso menos fascinante.

    Es importante reconocer antes de empezar este viaje que, más que respuestas acabadas, esas que el mismo texto plantea que no existen, son cuestionamientos a respuestas induda- bles. Comparte algunas piezas del puzle, que sin duda son de utilidad para quienes han puesto en duda aquello que han aprendido.

    Este texto no es un texto que deba leerse de corrido, todas las preguntas que encontramos en las siguientes páginas, no solo las formula el autor, al compartirlas nos provoca a pensarlas, a escudriñar en nuestra mente nuestras respuestas y cuestionarlas, esto, estoy segura, no quitará la incertidum- bre, nos hará convivir con ella de una manera más amable. Es preciso que la lectura empiece sin prejuicios, estos solo distorsionarán el contenido, harán que nos quedemos con esas respuestas que ya no nos sirven, que rondan en nuestra cabeza, pero no logran que las reconozcamos como únicas. Es necesario acercarse con apertura, así es seguro que más de una pregunta puesta en este libro, nos llevará a mejores pensamientos.

    Es un libro inacabado, pensar que lo fuera sería como decir que no hay más que cuestionar, y eso es lo más contundente del viaje de las preguntas. ¡no dejemos de preguntar!

    Luisa Samaniego Lapuente

    Ixixtlán

    ¿El viaje de la vida o la vida es un viaje?

    Una tarde en Ixixtlán, una eco aldea sustentable en donde se buscan nuevas formas de relacionarse con la naturaleza en equilibrio con los elementos y la vida, hablábamos del despertar de la conciencia. La conversación giraba en tor- no a qué tanto podíamos estar despiertos a pesar de que el sistema (estructura) se autorregula, y cualquier intento de sabotearlo o de controlarlo, el sistema inmediatamente lo reprime y lo destruye, por ejemplo: los humanos desde las cavernas, nos hemos peleado por las mismas cosas; por con- trolar y dominar a los demás, por poseerlos, tener su voluntad y manipularlos por medio de creencias y deseos impuestos, haciéndolos creer que son propios. Este mundo globalizado que necesita acabar con la diversidad cultural, impone una sola manera de percibir el mundo, generando problemas para poder vender soluciones.

    Más de uno queríamos saber más sobre esto. Los miembros del comité de seguridad de la ONU son los prin- cipales productores de armas del mundo: ¿Cómo entender esto?, ¿a quién le convine que haya guerras? Hay guerras por cualquier pretexto, eso hace que la industria militar sea la más productiva del mundo, seguida de la industria de la salud y alimenticia que operan de igual manera.

    —¿Qué pasa con los transgénicos? —alguien preguntó. Ani- males y plantas que se producen con el argumento de acabar con el hambre en el mundo.

    —¡Patrañas diría el abuelo! —dije casi sin pensar —en mu- chos lugares las personas se mueren de hambre y en muchos otros tenemos índices de sobrepeso alarmantes.

    ¿Qué estamos comiendo?, ¿quién decide lo que come- mos?, ¿nosotros? o ¿estamos manipulados por la publi- cidad del sistema?

    —Otra vez con tus conspiraciones Rodrigo. ¡Estamos ha- blando de conciencia, no de comida!

    —¿Conciencia?, guerras donde los que se mueren son los inmigrantes, los pobres, los indígenas, los ancianos, los denigrados, en una palabra; los improductivos, los sacrifi- cables. ¿Nos llamamos racionales? Tenemos armas con el poder de destrucción para acabar con nuestra Madre Tierra más de cien veces, armas hechas con el pretexto de instaurar la paz… ¡Apoye la paz o lo mato!, poder de autodestrucción inexplicable. De eso estamos hablando; de comida, de ma- nipulación, de dominación, de voluntad, de paz, de control, de guerra, de libertad, de mentira y de… ser consciente de todo eso. Con estas palabras acabamos esa tarde la con- versación, me fui inquieto y motivado por saber que no era solo yo quién estaba buscando preguntas, sí, digo bien, no buscaba respuestas, buscaba preguntas.

    Supe esa tarde en Ixixtlán, que hay estados de con- ciencia superiores, y yo los estaba buscando. Acepté la in- vitación del Marakame (Chamán, sacerdote, curandero y guía de la cultura Wixárika [Huichol] limpiador de cuerpo y espíritu. Conocedor de herbolaria y plantas sagradas. Mo- derador social, define y sostiene la relación del hombre con la naturaleza) para celebrar el equinoccio de primavera, en el desierto de Real de Catorce.

    Equinoccio de primavera

    ¿Un viaje al desierto?

    El Marakame nos invitó de cacería, nos pareció divertido y confuso, ¿cómo en un viaje de búsqueda de conciencia se matan animales? El Marakame ríe, sólo ríe.

    —Debemos llevar a los perros y algunas armas largas — comenta Luis entusiasmado con la idea.

    —No creo que las necesites, aunque los perros podrían ser buena compañía. —Con tono irónico y burlón, respondió el Marakame al tiempo de soltar tremenda carcajada.

    —Es un viaje interior, un viaje de descubrimiento, un viaje personal y único a buscar el conocimiento y el entendimien- to, unos días en el desierto en búsqueda del maestro interior. Para esto es necesario que sea en el equinoccio, época en la que, por hallarse el sol sobre el ecuador, la duración del día y de la noche es la misma en toda la tierra, sucede dos veces al año, una en marzo y otra en septiembre, y debe ser en el desierto, pues es un símbolo de nuestro desierto personal, un lugar de silencio interior donde estas solo tú, donde accedes a la búsqueda de la verdad. En el equinoc- cio, en el desierto se celebra una ceremonia ancestral, sin memoria, no se sabe desde cuándo se realiza, perdida en el tiempo, sabiduría de milenios que esta oculta, oculta de occidente, oculta de la civilización, oculta de los racio- nales. —Apunta el Marakame un poco decepcionado de nuestra ignorancia.

    Después de escuchar al Marakame entendí que ellos, los indígenas, son los que tienen el conocimiento de la tierra, de sus ciclos, de sus movimientos, maestros que conocen el movimiento de precesión (En astronomía, el movimiento de precesión es el cambio lento y gradual en la orientación del eje de rotación de la Tierra, que hace que la posición que indica el eje de la Tierra en la esfera celeste se desplace alrededor del polo de la eclíptica, trazando un cono y re- corriendo una circunferencia completa cada 25,776 años) desde hace milenios. Nosotros, los que nos llamamos civi- lizados, tenemos pocos años de conocerlo, es curioso cómo les llamamos ignorantes, siendo nosotros los que destruimos nuestro entorno. ¿Quién es el ignorante?, ¿el que destruye su casa o el que sabe cómo funciona?, ¿el que vive desconectado

    de ella, o el que conoce sus ciclos, la respeta y la conserva?

    ¡Ellos saben lo que viene, lo planearon y se ocultan bajo el

    nombre que les hemos dado: ignorantes!

    —Esta reflexión me recuerda lo mucho que estamos conec- tados con la tierra —dije en voz alta.

    —¿Ya vas a comenzar con tus temas mágicos? —preguntó alguien con pensamiento científico.

    —Sí, —dije —estamos más conectados con la Tierra de lo que podemos admitir. Los primeros astronautas, cuando estaban en órbita perdían la razón olvidando el entrenamien- to, actuando fuera de sí, por medio de investigaciones se descubrió la llamada Resonancia Schumann; la Tierra vibra en una frecuencia a causa del campo magnético terrestre y de los rayos de diferentes frecuencias que emite el sol, incluyendo el campo magnético solar, también la radiación y magnetismo emitido por los planetas, por las estrellas y por el agujero negro del centro de la Vía Láctea. Aun- que no está claro, el por qué y el cómo funciona; cuando replicaron esta frecuencia en las naves espaciales, los as- tronautas actuaban normalmente. Nuestro cerebro necesita ciertas condiciones para funcionar adecuadamente, entre muchas, un campo magnético proporcionado por la tierra, al carecer de él, no funciona adecuadamente, comprobado o no, necesitamos las condiciones que nos proporciona la tierra para funcionar, si no tenemos estas condiciones, las tenemos que replicar artificialmente, es decir; estamos conectados a la tierra. —Y seguí sin el afán de convencer, seguí porque al argumentar entiendo más.

    —Nosotros mismos, al tener un campo magnético perso- nal somos afectados por los campos magnéticos artificiales producidos por las ondas de baja frecuencia, televisión, radio, internet, centrales eléctricas, antenas de repetición de telefonía móvil, antenas de cableado de alta tensión, centrales nucleares, hornos de microondas, etc. Muchas preguntas me vienen a la cabeza: ¿Qué tanto nos podremos

    adaptar a estos campos magnéticos?, ¿de qué forma afectan

    el funcionamiento de nuestro cuerpo y de nuestro cerebro?,

    ¿producirán algún beneficio mayor al desorden energético que nos rodea? Algunas personas son muy sensibles a estos campos artificiales, lo que hace imposible que puedan vi- vir en las ciudades y deben emigrar al campo, en donde la concentración de campos magnéticos artificiales es menor. Ahora que hay más y más potentes campos magnéticos, ¿Más personas tendrán que emigrar? Estos datos son minimizados y ocultados por un sistema que defiende que, el beneficio de la mayoría es aceptable a costa del sacrificio de unos cuantos, además del control y del inmenso negocio que son estos campos magnéticos artificiales.

    El gobierno soviético investigó las implicaciones de la salud en los vuelos espaciales, obtuvo pruebas de que los campos magnéticos naturales de baja frecuencia (100 Hercios), ejercen un efecto pronunciado sobre los procesos químicos y celulares de los seres vivos. Todos los seres vivos seguimos ritmos circadianos en tándem con la rotación de la tierra, no solo ciclos diarios, sino semanales, mensuales y anuales. Afectando el pulso, presión sanguínea, temperatura del cuerpo, coagulación de la sangre, circulación de los linfocitos, ciclos hormonales y otras funciones corporales. Patrones magnéticos regidos por planetas, particular y especialmente por el sol. El sol es un metrónomo que marca el ritmo de todos los seres vivos en la tierra.

    Con mucha esperanza y expectación, esperaba la fecha de la Cacería con el Marakame, todos volvimos a nuestra vida, seguramente con más de una pregunta en nuestra cabeza.

    Cambio de fecha

    ¿Las cosas se acomodan?

    Algunos días después y entusiasmado por el viaje, tuve que poner en consideración la invitación del Marakame, real- mente me resultaba difícil ir, tenía trabajo pendiente; más de lo normal. ¡Realmente no podía ir!, así se lo dije a Luis, cuando entusiasmado me llamó por teléfono, me costaba no ir, él sabía que era el momento que estábamos esperando.

    —De verdad no puedo Luis.

    —Relájate, el viaje se cambió de fecha, apúrate con tus pen- dientes, que nos vamos al desierto. —él contestó. ¿Había sido elegido para ese viaje?, colgué entre animado y confundido.

    Luis es un amigo de la infancia, tradicionalmente es un cazador, su abuelo fue famoso por su cuarto de trofeos, él, como todos, sin darnos cuenta seguimos la tradición, estereotipos familiares y sociales; en su casa se habla de caza, se practica la caza, se convive con cazadores y hay recursos para aquél que quiera cazar.

    ¿Por qué seguimos las tradiciones sin cuestionarlas?, ¿por

    qué continuamos haciendo lo que mi papá o abuelo hacían?,

    ¿por qué nuestros ancestros se empecinan en que continue- mos con la tradición familiar?, ¿por qué mi hermano mayor se llama igual que mi papá, igual que mi abuelo, igual que mi bisabuelo? Luis y yo estábamos inmersos en estos estereo- tipos, algo no estaba funcionando en esta tradicional vida, buscábamos algo distinto, no sabíamos qué, pero sentíamos que este proceder nos adormecía. Ambos nos separamos de la tradición, empezamos a actuar diferente, buscamos no ser predeterminados por las cosas ni por las circunstancias, tampoco por las personas, esto nos llevó a hablar diferente,

    a pensar diferente y a ser rechazados en nuestro entorno; aquél que no cumple con las tradiciones, le espera el exilio familiar y social.

    En este camino que nosotros emprendimos, lo primero que surgieron fueron preguntas: ¿Puedo ser un observador y no ser afectado?, ¿puedo no reaccionar desde mi  creencia?,

    ¿hasta dónde reacciono como lo hacen mis padres?, ¿qué tanto de mi comportamiento es aprendido?, ¿hasta dónde debo o puedo cambiar?, al cambiar mi actuar ¿pierdo mi esencia?,

    ¿hasta dónde tengo que ser leal a mi clan familiar y/o social?,

    ¿cambiar es bueno?, ¿qué tan difícil es cambiar la programación ancestral?, ¿puedo o debo cambiar la programación cultural?,

    ¿se puede cambiar al punto de no reconocerse?, ¿es válido ir contra el sistema?, ¿es viable la homeostasis y transistasis en equilibrio?, es decir; mantener el sistema (homeostasis) y cuestionarlo para cambiarlo (transistasis) de una manera dinámica y constante.

    No sabíamos a todo a lo que nos íbamos a enfrentar, con los otros y con nosotros mismos en esta búsqueda de me- jores preguntas. Tampoco sabíamos que no había vuelta atrás, una vez que preguntas, hallarás… más preguntas.

    Pensar y sentir

    ¿Una dicotomía permanente?

    No sé cómo las cosas que normalmente se tardan en resolver una semana, en unas pocas horas quedan resueltas, no sé cómo, o más bien en ese momento no sabía cómo, pero no había más pendientes en el trabajo y el viaje al desierto era un hecho. ¿Cuántas veces me saboteo yo mismo?, ¿por qué, si sé lo que tengo que hacer, me hago pendejo?, ¿por qué busco excusas para no hacerlo?, ¿cuál es mi miedo a avanzar?

    Los últimos años he dedicado mucho tiempo a buscar, buscar algo que ni siquiera sé qué es, no duermo, escucho sonidos y vibraciones nocturnas, por más que busco su ori- gen no sé qué o quién las emite, los animales se me acercan confiados, la gente se aleja desconfiada, creo que no soy de por aquí, tengo preguntas, no sé de dónde surgen:

    No siempre pienso lo que hago. No siempre medito la situación.

    Algunas veces me detengo, pienso y reflexiono.

    ¿Quién soy?, ¿por qué soy quien soy?, ¿qué ha pasado para que yo sea quien soy?, ¿desde cuándo los acontecimientos me están

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