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Revolución de Las Virtudes: Por Un Ser Más Humano
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Revolución de Las Virtudes: Por Un Ser Más Humano
Libro electrónico254 páginas4 horas

Revolución de Las Virtudes: Por Un Ser Más Humano

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Lo que Casarotto le entrega al lector es algo poderoso: una oportunidad de concienciación, de autoconocimiento y evaluación, capaz de potencializar aquellos que ya buscaban promover cambios de calidad, así como despertar a los que estaban durmiendo para las virtudes. En ambos casos estimula por lo menos el estado de vigilancia con relación a las actitudes cotidianas que imprimimos en el universo que nos cerca, haciéndonos críticos de nosotros mismos y conscientes de cuanto tenemos que evolucionar, lo que ya es de gran valor. Desde que tuve contacto con este contenido, muchas cosas cambiaron de sentido y otras perdieron relevancia. Es un libro para quien busca "arreglar sus armarios internos", hacer una limpieza en su postura, revelando todo lo que se acumuló durante años de condicionamientos y vicios y que es pesado, superfluo, ocupa espacio sin merecer y se debe desechar, quedando apenas lo que realmente importa: un estado de levedad capaz de enriquecer la forma como vemos y tratamos con el otro y con el mundo. Cuando trabajamos con afinco en esa limpieza, nos queda como punto de partida la comprensión de que somos privilegiados por el simple hecho de que tenemos vida, y eso es algo gigantesco, con valor inestimable. Casarotto dirige sus años de investigaciones, estudios y conclusiones a los que tienen la humildad de reconocer que poco saben, que tienen mucho para aprender, mucho para mejorar, y que así ayudarán a construir un mundo nuevo que es cada vez más necesario y urgente. Y que esos sean muchos.

Ari Nicolosi
IdiomaEspañol
EditorialCASÃO
Fecha de lanzamiento20 sept 2019
ISBN9788591890613
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    Revolución de Las Virtudes - Edu Casão

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    Las virtudes humanas son elementos que se construyen y complementan la personalidad de los individuos a lo largo de la vida. Con la construcción de valores, nosotros aprendemos a tener comportamientos a partir de lecciones y referencias moralmente positivas dentro del ambiente en que estamos.

    Guíelo por la virtud, manténgalo en la línea con los ritos, y el pueblo, además de ser capaz de sentir vergüenza, reformará a si mismo. (Confucio, Los Analectas, Porto Alegre, 2012)

    Tres líneas de estudio me llevaron a una misma conclusión sobre el camino del desarrollo humano: que este camino comienza en la evolución de las virtudes. Son ellas:

    •Estudio de las religiones (espíritu) ;

    •Estudios neurológicos (cuerpo) ;

    •Estudios de la pisqué (mente) .

    El estudio de las religiones tuvo como orientador una lógica bastante simple, embasada en la pregunta ¿En qué puntos todas las religiones están de acuerdo? Aunque la pregunta sea simple, la caminada para llegar a una conclusión fue muy ardua, empezando por el gran número de religiones que existen en el mundo, cerca de cinco mil.

    Este estudio tuvo la premisa de excluir los aspectos doctrinarios en los cuales las religiones tanto divergen. Intenté enfocar en la pregunta ¿Cuál es el objetivo de que el hombre esté en la Tierra? La respuesta que encontré fue aquella sobre la cual todas las religiones están de acuerdo y son unánimes: el hombre está en la Tierra para evolucionar en sus virtudes y transformarse en un ser humano mejor. Se hizo un segundo análisis más minucioso sobre cuáles son las virtudes ensañadas en los libros sagrados, es decir, cuáles son las virtudes con las cuales todas las religiones están de acuerdo. Y las virtudes encontradas en ese segundo proceso del estudio embasaron el quinto capítulo de este libro, el Instrumento De Evaluación De Desempeño Moral. Con este libro, el lector tendrá claridad sobre lo que las religiones realmente esperan de nosotros, y el instrumento hará mensurable cuanto hemos evolucionado, punto por punto, dándonos así una dirección sobre en qué exactamente todavía tenemos que trabajar en nuestra evolución.

    No le corresponde al hombre desarrollar todas sus facultades hasta la perfección. Su obligación es perfeccionar todas sus capacidades que lo llevan por el camino de Dios rumbo a la perfección, suprimiendo completamente aquellas cuyas tendencias sean contrarias. (Mahatma Gandhi, El Camino de la Paz, São Paulo, 2014)

    Cada religión propone un camino para el desarrollo de esas virtudes, y para que yo pueda concluir cuál es el mejor camino busqué embasar mis estudios y métodos científicamente. Los estudios en neurología, específicamente sobre el lobo frontal, fueron fundamentales para mi recorrido. Aún entendiendo que el mundo espiritual sabe mucho más de lo que la ciencia ya descubrió, cuando encontramos puntos de convergencia, es decir, cuando descubrimos donde ciencia y espiritualidad están de acuerdo, les pasamos a las personas una sensación más grande de seguridad en la información.

    Es importante que, primeramente, se entienda un poco sobre algunas áreas del cerebro para comprender con más claridad las virtudes humanas.

    Vamos a empezar con las estructuras cerebrales más primitivas llegando hasta las más evolucionadas. Empecemos con el tronco cerebral, o cerebro reptiliano, responsable por la entrada y salida de informaciones aferentes y eferentes, y responsable por comportamientos de autopreservación y de preservación de la especie. Allí está el origen de nuestros instintos, siendo que los cuatro instintos primitivos centrales son: instinto de sobrevivencia, deseo sexual, instinto de competición e instinto de protección.

    ¿Usted cree que ya es bastante evolucionado y no tiene más el instinto de competición? Pues bien, le voy a dar un pequeño ejemplo… Haciendo un paralelo entre el complejo de Edipo y el mundo corporativo, reflexione: Si un padre tiene la primitividad de disputar con un hijo debido a su instinto de competición, imagínese lo que él es capaz de hacer si asume una posición de líder en una empresa. Si una madre, por ese mismo instinto, disputa con su hija, imagínese lo que ella puede hacerle a una colega de trabajo.

    Continuando, tenemos el sistema límbico, el lobo límbico que constituye el substrato cerebral que motiva nuestras tendencias, deseos y emociones. El neurólogo Raul Marino dice en su libro La religión del Cerebro que esa parte es lo que nos conecta al Creador y al significado del mundo.

    A continuación tenemos el neocórtex, constituido, entre otras estructuras, por los lobos frontales y temporales y por sus conexiones subyacentes, es responsable por la síntesis de todas las informaciones procesadas por el cerebro reptiliano y por el sistema límbico, ahora, de forma consciente. El lobo frontal nos permite pensar abstractamente, así es que nos diferencia de los animales. Elaborar pensamientos filosóficos, psicoanalíticos, éticos o religiosos es responsabilidad de él. El Dr. Raul Marino describe lo que quiero mostrarles:

    Las funciones cerebrales responsables por el pensamiento abstracto nos hacen verdaderamente humanos y nos permiten evaluar la naturaleza de cada experiencia y aprender con ella. Son esas funciones que nos posibilitan anticipar, planificar y prever el futuro, hacer elecciones, ejercitando la voluntad y el libre arbitrio y elaborar respuestas lógicas y simbólicas con relación a datos sensoriales. Son ellas aún las que nos hacen notar el pasado y futuro, evaluar causa y efecto, planificar metas y analizar el sentido de las cosas, como espiritualidad, tiempo y eternidad, orquestando todo lo demás que nos hace, como ya dije, verdaderamente humanos. Nos hacemos humanos por la interacción y por el convivir con otros humanos, amando a los que nos son queridos, deseando su crecimiento espiritual y sufriendo o compadeciéndonos con su sufrimiento. Si esa región del cerebro, los lobos frontales, se puede considerar una de las responsables por el sublime sentimiento de amor, caridad, fe y esperanza. El amor, en su más alta manifestación se transformaría en una transformación creativa de nuestras respuestas al otro. Amar al otro, de esa forma sería como permitir que el sentimiento ejerciera influencia sobre el afecto que sentimos. (Raul Marino, La Religión del Cerebro, São Paulo, 2005)

    El lobo frontal es la última parte del cerebro que se desarrolla durante el proceso de evolución y que se une a la estructura que ya existía. Cabe decir que es el más grande, ocupa casi un tercio del cráneo, y es el más importante de los cuatro lóbulos, por sus funciones.

    Además del lobo frontal, tenemos el temporal derecho e izquierdo, el parietal y el occipital. Se dice que el lobo temporal derecho es el comunicador con la espiritualidad y con el mundo energético, pero, a pesar de esas afirmaciones, no hay porque poner el foco apenas en esa área, aunque sus funciones parezcan tan seductoras. Prefiero atenerme al lobo frontal, pues es por él que podemos evolucionar y trabajar en la evolución de nuestras virtudes. Con la evolución, automáticamente nos conectaremos con más intensidad y verdad al universo y al mundo espiritual. Es muy importante que las personas entiendan que el camino para conectarse y transcender no es buscando rituales místicos y cosas de ese tipo, apenas el desarrollo de las virtudes puede llevar a la transcendencia, no lo contrario.

    El camino para conectarse y transcender no es buscar rituales místicos y cosas de ese tipo, apenas el desarrollo de las virtudes puede llevar a la transcendencia, no lo contrario.

    El lobo frontal desempeña un papel central con relación a la planificación futura y a la toma de decisión, distinto del actuar instintivamente del tronco cerebral, aquí nos diferenciamos de los animales. Queda claro que el área responsable por las virtudes es el lobo frontal, y cuando estimulamos y desarrollamos comportamientos virtuosos, estamos estimulando y desarrollando esa área del cerebro. El cerebro es como si fuera un músculo, cuanto más usted ejercita un área, más fuerte esa área quedará, es decir, en la práctica, más conexiones y caminos neurales se construirán.

    Nuestro cerebro es un órgano de aprendizaje. La neuropsicología nos enseña que podemos ejercitarlo como ejercitamos los demás músculos. Entonces, absorbiendo intencionalmente la bondad y la belleza, podemos influenciar positivamente nuestro cerebro y superar la negatividad. Usando el poder de la mente, podemos hacer con que nuestro cerebro cambie para mejor. (Dalai Lama, Porque Ética es más Importante que Religión. Rio de Janeiro, 2018)

    Para evolucionar tenemos que dejar de actuar movidos por el tronco cerebral y por el sistema límbico, para pensar y actuar a partir del lobo frontal, es decir, dejar de actuar primitivamente y emocionalmente para actuar con el que llamo de inteligencia moral, empleando las virtudes. El término inteligencia moral está siendo usado por muchos pensadores y estudiosos del tema y normalmente es usado para designar una inteligencia relacionada a la espiritualidad. Lo importante aquí no es prenderse al término, que ya está pasando a ser un sentido común, a pesar de imbuido de definiciones distintas, y sin entender que actuar a partir de las virtudes y no primitivamente es tener inteligencia moral. Cuando tenemos el control de los instintos primitivos y de las emociones y consecuente madurez podemos actuar con amor y caridad de verdad. Apenas de esa forma tenemos la posibilidad de dejar de ser orgullosos y egoístas y pensar realmente en el prójimo.

    Reflexione si practicar la inteligencia moral es estimular el lobo frontal, y estimular el lobo frontal en verdad es hacer lo que las cinco mil religiones nos están diciendo para que hagamos hace miles de años. Tenemos aquí un punto de convergencia y de concordancia: Tanto la ciencia como la religión están de acuerdo que para que un ser humano evolucione es necesario que desarrolle las virtudes. Es necesario desarrollar la inteligencia moral, y no apenas con la religión lo conseguiremos.

    La religión tampoco no es más suficiente. Ahora, la ética global secular es más importante que las religiones clásicas. (Dalai Lama, Porque Ética es más Importante que Religión. Rio de Janeiro, 2018)

    Además de mis estudios sobre las religiones y sobre el cerebro, necesito contar que estoy en el área de investigación en psicoanálisis hace mucho tiempo, y me propuse a investigar cual era el impacto de las virtudes en el campo de las neurosis. Fue cuando tuve una sorpresa fantástica.

    El individuo sólo es neurótico porque todavía es primitivo.

    Descubrí las variables y las derivaciones del orgullo y del egoísmo, que son el centro de todo el atraso humano y, por consecuencia, el centro de la mayoría de las neurosis.

    Ejemplo práctico

    Descubrí las variables y las derivaciones del orgullo y del egoísmo, que son el centro de todo el atraso humano y, por consecuencia, el centro de la mayoría de las neurosis. Ejemplo práctico: Voy a hacerles una pregunta: ¿podemos curar a un neurótico sólo trabajando en sus virtudes? Sí. Voy dar un ejemplo que uso en supervisión para mis alumnos que están iniciando en el psicoanálisis. ¿Usted sabe que es el sádico oral? Es el chupador de atención, un vampiro de atención. Es aquella persona que se hace dependiente del otro, que pierde el trabajo, no prospera para quedar dependiente del otro, para así sentirse cuidado y acogido. Todo eso originado debido a un rechazo materno. En el psicoanálisis clásico el camino de tratamiento sería abordar el rechazo materno. Sin embargo, creo que en ese abordaje tradicional lo que se está tratando es el punto de fijación, es decir, el agujero emocional que el rechazo dejó en el individuo.

    A partir de ese agujero, desde ese punto de fijación, el individuo con esa patología creó una personalidad, una persona egoísta, manipuladora e infantilizada. El terapeuta que tiene entendimiento sobre virtudes tratará el tema sobre el rechazo de la madre apenas enseñándole al individuo sobre ese punto de fijación y sus funcionamientos y efectos, y nunca intentando resignificar escenas originales de rechazo. Él nunca intentará justificar el rechazo materno con disculpas como la de que la madre trabajaba mucho y no tenía tiempo para cuidar al individuo, y cosas de ese tipo. Lo que el cliente tiene que notar es que con ese comportamiento actual de carencia infantilizada él chupa a su familia actual, chupa a su cónyuge, etc., porque en verdad es una persona egoísta. Si yo, como su terapeuta, le enseño inteligencia moral a ese paciente y lo ayudo a donarse más al otro, vivir su vida para el otro, él para de chupar y aún perdona a su madre, por fin, libertándose de vivir bajo el dominio desde su punto de fijación. El individuo tiene que decir Yo tengo que crecer para cuidar a mi familia, yo no puedo quedarme sólo chupando. En mi pensar, entiendo que el terapeuta no debe quedarse discurriendo sobre la madre del paciente por años sin fin. ¿Y será que arregla la neurosis de la persona? Sí, arregla de verdad. Tratar a la madre de él dentro de él no es arreglar de verdad, es tratar en un sistema de nivel muy bajo en el cerebro, aún muy primitivo.

    Dentro de esa mi teoría hay varias formas clínicas de tratamiento y yo llegué a la concepción de que, si trabajamos las virtudes, la caridad, el amor, tratamos de eliminar el orgullo, el egoísmo, en fin, si el individuo es elevado en su condición, la mayoría de las neurosis desaparecen. Ya decía el gran médico espírita Bezerra de Menezes al respecto de la locura por obsesión, que su tratamiento abarcaría la elevación moral.

    Por los medios espíritas, que nos dan la ciencia de la locura por obsesión, podemos hacer, con seguridad, el diagnóstico diferencial de esta especie, aún desconocida de la Medicina, que la confunde con la locura por lesión cerebral. Y, una vez que se haga el diagnóstico, cumple aplicarse a la obsesión un tratamiento

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