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Diálogos de la antropología con la lingüística
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Libro electrónico268 páginas2 horas

Diálogos de la antropología con la lingüística

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Los temas tratados son el tiempo en las lenguas náhuatl y yagua; la forma de escritura prehispánica, así como las características antropofísicas de ciertos grupos étnicos y su posible relación con la lengua que hablaban dichos grupos.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento30 oct 2023
ISBN9786075397832
Diálogos de la antropología con la lingüística

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    Diálogos de la antropología con la lingüística - Susana Cuevas Suárez

    Introducción

    ———•———

    El espíritu del Coloquio Manrique es convocar a investigadores de diversas áreas de la antropología y la historia, que al estilo del profesor Manrique, procuran integrar a sus temas las demás disciplinas tratando de alcanzar una visión antropológica integral o, al menos, relacionándolos con temas lingüísticos, ya que la lengua tiene variadas manifestaciones en las demás disciplinas antropológicas. Esta temática ha convertido al coloquio en una institución a la que acuden investigadores de instancias académicas tanto nacionales como internacionales.

    En el VII Coloquio, realizado en 2016, se presentaron cuatro plenaristas cuyos temas relacionaron de manera sobresaliente a la antropología física, la arqueología, la historia y la etnohistoria con la lingüística, por lo que la comisión organizadora del evento se dio a la tarea de reunirlos para formar un volumen que mostrara nuevamente la preocupación del profesor Manrique de resaltar la relación natural de estas disciplinas.

    Tres conferencistas magistrales fueron invitados a presentar su plenaria en extenso y la cuarta colaboración fue incluida en este volumen por la importancia de su trabajo que relaciona la arqueología y la etnohistoria con la lingüística.

    Cabe mencionar que, en general, todos los trabajos presentados en este coloquio fueron de gran calidad y sobre muchas lenguas como maya, otomí, zapoteco, amuzgo, chichimeco-jonáz, rarámuri, español, huave, nahua, tepehua, tepehuano, etc., enfocados a temas, por un lado, meramente lingüísticos como la fonología, la armonía vocálica, la morfología, y la gramática y por otro, relacionándolos con la etnografía, la historia, la etnohistoria, el discurso con la arqueología, la semántica con la cultura, así como aspectos metodológicos interdisciplinarios.

    La primera contribución de este volumen Las lenguas y los estudios antropofísicos de las poblaciones humanas. El caso de los grupos indígenas de México, trata sobre la relación de la antropología física con el lenguaje. El doctor Zaid Lagunas reflexiona acerca de la clasificación de los grupos humanos por sus características antropofísicas y su concordancia con la clasificación de las distintas lenguas por su filiación lingüística.

    Cuando los antropólogos, arqueólogos, historiadores, etc., identifican un grupo humano, el elemento que regularmente se emplea es la lengua que habla; esto es correcto –nos dice Lagunas– en tanto nos sirva únicamente como una guía puesto que la relación lengua-grupo humano (genético) es algo más complicado y puede conducirnos al error.

    Uno de los grandes aportes de este trabajo, apoyado en Manrique, Nichols, Howells, Livingstone, Berger, es que son múltiples las razones por las que un grupo humano determinado comparte o no la lengua o las características bio-físico-genéticas de otro grupo con los que se le relaciona tradicionalmente. Nos muestra, además, hasta qué punto, con la misma información, se puede llegar a distintas conclusiones, dependiendo de las perspectivas y criterios desde donde se realiza el análisis.

    En la elaboración de este trabajo, Zaid Lagunas se cuestiona en qué medida la Lingüística Antropológica contribuye al entendimiento de algunos problemas que se le presentan a la antropología física. Para ello, recurre a la revisión de los trabajos y las posturas de diversos especialistas de ambas disciplinas en relación con este tema; asimismo, compara elementos metodológicos de cada disciplina, por ejemplo, los relacionados con el fechamiento de la lingüística, la glotocronología (reloj lingüístico), y de la antropología física el método genético (reloj molecular). De su revisión, lo primero que resalta es la divergencia de opiniones en un punto de partida y llegada fundamental, para ello, se vuelve a cuestionar si existe una relación directa entre los rasgos físico-biológicos (genéticos, antropométricos, morfoscópicos) y la lengua hablada por un grupo humano determinado. A lo que responde afirmativa y negativamente y nos muestra los argumentos que le ofrece la Antropología Física, así como los de la lingüística.

    En la antropología física hay quienes afirman la existencia de una relación directa biología-lengua; entre ellos se encuentran Nichols, Howells, Caballi-Sforza, Livingstone y Darlu, por mencionar algunos, y entre los que la rechazan están Nettle, McEachern y Bate y Terrazas. Igualmente, por el lado de la lingüística, hay quienes afirman y quienes rechazan esta relación, como Valiñas cuando dice contundentemente que la relación lengua-etnia es falsa. Pero también hay posturas no radicalizadas en ambas disciplinas que además de reconocer una relación entre lengua y biología (genética) en el origen, reconocen la existencia de múltiples factores que modifican esa relación; entre ellos se encuentran Manrique, Greenberg, Faulhaber, López Alonso y otros.

    Por su parte, Silvia Garza Tarazona, en su trabajo Un registro histórico. Una interpretación de la semiescritura en Xochicalco establece una relación entre la arqueología, la etnohistoria y la lingüística. En su estudio nos aclara que el sistema de registros en Mesoamérica es pictográfico o jeroglífico; es decir, utiliza grafemas o logogramas que son representaciones de los objetos fácilmente reconocibles. Sin embargo, coincide con Manrique (1983) en que en dicho sistema no existe un orden de lectura, requisito de una verdadera escritura. La escritura maya es a la que ambos le reconocen ser una verdadera escritura.

    Para llegar a la conclusión de que los textos registrados en Xochicalco corresponden a una semiescritura, Garza retoma los estudios que realizó con Manrique en 1987 sobre el Códice Mendocino y presenta ejemplos de los ocho tipos de pictogramas, mismos que le servirán de guía en el estudio de algunos textos de Xochicalco que relatan acontecimientos y fechas importantes de esta ciudad del periodo Epiclásico. Los textos se encuentran en las tres estelas encontradas por Sáenz en la Pirámide de las Serpientes Emplumadas, en la Lápida de Coatlán, en la Lápida de Tetlama, y en el Mural Del debate.

    En el desarrollo de su exposición nos va mostrando sus argumentos de cómo llevar a cabo la lectura de estos textos. Por ejemplo, el de la Lápida de Coatlán, inicia de manera arbitraria –dice Garza– desde la esquina superior derecha, descubriendo al final una narrativa de los eventos de manera fluida, iniciando por el centro de la lápida.

    Durante este proceso nos revela su metodología de comparación entre los registros arqueológicos y los registros etnográficos en los códices de las mismas figuras y narrativas, así como el cruzamiento de información reportada en varios sitios arqueológicos en lápidas, pirámides y murales. Por ejemplo, la Pirámide de las Serpientes Emplumadas es un monumento conmemorativo, donde se relatan cuatro eventos que ocurrieron bajo la protección de la Serpiente Emplumada. Los relieves de la Pirámide de las Serpientes Emplumadas ofrecen información acerca del manejo de la astronomía, el conocimiento calendárico, la representación de personajes que llegaron a Xochicalco y los topónimos de sus lugares de origen, etcétera.

    Para el trabajo arqueológico de Garza, es de suma importancia corroborar la información documentada de un sitio arqueológico con la de otros sitios y, a su vez, con las demás fuentes históricas y etnohistóricas, para confirmar los acontecimientos sobresalientes de un grupo humano que vivió entre 600 y 1100 d.C., tomando como primera herramienta su propia forma de registro, tema relevante para la lingüística.

    Un ejemplo más de cómo es posible abordar un tema que involucra a los seres humanos visto desde diferentes ángulos, según nos lo permiten las metodologías de las diferentes disciplinas antropológicas e históricas y, en este caso, directamente con la Lingüística, es el tratamiento del tiempo expresado en la lengua náhuatl, como nos lo muestra Marc Thouvenot con su trabajo La expresión del tiempo en el náhuatl clásico.

    En este estudio, Thouvenot nos presenta dos aspectos de la expresión del tiempo: uno mediante la lengua hablada capturada por frailes para el registro de la lengua en gramáticas y diccionarios y, por otro lado, cómo los mismos hablantes plasmaron de manera pictográfica su noción y concepto del tiempo en documentos que ahora llamamos códices, a través de su representación pictográfica en la lengua náhuatl.

    Thouvenot nos explica que la noción del tiempo que tenían, tanto los nahuas como los europeos del siglo xvi, no es la misma que tenemos ahora, principalmente en relación con el espacio. Los recursos para expresar el tiempo –nos dice– son múltiples tanto en la lengua como en la escritura. En la lengua, hay que tomar en cuenta sustantivos, verbos con sus conjugaciones y también expresiones adverbiales. Mientras que en los documentos se encuentra una escritura figurativa-conceptual que transmite información de la realidad que al entrar en la escritura, pierde su carácter individual para adquirir un valor genérico.

    Cuando los nahuas se referían a lo que nosotros conocemos como espacio, hacían referencia a los intervalos entre tiempos, que Thouvenot nos muestra a través de ejemplos y su clasificación por el significado de sus elementos gramaticales.

    La representación gráfica del tiempo y sus intervalos se puede observar en cada uno de los elementos y su composición, ya que todos ellos conforman el discurso en los documentos pictográficos.

    En relación con los intervalos, reconoce dos tipos: los intervalos cerrados imprecisos y los intervalos abiertos y al comparar ambas representaciones, en la lengua hablada corresponden a los adverbios y a los tiempos de los verbos; en los códices, toda esa información se reconstruye al leerlos, pues no se encuentra plasmada de manera fija.

    Para el desarrollo de este estudio, Thouvenot recurrió a la información que le ofrecieron las fuentes pictográficas de los códices de tipo tonalamatl, el registro de la lengua hablada en textos nahuas del Códice Florentino y la obra de Chimalpahin, así como la consulta de gramáticas, diccionarios y un corpus de textos. De entre las gramáticas que le fueron de mayor utilidad encontramos la de fray Andrés de Olmos, por las listas de adverbios que presenta organizadas de manera temática. También está la gramática de Carochi y el diccionario de Molina. En el recorrido de su análisis y exposición de ambas formas de expresión del tiempo y sus intervalos, Thouvenot guía al lector a través de numerosos ejemplos explicados a detalle de algunas de las 326 formas a las que recurre la lengua para expresarlo.

    Este trabajo y el siguiente Orientación espacial en la narrativa épica del yagua: un estudio de caso de cómo la gramática emerge del discurso, de Thomas Payne, están en estrecha relación, ya que presentan el tema del tiempo manifiesto en diferentes lenguas, no emparentadas y en momentos diferentes. Mientras que los datos del náhuatl provienen del siglo xvi y anteriores, los datos del yagua son actuales.

    El trabajo de Payne está enfocado en la presentación de la lengua yagua, una lengua polisintética de la región amazónica del Perú y cómo esta lengua incorpora la ubicación y la dirección en la morfosintaxis de las cláusulas básicas, mucho más que el tiempo, como lo hacen las lenguas indoeuropeas, que enfatizan la relación del tiempo con el aspecto utilizando elementos adverbiales o expresiones perifrásticas.

    A través de su exposición, Payne muestra que el espacio y la orientación espacial, manifiestos en la gramática del yagua, están dados por la orientación espacial del discurso narrativo. La narrativa del discurso es el tema central de su exposición, pues es de donde proviene la ubicación y la dirección en el discurso yagua. En su análisis nos ofrece dos perspectivas respecto del origen de la estructura gramatical: una filogenética, a la que llama gramática primera y la otra ontogenética a la que llama comunicación primera.

    Para la presentación de estas dos perspectivas, ofrece evidencia en favor de la comunicación primera, mediante una interesante explicación y utilizando ejemplos de la expresión morfológica y la expresión sintáctica de las relaciones espaciales en yagua.

    Su propuesta se fundamenta en las posturas de Jacques Derrida y James Clifford y su aplicación en Paul Hopper.

    Para llegar a una de sus principales afirmaciones acerca de la orientación espacial en yagua, Payne recurre al análisis de las construcciones invertidas con sus características tanto pragmáticas como semánticas, considerando, entre otras cosas, que la inversión sirve para expresar el clímax de un episodio o que en el yagua los predicados invertidos comparten propiedades gramaticales con predicados de cambio de estado. De acuerdo con su análisis, nos explica que a través de la narración se crea mentalmente un mundo conceptual que sirve de base para contar la historia y puede ser modificado, al cambiar las escenas de localización y obtener los efectos comunicativos deseados por el cuentista. Tales escenas de localización se pueden comparar con las escenas de teatro que son separadas por la subida y bajada del telón.

    Es así que el autor nos lleva de la mano de forma clara y amena a través de sus razonamientos teóricos, mediante ejemplos extraídos y analizados detalladamente de tres textos épicos del yagua para llegar finalmente a las conclusiones.

    Para finalizar, es importante resaltar que la especialización en las disciplinas de las ciencias humanas nos lleva a resultados muy interesantes acerca del hombre en cada campo de estudio. Sin embargo, no podemos negar la excelencia de resultados más completos que nos ofrecen los cuatro autores de este volumen que muestran la vigencia del estudio interdisciplinario y los grandes aportes de la lingüística a nuestro conocimiento del ser humano.

    En algunos casos, el análisis y la observación de su objeto de estudio especializado obliga a los investigadores a buscar respuestas a través de la observación y el análisis de una disciplina diferente, con el fin de obtener los resultados esperados en su planteamiento de origen. Esto es natural debido a que para el conocimiento total del hombre, debemos utilizar las diferentes herramientas teórico-metodológicas de las diferentes disciplinas de la antropología y la historia.

    Esperamos que los resultados mostrados en los trabajos de nuestros colegas aquí expuestos nos inspiren para la realización de estudios inter y transdisciplinarios.

    Susana Cuevas Suárez

    Martha C. Muntzel

    Francisco J. Peral Rabasa

    Las lenguas y los estudios antropofísicos de las poblaciones humanas.

    El caso de los grupos indígenas de México

    ———•———

    Zaid Lagunas Rodríguez*

    Las ciudades son un conjunto de muchas cosas: memorias, deseos, signos de un lenguaje; son lugares de trueque […], pero estos trueques no lo son sólo de mercancías, son también trueques de palabras, de deseos, de recuerdos.

    Italo Calvino, Las ciudades invisibles

    INTRODUCCIÓN

    En un artículo anterior, en un pequeño apartado que titulé Contribución de la lingüística antropológica a los estudios de arqueología y antropología física, señalé algunos aspectos relacionados con las migraciones en los que la […] lingüística antropológica ha permitido junto con los datos arqueológicos reconstruir los movimientos de población acaecidos en la época prehispánica (Lagunas, 2015). Este texto me motivó a realizar el presente trabajo, en el que me doy a la tarea

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