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Voces de la ligüística mexicana contemporánea
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Libro electrónico485 páginas3 horas

Voces de la ligüística mexicana contemporánea

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El objetivo central de este libro es contribuir a llenar el vacío de la bibliografía introductoria en la lingüística mexicana. Se brindan para ello temáticas distintas, se plantean muchas y diversas preguntas de investigación, se ofrecen diferentes marcos teóricos, métodos de trabajo e incluso estilos de redacción para responderlas; se plantea un a
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento3 dic 2019
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    Voces de la ligüística mexicana contemporánea - Niktelol Palacios

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    Índice

    Prólogo

    Erik Daniel Franco Trujillo

    Las secuencias nominales en el zapoteco de San Pablo Güilá como pies yámbicos: evidencia acústica y repercusiones fonológicas

    Francisco Arellanes Arellanes

    De primera mano: introducción al estudio de las lenguas de señas

    Miroslava Cruz-Aldrete

    Ideología en diccionarios monolingües de la lengua española

    Luz Fernández Gordillo

    Definición semántica y alternancias sintácticas de verbos de comunicación ‘emotivos’ del tipo de reprochar

    Sergio Ibáñez Cerda

    La chilanga banda: hibridización y tradición

    Luis Fernando Lara

    Léxico y terminología en sexualidad

    Alfonso Medina Urrea

    Adjuntos obligatorios o de régimen verbal

    Armando Mora-Bustos

    Funciones y mecanismos de la atenuación en Preseea-puebla: instrucción educativa alta

    Niktelol Palacios

    Un acercamiento a la lexicografía y la terminografía desde el análisis de diccionarios generales y especializados

    María Pozzi

    ¿Cuántos dialectos del español existen en México? Un ensayo de dialectología perceptual

    Julio César Serrano

    El papel de la ingeniería lingüística en el trabajo terminográfico

    Gerardo Sierra Martínez

    Prólogo

    De la primavera de 2009 al otoño de 2014, el Colegio de Lingüística y Literatura Hispánica de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (buap) se dio a la tarea de organizar ocho ciclos de conferencias bajo el título general de La Lingüística Contemporánea en México. El comité organizador, encabezado por Niktelol Palacios, concibió esta iniciativa con un objetivo doble: por un lado, ofrecer un panorama actualizado y abarcador de las posibilidades y alcances del quehacer lingüístico en nuestro país, y por el otro, despertar la curiosidad del alumnado para dirigir sus primeros esfuerzos académicos a alguna de las múltiples subdisciplinas y áreas temáticas de la ciencia del lenguaje y la descripción de las lenguas humanas.

    Pocos habrían de imaginar la exitosa acogida que esta serie de conferencias tendría, prueba de ello es que durante cerca de cinco años desfilaron por el Centro Histórico de la ciudad de Puebla algunas de las figuras más representativas de la lingüística mexicana, como Luis Fernando Lara, José Moreno de Alba, Concepción Company, Beatriz Arias, Ascensión Hernández y Pedro Martín Butragueño, cuyas reconocidas trayectorias, papel formativo e investigaciones han marcado una pauta a seguir en la lingüística nacional.

    A la par, no se debe dejar de lado el trabajo académico de lingüistas como Esther Herrera, Rafael Alarcón, Francisco Arellanes, Sergio Ibáñez, Rebeca Barriga, Rodrigo Gutiérrez, Gerardo Sierra, Alfonso Medina y María Pozzi, entre otros, quienes han contribuido sobremanera a enriquecer el horizonte teórico y metodológico de esta ciencia en México, y cuya ausencia en este ciclo de conferencias hubiera significado un desacierto y una limitación en cuanto al alcance de cobertura temática.

    La trascendencia de este proyecto se puede palpar y valorar todavía mejor si apelamos al impacto causado en el público meta, i.e., los estudiantes; muchos de los cuales, gracias a este acercamiento a los estudios que actualmente se están llevando a cabo en la comunidad universitaria de El Colegio de México, la Universidad Nacional Autónoma de México, la Universidad Iberoamericana, la Escuela Nacional de Antropología e Historia y la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, optaron por realizar su tesis de licenciatura en alguna área de la lingüística, aumentado notablemente el interés por dedicarse a esta rama del conocimiento en el programa de Lingüística y Literatura Hispánica de la buap.

    El diálogo entablado entre académicos y estudiantes abrió una puerta de colaboración que se tradujo en asesorías, tutorías, direcciones de tesis, veranos de investigación e invitaciones a ocupar algún puesto de becario; incluso, en algunos casos, esta colaboración se ha mantenido y, en el corto y mediano plazo, deberá desembocar en investigaciones serias y originales a nivel de maestría y de doctorado.

    Los once artículos aquí reunidos son reelaboraciones minuciosas de las conferencias que se impartieron en La Lingüística Contemporánea en México, especialmente en su primera etapa. Su eje temático va de la lexicología, la lexicografía, la terminología y la terminografía a la lingüística histórica, la dialectología, la fonología del zapoteco, la lengua de señas mexicana, la ingeniería lingüística y la sintaxis y semántica de la lengua española. Debido a que, tanto en su origen como en su fin, estos textos cumplen con cierto propósito de divulgación científica y formativa, su publicación se presenta como la perfecta oportunidad para que ahora lleguen a un público más amplio y ávido de conocer las diversas dimensiones del estudio del lenguaje.

    Contrariamente a lo que pudiera pensarse, y a pesar de la diversidad lingüística que existe a lo largo y ancho de la República Mexicana, el papel de la lingüística como disciplina científica y como medio para solucionar algunos de los problemas que aquejan nuestra sociedad sigue siendo marginal. De hecho, me atrevería a decir que es una de las grandes desconocidas entre las ciencias sociales y las humanidades, pues en el fondo son contadas las instituciones universitarias en el territorio nacional que ofrecen un programa de formación en lingüística a nivel de licenciatura. Es precisamente en este contexto educativo y social en el que Voces de la lingüística mexicana contemporánea busca hacerse escuchar.

    Si algo ha dejado en claro el desarrollo de la teoría lingüística desde Saussure hasta nuestros días es que los hechos lingüísticos son dinámicos y complejos, por lo que las interpretaciones que hemos sido capaces de ofrecer hasta el momento no han sido suficientes para desentrañar el misterio de la comunicación verbal entre los seres humanos. En este sentido, los doce artículos aquí publicados constituyen una aproximación al carácter polifónico de la lingüística mexicana del siglo xxi, pues más allá del punto de entrada al lenguaje del que cada uno de estos autores parte, se observa un interés por impulsar y transformar el panorama teórico y metodológico de la investigación lingüística en el país.

    Ante la interrogante de saber lo que significa ser lingüista y hacer lingüística en México, en el presente libro, el lector encontrará doce respuestas diferentes, igualmente válidas y necesarias, en cada una de las voces que aquí se congregan. Francisco Arellanes realiza una minuciosa descripción del comportamiento fonológico de los constructos N + N en el zapoteco de San Pablo Güilá; Miroslava Cruz ofrece un recorrido sobre el desarrollo de la lengua de señas mexicana, su devenir histórico y los desafíos sociales que ha debido y sigue debiendo enfrentar; Luz Fernández penetra en los juicios de valor que socialmente se le suele dar a ciertos vocablos para después observar cómo estas creencias se ven reflejadas en el quehacer lexicográfico monolingüe; Sergio Ibáñez caracteriza la naturaleza sintáctico-semántica de algunos verbos de comunicación o verbos dicendi del tipo reprochar, rechazar, reclamar, etc., en el español mexicano; Luis Fernando Lara nos mueve a no dejar de lado ninguna manifestación verbal humana como objeto legítimo de interés lingüístico al hacer un estudio de La chilanga banda, de Jaime López; Alfonso Medina examina el aporte de las herramientas informáticas bajo el marco de la preparación y elaboración de un corpus léxico de las sexualidades en México; Armando Mora-Bustos detalla la naturaleza de un conjunto de adverbios léxicos del español, atendiendo a su comportamiento sintáctico y a su proyección semántica, lo que lo lleva a concluir que deben ser tratados como adjuntos obligatorios; Niktelol Palacios presenta un estudio sobre el fenómeno pragmático y discursivo de la atenuación en el español de Puebla, el estudio atiende y justifica la necesidad de tratar la oralidad de las hablas locales, cuya descripción a detalle sigue siendo uno de los pendientes de la lingüística hispánica en general; María Pozzi esclarece las similitudes y diferencias entre lexicografía y terminografía, a la par que exhorta a la profesionalización del trabajo terminológico y terminográfico en el país; Julio Serrano convoca a escuchar a los hablantes para establecer la relación entre percepción y descripción lingüística al momento de establecer el número de zonas dialectales del español mexicano; y, por último, Gerardo Sierra delinea el aporte de la ingeniería lingüística para el desarrollo de herramientas informáticas que faciliten la creación de corpus y la extracción y la validación de términos de vocabularios específicos.

    La variedad de intereses y enfoques que se asoman en estos trabajos nos recuerda que la fascinación por el lenguaje y las lenguas humanas también depende del cristal con que se miren; no obstante, no se puede negar que, vista como un todo, esta obra conforma un rico mosaico de inquietudes, posibilidades y retos de investigación. En última instancia, el eco que cada una de estas voces haya de encontrar en el público lector dependerá de las preferencias e intereses que resuenen en la partitura del horizonte intelectual de cada cual.

    Erik Daniel Franco Trujillo

    El Colegio de México

    LAS SECUENCIAS NOMINALES EN EL ZAPOTECO DE SAN PABLO GÜILÁ COMO PIES YÁMBICOS: EVIDENCIA ACÚSTICA Y REPERCUSIONES FONOLÓGICAS¹

    Francisco Arellanes Arellanes

    Seminario de Lenguas Indígenas

    Instituto de Investigaciones Filológicas

    Universidad Nacional Autónoma de México

    Resumen

    En el zapoteco de San Pablo Güilá las palabras morfológicamente simples son monosilábicas (López Cruz 1997, Arellanes 2009a). En el dominio nominal, las palabras bisilábicas son préstamos o secuencias de dos nominales en los cuales el primero funciona como núcleo morfosintáctico y el segundo como modificador. En este trabajo se argumenta a favor de que estas palabras bisilábicas constituyen la instancia más típica de los pies yámbicos: una secuencia de sílaba débil más sílaba fuerte (cf. Kager 2007). Los argumentos aducidos son tanto de tipo acústico —particularmente en cuanto a la duración vocálica— como de tipo fonológico, respecto de los contextos de contraste y de neutralización tonal y de tipos de voz. En relación con los tipos de voz, en la posición débil la voz laringizada débil se neutraliza con la voz modal, mientras que la voz laringizada fuerte tiene una realización debilitada; por el contrario, en la posición fuerte los tres tipos de voz contrastan plenamente. En los tonos, el contraste pleno entre alto, bajo, ascendente y descendente, que ocurre en la sílaba fuerte, se reduce en la sílaba débil, en la que el tono alto se neutraliza con el ascendente en la voz modal y en la voz laringizada débil, y con el descendente en la voz laringizada fuerte. Finalmente, si el tono ascendente está acompañado de voz laringizada fuerte, en la supuesta sílaba débil ocurre una reestructuración prosódica que da lugar a dos pies monosilábicos en vez del pie bisilábico esperable. Esto revela que el tono alto es más marcado que el ascendente.

    Introducción

    En este trabajo se describe la estructura prosódica de los pies² en el zapoteco de San Pablo Güilá (variante de zapoteco central, otomangue). Aunque la mayoría de las palabras en la lengua son monosilábicas, éstas constituyen obligatoriamente un pie moraico (i. e. una sílaba pesada, con dos moras). Este tipo de formas, si bien permite sostener la afirmación de que en la lengua existe una condición prosódica sobre el tamaño mínimo de las palabras fonológicas (i. e. la palabra equivale mínimamente a un pie, cf. Arellanes 2004 y 2009a), no da la posibilidad de determinar, en cambio, si los pies prosódicos de la lengua son del tipo moraico trocaico (con el elemento fuerte en posición inicial) o del tipo yámbico (con el elemento fuerte en posición final), pues en ambos patrones una sílaba pesada constituye un tipo de pie lícito, si bien en ninguno de los casos es el canónico (cf. Kager 2007). De modo que para determinar el tipo de pies que existen en el zapoteco de San Pablo Güilá (spg) es necesario considerar palabras de más de una sílaba, las cuales, no obstante la fuerte tendencia a la monosilabicidad en la lengua, son posibles por dos vías distintas: en algunos préstamos de dos (o más) sílabas y en secuencias nominales conformadas por dos nombres simples, a las que a partir de ahora me referiré como N+N. Un análisis acústico detallado de este tipo de formas permite concluir que el zapoteco de spg tiene un sistema de tipo yámbico. A lo largo de este trabajo se proporciona evidencia acústica que sustenta esta afirmación al tiempo que se describen algunas consecuencias de este patrón métrico en relación con la manifestación de los contrastes laríngeos existentes en la lengua (tanto tonales como de tipos de voz) en posiciones prosódicas fuertes y débiles.

    La organización del trabajo es la siguiente: tras esta breve introducción, sigue un primer apartado sobre las propiedades generales del sistema fonológico de la lengua. En el segundo se describen los constituyentes prosódicos empleados en el análisis posterior. En el tercero se explica el modo como se elaboró el corpus, así como las condiciones de la grabación y del análisis acústico posterior. En el cuarto se discuten los resultados analíticos. Y, finalmente, en el quinto apartado se realizan las conclusiones globales del trabajo.

    Propiedades fonológicas generales del zapoteco de spg

    El sistema consonántico

    En el sistema consonántico del zapoteco de spg existe el contraste tradicionalmente llamado fortis-lenis. En esta lengua, las consonantes fortis se caracterizan (a) por manifestar propiedades no marcadas de la clase a la que pertenecen (por ejemplo, las obstruyentes fortis son siempre sordas, mientras que las resonantes fortis son siempre sonoras) (Arellanes 2009a), (b) por su prácticamente nula variación alofónica (Arellanes 2005), y (c) por tener valor moraico cuando están en posición de coda silábica, lo que se manifiesta tanto en el hecho de que forman parte de la unidad portadora del tono (Arellanes 2003a), como de que participan en la formación de pies (bimoraicos monosilábicos), los cuales constituyen el tamaño mínimo de las palabras en la lengua (Arellanes 2004). Las consonantes lenis, en cambio, tienen las características contrarias: (a) pueden manifestar contextualmente propiedades marcadas (por ejemplo, las obstruyentes lenis tienen realizaciones contextuales sonoras y las resonantes lenis tienen realizaciones contextuales sordas), (b) manifiestan un alto grado de variación alofónica y (c) carecen de valor moraico cuando están en coda. Todas las consonantes participan de este contraste excepto las dos africadas y la /m/. Dichas consonantes tienen las propiedades de las consonantes fortis. Obsérvese el cuadro 1.

    1. Inventario fonológico consonántico del zapoteco de spg³

    El sistema vocálico

    En el zapoteco de spg hay seis timbres vocálicos, divididos en dos grados de altura: alto/no alto; y tres grados de posterioridad: anterior/central/posterior. Las vocales del grado posterior son redondeadas, mientras que el resto carece de redondeamiento. Entre las vocales no altas la central es fonéticamente una vocal baja, mientras que las restantes son fonéticamente medias. Obsérvese el siguiente cuadro:

    2. Timbres vocálicos del zapoteco de spg

    Hay, además, un contraste tripartito de voz en el que las vocales modales se oponen a dos tipos de vocales con actividad laríngea adicional. Canónica, aunque no exclusivamente: se trata en el primer caso de una voz laringizada, mientras que en el segundo caso, de una voz modal acompañada secuencialmente de un cierre glotal. En términos generales, se puede decir que hay dos grados de laringización, a los que llamo respectivamente laringización débil (ld) y laringización fuerte (lf) (Arellanes 2008 y 2010). Fonológicamente represento los tres tipos de voz del modo siguiente:

    3. Representación fonológica de los tres tipos de voz

    Las vocales modales tienen una vibración regular de las cuerdas vocales. Las vocales con laringización débil varían en su realización fonética entre una voz con laringización notable (creaky voice [v̰]), una voz tensa o laringización mínima (stiff voice [v̬]) y una voz modal más un breve saltillo ubicado en su porción final ([vʔ]); estas manifestaciones fonéticas dependen del contexto tonal y del énfasis de la pronunciación. La laringización fuerte se manifiesta predominantemente como un cierre glotal ubicado después de una porción vocálica (dando lugar a una vocal cortada [vʔ]) o bien entre dos porciones vocálicas (dando lugar a una vocal rearticulada [vʔv]), contexto en el que tiene una menor duración. En habla no enfática, en las vocales rearticuladas en vez del cierre glotal ocurre una voz laringizada ([v͡ v̰͡ v]).

    La combinación de los tres parámetros anteriores (altura, posterioridad y tipo de voz) da lugar a un total de 18 vocales. A este conjunto se agregan un par de segmentos fonológicos más, representados con los símbolos /j/ y /w/, que constituyen la contraparte lenis de las vocales modales altas /i/ y /u/. Estos segmentos fonológicos —a los que me refiero como vocales lenis o débiles (Arellanes 2009a)— manifiestan un alto grado de variación alofónica que va desde una realización prácticamente vocálica (en diptongos), pasando por una realización aproximante (en principio de palabra seguida de consonante), hasta una realización como articulación secundaria (palatalización y labialización, respectivamente) en adyacencia a una consonante a final de palabra⁴. El inventario vocálico de la lengua es, entonces, el siguiente:

    4. Inventario fonológico vocálico del zapoteco de spg

    El sistema tonal

    El sistema tonal consta de cuatro elementos. Hay dos tonos simples (alto ˥ y bajo ˩) y dos tonos complejos (ascendente ˩˥ y descendente ˥˩). Los tonos alto y descendente son poco productivos en la lengua —es decir, son los que están asociados a un menor número de ítems léxicos—, aunque el descendente es el tono que se asigna predominantemente a los préstamos provenientes del español (Arellanes 2003b). Los tonos ascendente y descendente constituyen primitivos fonológicos pues tienen un comportamiento de unidades indivisibles; es decir, no se comportan como secuencias de bajo más alto y de alto más bajo, respectivamente (Arellanes 2007). Los siguientes ejemplos justifican el estatus fonológico de cada tono:

    5. Sistema tonal

    De acuerdo con un estudio previo (Arellanes 2003a), en el nivel fonético la realización de los tonos con vocales modales es la siguiente⁶. El tono alto tiene un inicio claramente ascendente para después conservar una misma tonía o ascender en mucho menor proporción durante el resto de la vocal. El tono bajo es estable en su parte inicial, mientras que en su parte final tiene un ligero descenso. El tono ascendente comienza a ascender luego de un breve inicio como tono de nivel. Finalmente, el tono descendente tiene un ascenso preparatorio en poco menos de la mitad de la producción vocálica y luego un descenso en el resto de la vocal (de modo que en términos fonéticos se puede caracterizar como ascendente-descendente). Los tonos contrastan libremente en sílabas con o sin coda (sin importar si en ésta hay una consonante fortis o lenis y si se trata de una consonante resonante u obstruyente); y, asimismo, en sílabas con vocal fonéticamente breve o larga.

    Propiedades silábico-prosódicas

    En la lengua —como ya se mencionó antes— la mayoría de las palabras morfológicamente simples son monosilábicas (López Cruz 1997: 47), aunque deben tener un tamaño mínimo equivalente a un pie formado por dos moras⁷ (Arellanes 2004). Dado que las consonantes lenis carecen de valor moraico incluso cuando están en posición de coda, las vocales que las preceden son obligatoriamente largas (y por lo tanto bimoraicas); lo mismo ocurre cuando la sílaba carece de coda. En cambio, cuando la sílaba tiene una consonante fortis en coda —con valor moraico— la vocal precedente es obligatoriamente breve. Por lo anterior, aunque la lengua manifiesta fonéticamente tanto vocales breves como largas, esta diferencia no es distintiva fonológicamente. Revisemos ahora los constituyentes prosódicos relevantes para este trabajo.

    Niveles básicos de la jerarquía prosódica

    El trabajo de Nespor y Voguel (2007 [1986]) inauguró el marco de la fonología prosódica (cf. Selkirk 1980, McCarthy y Prince 1986). La hipótesis básica de este modelo es que por encima del segmento fonológico existen constituyentes fonológico-prosódicos bien estructurados, cada uno de los cuales se compone de uno o más elementos del nivel inmediato inferior. Por ejemplo, la palabra fonológica (ω) se compone de uno o más pies (Σ); un pie, a su vez, está compuesto de una o varias sílabas (σ); una sílaba contiene una o más moras, etc. El compromiso empírico del modelo se sustenta en la consignación de procesos y fenómenos fonológicos de diversa índole (intrasegmentales, segmentales, tonales, acentuales, etc.) que justifiquen la existencia de cada uno de los constituyentes prosódicos propuestos y su pertinencia como un dominio de ocurrencia del propio proceso o fenómeno.

    A continuación, se muestran los constituyentes fonológicos (de los que los constituyentes prosódicos son una parte) al tiempo que se perfila una jerarquía fonológico-prosódica de la cual todos forman parte:

    6. Jerarquía fonológica (y jerarquía prosódica)

    Esta jerarquía fonológica describe la serie de unidades en las que se puede dividir una emisión fonológica (u), la unidad máxima de la jerarquía. Todas las unidades fonológicas ubicadas por encima del segmento forman parte de la jerarquía prosódica. Para los fines de este trabajo, me centraré a continuación en la definición de los niveles prosódicos más básicos: mora, sílaba, pie y palabra fonológica, y en su ejemplificación con datos del zapoteco de spg.

    Mora (μ)

    Es la unidad mínima de peso prosódico. Permite distinguir entre sílabas ligeras, pesadas y extrapesadas, las cuales tienen, respectivamente, una, dos y tres moras:

    7. Representación básica del peso silábico (Zec 2007: 173)

    Al ser parte de una representación simbólica (la fonológica), la mora se corresponde, sin embargo, con elementos de la realidad fonética (en particular, con la duración segmental), en una correlación tal y como la que se describe en (8):

    8. Correspondencia entre duración y cantidad

    (Hayes 1989 y 1995; Broselow 1995)

    Las consonantes en coda pueden (o no) ser moraicas; en cambio, generalmente se asume que las consonantes en inicio silábico nunca son moraicas (cf. Gordon 2004: 279).

    En el zapoteco de spg hay sílabas ligeras y pesadas, pero no sílabas extrapesadas como se verá un poco más adelante. Por lo demás, como ya se dijo en Propiedades fonológicas generales del spg, las consonantes fortis en coda son moraicas, mientras que las consonantes lenis en la misma posición no lo son.

    Sílaba (σ)

    Es la unidad prosódica mínima vinculada con una manifestación fonética. Para algunos autores es también la unidad fonológica mínima con una realidad psicológica. Se considera el dominio de muchos procesos fonológicos y la base de muchos juegos lingüísticos (Blevins 1995). Existen dos tipos de representación de estructura silábica (Zec 2007): una estructura silábica melódica —la cual da cuenta del grado de complejidad gestual que los tipos silábicos de cada lengua toleran (lo que se relaciona de modo obvio con la llamada fonotáctica)— y una estructura silábica prosódica, relacionada con la duración de los segmentos y los requisitos sobre el tamaño mínimo de la palabra. Es esta última la que tiene mayor interés en el marco de la fonología prosódica. En (9) aparecen algunos monosílabos del zapoteco de spg representados en ambas dimensiones⁸:

    9. Dos tipos de representación silábica: prosódica y melódica en monosílabos del zapoteco de San Pablo Güilá (Arellanes 2009a)

    Como puede observarse, todos los monosílabos ilustrados en (9) constituyen sílabas pesadas. En la lengua existen también sílabas ligeras, pero fundamentalmente en palabras de más de una sílaba, así como en afijos y clíticos. Por lo demás, los ejemplos (9e) y (9f) ilustran, respectivamente, la diferencia prosódica entre una consonante lenis y una fortis en coda y la repercusión que esto tiene sobre la duración de la vocal precedente.

    Pie (Σ)

    Es la unidad rítmica mínima, estrictamente binaria, que contrasta un elemento fuerte con uno débil (Hayes 1995). La ubicación del elemento fuerte determina si se trata de un pie trocaico (fuerte-débil) o yámbico (débil-fuerte). Existen pies silábicos (formados por dos sílabas) y pies moraicos (formados por dos moras de una misma sílaba o de dos sílabas diferentes). En (10) se presenta el inventario constatado de pies en las lenguas del mundo.

    10. Inventario universal de tipos de pies (cf. Kager 2007)

    El sistema silábico trocaico (10a) es insensible al peso de las sílabas; en las lenguas que lo emplean, los pies siempre constan de dos sílabas sin importar si son ligeras o pesadas. El sistema moraico trocaico (10b) y el yámbico (10c) son sensibles al peso, aunque en distinto grado: en el primero, toda secuencia bimoraica constituye un pie (sea de una o dos sílabas); en el segundo, el pie preferido es el que está constituido por dos sílabas, la débil monomoraica y la fuerte bimoraica, aunque admite otros dos tipos lícitos (bimoraico monosilábico y bisilábico con dos sílabas ligeras).

    En ninguno de los sistemas anteriores, sin embargo, una sílaba ligera alcanza a conformar un pie lícito —pues no constituye una unidad rítmica binaria— y se considera una unidad degenerada. Las lenguas tienden a rechazar este tipo de estructuras prosódicas.

    Palabra fonológica (ω)

    Es la unidad prosódica mínima que hace referencia a la estructura sintáctica, aunque no siempre hay una correspondencia biunívoca entre ambos constituyentes. Normalmente se asume que cada palabra fonológica debe tener uno y sólo un acento primario, aunque puede tener varios acentos secundarios. La palabra fonológica es claramente un dominio sobre el que operan procesos fonológicos (armonías vocálicas, nasalizaciones, etc.). En muchas lenguas existen condiciones sobre el tamaño mínimo de la palabra fonológica; normalmente el requisito consiste en que constituyan mínimamente un pie (Kager 1999: 166 y 2007: 223-224), aunque pueden exceder este tamaño sin ningún problema. En algunas lenguas hay subconjuntos de palabras (normalmente definidos por su estructura morfológica) que suelen tener un tamaño prosódico constante⁹.

    En el zapoteco de spg, como ya se mencionó antes, la mayoría de las palabras monomorfémicas son monosilábicas; sin embargo, deben tener un tamaño mínimo equivalente a un pie formado por dos moras (cf. 10).

    En (11) aparecen todos los tipos prosódicos de palabras monosilábicas consignados en la lengua (cf. Arellanes 2009a)¹⁰:

    11. Tipos prosódicos de las palabras monosilábicas

    (sólo con vocal modal)

    Como se mencionó con anterioridad, las consonantes fortis en coda aportan una mora, mientras que las consonantes lenis en coda no lo hacen, de modo que en este segundo caso —y al igual que lo que ocurre con las sílabas sin coda— las vocales precedentes, en el caso de ser monoptongos, deben ser largas para poder constituir un pie moraico. Otros tipos prosódicos incluyen dos tipos de diptongos —excepto cuando hay una coda moraica—: simétricos (constituidos por dos vocales fortis breves) y asimétricos (constituidos por una vocal lenis extrabreve y una vocal fortis semilarga). Cuando hay una coda moraica, las dos vocales del diptongo son extrabreves. Por otro lado, las pocas codas complejas que la lengua permite —constituidas por dos consonantes lenis— se comportan prosódicamente como una consonante fortis, es decir, aportan una mora. Finalmente, en el único caso consignado de un triptongo, las dos primeras vocales son extrabreves, mientras que la tercera es simplemente breve.

    En todos los tipos silábicos de (11) hay claramente una condición prosódica homogénea: se trata siempre de sílabas pesadas y, por lo tanto, de pies moraicos. Lo que los datos de (11) no aclaran es cuál es el tipo de pie que constituyen los monosílabos de la lengua, pues de acuerdo con el inventario universal de pies visto en (10), una sílaba bimoraica constituye un pie lícito tanto en un sistema moraico trocaico como en un sistema yámbico. Así que para saber el tipo de pies que la lengua construye es necesario revisar la forma prosódica de las palabras de más de una sílaba, tales como los bisílabos que aparecen en (12).

    12. Algunas palabras de dos sílabas en el zapoteco de spg

    Según vimos antes, en el zapoteco de spg las palabras monomorfémicas suelen ser monosilábicas, así que las palabras de más de una sílaba son, en algún sentido, anómalas y se restringen a algunos préstamos (como 12a) o a formas compuestas por dos nominales (como los de 12b y 12c), a las que me refiero desde la introducción como N+N¹¹.

    La representación de los bisílabos de (12) sugiere una asimetría prosódica entre sus sílabas constitutivas: en cada caso, la primera es una sílaba ligera, mientras que la segunda es una sílaba pesada. Tal patrón prosódico corresponde claramente al caso más típico de un sistema yámbico (cf. 10c). Es posible, por lo tanto, aseverar la siguiente condición prosódica sobre el tamaño de las palabras en la lengua:

    13. Condición prosódica sobre la palabra mínima en el

    zapoteco de spg

    Es obvio, sin embargo, que la palabra fonológica del zapoteco de spg puede exceder este tamaño mínimo, tal y como se muestra en el ejemplo de (14c), al lado de otros ejemplos (14a, b) que no exceden dicho tamaño:

    14. Distintos tipos de palabras fonológicas en el zapoteco de spg

    Tanto (14a) como (14b) constituyen pies yámbicos lícitos y cumplen, por lo tanto, con la condición expresada en (13). La palabra de (14c) excede el tamaño del pie, de modo que esta palabra fonológica consta de un pie (constituido por las dos sílabas finales) más una sílaba precedente, la cual, al no formar parte de un pie, se incorpora directamente al constituyente ω. Tal tipo de palabra, sin embargo, no incumple la condición de (13), pues ésta es una condición de minimidad, no de tamaño máximo.

    Finalmente, vale la pena mencionar el hecho de que si bien la cantidad de préstamos polisilábicos no constituye un porcentaje significativo de palabras en la lengua, en cambio, los N+N constituyen un mecanismo de modificación nominal con una productividad enorme en la lengua. Esto último se ilustra con los ejemplos de (15):

    15. Productividad en la formación de pies (yámbicos) bisilábicos en el zapoteco de spg en construcciones N+N

    En (15a) y (15b) aparecen dos formas nominales simples, cada una de las cuales constituye un pie yámbico (bimoraico monosilábico). Estos dos nominales pueden combinarse entre sí en dos órdenes lineales distintos, dando lugar a dos constructos morfosintácticos (y semánticos) diferentes. Nótese que consistentemente el primer elemento del constructo se interpreta como el núcleo referencial, mientras que el segundo funciona como un modificador nominal. No parece haber alguna restricción morfosintáctica general que penalice este tipo de constructos y, salvo casos de incompatibilidad semántica, todo nominal de la lengua puede formar parte de alguno de ellos¹².

    Desde el punto de vista prosódico, lo anterior significa que las construcciones N+N son una fuente enorme para la producción de pies yámbicos canónicos (i. e. pies bisilábicos débil-fuerte). En el siguiente apartado se describe la metodología empleada en la conformación de un corpus para el análisis acústico de estos pies yámbicos en el zapoteco de spg¹³.

    Conformación del corpus

    Para corroborar instrumentalmente la existencia de pies yámbicos en el zapoteco de spg se elaboró un corpus de construcciones nominales (N y N+N) considerando las siguientes variables:

    16. Variables consideradas en la conformación del corpus

    No se consideró el timbre vocálico como una variable, pero se procuró que todos los timbres existentes en la lengua (i, e, ɨ, a, u, o) estuvieran representados en el corpus. Además, se procuró que los tipos silábicos tuvieran consonante lenis en coda o carecieran de ésta para evitar la ocurrencia de vocales breves motivadas por la consonante fortis en coda. Siempre que fue posible, se procuró el uso de formas N+N reversibles (i. e. con una interpretación semántica no forzada en cualquier orden) como la que se ilustra en (17):

    17. Ejemplos de N+N reversible

    Para la grabación del corpus se recurrió a la ayuda de un colaborador, hablante nativo de zapoteco de spg, hombre, de 32 años¹⁴. La grabación del corpus fue con formas en

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