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El escarabajo egipcio
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Libro electrónico93 páginas1 hora

El escarabajo egipcio

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El juego continúa sobre un tablero diferente. Unas piezas son intercambiadas por otras sin aparente sentido. Y en medio del caos nuevos jugadores irrumpen de forma peligrosa en la partida.

IdiomaEspañol
EditorialLucía Solla
Fecha de lanzamiento8 sept 2023
ISBN9798215838303
El escarabajo egipcio

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    El escarabajo egipcio - Lucía Solla

    MEMORIAS DE LA SELVA V

    EL ESCARABAJO EGIPCIO

    LUCÍA SOLLA

    © 2023 Lucía Solla

    Todos los derechos reservados

    Diseño de la portada de: Jose Manuel Varela González.

    Para quien cree en las casualidades.

    PARTE I

    - No entiendo nada - dijo Wolf sentándose en la cama con la foto de Antea entre las manos.

    - Es algo complejo - reconoció Swan. - Tienes que encontrarla.

    - ¿Por qué no la buscas tú? La conoces mejor.

    - Duck va a tener al bebé de un momento a otro, no puedo irme.

    - Puede que aún esté en la ciudad.

    - No.

    - ¿Cómo estás tan seguro?

    - Su intención es recuperar el escarabajo y después devolverlo a su lugar. Sitio del que nunca debió salir.

    - Y ese lugar, ¿dónde está?

    - En Egipto - respondió Enrich entrando en la habitación. - Creo que debería contarte una pequeña historia.

    Enrich se acomodó en la silla del tocador e hizo una pausa teatral. Algo que irritó bastante a Wolf. Sin embargo, lo que estaba haciendo no era crear un efecto dramático, sino que trataba de buscar las palabras adecuadas para empezar aquella historia que había tenido su inicio tiempo atrás.

    - Hace muchos años, un buen amigo me pidió que lo ayudase en una excavación en Egipto. Llevaba mucho tiempo preparándola y por fin podía empezar. La idea me gustó. Era verano y no tenía otros proyectos entre manos. Además, podía llevarme a los niños conmigo. A Antea la idea le entusiasmó; a Swan no tanto. Lo interpretó como una especie de trabajos forzados.

    - Tener arena por todos lados no es agradable - se quejó el aludido.

    - La excavación resultó ir mejor de lo esperado. Encontramos muchos restos y la mayoría de ellos en unas condiciones óptimas. Hasta llegamos a encontrar varias joyas, entre ellas un escarabajo. Este dato no tiene nada de especial en una cultura llena de ellos. Lo excepcional del hallazgo es que la pieza estaba tallada en turquesa. Parecía que casi toda la pieza estaba hecha de este material. Lo común es que solo hubiese incrustaciones en piezas de otros materiales como el oro. Esto le daba cierto valor así que se nos ocurrió ponerle nombre. Como los escarabajos eran una representación del dios Ra, decidimos llamarlo Sahure Ra. Como era frecuente que se produjesen robos decidimos no hablar mucho del hallazgo hasta poder estudiarlo mejor y poder establecer su valor.

    - Parece que al final la pieza sí era valiosa - comentó Wolf queriendo acortar el relato de Enrich.

    - Sí y no - aquello dejó confuso al detective. - Cerca de nuestra excavación había otra. Era más grande y contaba con más medios e influencias. Buscaban un tesoro del que hablaba una vieja leyenda local. El cuento narraba la historia de un faraón que se había enamorado de una bonita mujer, como toda buena historia de amor tenía un final trágico. Se decía que el faraón había enterrado a su amada con un ejército de cientos de escarabajos azules.

    - ¿El escarabajo que encontrasteis pertenecía a esa leyenda?

    - Nosotros solo encontramos uno, con lo cual la leyenda solo es eso, un cuento para niños. La cuestión es que esa excavación empezó a aproximarse a la nuestra, eso nos llevó a temer que nos echasen. A esto le sumamos que sufrimos un robo.

    - ¿Os robaron los de la otra excavación?

    - No lo sabemos. Aunque lo más probable es que el ladrón fuese algún maleante del lugar o uno de los trabajadores. Poco después de este suceso nos echaron. Alegaron que no contábamos con los permisos necesarios y que la otra excavación se haría cargo de la nuestra. No pudimos hacer nada para evitarlo - Enrich se mesó el pelo en un gesto rápido. - En apenas unos días fuimos invitados a marcharnos. Mi amigo Squirrel quería protestar, hacer algo, para recuperar su trabajo. Intenté disuadirlo ya que veía el peligro demasiado cerca.

    - ¿Los de la otra excavación eran gente peligrosa?

    - Amigables no eran, eso desde luego. Squirrel quería recuperar a Sahure Ra. Se había obsesionado con aquella pieza. Traté de convencerlo de que no valía la pena. Era solo una piedra. Temía que hiciera algo temerario.

    - ¿Lo hizo?

    - Antea se lo impidió.

    - ¿Cómo? Según lo que has dicho antes, era una niña.

    - Le dio su osito de peluche. Siempre llevaba aquel muñeco con ella a todos lados. Squirrel se echó a reír y le dijo que era muy amable por dejarle su muñeco. Viendo que no la tomaba en serio Antea metió la mano dentro del oso y sacó por la costura a Sahure Ra. Nos quedamos completamente alucinados.

    - Aquel oso era como su caja fuerte. Siempre llevaba allí sus cosas de valor. Creo que aún lo tiene guardado por ahí - explicó Swan.

    - Aquello nos puso en una tesitura compleja.

    - Pero si el escarabajo no tenía demasiado valor, ¿cuál era el problema? - preguntó Wolf.

    - Tenía y no tenía valor. La cuestión no era si la pieza era valiosa o no, sino lo que creyesen. Si la gente sabía que lo teníamos, pensarían que sí valía mucho. Eso nos iba a traer problemas. Le planteé a Squirrel cederlo al gobierno, cosa a la que mi amigo se negó. Al final, nadie tuvo que decidir, la solución llegó sola. Una tarde un grupo de hombres nos visitaron en el hotel en el que estábamos.

    - ¿Buscaba el escarabajo?

    - Sí. Habían visto un dibujo de Squirrel. Desde que lo habíamos encontrado no dejaba de dibujarlo. Y como temía, pensaron que tenía valor y formaba parte de la leyenda. Revolvieron nuestras habitaciones sin encontrar nada. Les explicamos que habíamos sufrido un robo y se habían llevado varias piezas, entre ellas el escarabajo del dibujo. Como habíamos dado parte a las autoridades del suceso no desconfiaron.

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