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Voces subjetivas diversas: Reflexiones polifónicas para la construcción de una cultura de paz
Voces subjetivas diversas: Reflexiones polifónicas para la construcción de una cultura de paz
Voces subjetivas diversas: Reflexiones polifónicas para la construcción de una cultura de paz
Libro electrónico565 páginas7 horas

Voces subjetivas diversas: Reflexiones polifónicas para la construcción de una cultura de paz

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El objetivo trazado para el libro Voces subjetivas diversas: reflexiones polifónicas para la construcción de una cultura de paz es realizar un aporte a la construcción de conocimiento sobre el protagonismo de las voces diversas en el desarrollo de salidas pacíficas a los conflictos. Se presentan algunos de los entramados producidos por las doce voces de género y políticas, convocadas en el Proyecto Colciencias 1106-740-54599, en experiencias situadas en diversos contextos, y se revisan esas salidas alternativas a situaciones de conflicto y posconflicto implementadas por los agentes de las voces en su vida cotidiana, así como su significado y pertinencia para el diseño, desarrollo e implementación de apuestas para generar cultura de paz. El texto inicia con un apartado sobre las características de las doce voces convocadas, prosigue con un ejercicio analítico de los entramados producidos por algunas de las voces diversas convocadas, y finaliza con la presentación de cuatro casos ejemplares de producciones subjetivas —voces para una pedagogía inclusiva, voces que subvierten el mandato hegemónico de género en plataformas virtuales, voces que reflexionan sobre la violencia sexual sobre masculinidades hegemónicas en el conflicto y voces de mujeres de las FARC en sus procesos de reinserción a la vida civil—, que le apuestan a la construcción de herramientas para la paz.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento23 ago 2023
ISBN9786287500570
Voces subjetivas diversas: Reflexiones polifónicas para la construcción de una cultura de paz

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    Voces subjetivas diversas - Olga Lucía Obando Salazar

    VOCES SUBJETIVAS DIVERSAS: CARACTERÍSTICAS QUE FAVORECEN LA PAZ

    Olga Lucía Obando Salazar

    INTRODUCCIÓN

    La pregunta que se pretende responder en este capítulo se refiere a esas características de las voces subjetivas diversas de género y políticas que emergieron en el contexto de un ejercicio investigativo en el proyecto 1106-740-54599 y que pueden llegar a constituirse en un aporte para el desarrollo de herramientas pedagógicas para la paz. Estas características se relacionan con el hecho de ser: voces de la experiencia; voces contextualizadas; voces dinámicas y complejas; voces críticas; voces situadas; voces relacionales; voces de agencia; voces que toman conciencia; y voces que transforman y emancipan.

    El componente empírico se extrae de algunos hallazgos ejemplares resultado de los análisis de sentido de los contenidos narrados por las voces participantes en diez microproyectos (M1-M10). Desde una perspectiva de investigación crítica alternativa constructivista se pretende realizar un aporte al acumulado teórico y metodológico de una investigación que transversaliza las investigaciones feministas y de género con las de una psicología política crítica latinoamericana con perspectiva de género. Se pretende concluir el aporte de este capítulo con el develar elementos significativos de la caracterización de las voces subjetivas diversas de género y políticas para el diseño, desarrollo e implementación de herramientas alternativas a la construcción de propuestas pedagógicas para la paz.

    El significado que adquiere la caracterización de las voces subjetivas diversas de género y políticas en los procesos para el desarrollo de herramientas pedagógicas que funjan como alternativas para la paz se sustenta en los supuestos que fundamentaron la investigación 1106-740-54599:

    Existe una diversidad de voces de género y políticas de sujetos insertos en las problemáticas del conflicto, el posconflicto y el diseño desarrollo e implementación de alternativas para la paz en Colombia. Estas voces evidencian la existencia de una realidad como construcción narrativa discursiva, propia de un paradigma constructivista, lo que permite superar la visión de una única realidad sobre el fenómeno y se interesa por visibilizar esas realidades específicas y locales que emergen en una relación estrecha con los individuos y grupos que sostienen las construcciones. (Guba y Lincoln, 1994)

    Todos los sujetos desde sus propias experiencias construyen conocimientos y estos se corresponden con los procesos de subjetivación de género y política de cada ser, es decir con sus características específicas, lo que recoge la idea de un ejercicio de construcción de conocimiento sobre los fenómenos como enactivo, autopoietico y corporizado, a la manera como lo plantean diversos autores (Haraway, 1988; González, 2012; Varela, 1990; Varela y Maturana, 1998).

    La situación de investigación invita al ejercicio de construir conocimiento en una interacción entre el investigador y los participantes y estos conocimientos que emergen están mediados por los valores e intereses de cada una de las partes lo que permite hablar de una epistemología transaccional subjetivista (Guba y Lincoln, 1994).

    Acercarnos a conocer las características de las voces en sus cercanías y divergencias nos permite comprender mejor sus actuaciones y sus aportes, en la idea de un reconocimiento de la diversidad como factor potencializador de las producciones de conocimiento (Braidotti, 2000, 2002, 2009, 2013, Preciado, 2008; 2011; 2013; Ziga, 2009).

    Los ciudadanos colombianos desarrollan de manera continua salidas pacíficas a esa compleja situación que les plantea el ser actores del conflicto armado interno, agentes en el posconflicto y convocados a asumir responsabilidades en la construcción de una paz estable y duradera para Colombia. Los ejercicios hermeneúticos (interpretativos) que realizan los ciudadanos colombianos con relación a sus situaciones cotidianas los habilitan para ser actores de acciones de emancipación, subversión, transformación (Butler, 2006).

    En esas experiencias de abordajes pacíficos a los avatares del conflicto, el posconflicto y la convocatoria a ser agentes de paz existen conocimientos significativos. La idea de Fals Borda (1985) sobre el conocimiento popular y el poder, que se retoma en la obra de Martín-Baró (1994) se constituye en herramienta para la comprensión desde la academia de la riqueza inherente en estos abordajes pacíficos puestos en práctica por los participantes. En un reconocimiento de estos como sujetos de agencia aún en las situaciones más adversas (Arendt, 1993; Butler, 2006).

    Que a través de un trabajo cooperado (de reflexión, discusión y socialización) entre los actores de las experiencias y los grupos de investigación se pueden comprender las palabras del otro, facilitar la emergencia y visibilización de conocimientos acumulados, lo que nos acerca a una propuesta dialógica de construcción de conocimiento propia a un paradigma constructivista crítico.

    Y que a través de procesos de socialización es posible convertir los productos de estas experiencias hermenéuticas y dialógicas sobre los fenómenos en herramientas pedagógicas para la paz, en la medida que logren plantearse y constituirse como formas alternativas viables y dignas para otros ciudadanos afectados por situaciones similares (Galvis y Obando, 2018; Obando, 2016a).

    Las voces subjetivas diversas de género y políticas convocadas en la investigación son unas sentidas como significativas para el desarrollo de procesos de paz en Colombia. Las características de esas voces develan el entramado de experiencias de pasado, presente y futuro construido desde su lugar de actores de las situaciones del conflicto armado, el posconflicto y las convocatorias al desarrollo y puesta en marcha de la paz, los hallazgos amplían el espectro de las voces regularmente convocadas en los proyectos destinados a las víctimas del conflicto. En la investigación se partió del supuesto que la participación de los ciudadanos colombianos en el desarrollo y construcción de salidas alternativas para la paz en la vida cotidiana se ha sucedido de manera anticipada a la convocatoria realizada durante los procesos de negociaciones de La Habana, Cuba (2014-2016), que contó con el apoyo de instancias gubernamentales y no gubernamentales. El valor de estas convocatorias radica en la apertura política de un espacio para visibilizar las actuaciones de ciudadanos con sus iniciativas privadas o públicas como promotoras de conductas de compromiso e involucramiento ciudadano. El éxito y la efectividad de las convocatorias que se evidencia en la respuesta de los ciudadanos, se fundamenta en esos ejercicios anteriores realizados, en prácticas diseñadas e implementadas para superar las situaciones amenazantes a su devenir pacífico cotidiano y de esta manera lograr estados emocionales, conativos y cognitivos que den cuenta de una cordura psicológica y todo ello pese a que en Colombia la situación de conflicto armado interno perviva. A la manera como lo plantean varios autores las invitaciones que se efectúan a través de diversos medios de comunicación (divulgación) a asumir una responsabilidad por los procesos de construcción de una Colombia de convivencia como alternativa para la paz, ha sido asumido con anterioridad como iniciativa personal de sobrevivencia por sujetos y grupos independientes, y por grupos con formas organizativas legalizadas (Rodríguez y Obando, en prensa).

    MARCO TEÓRICO

    Delimitar un encuadre teórico al capítulo sobre Voces subjetivas diversas: características que favorecen la paz implica retomar el marco pluridisciplinario que el proyecto de investigación ha asumido como comprometido en análisis de lo producido por las voces de los sujetos convocados de manera directa e indirecta en la investigación. Adicionalmente, hizo necesario volver a las discusiones sobre el concepto de paz y sobre el desarrollo de unas apuestas pedagógicas para su realización.

    Un acercamiento a aportes sobre la perspectiva de género, el concepto de género, el concepto de diversidad y el concepto de subjetividades de género desde discursos constructivistas modernos y posmodernos posibilitan la comprensión a las características de las voces subjetivas diversas de género y políticas y su significado para el desarrollo e implementación de una propuesta pedagógica para de paz.

    PERSPECTIVA DE GÉNERO

    La perspectiva de género se caracteriza por ser una apuesta que se deriva de una concepción feminista del mundo y de la vida (Lagarde, 1996). Esta concepción se sustenta en la idea de un actuar político y ético, que les permite a los sujetos independiente de su género y su orientación sexual plantearse como meta el ser inclusivo y crítico con respecto a asuntos que superan los problemas relativos a los asuntos de opresión de géneros. Es una perspectiva emancipadora frente a sistemas de opresión, exclusión y segregación.

    Desde la normativa política se identifican los orígenes legales de la perspectiva de género en las discusiones que se realizan en la Cuarta conferencia sobre la mujer celebrada en Pekín en 1995. En esta conferencia, las personas que participaron determinan la creación de una categoría analítica que se ocupe del estudio de las construcciones culturales propias a los géneros con un trasfondo de desigualdad entre los mismos en todas las clases sociales y políticas. Entre los compromisos asumidos por los Estados asistentes a la conferencia con respecto a una perspectiva de género se declara el garantizar a las mujeres el acceso equitativo a oportunidades sociales, económicas, políticas, laborales, educativas, culturales y de salud. Una de las metas inmediatas que se traza desde sus inicios la perspectiva de género se refiere a jalonar procesos que permitan desde los abordajes teóricos y desde las intervenciones sociales una desnaturalización del carácter jerárquico atribuido de manera intrínseca a todas las relaciones entre los géneros.

    En líneas generales, es característico de la perspectiva de género: que la misma se estructure a partir de la ética (Lagarde, 1996), lo que se devela en ese compromiso político manifiesto, que se expresa en una implicación por el reconocimiento de la pluralidad y la diversidad de las mujeres y de los sujetos generizados; que en ella se plantee una crítica a la objetividad científica con respecto a los conocimientos generizados (Haraway, 1999, 2004; Harding, 1993); que se declare con una sensibilidad frente a cualquier manifestación de la desigualdad entre los géneros (Haraway, 1995) y que declare un interés emancipatorio frente a toda forma de opresión, esta característica se ha defendido en los movimientos y en las teorías feministas desde sus inicios (Butler, 2001a, 2001b; Castañeda, 2008; Davis, 1981; Hooks, 1984; Lorde, 1984; Mohanty, 1988).

    La perspectiva de género desde su trasegar feminista desarrolla en la actualidad una vertiente que se fortalece de manera mutua con los postulados de una filosofía poshumanista desde este lugar se plantea una crítica a la concepción androcéntrica de humanidad que dejó por fuera a la mitad del género humano: a las mujeres (Lagarde, 1996, p. 13). Se trata de una postura que se identifica con los principios éticos del humanismo, pero que realiza ejercicios críticos en los cuales analiza esas formas como los principios humanistas se han materializado en respuestas pragmáticas a unos proyectos de la modernidad, que demandan el abandono o el acto de contravenir la esencia ética de dichos principios para favorecer los procesos del mal llamado desarrollo y progreso de la humanidad. Dado que los indicadores del desarrollo y el progreso se miden en la capacidad de sujetos, instituciones y Estados de acumular de manera desmedida bienes (propiedades, dinero, títulos, cargos, etc.), el componente ético que subyace a las acciones que garantizan la acumulación se enrarece hasta llegar a no ser significativo para esa ética los sujetos humanos (Braidotti, 2002, 2004, 2013; Galvis y Obando, 2018).

    SUPUESTOS SOBRE EL GÉNERO

    Son de utilidad para la comprensión del concepto de género en este documento los aportes que ofrecen autoras como Judith Butler (2001a), Marta Lamas (1994), Donna Haraway (1995) y Mary Hawkesworth (1997) en los que se asume el género como esa forma de significar las diferencias sexuales que conlleva a la construcción de ciertos discursos, prácticas y formas de representación de las diferencias. Si bien las autoras reconocen la materialidad de la diferencia en la presencia de cuerpos sexualizados (portadores de evidencias físicas), desde la perspectiva de estas autoras, el género se instituye como un fenómeno discursivo. Se trata de las representaciones sobre las diferencias de cuerpos físicos en discursos (ideológicos) sesgados, que corresponden a ciertos puntos de vista culturales, sociales y políticos.

    La filósofa Judith Butler (2002) considera que fenómenos como sexo y como el género no son más que datos biológicos, que han logrado materializarse en los cuerpos (humanos) a través de una serie de discursos sexo-genéricos. Esos discursos corresponden a ficciones construidas históricamente. Desde este punto de vista no es posible que el sexo y el género guarden una correspondencia con identidades fijas y dadas de manera natural, en contraposición a lo asumido como natural emergen como resultado de procesos culturales acumulativos que se devienen a lo largo de la vida de sujetos que las significan, y tienen la potencialidad de ser resignificados según los deseos y experiencias personales y relacionales de quienes viven la experiencia de generización.

    Para el análisis de las voces convocadas al proceso de investigación se reconoce la validez de los aportes académicos que analizan de manera crítica el concepto y fenómeno de género como proceso y producto una serie de ficciones políticas a partir de las cuales se regulan y normalizan las subjetividades genéricas (Butler, 2002, 2003; Fernández; 1999; Preciado, 2013). Las experiencias con el género se enmarcan en una normativa política sobre las viabilidades de ser o no ser sujeto (sujeto de deseo) en ficciones políticas que marcan los bordes de lo posible, lo imposible, lo excluido, lo abyecto, lo invisible de género.

    Son significativos a esta investigación los aportes que logran posicionar el género como una categoría de análisis útil para el estudio de las relaciones de poder. Aportes de autoras que asumen el reto de actualizar con perspectiva feminista y de género las ideas expuestas en las propuestas foucoultianas de análisis de las arquitecturas de poder, las relaciones de poder, las disciplinas del cuerpo y la biopolítica de la población y aplican estas herramientas hermeneúticas y las del análisis genealógico a las problemáticas que emergen en las relaciones de género, la regulación y conformación de los cuerpos generizados (Butler, 2001a; Castellanos, 2008; Davis, 1981; Hooks, 1984; Lorde, 1984; Mohanty, 1988; Scott, 2011).

    SOBRE LAS SUBJETIVIDADES DE GÉNERO

    En la investigación se parte del supuesto fenomenológico que la subjetividad de género emerge de la experiencia de significar el mundo de género. Dado que el arte de interpretar la experiencia le pertenece al sujeto humano, ello demanda el hablar de subjetividades de género en plural, es decir, a renunciar a la idea de que exista una forma universal en la experiencia de significar el mundo de género. Otro de los supuestos que son fundamento de esta investigación se refiere a la característica discursiva del fenómeno interpretativo del mundo de género. Lo que implicaría que no existe un hecho natural de género, sino una serie de discursivas que constituyen el mundo de género. Además, se supone que la subjetividad de género es un fenómeno procesual, es decir que los sujetos durante su proceso de humanización participan en procesos discursivos a través de los cuales se construyen, son construidos, construyen a los otros en una estrecha relación con discursos generizados, lo que le facilita o dificulta significar mundos de género.

    En el análisis de las discursivas de género preexistentes, las investigaciones de autoras como Marcela Lagarde (1992, 2005), Marta Lamas (1994, 2000), Andrea Rodó (1994) evidencian la manera como el mundo discursivo de género está constituido por una serie de preceptos relacionados con un deber ser de género, a partir de estos preceptos se busca ordenar los devenires físicos, políticos, culturales, sociales y éticos de las personas y sus cuerpos. La manera como los sujetos se insertan o son insertados en el mundo de género regularmente se sucede a través de un proceso subjetivador genérico identificado como proceso de socialización de género. A los sujetos, como sujetos sociales se les plantea la demanda de generizarse como uno de los requisitos para construir pertenencia social tanto a nivel individual como grupal. La pregunta acerca de ¿quién construye los mundos de género y con fundamento en que discursivas? ha propiciado una serie de aportes teóricos dentro de la producción académica feminista y de género con una gama de perspectivas explicativas que van desde enfoques estructuralistas modernos hasta constructivistas posmodernos y poshumanistas.

    Con fundamento en discursos estructuralistas clásicos modernos (biológicos, psicológicos, sociales, lingüísticos, culturales, políticos e históricos) se ha construido un andamiaje explicativo desde el que se afirma la existencia de un mundo social, cultural, político de género que antecede al individuo que significa el género. Esta afirmación posibilita señalar la existencia de un sujeto universal de género, resultado de estructuras sociales, culturales y de políticas inamovibles. Se identifica al lenguaje como una estructura cultural preexistente al sujeto y su proceso de subjetivación y se le reconoce a la estructura lingüística un rol protagónico como estructurador de las subjetividades. Algunas de las teorías feministas y de género que exponen sus ideas fundamentadas en estudios estructuralistas modernos son: el fundacionalismo biológico; el feminismo de la diferencia; el feminismo cultural; feminismo radical. En los análisis producidos emerge el cuerpo social como el espacio, el dispositivo o el aparato constitutivo de aquello que forma el fenómeno de las subjetividades de género, y es a partir del develamiento de este dispositivo que se considera posible el visibilizar los elementos constitutivos, así como las dinámicas de funcionamiento del fenómeno subjetivo genérico. Los análisis sobre el patriarcado como cuerpo social (estructura) en el cual se ha instituido la jerarquización de los géneros es uno de los grandes aportes de este momento interpretativo.

    Desde los aportes de discursos estructuralistas críticos modernos sobre el género se reconoce la existencia de mundos biológicos, psicológicos, psíquicos, sociales, culturales históricos, económicos, lingüísticos, como estructuras (mundos) del género, pero a diferencia de los estructuralistas clásicos, estas estructuras no se valoran como fenómenos naturales, sino como productos de discursivas y narrativas humanas. El compromiso para develar las estructuras en sus contenidos y dinámicas de funcionamiento se asume como tarea de historizar las formas de subjetivación humana, lo que implica una revisión de discursivas que subyacen a aquello que el sujeto asume como su interpretación de su experiencia con un mundo de género, en ese proceso se develan discursivas androcéntricas, binaristas, falocéntricas, patriarcales, capitalistas, colonialistas, heterosexuales, sexistas, racistas, entre otros, propias a ciertas ideologías. Es común en estos aportes el reconocer a estas estructuras como antecesoras discursivas a los seres de género y a sus posibilidades de subjetivación genérica. En otros aportes los discursos y narrativas de estas estructuras son considerados como dinámicos, complejos e implicativos.

    Con base en fundamentaciones discursivas postestructuralistas de género se reconoce un lugar protagónico a las relaciones de poder como encuadre de los procesos de subjetivación de género. Se plantea el proceso de subjetivación de género como uno en el que los sujetos producen conocimientos acerca de su realidad de género y todos los conocimientos producto de su experiencia de mundo están mediados por relaciones de poder. Las y los teóricos asumen el reto de identificar y cuestionar las jerarquías implícitas en la identificación de oposiciones binarias de género que caracterizan no solo al estructuralismo, sino a la metafísica del pensamiento occidental. En estos análisis y ejercicios interpretativos se reitera la importancia de la historia, pero se amplía el campo de inspección de los conocimientos históricos sobre el fenómeno de en-generización, aquello que ha sido narrado y aquello que no se ha narrado, arriesgándose a suponer las causas de esas visibilizaciones e invisibilizaciones y se asume el compromiso con rescatar la historia de ciertos sujetos de género invisibilizados en las discursivas heteronormativas. Si bien se mantiene un apego al lenguaje como forma de expresión del fenómeno genérico, se amplía su consideración a otras formas de lenguajes significativos para los procesos de subjetivación (el giro lingüístico) por ejemplo un lenguaje escrito que da cuenta de las subjetividades y sus paradojas, un lenguaje de actuación y el lenguaje de los silencios. Se aparta de la concepción de un sujeto con una identidad fija, continua y coherente y lo identifica como sujeto en un estado de devenir constante que establece una relación con los objetos de un modo rizomático, horizontal, en un movimiento constante.

    Desde discursos constructivistas posmodernos la subjetividad de género deviene como un proceso constructivo que se sucede de manera performativa y en concordancia con unas narraciones y unas metáforas preexistentes que son recreadas y actualizadas por los sujetos en las actuaciones de la vida cotidiana. La subjetividad y la identidad de género son uno de los resultados de una repetición ritualizada de comportamientos que han sido propuestos desde discursos y prácticas propias a los contextos y situaciones en los cuales los sujetos realizan el acto performativo. Es característico de este proceso de construcción subjetiva el ser un proceso encarnado Judith Butler (2002). Un proceso que se corporiza, en el que las posibilidades de significar, experimentar y representar el ser de género atraviesan los cuerpos. En el cuerpo, los sujetos develan el género y desde el mismo se les percibe y se les interpreta como sujetos de género. Las actuaciones performativas de género de los sujetos responden a un diseño de comportamiento alrededor del cuerpo que le permite, a este cuerpo, ser inteligible en la medida que responde a normativas discursivas imperantes en la mayoría de los casos a unas normativas heterosexuales (Butler, 2001a, 2003).

    Desde una postura constructivista se plantea una crítica a la tendencia a normatizar las identidades de género por el componente de opresión que subyace a la imposición de una norma heterosexual, desde la cual se definen los patrones adecuados de comportamiento y de conducta, relegando las diferencias de los sujetos sociales al espacio de lo inadecuado de género. En los discursos constructivistas posmodernos se examina la heterosexualidad como forma opresora de las relaciones de género en cuando se plantea una homogeneidad en torno a lo que es ser mujer, o ser hombre y una estabilidad entre sexo, género y deseo (Bonder, 1999; Castellanos, 2004; Cerri, 2010; Fernández, 1999; Lauretis, 1991).

    En el desarrollo del proceso de investigación el equipo se compromete con el abordaje del estudio del fenómeno de las subjetividades de género que compromete la identificación de ocho aspectos característicos de las mismas. Las subjetividades de género como:

    1. Experiencias de significar los mundos de género; 2. Como procesos dinámicos y complejos; 3. Como procesos contextualizados y situados; 4. Como procesos relacionales e inter-relacionales; 5. Como procesos de diversidades; 6. Como procesos construidos al interior de relaciones de poder; 7. Como procesos performativos; y 8. Como un proceso de significar el género relacionado con procesos de toma de consciencia de género. (Obando, en prensa, p.

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