Confesiones de Pitcheo
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Confesiones de Pitcheo - José Manuel Cortina
Confesiones de pitcheo
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JOSÉ MANUEL CORTINA
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Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo la sanción establecida en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público. Si precisa obtener licencia de reproducción para algún fragmento en formato digital diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org o entre la web www.conlicencia.com EDHASA C/ Diputació, 262, 2º 1ª, 08007 Barcelona. Tel. 93 494 97 20 España.
Edición: Osmany Echevarría Velazquez
Diseño de cubierta: Iliá Valdés Hernández
Diseño digital: Jadier Iván Martínez Rodríguez
Foto de cubierta: Luis Enrique Rodríguez Ortega
Corrección: José Manuel Pérez Cordero
© José Manuel Cortina, 2022
© Sobre la presente edición:
Ediciones Loynaz, 2022
ISBN: 9789592197909
Ediciones Loynaz
Calle Maceo no. 211, esquina a Alameda,
Pinar del Río, Cuba.
loynaz@pinarte.cult.cu
Agradezco a la licenciada en Ciencias Jurídicas Yelemis Sánchez González por ayudarme a organizar estos apuntes. A su hija Aitana para no buscarme un problema, porque es mi nieta.
A Alejandro, mi otro nieto, por ayudarme con la tecnología porque no soy muy ducho.
A toda mi familia por estar de acuerdo con que escribiera este libro.
A las doctoras Marisol Bravo y María Elena Masón.
A todos aquellos que leyeron el proyecto de libro antes de publicarlo para darme su opinión.
También quiero agradecer a Osmany, editor de Ediciones Loynaz por motivarme a escribirlo.
A los compañeros Aurelio Prieto Alemán y Joel García por acceder al prólogo, y al viejo Jorge Venus del Valle por el epílogo.
A todos, mis más sinceros agradecimientos.
Si te acuestas te pasarán por arriba, pero
si sigues luchando alguien te dará una mano.
Parte de la intuición está dada
por tu estudio personal.
El sabio no dice todo lo que sabe
y el necio no sabe lo que dice.
Índice
Un prólogo no, una crónica a Cortina
Algunas opiniones
Rodolfo García sobre Cortina
El novio de la lomita de lanzar
Opinión de Juan (Charles) Díaz
Testimonio
Algunas consideraciones
La mecánica de lanzar
Pensamiento técnico-táctico
Las herramientas
Los lanzamientos básicos
Los tipos de lanzamientos
La concentración
Momentos difíciles
La selección de los envíos
Relación pitcher-receptor
El agarre de la pelota
La virada a primera
La práctica sobre el box
El equilibrio
Equilibrio inestable:
Equilibrio estable:
Equilibrio dinámico:
Recuperación de brazos
José Ariel Contreras
Psicología del montículo
Dedicación
La preparación
Pelotas sobre pesos
Calentamiento general (Lanzador-Abridor)
Lanzador de relevo
El cambio de velocidad (el básico)
Lanzamientos de rompimientos
Mi incursión por Italia
Los rompimientos en edades tempranas (son nocivos)
El lanzador y la música
El valor de la inconformidad
La selección del lanzador
La verdad
Los deberes del director de béisbol
Epílogo
TESTIMONIO GRÁFICO
Un prólogo no, una crónica a Cortina
Por Joel García León y Aurelio Prieto Alemán
Sabíamos la historia porque un día pronunció el nombre de Mariano Rivera muy solapadamente en una conversación entre amigos, en las cuales no gusta de robarse el protagonismo que no le toca. Pero a los periodistas nos funcionó la memoria cuando tuvimos al estelar lanzador panameño frente a frente en la conferencia de prensa de la Serie del Caribe del 2019. Era la oportunidad ideal para arrancar la confesión que José Manuel Cortina casi nunca mencionaba por modestia y ética.
Mariano, ¿cómo recuerdas a Cuba, especialmente a un entrenador que trabajó contigo siendo muy joven?
, fue la interrogante precisa. El cerrador más efectivo y mágico no solo de los Yankees de Nueva York, sino de toda la historia de la Gran Carpa y único en entrar al Salón de la Fama de Cooperstown con votación perfecta (425), nos miró fijo como si buscara la respuesta entre tantos momentos vividos. De pronto soltó una risa y luego reveló el secreto bien guardado, pero feliz.
Sí, trabajé con muchos maestros de la pelota cubana. Pero recuerdo bien a uno, a José Manuel Cortina, porque aprendí muchas cosas con él. Me impacta y encanta como viven el béisbol, cómo lo sienten y cómo lo respiran los cubanos. Luego tuve un compañero de equipo muy grande, Orlando Duque Hernández, del que aprendí que uno nunca se debe dar por vencido
.
Después de esas palabras ante cientos de reporteros, parecía que no habría más emoción para quienes reportábamos el evento hacia Cuba. Sin embargo, la imagen más sobrecogedora quedó reservada cuando se apagaron las cámaras y las grabadoras. El panameño, mientras accedía a una instantánea con la prensa cubana, murmuró en franca complicidad: saluden a Cortina de mi parte si lo ven
.
Y no solo lo saludamos, sino que todo el país supo, a través de nuestros medios de comunicación, que contamos con un Dios que se viste de entrenador de pitcheo todos los días y ha sido a ratos olvidado, otras subutilizado y en no pocas oportunidades marginado por decir verdades a decisores de nuestro deporte nacional, algunos de ellos sin conocimientos mínimos para dirigir la pasión deportiva más grande en esta nación.
Lejos de ser este un prólogo clásico para el libro Confesiones de pitcheo, las líneas que leen pretenden ser una crónica al trabajo, el empeño y la inteligencia de quien no ha escatimado tiempo para enseñar, ayudar, compartir su sapiencia y amar al béisbol.
A Cortina (como muchos le decimos con cariño) las bolas y los strikes le vienen desde los genes o mejor, desde que saltó de la cuna a la cerca que limitaba su casa natal con el estadio Ramón González Coro, en el lejano y montañoso territorio de Minas de Matahambre, donde su familia materna y paterna es referencia obligada en la historia de la pelota local.
Para más coincidencia, su fecha de nacimiento: 27 de diciembre, es la misma que el polémico primer partido histórico escenificado en el Palmar de Junco en 1874. Y como si no bastara, su abuelo Tomás Martínez; los tíos Tomás, Nancio y Raúl y su padre José Manuel eran piezas claves en los duelos dominicales de béisbol contra el equipo de Santa Lucía.
Una temprana lesión en su brazo con apenas 17 años le impidió continuar el camino dorado de la familia como jugador, aunque lo mejor de su carrera deportiva estaba por llegar. Empirismo primero, estudio académico luego y ciencia acumulada de grandes maestros que nunca olvida referenciar: Juan Ealo, Ramón Carneado, Conrado Marrero y José Joaquín Pando, lo convirtieron a los pocos años en el entrenador pinareño y cubano que más anhelaban los lanzadores, tanto para enseñarles a pitchear como para corregir lesiones o brazos lastimados.
En las páginas a leer vuelve a brotar la insistencia de Cortina sobre la necesidad de que los serpentineros piensen como bateador y aprendan a leer códigos no escritos, pero probados en el arte de subirse al box para tirar pelotas a 60 pies y seis pulgadas del home plate.
Sus razones para oponerse a calentamientos colectivos, lo útil de recuperar el pitcheo en las prácticas de bateo de cada conjunto, así como los ejercicios de coordinación con el infield son ítems que muchos agradecerán conocer, sobre todo los principiantes en esta noble labor de entrenador.
No olvida en sus reflexiones la creatividad e independencia que debe tener un lanzador para no ser dirigido desde el banco, tendencia que se ha impuesto en nuestras series nacionales y eventos internacionales con resultados a medias y muy discutibles. Se atreve además a soltar ideas tan estupendas como comparar el box con la matemática o explicar de modo convincente por qué es imperioso buscar hombres altos para subirse a los montículos, donde solo por excepciones triunfarán los más pequeños.
Cual receta nada perfecta, pero sistematizada en su propia obra, Cortina resume los tres ingredientes fundamentales que no deben faltar en quienes decidan emprender su vida como entrenadores de esta área. Lo primero es no dejar de estudiar todo lo concerniente al pitcheo…, lo segundo ser un profundo observador y estar pensando en béisbol las 24 horas del día, y por último tener una gran memoria
.
El plato fuerte de la obra es muy similar a la discusión de un campeonato nacional o título mundial. Con pocos lanzamientos, el autor pone out a los lectores con 17 aspectos imprescindibles que permitirían decir luego a quienes lo cumplan: Ya sé lanzar
. Y no escatima ejemplos personales ni vivencias de las ligas profesionales del mundo para la mejor comprensión de cada uno de esos aspectos.
Tan válido como haber optado por el título Confesiones de Pitcheo, cual parodia al programa televisivo Confesiones de Grande, pudiera haber sido definir tanta sabiduría como Diccionario Real de un Pitcher. Quien quiera sobresalir en la formación de un serpentinero deberá examinarse antes con esta lectura.
Cortina, o mejor, el Dios que se viste de entrenador de pitcheo todos los días, no se conforma con un expediente de nombres que honran su trabajo: Rogelio García, Julio Romero, Jesús Guerra, José Ariel Contreras, Ariel Prieto, Carlos Mesa, José Ibar, Pedro Luis Lazo, Danny Betancourt, Vladimir Baños, Danny Aguilera, entre otros. Se va más allá. Transmite la posibilidad concreta de lograr resultados y contar con peloteros tan ilustres como los que tuvo en sus manos a través del trabajo diario, pero sobre todo a través de la confianza, mucha confianza entre discípulo y maestro.
La cosa más importante para mí es el movimiento de lanzar
. En la lucha del bateador y el lanzador gana siempre el más inteligente
. Lanzar lo considero un acto de acrobacia
. Soy un convencido de que el pitcher se lastima porque no tira, si tirara más su brazo estaría mucho más fortalecido
. Estas son apenas frases trascendentes para el debate tras concluir una lectura sencilla, accesible y amena, cual escritor fundido en sus deseos de ser comprendido hasta en lo más técnico.
Tras el libro Cortinazos, esta segunda entrega editorial nos dibuja que había tanta fuerza e ideas para decir que el autor se movió con soltura y recta al medio desde la primera línea. No podemos dejar de recordar que su libro más preciado hace mucho rato está redactado e impreso a partir de los reconocimientos de centenares de jugadores y miles de aficionados, quienes al referirse a sus conocimientos béisboleros lo hacen con respeto y aprobación total.
Para Cuba y nuestro béisbol, esta nueva publicación solo refleja la historia y el aprendizaje mayor de un profesor pinareño, talentoso y modesto, que abrazó desde la distancia y con ojos humedecidos al panameño Mariano Rivera en febrero del 2019 por no haberse olvidado de su nombre.
Algunas opiniones
En mi modesta opinión, para disfrutar el Béisbol a plenitud, es necesario entenderlo en su más profunda esencia, llena de reglas y estrategias diversa. Por tanto he disfrutado mucho la lectura del libro Confesiones de Pitcheo que me ha reafirmado en cada palabra, en cada párrafo, en cada página, que el pitcheo no es cosa de pararse en la lomita y tirar para home, o como lo diríamos en buen cubano. De coser y cantar
. El pitcheo no es más que talento y velocidad en el brazo, es también constancia, concentración y pericia para elegir el lanzamiento adecuado en el momento adecuado y además ponerlo justo donde se requiere y claro, es coraje, ese que sirve para no amilanarse ni aunque tengas delante a Orestes Kindelan, Omar Linares o Yulieski Gourriel por solo poner tres ejemplos. Todo eso, José Manuel Cortina lo tiene muy claro y consigue trasmitirlo magistralmente en mi criterio a todos el que quiera aprenderlo y aprehenderlo, que ojalá sean muchos.
Es admirable ver tanta sabiduría narrada con tanta sencillez, con un estilo tan cercano, aderezado además, con anécdotas que dan la sensación de estar ahí en la sala de tu casa, compartiendo un café y hablando de pelota, como un viejo amigo que no es lo mismo que un amigo viejo, porque el conocimiento que tiene este hombre de béisbol hará que jamás se ponga viejo.