Llega en su impoluta bicicleta, comenta algo de un campeonato de esgrima que anda preparando, pero sin agobios, que él no es muy competitivo, y estrecha mi mano con decisión y sin titubeos, mirando fijo a los ojos, como cabía de esperar. “¿Es usted el periodista de Men’s Health?”, se presenta el subteniente de infantería Francisco Javier González Romero, jefe de sección de la XIX Bandera de Operaciones Especiales de la Legión (BOEL),
e instructor educación física del Ejército de Tierra. Romero, como le llamaremos por razones obvias, ahora que somos amigos y que ya me ha animado a que le siga hasta Irak, donde se marcha de misión de mayo a noviembre, es nuestro faro durante la visita al Acuartelamiento Alférez Rojas Navarrete, sede del Mando de Operaciones Especiales en el alicantino barrio de Rabasa, allí donde entrena la élite militar de nuestro país.
“Lo primero que quiero que sepas es que aquí no hay ningún Rambo, solo gente a la que le gusta mucho el deporte”, cuenta sin pelos en la lengua Romero. El house tour será también una conversación de esas que dejan huella, con mil y una anécdotas que se entrecortan con un “a la orden”, cada vez que nos cruzamos con un guerrillero o boina verde, como se los conoce. ¿Y de qué pasta están hechos aquellos que deciden servir en este lugar?
“No hay una definición, yo tengo que estar preparado para correr muchos kilómetros, pero también para arrastrarte cuando te peguen un tiro y empiecen los problemas. ¿Cuánto pesas? Si es menos de 70 todavía te levanto por encima de cabeza. No me sirve un maratoniano de