Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

ABC de la Redacción para Abogados
ABC de la Redacción para Abogados
ABC de la Redacción para Abogados
Libro electrónico216 páginas3 horas

ABC de la Redacción para Abogados

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

Un método práctico que muestra los primeros fundamentos de la redacción.
En segundo lugar, es para abogados de cualquier rama o actividad:
jueces, postulantes, notarios, actuarios, estudiantes; para quien litiga
y redacta las leyes, y para quien escribe acerca de ellas.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento17 ago 2023
ISBN9786076146002
ABC de la Redacción para Abogados
Autor

Antonio Abascal Díaz Barreiro

ANTONIO ABASCAL DÍAZ BARREIRO Nació en la Ciudad de México el 5 de Febrero de 1966. Estudió la carrera de Ciencias de la Comunicación en la Universidad Intercontinental. En 1996 obtuvo el Premio Gran Angular por su novela “Las Leyes del Marino”, publicada en México y España, la cual ha sido editada y reimpresa en varias ocasiones. Durante varios años impartió el Taller de Redacción para Abogados en la Barra Mexicana, Colegio de Abogados A.C., el Instituto Nacional de Ciencias Penales (INACIPE), así como en otras instituciones y despachos jurídicos privados. Ha escrito ensayo, cuento y poesía, y publicado artículos diversos para diarios y revistas de circulación nacional. Ha tenido una extensa labor como guionista para las industrias del cine y la televisión como autor de guiones originales y adaptaciones para películas y teleseries. Actualmente trabaja en su nueva novela, “El son de la Bruja”.

Relacionado con ABC de la Redacción para Abogados

Libros electrónicos relacionados

Derecho administrativo y práctica reglamentaria para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para ABC de la Redacción para Abogados

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    ABC de la Redacción para Abogados - Antonio Abascal Díaz Barreiro

    Introducción

    Escribir bien: requisito de una estrategia legal ganadora y distintivo de excelencia

    Para preparar una demanda, una sentencia o un contrato un abogado necesita consultar una ley, lo hace leyendo un código, que puede estar impreso, o como sucede ahora, en forma electrónica, pero en cualquier caso, no puede dar un paso si no lee (y comprende) esas ideas contenidas en palabras, frases y párrafos.

    Pensando en un litigio típico, el proceso empieza siempre con un documento llamado demanda y concluye con otro llamado sentencia, y entre ambos hay una enorme cantidad de documentos legales de diversas clases: leyes, contratos, sentencias, jurisprudencia, libros… en los que participan abogados de todas las especialidades y ramas del derecho.

    Todos los abogados —no sólo los litigantes— trabajan con documentos redactados, es decir, compuestos por palabras, frases, oraciones que expresan normas, peticiones, cláusulas, argumentos, exposiciones de hechos, cláusulas, etcétera. Y de la misma manera que un cirujano no puede operar sin un bisturí, un abogado no puede ejercer su profesión sin la palabra escrita.

    El documento es el vehículo del abogado para comunicar su conocimiento y experiencia de la ciencia jurídica, su estrategia y creatividad; es la herramienta de su trabajo diario, y el documento legal determinará el éxito o el fracaso de cualquier asunto que emprenda.

    El conocimiento jurídico es el contenido, la palabra es la forma. El abogado, por lo general, concentra sus esfuerzos de aprendizaje en el contenido, pero dedica poco o nada de su esfuerzo a mejorar la forma. Lo sabían los retóricos griegos y lo saben los modernos publicistas: la forma afecta notablemente la percepción del contenido. Sin una adecuada comunicación, no se puede desplegar una estrategia legal brillante, convincente.

    Los jueces, los otros abogados y los clientes tienen mucho que leer y poco tiempo; tienen que leer demasiado… y demasiado rápido. Si un argumento es confuso o difícil de interpretar —¡y cuántas veces lo es!—, el lector lo dejará de lado, lo interpretará mal o le dará poca importancia.

    Los documentos que escribimos son nuestra representación impresa, una extensión de nuestra capacidad jurídica y la imagen de nosotros que se queda dentro de la oficina de las personas importantes con quienes tratamos a diario. Nuestros documentos serán la parte de nosotros que esas personas importantes examinarán con mayor frecuencia y detenimiento. La palabra escrita es permanente, es el distintivo del abogado que busca la excelencia.

    Escribir bien obra a favor de una estrategia jurídica; escribir mal, puede derrumbarla. Acostúmbrese a pensar desde ahora que una buena redacción no es una mejora opcional, sino una herramienta inseparable de una estrategia legal ganadora.

    El ABC de la redacción eficaz

    Una buena redacción es la exposición correcta de ideas en forma escrita, y se obtiene mediante el ejercicio de tres habilidades básicas. No se espante por los términos, en realidad son muy sencillos y no tendrá que memorizarlos una vez que entienda para qué sirven. Las tres habilidades son:

    A. Análisis estructural. Es una visión integral de qué es lo que quiere decir, cómo se va a exponer y qué se pretende obtener. Vislumbrar el escrito como un todo antes de escribir una sola letra.

    B. Base léxica. Se trata del dominio de las palabras, que son la unidad indispensable del lenguaje. La materia prima de un escrito son las palabras; será eficaz si está compuesto de palabras que aportan el significado preciso de lo que se quiere decir.

    C. Comunicación eficaz. Es el arte de verter las palabras en una estructura, combinándolas con brevedad, sencillez y claridad, de modo que lleguen a su destino: el lector, de manera convincente.

    Con voluntad y esfuerzo, las tres habilidades se pueden adquirir y perfeccionar. Este libro es una guía para dominar el ABC de la redacción, pero si al llegar al final usted sospecha que es apenas un principio, estará en lo cierto. Entonces podrá seguir perfeccionando su redacción por el resto del abecedario; para ello recomendamos algunos libros, o bien siguiendo sus propios caminos.

    Para obtener el mayor provecho posible de este libro

    Le recomendamos leer cada capítulo dos o tres veces; primero, de corrido; después, releerlo de un modo más activo: subraye las ideas más importantes, resuelva los ejercicios y familiarícese con los ejemplos. Por último, utilice el libro como referencia y relea algún pasaje ocasionalmente, hasta que domine todas las técnicas.

    Llegará, de hecho, al final del libro cuando innove cada técnica con su toque personal y domine el tema al grado de que le parezca que usted podría haberlo escrito mejor —en cuyo caso, hágalo—. Sabrá que este manual fue una buena compra si al cabo de un año está tan gastado como si hubiera caído, no en manos de un abogado, sino en las de un niño de tres años.

    Lo que este libro es y no es

    Éste no es un manual de gramática sino de redacción, vocablo que tiene su raíz en el latín: redactum, literalmente: poner en orden. La Gramática es una ciencia del lenguaje que analiza de manera sistemática las formas de la expresión; es a la redacción lo que la lógica es a la argumentación. Nadie necesita saber lo que es un silogismo para unir dos premisas y llegar a una conclusión correcta. Del mismo modo, no necesitamos saber de gramática para que nuestras frases tengan un sujeto, un predicado, un objeto directo, preposiciones, morfemas y gramemas, sufijos y prefijos. No queremos decir que sea un conocimiento inútil, sólo que no tiene cabida en un libro como éste, práctico y deductivo, en donde las reglas se desprenden de la experiencia y de casos prácticos. Estudiar las reglas gramaticales será un gran apoyo para lo que aprenda en este libro. Por lo tanto, aquí no encontrará una montaña de términos, sólo los necesarios para aclarar los conceptos básicos, como: sujeto, predicado, verbo, oración.

    En su libro Ciencia del lenguaje y arte del estilo, Martín Alonso afirma:

    En un tratado de redacción es más provechoso el estudio directo del lenguaje que el de las abstracciones gramaticales […] El lenguaje es un hecho natural en el hombre. Aprendemos a hablar sin estatutos ni preceptos […] El método en la didáctica de una lengua no implica necesariamente el conocimiento de la Gramática. Todavía más: los estudios gramaticales caminan en dirección contraria al buen sentido de una buena técnica adquisitiva de la expresión.¹

    Tampoco es éste un libro de ortografía o puntuación, aunque sean cualidades necesarias para redactar bien. Hay libros sobre estos temas que pueden orientar al lector en esa dirección. La naturaleza didáctica de este manual nos obliga a asumir que usted ya tiene estos conocimientos o está en el proceso de aprenderlos.

    Este libro es un manual, no un tratado de redacción; no es un estudio profundo del estilo, ni encontrará aquí las reglas para componer obras de arte.

    ABC de la redacción para abogados, según el título, es sólo eso: ABC, es decir, lo elemental. Un método práctico que muestra los primeros fundamentos de la redacción. En segundo lugar, es para abogados de cualquier rama o actividad: jueces, postulantes, notarios, actuarios, estudiantes; para quien litiga y para quien escribe las leyes, y para quien escribe acerca de las leyes.

    Si bien las técnicas y consejos que damos pueden ser una buena plataforma de aprendizaje para cualquier clase de escritos, siempre están enfocados al aprendizaje de la redacción técnica jurídica. Casi todos los ejemplos y ejercicios se basan en escritos jurídicos; los que no, sirven para comprender mejor alguna idea.

    Martín, Alonso, Ciencia del lenguaje y arte del estilo, 2 vols. 12a. ed., 2a. reimpresión, Aguilar, Madrid, 1979, pp. 4-21.

    A. Análisis estructural

    Antes de escribir un cuento ya conozco el principio y el final, mi tarea consiste en averiguar cómo llegar desde un punto al otro.

    Jorge Luis Borges

    No empieces a escribir sin saber desde la primera página a dónde vas.

    Horacio Quiroga

    La manera invisible de escribir mejor

    La falla más común en casi todos los escritos —jurídicos y de otras clases— es la falta de análisis estructural, es decir, de una visión de conjunto o plan maestro que sirva de guía y sustento al escrito.

    En una estructura débil las ideas se escriben en contra del orden natural para asimilar de manera fluida la información sobre un asunto. En redacción, el orden de los factores altera el producto.

    Empezar por poner palabras bonitas e ideas brillantes en una hoja, sin tener un plan en mente, es como si un arquitecto emprendiera la construcción de un edificio comprando las alfombras. Escritores, periodistas, publicistas, guionistas de cine y televisión, es decir, los profesionistas que viven de comunicar, siempre empiezan su trabajo esbozando una estructura general, un proyecto de lo que quieren decir.

    Platón, Aristóteles, Cicerón y Quintiliano, cuyos escritos sobre retórica son clásicos, coincidían en la estructura de un buen discurso: exordio, exposición, argumentación y epílogo.

    Escribe Edgar Allan Poe:

    Nada resulta más claro que el hecho de que todo argumento que merezca el nombre de tal, debe ser planeado desde el comienzo hasta su desenlace, antes de que nada sea sometido a la pluma. Sólo cuando no perdemos de vista el desenlace, podemos dar al argumento la semblanza indispensable de consecuencia o causalidad, haciendo que los incidentes, y especialmente el tono, contribuyan en todo momento al desarrollo de la intención.¹

    Un litigio, por ejemplo, suele ser la contienda entre dos historias diferentes. El abogado que presente la más clara y convincente tiene más oportunidades de prevalecer; debe saber contar historias, como los grandes escritores. Y la base para contar bien una historia es un plan de acción lógico y claro.

    La mejor manera de empezar a escribir es no escribiendo

    Empiece por ver el paisaje completo: el principio, el medio y el final. Cuando el lector lea su documento notará una sensación de ritmo, coherencia y fluidez como el que usted aprecia en las obras de los escritores consagrados. El lector advertirá la conexión de una idea con la siguiente. La información inicial lleva a quien escribe a comprender la argumentación que elabora y ésta lo conduce a una conclusión necesaria. Es imposible demostrar sin haber expuesto previamente, recomienda Aristóteles.

    images/himg-14-1.jpg

    La estructura deficiente se puede visualizar como una madeja llena de nudos, donde no se sabe cuál es el comienzo, la parte central y el final del hilo. Todo está dentro de la misma madeja, pero en

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1