El espíritu de Bartholomew Roberts: El Sacerdote Pirata, #4

Por Jeremy McLean

⚓ "Nunca pensé que disfrutaría de un libro de piratas, pero me atrapó la historia & ¡no podía parar!" - Rhonda Marmorat ⚓

Vivirás tu vida como un cobarde, o con valor? "El justo es audaz como un león". - Proverbios 28:1

Bartholomew Roberts nunca se consideró un hombre cobarde, y ante la perspectiva de una lucha contra quienes considera malvados nunca se echaría atrás. Tras un breve encuentro con un desafortunado barco francés comandado por uno de esos cobardes, Bartholomew y su tripulación se dirigen a Trepassey, en Terranova, al saber que les esperan riquezas y barcos en abundancia. Allí, Roberts se encuentra con algo que nunca pensó que vería en su vida, ni esperaba volver a verlo.

Roberts, ahora atrapado en el puerto, debe esperar su momento antes de que puedan partir, y Roberts tiene algo más en mente que el botín. Sus pensamientos se dirigen al hombre audaz que le demostró valor hace tanto tiempo, el que, con su muerte, le encomendó su nuevo nombre y espíritu de venganza.

⚓ "¡Me ha encantado esta historia!". - Julie Blaskie ⚓

Con los cañones de veintidós barcos mercantes apuntando hacia Roberts, y con más en el horizonte, ¿resistirán su suerte y su valor?

Averígualo en El espíritu de Bartholomew Roberts, y ve a dónde le llevan sus pruebas en sus relatos cortos llenos de fe, acción y aventura ambientados en la Edad de Oro de la Piratería.

• Idioma: Español
• Editorial: BadPress
• Fecha de lanzamiento: 1 abr 2023
• ISBN: 9781667453965

Vista previa del libro

EL ESPÍRITU DE Bartholomew

Roberts

Jeremy McLean

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Editado por Vicky Brewster

https://vickybrewstereditor.com/

Esta es una obra de ficción. Cualquier similitud con personas, vivas o muertas, es pura coincidencia... ¿O no?

Copyright © 2020 Jeremy McLean

Reservados todos los derechos.

ISBN: 1-988240-25-5

ISBN-13: 978-1-988240-25-1

AGRADECIMIENTOS

Gracias a todos mis amigos y familiares por su apoyo constante, y a los fanáticos que se han mantenido durante tanto tiempo.

1. PROVERBIOS 28:1

¡Difícil de babor! ¡No los dejes escapar! Hank gritó, con la mano extendida sobre la barandilla del alcázar.

El timonel apretó los dientes y giró la gran rueda del Fortune hacia la derecha. Los compañeros transmitieron las órdenes de Hank a través de la línea en el bullicioso barco. Aunque sus voces eran roncas por los gritos constantes y el aire salado, aullaban por encima del estruendo de las olas, el estruendo de los cañones y la pólvora negra.

Una oleada de agua salada de las profundidades se disparó por el costado de estribor del barco, haciendo resbaladizo el suelo. Mientras los hombres corrían para cambiar el aparejo y ajustar las velas, resbalaron y alcanzaron los asideros, pero nunca cayeron sobre esa superficie mojada que era su hogar.

La niebla de ese oleaje salado rozó el rostro de Bartholo-mew Roberts mientras observaba cómo su presa cambiaba de rumbo. Su concentración no le permitía disfrutar de esa caricia refrescante, pero no sería la última vez que la sentiría, así que no todo estaba perdido.

¡Estribor listo! gritó Roberts. Su voz también estaba ronca por las horas de persecución y la sal que parecía adherirse a la garganta, pero no tuvo problemas para hacer que su voz se extendiera por todo el barco. Se mantuvo erguido, un Goliat moderno, dirían algunos, y tenía el tono a juego.

Los hombres que no estaban a cargo del aparejo prepararon pequeños cañones en el lado de estribor del barco mientras un oficial llevaba la orden a la cubierta principal de armas. No tendrían un tiro claro, pero sería suficiente para abrir algunos agujeros en la popa de sus enemigos.

El barco, francés por las banderas que ondeaba y el nombre Maîtresse estampado en el costado, estaba bastante bien comandado, pero Bartholomew se dio cuenta de que el que estaba al mando era un cobarde sin experiencia. Volaron en cuanto vieron el Fortune, mucho antes de que hubieran dejado caer el negro y, a pesar de haber sido perseguidos durante medio día y tener las armas, nunca se defendieron. Si lo hubieran hecho, podrían haber tenido una oportunidad. Tal como estaban, estaban llenos de agujeros y tomando agua.

El viento golpeaba las velas del Fortune, haciéndolas crujir cuando la masa ondulante golpeaba las vergas. Fortune viró contra el viento, por lo que no había forma de evitar que las velas orzaran perezosamente mientras perdían momentáneamente su poder.

Estaban imitando a la Maîtresse y tratando de mantenerse cerca. El Fortune era un barco más pequeño, más rápido y más maniobrable, pero habían estado navegando hacia el noroeste contra el viento durante horas y solo ahora lograron algunos avances para disparar los cañones.

Ahora que habían llegado, el Fortune estaba casi listo para disparar a estribor, y la tripulación estaba esperando, ansiosa por recibir la orden.

Roberts levantó la mano en el aire y luego la bajó con un feroz movimiento de corte. Fi- Roberts se detuvo antes de terminar la orden cuando una ráfaga de movimiento captó su atención.

En el Maîtresse se estaban recortando las velas. Roberts pensó que estaban tratando de hacer girar el barco de alguna manera y darle a Fortune su costado, pero la maniobra sería imposible con una curva tan cerrada. Después de esperar, con la mano todavía paralizada en el aire como si estuviera pegada a