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El reino prohibido
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Libro electrónico255 páginas4 horas

El reino prohibido

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Obra experimental adelantada a su tiempo en la que se mezcla realidad y ficción, hechos imaginados con documentos de la época. Así, seguimos las andanzas del desconocido poeta Luís Vaz de Camoes en el Portugal del s. XVI, mientras el proceso colonizador español se desarrolla a su alrededor y el paisaje del mundo cambia por completo. Una obra definitiva en la narrativa de su autor, que marcaría sus obsesiones futuras.-
IdiomaEspañol
EditorialSAGA Egmont
Fecha de lanzamiento23 feb 2023
ISBN9788728392416
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    El reino prohibido - J. Slauerhoff

    El reino prohibido

    Copyright © 2014, 2023 J.J. Slauerhoff and SAGA Egmont

    All rights reserved

    ISBN: 9788728392416

    1st ebook edition

    Format: EPUB 3.0

    No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

    www.sagaegmont.com

    Saga is a subsidiary of Egmont. Egmont is Denmark’s largest media company and fully owned by the Egmont Foundation, which donates almost 13,4 million euros annually to children in difficult circumstances.

    BAJO EL SIGNO DEL MAR Y DEL MISTERIO

    Ya lo sabía: ninguna región me otorga armisticio,

    Y lo busqué lejos sobre la mar...

    J.J. Slauerhoff

    El fin (Het einde)

    Jan Jacob Slauerhoff nace el 14 de septiembre de 1898 en la ciudad frisia de Leeuwarden, alrededor de la medianoche como el quinto hijo de Jan Jacob Slauerhoff, empapelador y tapicero, y Cornelia Pronker, su madre. El primer enigma de su vida ya se produce en ese mismo instante, cuando en otras fuentes puede leerse que la fecha de nacimiento se produjo el 15, si bien este misterio queda resuelto, pues el que pueda haberse establecido esa fecha fue el acto de satisfacer al abuelo materno que lo había hecho un 15 de septiembre.

    Criado en el seno de una familia protestante de clase media, sufre ya desde su niñez los problemas de salud que lo acompañarían toda su existencia, siendo afectado de frecuentes ataques de asma, problema que le obligaría a refugiarse en los meses de verano junto a su familia en la isla de Vlieland, un lugar más benévolo para su salud de recuerdos agradables a los que aludiría en algunos de sus poemas.

    Pienso en la isla a donde no arribaré jamás:

    —Tan angosta, que casi no puede verse desde el mar; ¹

    En 1911 se inicia su amistad con la familia del pastor protestante Dr. C. Hille Ris Lambers, hecho esencial en su vida, pues con Heleen, una de las hijas de la familia, daría comienzo una amistad que traspasaría los límites de ésta convirtiéndose en uno de los primeros amores del poeta a la que le dedicaría muchos de sus poemas y a la que se referiría en tantos otros de forma velada. Heleen sería el auténtico amor de su vida hasta su misma muerte y con la que mantendría un prolífico y extenso intercambio epistolar. Uno de los poemas que le dedica se titulaba Landelijke liefde (Amor rural):

    Una piedra en el agua y enseguida

    Desaparecemos. Así fue siempre:

    Aparecer, desaparecer, volver a vernos, despedida,

    Buscarnos el uno al otro los ojos y la boca. ²

    En 1916, con dieciocho años comienza sus estudios de medicina trasladándose a vivir a Amsterdam, muy cerca de la casa en donde Anne Frank sufriría las fatales consecuencias de la II Guerra Mundial.

    En 1922 ya prepara su primer poemario, Archipel, que se publicaría en 1923. Ya concluidos sus estudios de medicina decide enrolarse en un barco como médico de a bordo. A partir de entonces da comienzo su particular viaje iniciático que transformará tanto su vida literaria como su breve trayectoria vital, navegando por todos los mares y océanos, arribando a los países y costas sudamericanas, a Asia y África y también visitando frecuentemente Europa. Desconocida su obra en España, él sí traduce a novelistas españoles y de lengua castellana y viaja por la Península Ibérica en numerosas ocasiones; se enamora de España y Portugal y recopila información de cada uno de los países en los que se encuentra, plasmando en sus obras todas aquellas vivencias que va acumulando y absorbiendo. Reflexiona Slauerhoff acerca de España y China:

    Contemplo a España y China como los países más civilizados del mundo... ³

    Pero España aún no conoce al escritor. Vendrían importantes poemarios como Oost-Azië (1928) y Yoeng poe tsjoeng (1930), ambos cargados de un profundo pesimismo —si aún cabía más en él— que se articulan como un díptico poético en el que Slauerhoff, traduciendo y refundiendo a los poetas chinos se convierte en creador de versos breves, casi telegráficos con los que ahonda y asume sus propias penas y las ajenas.

    En 1930 conoce a la que ese mismo año se convertiría en su esposa, la bellísima bailarina Darja Collin y con la que perdería un hijo, hecho que junto a su quebradiza salud daría lugar a una profunda depresión por el malogrado bebé que llevaría a la separación de la pareja en 1935. Siempre, incluso cuando más separados estuvieron en cuerpo y alma, Slauerhoff y Heleen —a la que siempre se refería en sus cartas como Helen— mantendrían candente la amistad y el antiguo fuego del amor, un amor platónico, un amor puro. Pero la tristeza es su sino perpetuo:

    Nada tengo de mi consuelo sino mi lamento.

    Ningún perdón conoce la vida

    Nada tengo sino mi fado

    Para llenar mi noche vacía.

    En 1932 aparece El reino prohibido, su primera novela. La importante revista literaria Forum será la encargada de publicarla entre el primer y el noveno número de la publicación. En noviembre del mismo año ya se edita en forma de libro.

    En el poemario Soleares de 1933 deja atrás a los poetas orientales y se sumerge en la cultura de la Península Ibérica y los países sudamericanos, lugares en los que halló paz y consuelo a sus males, pero también el sentido de la tristeza y la pena en las coplas y los fados portugueses.

    Tras largos días azotado por la tormenta

    Y saboreados a veces fuera de la litera,

    Aún desconcertado por la vida suave de Lisboa,

    Me encuentro sentado en la plaza soleada.

    A finales de 1933 visita en España a su amigo, el también novelista Albert Helman (1903-1996)⁶y se aloja con él en San Cugat, Barcelona, y a primeros del año 1934 viajan hasta Andalucía, en concreto a Málaga y Algeciras. Posteriormente lo hacen hasta Tánger en donde desde el mes de marzo Slauerhoff se establecería como médico en la ciudad marroquí. A final de año se especializa en París en dermatología.

    Se inicia el año 1935, año clave que para mí constituye el de su decadencia total, no como poeta ni como creador, pues su creatividad prosiguió hasta más allá de muerto, pero sí como persona mortal. Se separa de su mujer Darja Collin y rompe con la revista Forum, algo que también ocurriría con el escritor Eddy du Perron (1899-1940), persona clave en su desarrollo poético y literario. Su grave y enfermizo estado de salud va consumiendo poco a poco al poeta. La malaria que había contraído en numerosas ocasiones y una afección renal le hacen ingresar en un hospital de Génova. Tan solo Heleen, el poeta A. Roland Holst (1888-1976) y la enfermedad parecen serle fieles hasta el final.

    Siento podrirme desde dentro,

    Ya sé de qué moriré:

    A orillas del Tajo.

    En las amarillas, inclinadas orillas,

    Nada es más bello y triste,

    Y la existencia es lenta y sublime.

    A principios de 1936, gravemente enfermo viaja hasta Lausanne y en febrero regresa de nuevo a los Países Bajos. Antes de su muerte vería la luz el poemario Een eerlijk zeemansgraf (Una honrada tumba de marinero).

    Las enfermedades lo acompañaron desde la infancia como lo haría una amante impetuosa, obligándole a regresar a su país, moribundo ya por la tuberculosis que padecía desde hacía tiempo y la malaria que apuntillaría su vida acabando con el poeta el 5 de octubre de 1936 en Hilversum, acompañado en todo momento por Roland Holst, que permanece sentado junto a su lecho de muerte hasta el final de sus días aguardando el fatal desenlace. Fue caprichosa la muerte maldita que le hizo morir en su país después de surcar todos los mares, océanos y continentes del mundo. Curioso también el lugar en el que sus cenizas reposan eternamente, a apenas unos kilómetros de las esclusas de Ijmuiden, aquellas por las que tantas veces pasó rumbo a sus largos viajes en búsqueda de la ansiada libertad. Desaparece en 1936, precisamente cuando hacía unos meses que se iniciaba una cruel guerra civil en España.

    Solo en mis poemas puedo vivir,

    Nunca encontré alojamiento en un lugar distinto;

    El regreso a su tierra natal y la enfermedad fueron dos elementos persistentes en la vida de J.

    J. Slauerhoff. Como el radiotelegrafista irlandés de El reino prohibido, el mar lo desconectaba en cuerpo y alma de tierra firme:

    ...debía estar alejado de la tierra para sentirme de nuevo seguro de mí mismo...

    Y continúa:

    ...Estoy infectado por el contacto de muchos que han dejado que su vida se contaminase y también han mancillado la mía soportando la humillación de su proximidad. Tan solo en otra vida podré salvarme... ¹⁰

    Aunque a continuación siempre debía regresar para tratarse sus innumerables y constantes enfermedades.

    Resulta sorprendente y hasta paradójico que en la frágil y enfermiza existencia de Slauerhoff, sacudida por las interminables enfermedades que fueron apagando su breve camino, se acumulase tanta vida y energía. Una lista cronológica de los males y enfermedades que el poeta llegó a sufrir en vida podrían resumirse en la siguiente: asma, hemorragias intestinales, nuevos ataques de asma, faringitis, malaria, gripe, neumonía, depresión, otra vez malaria, afección renal y de nuevo malaria, y entre todas estas la tuberculosis, reverenciada por ser la enfermedad del romanticismo que entre otros acabó con Gustavo Adolfo Bécquer. Nada más profundo que un fado o esta copla para describir su estado.

    Lentamente muero y no sé cómo,

    En un padecimiento que no conozco;

    Si pienso que puedo curarme,

    Siento que aún estoy más enfermo. ¹¹

    Como testamento literario dejó una decena de poemarios publicados en vida, tres novelas y otros tres libros de relatos, gran cantidad de artículos sobre viajes e importantes ensayos de crítica literaria. En 1947 aparece un poemario póstumo titulado Al dwalend (Ya vagando) editado y corregido por el guardián de su obra, el neerlandista Kees Lekkerkerker. El poemario está compuesto por los poemas que se hallaron tras su muerte junto a narraciones, fragmentos en prosa y otros escritos. Joppie Hille Ris Lambers, amiga de juventud y hermana de su amada Heleen recuerda que uno de sus primeros poemas tenía como título Al dwalend, si bien este poema jamás se ha encontrado. Este poemario póstumo constituye un eslabón entre sus primeros versos y los últimos, a la vez que forman una síntesis y retrospectiva de toda su trayectoria poética.

    Como detalle, una mera y simple coincidencia que une dos almas sensibles, Federico García Lorca y Jan Jacob Slauerhoff, que nacen y mueren en los mismos años, 1898-1936, por razones distintas, con trayectorias vitales y experiencias totalmente alejadas, con diferentes estilos pero aún cargados de una inimitable lírica y dejando como testamento una creación eterna. Como punto de encuentro, las coplas, la vida... y la muerte.

    Tal y como subyace durante todo el desarrollo de Moby Dick (1851), el mar es un reflejo de la vida, y así fue la de Slauerhoff, como el mar agitado.

    EL REINO DE SLAUERHOFF Y LOS REINOS DE LA LITERATURA NEERLANDESA

    Me falta el aliento,

    mis días se extinguen,

    me espera la tumba.

    Job 17, 1

    Pero hablo y no se calma mi dolor,

    me callo y no se aleja de mí,

    y ahora me tiene extenuado.

    Job, 16, 6-7

    Al redactar estas líneas y bajo la afirmación perpetua que siempre lanzo y que ya he convertido en una letanía personal en cuanto a que en España era desconocido tanto Slauerhoff como su obra (la editorial Huerga & Fierro ha publicado este mismo año una antología poética traducida y antologada por mí mismo: Solo en mis poemas puedo vivir. Antología esencial, Huerga & Fierro, Madrid 2012) es esta la primera vez que se edita una obra suya en España, lengua que al igual que ocurre con el inglés nunca ha sido traducida, si bien está previsto que este mismo año se edite en inglés El reino prohibido. En 2011 y con nula relevancia en España se publica en México uno de sus libros de relatos, Espuma y ceniza (Shuim en Asch), cuya traducción corre a cargo de Julio Grande.

    El desconocimiento de la obra de Slauerhoff, hecho que también se hace extensivo a casi el resto de la literatura neerlandesa no exime de la importancia y consideración que en su país de origen e incluso en otros sí que la tienen. La desconsideración y falta de interés que se ha tenido por la literatura neerlandesa tiene como ejemplo más flagrante el mediático Premio Nobel de literatura. Es sencillo elaborar una lista de aquellos autores en lengua neerlandesa a los que el Premio Nobel ha olvidado sistemáticamente, infravalorando no solo a sus autores y su obra, también a la propia lengua neerlandesa: Simon Vestdijk (1898-1971), Willem Frederik Hermans (1921-1995), Harry Mulisch (1927-2010), Hugo Claus (1929-2008)... y solo queda en vida el inimitable y genial Cees Nooteboom (1933) como última esperanza para lograrlo en un futuro próximo. Bien es cierto que el premio sería un acicate y una forma extraordinaria de difundir la lengua y la literatura en lengua neerlandesa, pero el mensaje parece claro, o el idioma es de los que son denominados —y mal llamados— como lenguas grandes: español, inglés, alemán o francés —siendo otorgado a franceses pero también a belgas francófonos, lo que aún se hace más incomprensible— o será complicado que lo reciban otras lenguas menores. Llegados a este punto uno se plantea, ¿qué importancia tiene ya el Premio Nobel para la lengua neerlandesa después de tantos años? Borges, por poner un ejemplo tampoco lo recibió, y son más aquellos grandes escritores que no lo han recibido y de los que se han olvidado que de los que sí se han acordado. En definitiva se puede afirmar sin tapujos que la literatura neerlandesa seguirá existiendo sin el premio, y para ir más allá y zanjar el asunto con cierto enfado tras ver morir a tantos grandes escritores, el Premio Nobel no merece ni a la literatura en lengua neerlandesa ni a sus autores.

    La vida literaria de Slauerhoff, y volviendo tras este inciso, se inicia ya en su juventud cuando comienza a colaborar con las publicaciones literarias De Vrije Bladen y Het Getij, haciendo amistad entre otros con los relevantes escritores H. Marsman (1899-1940), H. de Vries (1896-1989) y E. du Perron (1899-1940), comenzando a escribir en la importante revista literaria de entreguerras Forum, en cuyas páginas aparecen algunos de sus trabajos.

    Slauerhoff es en esencia un poeta, para más señas un poète maudit al estilo de los Rimbaud o Baudelaire, a mi entender el vate más importante y esencial de la literatura en lengua neerlandesa como también lo considera así el importante escritor neer-landés Willem Frederik Hermans, pero sin lugar a dudas el más trascendental de todos los poetas neerlandeses del interbellum, oficio de poeta que se refleja asimismo en El reino prohibido —y en el resto de su obra en prosa— que actúa como toda una síntesis del corpus poético del escritor.

    Las letras neerlandesas están huérfanas de poetas malditos en toda su esencia, a excepción de Slauerhoff y el flamenco Jotie ‘tHooft (1956-1977) que falleció prematuramente tras una sobredosis y diametralmente opuesto a Slauerhoff. Esta afirmación que realiza el radiotelegrafista irlandés de El reino prohibido, alter ego de Slauerhoff, parece ser salida de la boca del escritor neerlandés:

    ...estar maldito significa: aburrido en cualquier lugar, a excepción de los lugares más miserables. Desde ahí el deseo consumidor por las regiones polares, desiertos y mares sin islas... ¹²

    De los versos del poema El barco ebrio (1871) de Rimbaud va haciendo brotar nuevos poemas como De profundis o Kustland, con un estilo impecable que bebe ligeramente de los simbolistas franceses. De El barco ebrio de Rimbaud son estos versos:

    Conozco los cielos rajándose en relámpagos, y las [trombas

    Y las resacas y las corrientes: conozco el atardecer,

    El Alba exaltada como un pueblo de palomas,

    ¡Y en algunas ocasiones he visto lo que el hombre [ha querido ver! ¹³

    Su estilo romántico —a mi juicio un poeta postromántico con tintes fantásticos— de suaves toques simbolistas que por suerte no estuvo adscrito a las corrientes de la época como el Expresionismo o el Vitalismo, es un hecho que le beneficiaron y otorgaron la libertad necesaria para desarrollar su estilo. Se erige como un islote libre y solitario, comoun intermezzo entre dos importantísimas corrientes poéticas en los Países Bajos; por un lado Los Ochentistas (1880), opuestos a todo elemento del Romanticismo y cuyo movimiento estaba encabezado por las re- levantes figuras de Willem Kloos (1859-1938), Jacques Perk (1859-1881) y Albert Verwey (1865-1937), y por otro lado el controvertido movimiento poético-artístico de Los Cincuentistas (1950), cuyos máximos exponentes fueron Lu- cebert (1924-1994), Hugo Claus (1929-2008), Rempco Campert (1929) y Gerrit Kouwenaar (1923), cuya máxima era romper con todo el concepto de arte y lírica anterior.

    La temática de la obra de Slauerhoff se comprime en el mar, las civilizaciones antiguas y Oriente, la decadencia, los barcos y sus naufragios, el amor y el desamor, y la muerte en todos sus procesos. Su obra es moderna y antigua a la vez, cargada de tristeza, de eterna melancolía y de desesperación sin remedio. Los desterrados como Camões o el poeta chino Po Chu I son un espejo en los que se refleja Slauerhoff como ocurre también con los náufragos.

    Donde la mar se ennegrece de profundidad, y los [restos de un buque naufragado

    No pueden hundirse más —se vuelven sólidas las [estrellas—

    Sobre el inframundo de hordas de vegetación

    Que brotan pesadas como rocas, y que no pueden [ni ramificarse. ¹⁴

    El reino prohibido, publicado en 1932, es la primera novela escrita por Slauerhoff y el lugar preciso en donde confluyen todos los elementos anteriormente citados. Es una obra clave no solo en la literatura neerlandesa, me atrevo a decir sin titubeos y con total rotundidad que en la literatura universal por todos los elementos que en ella se reflejan, consideración que en Alemania tienen por ella muchos críticos citándola como una obra cumbre en la literatura universal¹⁵. Pero no es necesario acudir a los críticos para saber que nos encontramos ante una obra maestra, una obra inclasificable y de culto en los países neerlandófonos, la opera prima de Slauerhoff que resulta crucial en la literatura neerlandesa desde todos los puntos de vista, tanto desde la línea argumental como desde la estética y el uso de las técnicas narrativas, un estilismo que la hace erigirse en una obra esencial para la comprensión de la novela modernista. A pesar de no haber sido nunca traducida al inglés está considerada una referencia del Modernismo y es incluida como una obra de gran importancia en la literatura tal y como apunta la neerlandista Jane Fenoulhet.¹⁶Como apunte curioso, en esa serie de ediciones que lleva por título 1001 libros que hay que leer antes de morir, mientras El reino prohibido no aparece en la versión española, sí lo hace en la versión inglesa.

    Todo en J. J. Slauerhoff es extraño, enigmático, raro e imposible... todo en él es superlativo. Acostumbrados a establecer analogías entre los escritores y poetas que conocemos, no existe literato alguno con el que comparar al escritor neerlandés. Él es un tejedor de historias y versos sublimes, un embaucador, un cuentacuentos con el que sentarse junto al fuego de una chimenea en un invierno nevado y leer su frágil prosa, elegante y suave. Lirismo es lo que contiene su literatura con una mezcla imposible entre Bécquer y Conrad, entre Stevenson y Rimbaud, aunque tampoco es posible establecer una similitud; Poe, Trakl, Verlaine, Machado y los poetas chinos, junto a los anteriores darían lugar a un parto literario del que surgiría una criatura parecida a Slauerhoff, pero esta es una especie sin parangón, inimitable, extinguida desde hace años, jamás vista anteriormente porque quizás nunca existió. Es un prestidigitador, un ilusionista que mezcla sueños y realidad, fantasía, ficción y verdad sin discernir nunca qué fronteras ocupan unos y otros; en resumidas cuentas un alquimista medieval de la palabra.

    En la actualidad sí que se puede afirmar que existe un escritor con el que enfrentarlo y compararlo, descendiente de su misma estirpe, hijo de su raza y continuador de su estilo y de su obra, hallando todos los elementos de Slauerhoff en la apasionante obra de su compatriota Cees Nooteboom, cuya literatura está situada en mi biblioteca entre Multatuli (1820-1887) y el propio Slauerhoff, una casualidad nada extraña,

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