Polaco de nacimiento, Frédéric Chopin fue un niño prodigio del piano, lo que le llevó a abandonar el ducado de Varsovia siendo muy joven, con sólo 20 años, para instalarse en París. Allí se convirtió en una celebridad por su dominio absoluto del instrumento. En París entabló amistad con otros grandes pianistas como el húngaro Franz Liszt y tuvo una legión de admiradores en toda Europa entre los que se encontraban algunos de los mejores compositores. Pero no se dejaba ver demasiado. Huía de las grandes representaciones, prefería en su lugar los ambientes íntimos de los salones parisinos en los que ofrecía recitales para una selecta audiencia. Vendía también sus composiciones y daba clases de piano que eran muy demandadas.

Pero Chopin no era una persona fácil. A lo largo de su vida padeció una tuberculosis recurrente y era de carácter retraído y extremadamente emocional. En su correspondencia personal, buena parte de la cual ha llegado hasta nosotros, descubrimos un hombre muy sensible, pero también orgulloso y en ocasiones terco, conocedor de su genialidad y propenso a las depresiones. Todo eso se refleja en su música, transida de melancolía y expresividad. También lo podemos ver en la compleja relación que mantuvo con el sexo opuesto, algo que marcó toda su vida adulta.

Tuvo dos grandes amores. Primero la polaca Maria Wodzińska, con quien llegó a comprometerse y mantuvo una relación de más de tres años. Llegó incluso a pedirle matrimonio, pero la familia se oponía ya que consideraba que el joven pianista no era un buen partido para ella, que pertenecía a la nobleza polaca y que, por lo tanto, debía aspirar a más. Tras la ruptura, Wodzińska se casó con un aristócrata polaco pero el matrimonio duró muy poco, en unos pocos años la relación se tornó imposible y se divorciaron.

El segundo fue con la escritora francesa Aurore Dupin, más conocida por su pseudónimo George Sand. Se conocieron en 1836 en París. Ella era seis años mayor que él, ya había estado casada, tenía dos hijos y había coleccionado las aventuras con escritores famosos como Prosper Mérimée y Alfred de Musset. Para entonces ya era muy conocida en los ambientes literarios parisinos y tenía fama de “femme fatale”. Chopin no pudo resistir el embrujo de una mujer tan inteligente que hacía gala de semejante independencia y libertad de criterio. No tardaron en convertirse en amantes y emprender juntos un viaje a Mallorca ya que creían que el clima de la isla sería beneficioso para la tuberculosis de Chopin. No fue así, aquel invierno mallorquín fue húmedo y frío. La vivencia de la pareja terminaría en las páginas de un libro que Sand dio a la imprenta cuatro años más tarde.

El corto periodo en Mallorca resultó duro, pero extremadamente productivo. La relación con George Sand se mantendría hasta casi el final de su vida. Para entonces la tuberculosis apenas le dejaba trabajar y eso hizo descender su producción. A pesar de ello, era ya reconocido como uno de los mejores compositores de Europa y el pianista más reputado. Murió con sólo 39 años en París convertido en una leyenda. Nos dejó más de 230 obras y en todas ellas el piano es el protagonista. Hoy es uno de los compositores más interpretados y también de los más apreciados por el público. Para hablar de él y de su música nos acompaña hoy en La ContraHistoria María Valverde, una joven pianista española que acaba de regresar de Budapest y que interpretará las siguientes obras de Chopin:

- Estudio Op. 25 nº1
- Nocturno Op. 27 nº2
- Vals Op. 64 nº8
- Nocturno Op. 62 nº1
- Polonaise fantasie op. 61
- Impromptu Op. 66

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