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Los Sufrimientos de una niña
Los Sufrimientos de una niña
Los Sufrimientos de una niña
Libro electrónico136 páginas2 horas

Los Sufrimientos de una niña

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Información de este libro electrónico

Este libro contiene la historia verdadera de una niña que tiene guardado un secreto, que vivió con su familia.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento5 ene 2021
ISBN9781643347929
Los Sufrimientos de una niña

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    Los Sufrimientos de una niña - Teresa Peréz de Cortéz

    cover.jpg

    Los Sufrimientos de una niña

    Teresa Peréz de Cortéz

    Derechos de autor © 2020 Teresa Peréz de Cortéz

    Todos los derechos reservados

    Primera Edición

    PAGE PUBLISHING, INC.

    Conneaut Lake, PA

    Primera publicación original de Page Publishing 2020

    ISBN 978-1-64334-791-2 (Versión Impresa)

    ISBN 978-1-64334-792-9 (Versión electrónica)

    Libro impreso en Los Estados Unidos de América

    Tabla de contenido

    Capítulo 1

    Esta es una historia basada en la vida real. Todo empezó en los años de 1922 en adelante…

    Empezó en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, México había una familia de situación económicamente acomodada. Esta familia y sus integrantes se componían de tres hermanas y un hermano. La mamá de todos ellos falleció y la herencia que les dejó era considerablemente buena individualmente para cada uno de ellos. Pero el hermano era muy problemático y un vividor, era el consentido de la mamá de todos ellos. No hacía nada. No trabajaba y se malgastó su herencia. De las tres hermanas, una de ellas era muy débil de carácter y él lo sabía y precisamente a ella le robó la herencia que le había dejado la mamá. Que la dejó en una desesperante pobreza. También era una mujer joven y siempre se mantenía enferma, al parecer ella padecía del corazón; también tenía una pequeña niña de 8 años de edad. Como la niña estaba acostumbrada a tantas necesidades, ya que desde chica ayudaba a su mamá. Cuando la mamá se sentía mejor se iba a trabajar a las residencias de las hermanas, quienes, a diferencia de ella, vivían cómodamente, en muy buena posición económica y la tenían de sirvienta.

    Para ellas, no contaba nada que fuera hermana de ellas, la trataban como a las demás sirvientas; no hacían ninguna diferencia, las demás comían en la cocina y ella con ellas. En su casa tenían unas grandes vitrinas de vidrios llenas de toda clase de comidas y panes. Pero cuando se necesitaba algo de ahí, tenía que venir el mayordomo y abrir con su llave para darles lo que necesitaban y volvía a cerrar con llave. Cuando a ella le tocaba su día de descanso si no llegaba a la hora indicada no la dejaban entrar hasta el día siguiente; al empezar las labores de la mañana, era cuando podían entrar y por eso cuidaban de no llegar tarde.

    Entonces se presentó una gran desgracia. La hermana pobre murió de repente. Murió a los 35 años de edad y para esa fecha la hija cumplía 14 años de edad. Su nombre era Adelaida y ella se quedó trabajando en la casa de las tías en la misma situación de su mamá. No más que a ella, le prohibieron que dijera que ella era familia de las tías. Adelaida siguió trabajando. Al ir a los tendederos al llevar más ropa, su tristeza aumentó al mirar en los tendederos que todavía había ropa que su mamá había lavado y tendido. Le dio tanto dolor al mirar eso que se puso a llorar.

    Así transcurrieron los años, con las exigencias del trabajo difícil y duro para una muchacha tan joven. Ella era una muchacha que tenía aspiraciones de superación. No quería que toda su vida se fuera en ser una sirvienta. Aspiraba saber leer, ya que por ayudar a trabajar a su mamá nunca la mandó a la escuela. Pero ella buscó la manera de cómo aprender a leer, escribir y conocer los números. Para ese entonces ya era una linda muchacha de 17 años de edad. Ya se había puesto de acuerdo con algunas de sus compañeras de trabajo que también estaban cansadas de trabajar de sirvientas y más con las hermanas pan duro que eran unas señoritas muy reconocidas en la alta esfera social. Pero a ellas se les subió mucho la fama de ser tan respetadas que eran muy exigentes y pedían perfección en el cuidado de la residencia y la limpieza exagerada de muebles y pisos. Los muebles eran de maderas muy finas y los pisos de mosaico, para limpiar los pisos tenían que hacerlo de rodillas, ponerles ceras sólidas y luego con máquina de cepillos pulirlos.

    Tenían que hacerlo tantas veces que tenían que quedar los pisos como espejos. Al terminar las empleadas de limpiar muebles y pisos una de las señoritas se encargaba de revisar personalmente los muebles con un dedo y los pisos, tenía que mirar su cara en el piso como un espejo. Si no le gustaba cómo los habían dejado, las hacían que lo hicieran otra vez. Por eso ya estaban cansadas de ser sirvientas.

    Adelaida era una muchacha que quería superarse por la manera pobre que se crio al lado de su mamá. Y por eso, desde entonces trabajando con las tías ayudaba a su mamá con un poco de dinero, porque las tías no le pagaban muy bien y la otra parte la guardaba porque soñaba darle una vida mejor. Pero al faltarle su mamá se entristece pensando que no alcanzó a darle una mejor vida a su mamá antes de que muriera. Pero trató de reponerse y seguir con sus planes y como ya tenía una cantidad considerable de dinero, gracias a que vivía en donde trabajaba con sus tías, nomás su mamá vivía fuera de la residencia por eso la ayudaba. Su mamá era lo más importante para ella por eso en memoria de la promesa que le hizo, quería llegar hacer alguien. Empezó a hablar con sus compañeras para idear que negocio poner dentro de sus posibilidades. De todas maneras, cada una siguió trabajando, pero ya no con las tías, porque ellas no les daban mucho tiempo libre. Y cada una se fueron a residencias diferentes cuando descansaban se ponían a contar el dinero que iban teniendo para ver si ya podían rentar un local. Ya habían acordado poner una tortillería. Llegó el día que acordaron buscar el local para el negocio y un tiempo después lo encontraron y empezaron a ponerse a trabajar con gran ánimo y entusiasmo y decidieron no trabajar más para nadie. Eso las motivó más. Por lo pronto eran tres; a Adelaida la escogieron por haber sido la muchacha más joven e inteligente. Como la guía de las dos, Adelaida hacia los planes y hacía el material para la elaboración del producto y otra se encargaba de ir juntando el dinero y trabajar en el negocio.

    Junto con la otra trabajan sin descansar, pues querían adelantar pronto el negocio. Su plan era buscar y contratar más personas para trabajar, una vez que el negocio tuviera más cantidad de clientes. Al parecer lo iban a hacer rápido porque a pesar de todo, el negocio iba mejorando mucho. Al tiempo llegaron a contratar a más muchachas. El negocio creció mucho, ya que, tenían muchas entregas; para festejar el triunfo se pusieron de acuerdo y salieron todas juntas.

    Estaban felices por verlo logrado. Así siguió todo bien, pero llegó el día que Adelaida conoció a un joven que le pidió permitiera visitarla. Ella accedió, y así tuvo la oportunidad de una primera ilusión, ya que había sido una muchacha muy sufrida y trabajadora.

    Así siguió el tiempo, unas veces salía con su pretendiente y otras veces no, porque adquirió un gran compromiso con ella misma y con su mamá. Quería que se sintiera orgullosa de ella como si viviera. Además, con la pobreza en que creció ella no quería voltear para atrás para nada. Le tenía miedo a tanta necesidad y a tantas humillaciones que le hicieron sus tías a ella y a su mamá, a tal extremo de ignorar el parentesco que las unía. Ahora se sentía feliz y orgullosa de todo lo que estaban logrando sus amigas y ella, quienes seguían trabajando duro como al principio. Ya estaban planeando otro proyecto. Querían seguir creciendo más y más. Lo que hacían cada tarde después de que terminaban en el negocio, hacían reuniones para hablar, cada una daba su reporte del cargo que se encargaba.

    La que se encargaba de recolectar el dinero se lo daba a Adelaida. Ella lo apuntaba en un libro especial donde escribía todo lo que entraba, que tenía todo lo referente a lo que se tenía que invertir.

    Eran muchachas jóvenes pero muy bien coordinadas. Respecto a su pretendiente todo seguía igual, a veces aceptaba salir a caminar con él y eso porque sus amigas le insistían que se diera un buen tiempo. Porque estaba bien entregada al trabajo, que no se dejaba tiempo para ella y así era como lograron que aceptara. Además, él era un muchacho joven bien parecido y muy bien educado, pertenecía a una familia de muy buena posición económica y también les caía muy bien. Llegaba y saludaba a todas muy amablemente y Adelaida quería estar al menos un poco en una posición buena. No quería volver a ser humillada. Así transcurrieron los meses. Luego lograron poner a trabajar el segundo proyecto que se trataba de un restaurante como en una sección pequeña de la tortillería hacían unos pequeños almuerzos y se miraba que a la gente les gustaba.

    Eran unas jóvenes que se preocupaban por hacer de lo mejor que podían en la tortillería y lonchería. Estaban acostumbradas a tener mucha disciplina y es por eso que la gente le gustaba ir al negocio de Adelaida y sus amigas. Llegó el tiempo de la inauguración de la tortillería y restaurante con el nombre de Las mejores amigas se sintieron tan felices que después de tanta lucha y trabajo lo habían logrado. Después de haber atendido a los invitados de la inauguración cada una se fue por su lado y Adelaida y su pretendiente se fueron a festejar, pero él le tenía una sorpresa. Él se sentía nervioso nunca se había atrevido a decirle nada porque cuando le daba a entender que quería que fuera su novia, ella le decía que no podía tener ningún compromiso ahorita por lo pronto, porque tenía un compromiso con ella misma respecto a sus proyectos por eso no sabía cuál iba a ser su respuesta. De todas maneras, estaba ilusionado a que lo aceptara, con el ánimo le compró un bonito anillo para sellar que aceptara que fuera su novia. La llevó a un bonito lugar a bailar y a cenar allí tenía una mesa reservada. Después de tener un buen tiempo conversando y bailando, se sentaron a la mesa y mirándola le pidió que fuera su novia. Ella se sorprendió un poco e insinúo con la cara, guardó silencio por unos instantes. Luego él le interrumpió el silencio y le dijo que por favor le dijera lo que pensaba de él. Ella le contestó con la voz un poco débil y le dijo que tenía miedo de la diferencia del nivel social, que él estaba acostumbrado a tratar a otra clase de personas con una educación más amplia y gente importante.

    —Por ejemplo, estás tú, tú eres un ingeniero muy conocido y tu familia también. Además, ¿qué van a decir cuando sepan que tu novia era una sirvienta sin educación y pobre?

    Él la interrumpió y le dijo:

    —Es verdad, pero a mí no me interesa lo que diga la gente, yo me siento feliz y orgulloso de ser el novio de la joven más linda. —Y tomándola de las manos con delicadeza, agregó diciendo—: Y muy inteligente, que ella buscó la manera de cómo superarse con muchos esfuerzos y sacrificios y a mis padres son los únicos a quienes les voy a decir esto y fue estas características de ella, fue lo que me enamoró y que quiero que la conozcan.

    Diciendo esto a ella se le rodaron unas lágrimas silenciosas y él se acercó más a ella y la abrazó cariñosamente y con un pañuelo secó cada una de sus lágrimas. Volvió a guardar su pañuelo en la bolsa de su fina camisa y tomándole de nuevo sus delicadas manos que, a pesar de su duro trabajo, cuidaba de su persona y entonces volvió hacerle la pregunta:

    —Adelaida ¿quieres o aceptas ser mi novia?

    Ella volvió a inclinar su cabeza y él con dos dedos de su mano derecha suavemente le levantó la barbilla y la miró con dulzura esperando la respuesta deseada. Y sacando un estuche de una bolsa, lo abrió y sacó

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