Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

El Camino a la Vida Eterna: Recopilación  Yo soy el camino de la verdad y la vida
El Camino a la Vida Eterna: Recopilación  Yo soy el camino de la verdad y la vida
El Camino a la Vida Eterna: Recopilación  Yo soy el camino de la verdad y la vida
Libro electrónico99 páginas1 hora

El Camino a la Vida Eterna: Recopilación Yo soy el camino de la verdad y la vida

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

En la Biblia se encuentra el poder que puede librar del mal que amenace. Lo bueno ahora, es que en pocas páginas y en poco tiempo se entienda lo que el Espíritu de Dios produce para quienes cumplen sus leyes, normas y decretos. También, para que de una manera poética conozcan: La ley a la que están sujetos quienes no la obedecen; que la materia es corruptible y el Espíritu incorruptible; a practicar la fe con hechos para que valga; la verdad para que te haga libre; a ser fiel para que Dios no te abandone; el amor perfecto para que seas feliz; a ser poderoso pero humilde. Podrás alzar la frente, tendrás paz y cosecharas justicia; podrás ser feliz y nada te faltara; conocerás la vida eterna que es Dios.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento3 jun 2020
ISBN9781643344676
El Camino a la Vida Eterna: Recopilación  Yo soy el camino de la verdad y la vida

Relacionado con El Camino a la Vida Eterna

Libros electrónicos relacionados

Cristianismo para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para El Camino a la Vida Eterna

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    El Camino a la Vida Eterna - Ricardo López Ruiz

    El Reino de Dios

    El apocalipsis 11. 15: El reino del mundo ha llegado a ser de nuestro Señor y de su Mesías; y reinarán por todos los siglos. Carta a los hebreos 1. 6, 8–9: Dios, al presentar a su hijo primogénito al mundo dice: "Que todos los ángeles de Dios te adoren... Tu reinado, ¡oh Dios! es eterno y es un reinado de justicia. Has amado lo bueno y odiado lo malo; por eso te ha escogido Dios, tu Dios y te ha colmado de alegría.

    Nacimiento y reinado del príncipe de la paz Isaías 9. 2, 6–7: El pueblo que andaba en la oscuridad vio una gran luz; una luz ha brillado para los que vivían en tinieblas... Porque nos ha nacido un niño, Dios nos ha dado un hijo al cual se le ha concedido el poder de gobernar. Y le darán estos nombres: Admirable en sus planes, Dios invencible, Padre eterno, Príncipe de la paz. Se sentará en el trono de David; extenderá su poder real a todas partes y la paz no se acabará; su reinado quedará bien establecido y sus bases serán la justicia y el derecho, desde ahora y para siempre. Esto lo hará el ardiente amor del Señor todo poderoso.

    Primera carta de San Pablo a los corintios 15. 25–28: Porque Cristo tiene que reinar hasta que todos sus enemigos estén puestos debajo de sus pies; y el último enemigo que será derrotado es la muerte. Porque Dios ha sometido todo debajo de sus pies. Pero cuando dice que todo le ha quedado sometido, es claro que esto no incluye a Dios mismo, ya que es él quien le sometió todas las cosas. Y cuando todo haya quedado sometido a Cristo, entonces Cristo mismo, que es el hijo, se someterá a Dios, que es quien sometió a él todas las cosas. Así, Dios será todo en todo.

    El futuro rey de Israel Zacarías 9. 9–10: ¡Alégrate mucho, ciudad de Sion! ¡Canta de alegría, ciudad de Jerusalén! Tu rey viene a ti, justo y victorioso, pero humilde, montado en un burro, en un burrito, cría de una burra. Él destruirá los carros de Efraín, los caballos de Jerusalén y los arcos de guerra. Anunciará paz a las naciones y gobernará de mar a mar, del Éufrates al último rincón del mundo.

    Primera carta de San Pablo a los corintios 4. 20–21: Porque el reino de Dios no es cuestión de palabras, sino de poder. ¿Qué prefieren ustedes, que vaya dispuesto a castigarlos o que vaya a verlos con amor y ternura?

    Sofonías 3. 8–9, 11–13, 17–20: Por eso, espérenme ustedes el día en que me levante a hablar en su contra. Yo, el Señor lo afirmo: He decidido reunir las naciones y los reinos para descargar sobre ellos mi enojo, mi ardiente ira. Cuando eso llegue, purificaré el lenguaje de los pueblos, para que todos me invoquen, para que todos a una me sirvan. En aquel tiempo, pueblo mío, ya no te avergonzarás de ninguna de las acciones con que te revelaste contra mí, pues entonces quitaré de ti a los altaneros y orgullosos, y nunca volverás a mostrar orgullo en mi santo monte. Yo dejare en ti gente humilde y sencilla que pondrá su confianza en mi nombre. Los sobrevivientes del pueblo de Israel no cometerán injusticias, ni dirán mentiras, ni llenarán de embustes su boca. Podrán alimentarse y descansar sin miedo alguno.

    Dice el Señor: Yo te libraré entonces, del mal que te amenace, de la vergüenza que pese sobre ti. En aquel tiempo actuaré en contra de todos los que te oprimen. Ayudaré a la oveja que cojea y recogeré a la extraviada, convertiré en honor y fama, en toda la tierra los desprecios que les hicieron.

    Los hechos 17. 24–25: El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que hay en él, es Señor del cielo y de la tierra. No vive en templos hechos por los hombres, ni necesita que nadie haga nada por él, pues él es quien nos da a todos la vida, el aire y las demás cosas.

    Eclesiástico 39. 25: Desde el principio destino bienes para los buenos y para los malos, bienes y males.

    Hebreos 12. 25, 28: Por eso tengan cuidado de no rechazar al que nos habla. Pues los que rechazaron a Dios cuando él les llamó la atención aquí en la tierra, no escaparon. Y mucho menos podemos escapar nosotros, si le damos la espalda al que nos llama la atención desde el cielo... El reino que Dios nos da, no puede ser movido. Demos gracias por esto y adoremos a Dios con la devoción y reverencia que le agradan.

    Isaías 65. 25: En todo mi monte santo no habrá quien haga ningún daño. El Señor lo ha dicho.

    Salmo 15 (14). 1–5: Lo que Dios espera del hombre. Señor, ¿quién puede habitar en tu santo monte? Solo el que vive sin tacha y hace lo bueno, el que dice la verdad de todo corazón; el que no habla mal de nadie; el que no hace daño a su amigo ni ofende a su vecino; el que mira con desprecio a quien desprecio merece, pero honra a quien honra al Señor; el que cumple sus promesas, aunque le vaya mal; el que presta su dinero sin exigir intereses; el que no acepta soborno en contra del inocente. El que así vive jamás caerá.

    Zacarías 8. 14–17: Esto dice el Señor todopoderoso: Yo había decidido castigar a los antepasados de ustedes cuando me hicieron enojar y madure mi decisión. Ahora, en cambio, he decidido hacerles bien a Jerusalén y a Judá. Por lo tanto, no tengan miedo. Esto es lo que siempre deben hacer ustedes: Díganse siempre la verdad unos a otros, juzguen con justicia y procuren la paz en los tribunales; no se hagan daño unos a otros ni juren en falso, porque yo odio todo eso. Yo, el Señor lo afirmo.

    Segunda carta de san pedro 2. 10–11: Dios castigará, sobre todo, a los que siguen deseos impuros y desprecian la autoridad del Señor. Son tercos y atrevidos, y no tienen miedo de insultar a los poderes superiores; en cambio los ángeles, aunque tienen más fuerza y autoridad, no se atreven a condenar con insultos a los poderes de parte del Señor.

    Carta de San Judas 9: El mismo arcángel Miguel, cuando luchaba contra el diablo disputándole el cuerpo de Moisés, no se atrevió a condenarlo con insultos, sino que solamente le dijo:¡Que el Señor te reprenda!.

    Gálatas 5. 19–21: Es fácil ver lo que hacen quienes siguen los malos deseos. Cometen inmoralidades sexuales, hacen cosas impuras y viciosas, adoran ídolos y practican la brujería, mantienen odios, discordias y celos. Se enojan fácilmente, causan rivalidades, divisiones y partidismo. Son envidiosos, borrachos, glotones y otras cosas parecidas. ¡Les advierto a ustedes! como ya antes lo he hecho, que los que así se portan no tendrán parte en el reino de Dios.

    Carta de San Pablo a los efesios 5. 4–5: No digan indecencias ni tonterías ni vulgaridades, porque estas cosas no convienen; más bien alaben a Dios. Pues ya saben que quien comete inmoralidades sexuales, o hace cosas impuras, o es avaro (que es una especie de idolatría), no puede tener parte en el reino de Cristo y de Dios.

    San Lucas 16. 16: La ley y los profetas llegan hasta Juan. Desde entonces se anuncian las buenas noticias del reino de Dios y a todos se les hace fuerza para que entren.

    San Juan 13. 20: Les aseguro que el que recibe al que yo envío, me recibe a mí; y el que me recibe a mí recibe al que me ha enviado.

    Salmo 62 (61). 11–12: Dios ha dicho: que el poder y el amor le pertenecen, y que él recompensa a cada uno conforme a lo que haya hecho.

    Los hechos 17. 30–31: Dios paso por alto en otros tiempos la ignorancia de la gente,

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1