APOCALIPSIS DE JUAN EL ORIGEN DEL MILENARISMO
Finales del siglo XX… Multitud de profetas milenaristas anuncian que se acerca el fin de los tiempos. Las sectas catastrofistas alcanzan su máximo apogeo. Advierten que antes de la llegada del nuevo milenio irrumpirán las terribles señales anunciadas en el Apocalipsis, el libro con el que culmina el Nuevo Testamento. En breve, el Anticristo hará acto de presencia, tendrá lugar la batalla entre las huestes del Bien y del Mal (Armagedón) y luego será inevitable el Juicio Final. Los elegidos se salvarán. Los condenados perecerán de forma atroz, siendo arrojados al fuego eterno.
Muchos creyentes estaban plenamente convencidos de que todo ello acontecería irremisiblemente. Tanto es así que cuando faltaban escasos meses para el año 2000, numerosos grupos milenaristas se dieron cita en Jerusalén a la espera de ser testigos directos de las señales apocalípticas. Una de aquellas sectas fundamentalistas, de corte evangélico, fue Hijos de la Oración, con sede en el Estado de Colorado (EE.UU.). Este grupo, liderado por un tal “Hermano David”, pretendía no solo aguardar el inminente regreso de Jesús al monte de los Olivos, sino también dinamitar junto a varios judíos extremistas la Montaña del Templo, en la que se hallan dos importantes mezquitas islámicas. Por suerte, la policía israelí pudo detener y expulsar del país a todos los iluminados pertenecientes a esta secta. Sin embargo, no fueron los únicos. Hubo otro grupo, llamado Cristianos Preocupados, cuyos miembros planeaban un suicidio colectivo en Jerusalén, cumpliendo así las profecías de su gurú, un tal Monte Kim Miller, que al parecer moriría antes del fin del mundo, previsto por ellos a comienzos del año 2000.
Por esas mismas fechas en que se desató semejante psicosis milenarista, supimos que el FBI alertó al gobierno de, que tuvo acceso a una copia de dicho informe, manifestó que “. En aquel entonces, en EE.UU. existían unos 25.000 grupos que profesaban este tipo de creencias milenaristas.
