El Peor Error De un Ser Humano

Por Macario Morales

El vivir una vida ingobernable, insoportable, es el peor error de un ser humano. Al no saber cómo vivir en esta vida, es el puro fracaso. Hay seres desventurados que les encanta todo lo negativo, es lo único que saben hacer. Es todo lo que les fluye de sus labios y su cerebro,hacer sentir mal a los demás y no hay otro camino más que la derrota. El no saber cómo ser un buen cristiano, un gran hijo de Dios, un buen esposo, un buen padre de familia, un buen ciudadano, eso es ser un enemigo de Dios, traer hijos en este mundo sin saber por qué, ni para que. Porque el único camino que les espera a ellos contigo, es el abismo, y no hay otra opción más que vivir en la pura desgracia porque es una vida desordenada e insoportable, no hay paz, puras guerras, no hay bendición de Dios en el hogar.?Porque no hay paz, no hay bendición de Dios en el hogar? Porque no son amigos de un ser supremo, son amigos del príncipe de las tinieblas.

• Idioma: Español
• Editorial: Page Publishing, Inc.
• Fecha de lanzamiento: 10 ene 2023
• ISBN: 9781662493713

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EL

PEOR ERROR

DE UN SER HUMANO

MACARIO MORALES

Derechos de autor © 2022 Macario Morales

Todos los derechos reservados

Primera Edición

PAGE PUBLISHING

Conneaut Lake, PA

Primera publicación original de Page Publishing 2022

ISBN 978-1-66249-370-6 (Versión Impresa)

ISBN 978-1-66249-371-3 (Versión electrónica)

Libro impreso en Los Estados Unidos de América

Que difícil, es enderezar a un ser humano en esta vida, según opinan los estudiosos, es más fácil enderezar los cuernos de un borrego que un ser humano.

Índice

Capítulo I: Las verdades de la vida

Capítulo II: Me volví un hombre avaricioso

Capítulo III: Lo que empieza mal, mal acaba

Capítulo IV: Lo que es ser ventajoso, ser un aprovechado y vivir de lo robado

Capítulo V: El ser un aprovechado me trajo puras maldiciones

Capítulo VI: Lo que es ser ratero, un sin vergüenza

Capítulo VII: El ser humano es mezquino hasta con Dios

Capítulo VIII: Qué triste es no tener a Dios en tu corazón

Capítulo IX: Que feo es quitarle la vida a alguien

Capítulo X: El divorcio es doloroso y horroroso

Capítulo XI: Las consecuencias del divorcio, el convivir con la madrastra

Capítulo XII: Que feo es darle órdenes a Dios

Capítulo I

Las verdades de la vida

Un día me encontraba hincado en el altar de la iglesia de donde vivía y me acuerdo que me chorreaban las lágrimas de cocodrilo por toda mi mejilla, pidiendo y suplicándole a Dios por los problemas que estaba atravesando, y a la vez, pidiendo por el cambio de la otra persona. Hasta le pedía a Dios que la cambiara completamente, que le quitara ese corazón de piedra que tenía y le pusiera otro corazón nuevo, ya que él tiene el poder de hacerlo.

Escuché un comentario, Dios no cumple caprichos personales, tampoco endereza jorobados, que era más fácil enderezar los cuernos de un borrego que enderezar a un ser humano. Al menos que este tenga un deseo, desesperadamente ardiente, en querer cambiar, mientras no. Le puedes leer la biblia al derecho y al revés, hablarle de un infierno, darle citas bíblicas, con capítulos y versículos, decirle que se entregue por completamente al señor, nuestro Dios. No la quieras hacer del papel de ministro con estas personas, porque jamás van a cambiar, ni volviendo a nacer. Son personas desventuradas, que así nacieron por naturaleza. Son personas soberbias, altaneras, orgullosas que nunca han conocido a Dios en sus vidas. Y así puedes hacer una manda, en irte de rodillas quien sabe a cuantas millas o kilómetros de distancia, llegar hasta la basílica de la virgen en la ciudad de México, y en el camino te agarres de latigazos, te hieras con puras pencas de nopales, te eches una carga de piedras en el lomo, tus rodillas se peleen, se llenen de sangre junto con tu espalda, aunque la obligues o lo obligues en ir a jurar ante el altar, lamentablemente, nada va a cambiar, porque la persona no es amiga de Dios. Dice la palabra de nuestro Dios: El que no está conmigo, está contra mí. Un amigo me dijo: Primero cambia tú. Rápido que le contesto: ¿Por qué yo? Si yo no soy el del problema. Otra vez la maldita enfermedad, y es que era más fácil para mí que la otra persona cambiara. Yo no podía captar el mensaje: ¡Cambia tú primero!. Si no estás a gusto, alegre y feliz, ¡quítate! Retírate de ahí si no estás bien, pero no al contrario. Le pedía mucho a Dios, que ya la violencia se acabara en mi hogar. ¿Y qué? ¿Me quería retirar? No. Pasaban los años y el mismo pendejismo de mi parte.

Lo que el ser humano calla y prefiere mejor ocultarlo que escupirlo para afuera. Prefiere seguir sintiéndose mal que compartir su experiencia. Qué triste es para un hombre y una mujer fingir que está alegre y no lo está. Decir que es feliz con la vida que le tocó y no lo es. El soportar un hogar con violencia doméstica y decir que Dios así lo quiere, creo que es el peor error del ser humano. Soportar tanto golpes como insultos, golpes psicológicos, yo creo que eso no es de Dios. Duelen más las palabras que los golpes físicos, dicen por ahí, y el silencio quiere decir mucho, principalmente si vive amenazado o amenazada. Tú que estás por este oscuro camino, si no hablas, lamentablemente, nadie te va a escuchar, y principalmente, si eres mujer viviendo con una persona machista, controladora, manipuladora, golpeadora y maldiciente.

Machista, es una persona que es extremadamente celosa, le prohíbe a su pareja todo. Le prohíbe salir a la calle, le prohíbe trabajar, le prohíbe tener amistades, le prohíbe ser ella misma.

Este tipo de persona, está enferma de la celotipia, que es lo único que sabe ofrecer a su pareja. Es una vida insoportable. Es una persona insegura de sí misma, y la otra persona, como se va a sentir intimidada, no le va a quedar más que bailar, el son de la trompeta, que el otro le toque. No se va a poder desarrollar como mujer, como ser humano. El machista menos le va a querer enseñar a aprender a conducir un vehículo, le va a decir que no puede, le va a poner tantos obstáculos para no apoyar a su pareja. Él o ella, todo el tiempo le va a llorar y suplicar pidiéndole ayuda, jamás la va a escuchar. Es bien triste cuando la mujer depende del hombre todo el tiempo. No va a poder valerse por sí misma.

Y todo el tiempo, la mujer dependiendo del hombre, para que la lleve al doctor, al dentista, al oculista, a sus chequeos maternales. Esperando que el hombre le traiga sus cosas para la cocina. Prefiere hacerlo todo el mismo, por no querer enseñar a su pareja a conducir. Todo por temor de que le vaya a poner los cuernos.

Y, quizá, se va a sentir amenazada, va a sentir temor, miedo, va a sentir pánico hacia la pareja, y en lugar de que sienta amor hacia él, por contrario, lo va a aborrecer, a guardarle resentimiento. Estos hombres quieren que les sirvan como rey.

Esta clase de gente, como están inseguros de sí mismo, llaman al trabajo para saber si realmente está trabajando su pareja, no le tienen confianza, todo el tiempo la están vigilando, porque piensan que ha de estar con otra persona. La mujer no puede ni tener amistades, porque la tienen controlada, con quien habla, que es lo está platicando, y es el ser humano que trabaja más, porque es la única que lava, plancha, cocina, limpia. Y es un quehacer en la casa que nunca se acaba, luego tiene que atender a los hijos. En el estado de Oaxaca, la mujer es la que se chuta toda la tarea en el hogar. La mujer tiene que levantarse temprano, lavar limpiar el nixtamal y luego moler, hacer la masa, hacer tortillas que deben ser del día, recién hechas.

En mi pueblo no hay tortillerías, ni tampoco molino para el nixtamal. Así que la mujer tiene que esforzarse más para el desayuno, y si el hombre se va a trabajar al campo, la costumbre es llevarle su comida calientita, hasta al cerro donde se encuentra el esposo. Si tiene bebé, ni modo, le tiene que buscar la solución, y cuidadito que se le haga tarde. Aparte si está dándole pecho al bebé. Y si llega tarde le llueven los golpes. En ocasiones, ni huaraches tenía la mujer, tenía que andar a raíz, pero como calan las piedras en el camino, y aparte se parten muchísimo los pies. Ni modo, tiene que caminar, es su trabajo, dice el machista. En mi caso, mi padre acabó su vida en el campo, en ocasiones hacia un tremendo frío con la lluvia, pero teníamos que andar en el campo, ya sea trabajando o pastoreando. Y si no, a madrugar y amanecer en el cerro, cortando el rastrojo y más tarde, regresar con una carga de leña, para entonces la mujer tiene que estar lista con el almuerzo. Y si el bebé llora mucho, pues, eso es su problema.

Controladora. Esta persona la va a controlar en todo. En dónde andaba, por qué llegó tan tarde, por qué se viste así, por qué se pinta así, en ponerse tanto maquillaje. No puede salir a la calle ni para echarse un pedo, la sigue por todas partes. Por mi parte, me seguían hasta en el trabajo, si en las tiendas volteaba a mirar a alguien más, ya era un caos para mí al llegar en la casa. Una vez iba yo manejando sobre la autopista, tranquilo como siempre, me volteé para mirar el tráfico y, al cambiar de carril, de repente sentí una tremenda bofetada en mi mejilla y de pendejo, de estúpido, de imbécil no me bajaban (porque ya estaba echándole ojo a la otra conductora, que me estaba rebasando supuestamente). Es extremadamente horrible vivir una vida así. ¿Para qué te casaste, si no le tienes confianza a tu cónyuge? Y el individuo no puede captar esto, ¿cómo vas a vivir o hacer vida con una persona de esta índole? Si no te cree para nada, no te respeta, no hay comprensión, no hay amor. ¿Para qué seguir rogándole tanto a la persona? ¿O tan necesitado estás del sexo? A mí me iban a buscar hasta al dealer, para asegurarse que yo estaba trabajando. Y si por equis motivo no me encontraban, porque ya sea que me encontraba manejando los autos con un cliente, o simplemente, mis manejadores me mandaban hacer otro trabajo para completar la venta, al rato me iba como en feria en la casa.

Manipuladora. Hasta la amenaza en querer quitarse la vida. Dice: si tú me dejas yo me mato, si tú no me quieres me voy a suicidar. Y luego dice: eres mía, y de nadie más vas a ser. Y si no vas a ser mía, de nadie más, porque te mato. Cuidadito que te vea yo platicando con otro o con otra. Le habla fuerte, le grita y le dice: y no quieras mirarme la cara de pendejo o pendeja. Puras amenazas. Si no te embrujo hija de la chingada o hijo de la chingada, me voy a asegurar que ya no funcione tu parte como hombre o como mujer. En fin, le siembran un pánico, lo paralizan o la paralizan de miedo. La amenazan con mucho temor, que no le queda más que seguir una vida llena de violencia, una vida miserable. Querido lector, lectora, ¿cuánto vale tu dignidad, como persona? ¿Dónde quedó tu autoestima?

Un amigo me platicaba, me cansé de vivir, tanta violencia doméstica. Me cansé de tantos rasguños, golpes, jaladas de cabellos, insultos, mentadas de madre, humillaciones.

Estás viviendo todos estos momentos, en vivo en directo y a todo color y, ¿aún no quieres cambiar? ¿En qué cabeza cabe, que son amor todos esos momentos desagradables que estás viviendo?

Que tontísimo de mi parte. Le tenía tanto miedo al child support, o sea, a la manutención de mis hijos. Y más me llené de temor en cuando me decían mis conocidos el cálculo de lo que, más o menos, iba yo a pagar. Y luego me decían que hasta los calzones me iban a quitar, y el miedo más me paralizaba. Así es la gente, te siembran pánico, terror en el cerebro, con tal de que te vaya mal, te miran hasta al fondo y te hunden más con sus palabras. Te ven tirado y herido, y te dan el tiro de gracia. ¿Qué es lo que te detiene? ¿Qué pretendes que valga más que tu vida? ¿Cuál es la causa y el motivo que hace que te aferres tanto a una sola persona? ¿Por qué hasta el querer acabar con tu vida? ¿O es que te paraliza muchísimo el miedo y la soledad? ¿O es que no puedes enfrentarte tú solo o sola a la vida? Al quererme ir por lo material, acumulé muchísimos más problemas para mí, también para mis hijos, con tanta violencia doméstica. Y no me quería ir, tenía tanto miedo de perder la casa, los vehículos, los muebles, los negocios. Todo lo que había acumulado, no lo quería dejar ir tan fácilmente. Y, para mi propia conveniencia, me refugiaba en las palabras de la iglesia, como: Lo que Dios unió que no lo separe el hombre.

Es que juré ante Dios que en las buenas y en las malas.

Me aguanto, simplemente, porque no quiero que mis hijos se queden sin padre o sin madre. Vale más viejo conocido, que nuevo por conocer.

Usaba muchísimo estas frases, tal vez por ignorancia, porque no creo que sea por amor. ¡Qué mentalidad la mía! Preferí mejor la mediocridad que mi estado emocional. ¿Mi dignidad en donde quedó? Me decían unos amigos: "Tus hijos van a ser tus hijos, aquí, en China