LAS EMOCIONES.: El impacto de la pandemia en las emociones. Como regularlas para disfrutar de salud emocional, bienestar y prevenir crisis emocionales futuras

Por Brigitte I Mendoza

El surgimiento del coronavirus y subsecuente pandemia mundial han trastocado la vida de todos los seres humanos del planeta. El confinamiento, cambio de rutinas e imposición de restricciones de movilidad, instauraron la sensación de incertidumbre, miedo y abrumadoras emociones que fueron difundidas a nivel global y en tiempo real. La emocionalid

• Idioma: Español
• Editorial: Brisamor & Wellness
• Fecha de lanzamiento: 23 dic 2022
• ISBN: 9798987454008

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Las Emociones.

El impacto de la pandemia en las emociones. Cómo regularlas para disfrutar de salud emocional, bienestar y prevenir crisis emocionales futuras

Copyright © 2022 Brigitte Isabel Mendoza, MA, MFT

Todos los derechos reservados. No se pueden reproducir o transmitir en cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopias, grabaciones o cualquier sistema de almacenamiento o recuperación de información, sin el permiso previo del autor.

ISBN 979-8-9874540-1-5 (paperback)

ISBN 979-8-9874540-0-8 (ebook)

Hecho en Estados Unidos de América - Primera edición

Registrado en la Librería del Congreso (U.S. Library of Congress)

Nota aclaratoria del autor

Los ejemplos, anécdotas y personajes citados en esta obra son semblanzas extraídas de mi trabajo clínico, investigaciones y experiencia de vida. He cambiado los nombres y señas de identidad en todo el libro. La presente obra no pretende sustituir el tratamiento personalizado ni la evaluación y diagnóstico de un profesional cualificado de la salud mental.

Diseño de portada, formato y diagramación interior: Leo Baquero

Índice

Agradecimientos

Introducción

¿Por qué este libro?

Parte

I - Pandemia

Capítulo

1. Fenómeno antiguo

1.1. Pandemias de mayor impacto en la humanidad

1.2. La pandemia del COVID-19

1.3. La enfermedad de la COVID-19

1.4. Cómo protegerse del coronavirus

Parte

II - Las emociones

Capítulo

2. Siento, luego existo

2.1. Aproximación psicosocial al entendimiento

de las emociones

2.2. Definición, clasificación y funciones

2.3. Delimitación: afecto, emoción, sentimiento, pasión y estado de ánimo

2.4. ¿Por qué es importante el estudio de

las emociones?

Capítulo

3. Enfoque neurocientífico de las emociones

3.1. Estudios iniciales del cerebro y las emociones

3.2. El cerebro humano

3.3. El sistema nervioso (SN)

3.4. El Circuito periférico de las emociones

Capítulo

4. Enfoque psicosocial de las emociones

4.1. Fundamentos psicológicos de las emociones

4.2. Fundamentos sociales de las emociones

4.3. Paradigmas psicológicos explicativos de las emociones

Parte

III - Salud general y salud mental

Capítulo

5. La salud humana

5.1. Historia, definición y componentes

5.2 Salud y enfermedad

5.3. Modelos de salud integral

5.4. La mente humana

5.5. La salud mental

5.6. La enfermedad mental

5.7. El estrés y sus efectos

Parte

IV - Las emociones y la pandemia

Capítulo

6. El impacto de la pandemia en las emociones

6.1. La salud mental antes de la pandemia

6.2. La salud mental y emocional durante la pandemia

6.3. Efectos de la pandemia en la salud emocional

6.4. Repercusiones socio-emocionales del

confinamiento en poblaciones vulnerables

6.5. El duelo durante la pandemia

Capítulo

7. Resurgimiento y menciones de emociones

en el contexto pandémico

7.1. La acedia

7.2. La fatiga pandémica

7.3. Cerebro suave/delicado y cansancio por el Zoom (Smooth brain and Zoom fatigue)

7.4. Languidez (languishing)

Capítulo

8. Volver a una normalidad nueva

8.1. ¿Qué es normal?

8.2. «Nueva normalidad, o nueva esencialidad»

8.3. Prevención post-pandemia

8.4. Entrenarse para lo peor y aspirar a lo mejor

Conclusiones Generales

Glosario de términos

Referencias

Biografia de la Autora

Brisamor & Wellness Center

Agradecimientos

A los profesores David Abanto y Homero Hinojosa por su apoyo editorial en este proyecto 

A mi colega Gaby Fuentes por su revisión y sugerencias con el formato APA

A la profesora Edith Cuadrado, profesor Arturo Laris y profesora Enedina Avelar por sus valiosos comentarios a esta obra 

A mi amada hija Yimdriuska, fuente de inspiración desde antes de arribar a este mundo

A Frank Maack, ser lleno de bondad y apoyo constante, con infinita gratitud 

A la memoria de mi querida madre Auda, y a ami Coté que desde el cielo siguen guiándome

A mis clientes por su cariño y confianza, de quienes sigo aprendiendo sobre la vida

A los trabajadores de salud, especialmente de salud mental, que arriesgaron su vida por ayudar a sus pacientes durante la emergencia del COVID.

Introducción

En estos tiempos, hablar del tema de las emociones nos vincula a la crisis sanitaria y social desencadenada por la pandemia de la

COVID-19 que ha afectado vastos sectores de la población mundial. A inicios del año 2020, muchas personas nos sentimos sobrecogidas al escuchar las noticias de los medios de comunicación anunciando una enfermedad desconocida que iba expandiéndose por todo el orbe. El 11 de marzo del mismo año, todos quedamos estupefactos cuando la Organización Mundial de la Salud decretó el estado de pandemia, demandando el aislamiento social preventivo y obligatorio (ASPO) para contenerla. Carentes de referentes previos o preparación adecuada, los ciudadanos del mundo nos vimos forzados a permanecer en casa y modificar nuestra vida cotidiana, experimentando gran temor, miedo e incertidumbre.

Las emociones desagradables afloraron por doquier, convirtiéndose en desajustes mentales (estrés, ansiedad, depresión, incremento de adicciones, suicidios, etc.); que mostró la falta de recursos destinados a enfrentar eventos disruptivos, precipitando la actual crisis sanitaria que estamos viviendo. Esta situación ha puesto de manifiesto la necesidad de desarrollar estrategias de regulación emocional útiles para afrontar los efectos en la salud mental de las personas, tanto de la presente como de futuras crisis.

A la fecha, finales del año 2022, la pandemia del virus COVID-19 y sus variantes continúa entre nosotros. Calificada como uno de los eventos más adversos en la historia contemporánea; sus devastadores efectos sólo empiezan a vislumbrarse. Fuentes oficiales informan que la llamada coronacrisis está ocasionando una gran recesión global, estimándose la repercusión económica, social y política como más nociva que los efectos causados por la Segunda Guerra Mundial y vicisitudes financieras del 2007-2008 (Banco Mundial, 2020). En países en vías de desarrollo, las brechas socioeconómicas y de acceso a protección social se han ahondado. Grupos de estratos sociales medios han descendido a los de pobreza, siendo excluidos de programas de ayuda social que limita su acceso a servicios de salud, educación, tecnología, etc. (CEPAL, 2021). Aún más, se pronostica que en los próximos años, alrededor de 150 millones de habitantes descenderán a la pobreza extrema (Corporación Internacional Financiera [IFC], 2022).

La crisis sanitaria ha generado que el tema de la salud, particularmente de salud mental, emerja a las primeras líneas de atención. Las medidas de control de la pandemia que conocemos como el confinamiento, distanciamiento social y cambios drásticos en hábitos de vida, recibieron amplia cobertura de los medios de comunicación y a la vez ocasionaron tremendas perturbaciones emocionales en vastos sectores de la población mundial.

En muchos paises se reportó el incremento de casos de estrés, ansiedad, depresión, intentos de suicidio, adicciones, violencia, etc.; afectando las dinámicas familiares, actividades laborales, estabilidad económica y funcionamiento social de manera significativa. Estas circunstancias atípicas convirtieron a los desajustes psicosociales y trastornos mentales en problemas de salud pública que requieren inmediata y efectiva solución.

En este tiempo también se ha puesto de relieve la labor del psicólogo clínico como esencial frente a una crisis. Pude comprobar esta realidad desde el inicio de la pandemia ya que me encontraba trabajando como terapeuta de salud mental en una clínica psiquiátrica de adultos de un conocido hospital de salud en el estado de California, Estados Unidos. Típicamente brindaba psicoterapia a un promedio de 8 pacientes diarios, mientras que en la semana también atendía consultorías clínicas, administrativas y de entrenamiento; reuniones urgentes -presenciales o virtuales- con ejecutivos y conducía sesiones de terapia grupal; actividades que incrementaron con la irrupción de la pandemia.

A fines de marzo del 2020 (la pandemia se oficializó el 11 de marzo del 2020), los proveedores de salud aún éramos requeridos a asistir a la clínica a brindar servicios de salud en persona. Cada mañana la sala de espera estaba abarrotada de pacientes esperando su turno para ingresar a los consultorios médicos y psicológicos. La mayoría se mostraron desorientados, caminando brazos cruzados, mirando al piso; otros, permanecían sentados moviendo sus piernas sin control; o se mostraban rígidos, inmóviles y taciturnos; de vez en cuando alguien lanzaba gritos de terror. Todos mostraban angustia y estrés severo sobrepasando los síntomas clínicos observados antes de la pandemia, siendo evaluados y guiados al servicio que necesitaban.

Ya en el consultorio, se confirmaban síntomas de estrés agudo; ansiedad, depresión, diversos niveles de trauma; consumo de sustancias psicoactivas (alcohol, drogas ilícitas, alimentos no saludables), uso desmedido de redes sociales y pornografía; involucramiento en relaciones sentimentales esporádicas, compulsion a juegos, etc. Algunos presentaban ataques de pánico, ideas de autolesionarse o intento de suicidio; preocupación por los despidos laborales; aumentaron los casos de abuso y violencia contra niños y mujeres, conflictos de pareja y de familia, etc. El aumento e intensidad de todas las actividades laborales de salud mental consideradas de primera línea, nos llevaron a experimentar a mis colegas y a mí altos niveles de estrés y agotamiento. Esta situación se tornó ligeramente más manejable cuando empezamos a trabajar remotamente, desde casa.

Como licenciada y máster en psicología clínica en Perú (mi país de origen) y en terapia de familias y parejas en California, Estados Unidos —conjugando cerca de cuarenta años de experiencia en salud pública y mental, encuentro que a nivel macrosocial se exacerbó la dificultad para regular las emociones desagradables. El enojo fue la que más escaló, como se ejemplifica en el siguiente caso. Juan (nombre ficticio), de 30 años de edad, trabajaba a tiempo completo, era el proveedor principal de su hogar; al inicio de la pandemia fue suspendido del trabajo. En casa, empezó a beber alcohol en exceso; sintiéndose muy nervioso al no poder pagar la renta, expresó: Un día estuve borracho y le pegué muy fuerte a mi mujer. Juan desconocía cómo manejar sus emociones ante situaciones de crisis, optando por conductas de escape —consumo de alcohol— lo que empeoró sus niveles de estrés, desencadenando en comportamientos violentos. Durante los dos meses que duraron las sesiones se le brindó a Juan técnicas para que aprendiera a relajarse, conocerse y gestionar sus emociones desagradables.

Similar problemática ocurrió con el cambio de rutinas por el confinamiento, provocando intensa animosidad en María. De 30 años de edad, madre soltera con 3 niños pequeños, Maria vivía con sus padres y trabajaba en un albergue geriatrico. Fue suspendida del trabajo debido a la pandemia,mencionando: Estoy agotada, enojada y me olvido de todo. Como en el caso de Juan, se implementaron técnicas psicoterapéuticas que le ayudaron a disipar su tensión, mejorar su autoconocimiento, autoestima, asertividad, entre otras habilidades. El interés y compromiso en practicar en casa las técnicas aprendidas en las sesiones terapéuticas permitió a Juan y Maria regular sus emociones y lograr su bienestar general. En mi práctica privada sigo utilizando estas técnicas, recibiendo comentarios satisfactorios de parte de mis clientes.

¿Por qué este libro?

El objetivo principal de escribir este libro ha sido el de encontrar sentido a la crisis sanitaria y de salud psicosocial causada por la pandemia del COVID-19. Recordemos que al iniciarse la pandemia, muchas personas experimentaron una serie de desagradables y abrumadoras emociones como miedo, incertidumbre, angustia, confusión, ira, ansiedad, etc., que en muchos casos desbordaron su capacidad de autocontrol, convirtiéndose en síntomas y requiriendo tratamiento especializado. Para un número importante de personas, los malestares emocionales y síntomas siguen aún vigentes, causando estragos severos.

Al abordar las emociones, encontramos que los humanos somos seres emocionales desde que nacemos hasta que morimos, y que constantemente estamos experimentando algún tipo de emoción. No obstante, la enseñanza de cómo reconocerlas y gestionarlas ha sido mayormente obviada en las escuelas y a veces incluso en los hogares, lo que genera desconocimiento y confusión. Es posible que esta falta de información sobre un tema esencial en la vida de las personas se debe a que en el pasado se adjudicó más valor a los procesos racionales, dejando de lado a las emociones. Incluso a la fecha, muchos individuos se autocalifican como personas lógico-racionales, que toman decisiones basadas