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El Clíper de Cristal
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El Clíper de Cristal
Libro electrónico162 páginas2 horas

El Clíper de Cristal

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Información de este libro electrónico

La vida del joven y sordo David Nickerson está en crisis. Su madre ha muerto en un accidente de auto y su hermana, ha desaparecido misteriosamente.


Desesperado por encontrarla, David experimenta con cristales sagrados y accidentalmente conjura al barco sobrenatural, el Cantante Lunar, que lo transporta a través del tiempo y el espacio en un viaje fantástico y peligroso hacia una mística isla inexplorada.


Las personas con las que David se encuentra tienen todas una conexión con él, sus vidas destinadas a cruzarse. Extrañamente, en este otro mundo, David descubre que puede oír por primera vez en años. Este don predice su destino: explorar el contraste entre el bien y el mal y salvar una vida que signifique más que la de él.

IdiomaEspañol
EditorialNext Chapter
Fecha de lanzamiento4 dic 2022
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    El Clíper de Cristal - B. Roman

    El Clíper de Cristal

    El Clíper de Cristal

    EL CANTANTE DE LA LUNA LIBRO 1

    B. ROMAN

    Traducido por

    ABRAHAM BERNÓN

    Derechos de autor (C) 2016 B. Roman

    Diseño de Presentación y Derechos de autor (C) 2022 por Next Chapter

    Publicado en 2022 por Next Chapter

    Arte de la portada por The Cover Collection

    Este libro es un trabajo de ficción. Los nombres, personajes, lugares e incidentes son producto de la imaginación del autor o se usan de manera ficticia. Cualquier parecido con eventos reales, locales o personas, vivas o muertas, es pura coincidencia.

    Todos los derechos reservados. No se puede reproducir ni transmitir ninguna parte de este libro de ninguna forma ni por ningún medio, electrónico o mecánico, incluidas fotocopias, grabaciones o cualquier sistema de almacenamiento y recuperación de información, sin el permiso del autor.

    Índice

    Prólogo

    Uno

    Dos

    Tres

    Cuatro

    Cinco

    Seis

    Siete

    Ocho

    Nueve

    Diez

    Once

    Doce

    Trece

    Catorce

    Quince

    Dieciséis

    Diecisiete

    Dieciocho

    Diecinueve

    Veinte

    Veintiuno

    Veintidós

    Veintitrés

    Veinticuatro

    Veinticinco

    Veintiséis

    Epílogo

    Querido lector

    Sobre la autora

    Prólogo

    —¿Y cómo debo ir a la tierra, en que forma y en qué encarnación? ¿Tengo la voluntad de hacerlo otra vez?

    Otro: Por supuesto, aquí no hay voluntad. Solo hay hacer, ser y saber.

    —Pero ya estoy cansado de los viajes, de la enseñanza repetitiva sobre la misma lección una y otra vez, solo para ser decepcionado por la oposición.

    Otro: Entonces enseña una nueva lección o la misma Verdad, de manera diferente. Hasta que se quede impregnada en los cuerpos, mentes y corazones y después sea creída, continuaras haciendo las estancias.

    —Varias veces, he hecho que mi presencia se sienta pero no se sepa, no revelando quien o que soy. ¿Es hora de hacer eso? ¿Revelarla, es eso?

    Otro: Depende de tu sujeto. ¿Él o ella estaría listo para aceptar este conocimiento?

    —Puede ser riesgoso, si el conocimiento es usado de forma imprudente o con motivos para beneficio propio. Mi...El sujeto...que es mejor para recibirlo sería alguien que tiene un gran propósito más allá de su propia satisfacción.

    Otro: Un inocente, tal vez. Alguien que nunca ha pensado en buscar dicho conocimiento - aun.

    —Pero ¿dónde se podrá encontrar él?

    Otro: En el pasado y el presente, en los cielos y sobre la tierra, en el tiempo y espacio. Y en su corazón de madre.

    —¿Corazón de madre?

    Otro: Reconociendo el deseo de su corazón, encontraras a aquel que buscas, que su único propósito reconocerás de inmediato.

    —¿y eso significa...?

    Otro: Salvar una vida que signifique más que la de él.

    —Pero ¿cómo debo revelarme ante él?

    Otro: Excepcionalmente. En la manera más extraordinaria y sublime posible.

    Uno

    Ala edad de siete años el mundo animado y alegre de David Nickerson se volvió silencioso. El oleaje que retumbaba solo a unos pasos de su puerta principal, la dulce voz de su madre, los llantos y gritos de su hermana pequeña, las enseñanzas severas de su padre, la risa clamorosa de su tía Dorothy – eran sonidos que ya no podía escuchar. Sin embargo estaban impresos indeleblemente en su corazón y su memoria, para nunca ser olvidados.

    David sospechaba muy poco que en los años siguientes su discapacidad se volvería su más grande ventaja. Nunca ni en sus más locos sueños se imaginó que su audífono se convertiría en un instrumento de comunicación telepática. Y si alguien le hubiera dicho que un día viajaría a mundos más allá de este y que vería el pasado, presente y futuro como uno mismo, él hubiera dicho que esa persona estaba loca.

    Los asombrosos eventos que cambiarían la vida de David para siempre están a unas cuantas horas de distancia, pero el transporte que lo llevaría a mundos inexplorados no es un vehículo ordinario. Cabe en la palma de su mano, pero puede viajar a tramos interminables del tiempo y espacio en un trayecto que solo el alma puede hacer. Como el guardián de este codiciado premio, David aprenderá que no solo está bendecido sino maldecido; hay otros que morirían o matarían para obtenerlo. Porque él que posea El Cantante Lunar y aprenda sus secretos controlará el destino del mundo.

    Pero ¿Qué hay del destino de David? ¿Qué mundo debería escoger para vivir, el mundo de la fantasía o de la realidad? ¿El otro mundo donde escucha o su mundo en tiempo real donde hay silencio? ¿Y qué será de todas las consecuencias de su decisión? ¿Al final, el tendrá opción realmente?

    Uno siempre la tiene…

    PUERTO AVALON, JUNIO

    David Nickerson estudia su tesoro más nuevo, sosteniéndolo entre su pulgar y su dedo índice. La luz del sol brilla a través de la ventana del salón sobre cada uno de los lados perfectos de la gema. Su misteriosa belleza lo deslumbra.

    —Cielos. Nunca había visto algo así, Tía Dorothy ¿Qué tipo de cristal es este?

    Después de años de práctica, David habla casi sin dificultad. El audífono especial que usa le permite escuchar sus propias vibraciones vocales pero no palabras entendibles. Aun así le da conexión al mundo resonante alrededor de él. La enfermedad que privó a David de su audición era grave, pero su espíritu prevaleció. Él trabajó sin descanso para volverse experto en el lenguaje de señas, un maestro en leer labios, determinado a no permitir que su sordera lo limitara. Por lo que, en todo lo demás, David era un chico normal – brillante, curioso, atlético, de carácter fuerte. Cada verano, pasaba horas en el sol surfeando y nadando, bronceando su piel de la cabeza a los pies, su cabello aclarándose hasta volverse casi blanco.

    En la escuela, su afición por la música coincidía muy bien con su interés en la ciencia y las computadoras. Pero, de alguna manera paradójica, a David también le creció el amor por la metafísica, en especial los poderes místicos y míticos que poseían los cristales.

    —Se llama Cantante —dice Dorothy haciendo la seña de Cantante.

    —¿Por qué lo llaman así?

    David mira atentamente a su tía para leer cada palabra en sus labios. Dorothy sabe las señas adecuadamente pero se esfuerza al comunicar las complejidades en la descripción de la gema así que combina palabras con lenguaje de señas.

    —Cada cristal en el grupo contiene su propia vibración única —le dice.

    —Pero al estar juntos, como aquí, crean una sinfonía de sonidos que literalmente cantan todas las respuestas a los misterios del universo. O así dice la leyenda.

    —Te apuesto a que tiene miles o talvez millones de años —estima David.

    El cristal brilla puro y traslucido un minuto y al siguiente en un mosaico de arcoíris. Es un rompecabezas ordenado de átomos, una harmónica transformación de energía y materia. Aun así, se ve increíble como una primitiva escultura diseñada por alguien enamorado del mar.

    —Es increíble. Míralo, tía Dorothy. Su microestructura es tan complicada. Pero lo que realmente me sorprende es su forma. Se parece a un barco en miniatura. Aquí está el mástil donde iría la vela y aquí la proa, la popa y el timón.

    Dorothy añade más ímpetu al misticismo del Cantante.

    —Si su dueño cree en él y trabaja con su energía, desarrollará extraordinarios poderes de comunicación, clarividencia y profecía.

    —Tonterías —se burla Isaac Nickerson sin alejar la vista de su periódico de la tarde—. Es una piedra, como todos los demás llamados cristales mágicos que le has dado al niño. Deja de llenar su cabeza con disparates.

    David ladea su cabeza y mira a Dorothy dudoso. No es capaz de leer los labios de su padre, pero siente su disgusto. Dorothy hace la seña, cascarrabias

    David silencia una risa.

    —Solo porque tú no estés de acuerdo con algo no significa que sean disparates, Isaac —le recuerda Dorothy a su hermano—. Además todos necesitamos algo de mitos y magia en nuestras vidas. Nos dan esperanza.

    —La única esperanza que tenemos es el trabajo duro y aceptar nuestro lugar en la vida. No hay amuletos para protegernos del mal ni talismanes que nos den buena suerte.

    Isaac dobla su periódico en un movimiento agitado y lo deja en la canasta a lado de su silla. Se levanta para salir de la sala, pero Dorothy lleva el debate más lejos.

    —¿Es por eso que enciendes esa vieja lámpara de aceite en el porche cada noche para dar la bienvenida a casa a los marineros que ya no navegan?

    —Sabes que esa lámpara ha sido tradición en nuestra familia por 200 años. Es algo simbólico —Isaac defiende su ritual nocturno.

    Dorothy le guiña el ojo a David, iba a restregarle otro argumento más.

    —La tradición de un hombre es la superstición de otro ¿Qué hay de ese reloj de bolsillo de oro que te dio Padre? ¿Por qué siempre lo usas cuando le pides un aumento a Fischbacher?

    —Ese reloj es la única herencia que Padre me pudo dejar después de años de dar su sangre, sudor y lágrimas a Fischbacher y a este pueblo. Le tengo afecto pero definitivamente no es un artículo de la suerte, no en lo absoluto.

    Isaac deja la casa abruptamente y camina hacia el muelle que se extiende desde el frente del histórico hogar victoriano de los Nickerson. Él se para ahí, mirando pensativamente hacia el mar. La brisa de la tarde es impotente que apenas y agita la pequeña bandera en la cima de una boya que flota vagamente en el agua. Los sonidos pacíficos usuales – el chillar de las gaviotas, el sonar de la campana de una embarcación que llega al puerto lentamente – ahora parecen melancólicos. El desesperante ocio del pueblo refleja el humor de Isaac en este día de verano.

    David da un suspiro resignado.

    —Papá no está de humor para discutir contigo hoy, tía Dorothy. Fischbacher se negó a darle el préstamo para la operación de Sally.

    —¿Qué? ¿por qué a ese viejo avaro?

    —Lo mismo digo. Papá incluso se ofreció a firmar un documento accediendo a cualquier término que Fischbacher quisiera.

    —Firmar un contrato elaborado por Nathan Fischbacher seria cometer suicidio financiero. El hombre es una víbora sin ética —Dorothy sisea la palabra apretando los dientes—. Aun así, si sabe que le pagaran ¿Por qué se reúsa a darle el préstamo a tu padre?

    David toma un documento del cajón en el escritorio de su padre y se lo da a Dorothy. Ella lo lee, después lo pone sobre el sillón de su hermano.

    —Oh, no. No puedo creerlo. Vender la compañía después de todos estos años.

    —Así es. Vendiendo la compañía y dejando ir a todos a final de mes. Y sin trabajo, papá nunca podrá pagar

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