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Prospectiva del siglo XXI: Entender las mega-tendencias y la nueva globalización, para  construir futuros desde la Prospectiva Estratégica
Prospectiva del siglo XXI: Entender las mega-tendencias y la nueva globalización, para  construir futuros desde la Prospectiva Estratégica
Prospectiva del siglo XXI: Entender las mega-tendencias y la nueva globalización, para  construir futuros desde la Prospectiva Estratégica
Libro electrónico429 páginas6 horas

Prospectiva del siglo XXI: Entender las mega-tendencias y la nueva globalización, para construir futuros desde la Prospectiva Estratégica

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A pesar de muchas discusiones y negociaciones internacionales hoy en día estamos viendo las consecuencias de no haber intervenido a tiempo y de manera eficaz: olas de calor y sequías, megatormentas, inundaciones históricas, desertificación, hambrunas y la extinción de miles de especies de la biósfera. Sobre todo, estamos viendo cómo la humanidad pierde su capacidad de poder pronosticar y prepararse para la atención de las catástrofes naturales. La prospección estratégica nos ayuda a entender hoy, con alta precisión económica, lo que podría suceder en los próximos cincuenta años si no actuamos a tiempo, con determinación y responsabilidad. La obligación de construir un futuro mejor es el reto más grande que tienen los líderes mundiales de hoy. Hace 40 años nos guiaba la fe, la esperanza, la ética y el amor al prójimo. Era un mundo menos conocido, menos integrado, menos interdependiente. La lectura de este libro pone en nuestras manos herramientas y técnicas de gran valor para el diseño de políticas públicas y proyectos a largo plazo. Por ello, considero fundamental, para la construcción de ese mundo más próspero y solidario que se merecen las nuevas generaciones, el análisis y las enseñanzas que esta obra nos ofrece. (Óscar Arias Sánchez)
IdiomaEspañol
EditorialFRIPP/EDITOR
Fecha de lanzamiento1 nov 2022
ISBN9789874860637
Prospectiva del siglo XXI: Entender las mega-tendencias y la nueva globalización, para  construir futuros desde la Prospectiva Estratégica
Autor

HECTOR CASANUEVA

Profesor e Investigador del Instituto Universitario de Investigación en Estudios Latinoamericanos (IELAT) de la Universidad de Alcalá, España. Máster en Comunidades Europeas por la Universidad Politécnica de Madrid (CEYDE). Miembro del Planning Committee The Millennium Project Global Futures Studies & Research. Ex Embajador de Chile en Ginebra (2014-2018) y en Montevideo (2000-2005). Cofundador y actual Vicepresidente del Consejo Chileno de Prospectiva y Estrategia.

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    Prospectiva del siglo XXI - HECTOR CASANUEVA

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    LOS AUTORES

    Héctor Casanueva. Profesor e Investigador del Instituto Universitario de Investigación en Estudios Latinoamericanos (IELAT) de la Universidad de Alcalá, España. Máster en Comunidades Europeas por la Universidad Politécnica de Madrid (CEYDE). Miembro del Planning Committee The Millennium Project Global Futures Studies & Research. Ex Embajador de Chile en Ginebra (2014-2018) y en Montevideo (2000-2005). Cofundador y actual Vicepresidente del Consejo Chileno de Prospectiva y Estrategia.

    Rafael Sabat, Máster of Arts en Estudios del Desarrollo en el International Institute of Social Studies, Erasmus University The Netherlands. Profesor de Negocios Internacionales en la Universidad San Sebastián y UNIACC de Chile. Ha sido Director Comercial de Chile en el Reino de los Países Bajos, Ministro Consejero Económico de Chile ante la Unión Europea y Director Internacional de la Dirección General de Promoción de Exportaciones de Chile.

    Miguel Ángel Gutiérrez, Doctor en Historia, Universidad del Salvador, Argentina, y Licenciado en Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Nacional de Cuyo. Graduado en Defensa Nacional, Investigador de Futuros y Chairperson The Millennium Project FS&R Argentina. Director del CELGYP, Centro Latinoamericano de Prospectiva y Estrategia.

    María Pía Aqueveque, Magister en Políticas Públicas, Universidad de Chile. Licenciada en Ciencias Económicas y de la Administración, Pontificia Universidad Católica de Chile. Con especialización en innovación financiera, inversiones y mercados financieros. Experta en blockchain y activos digitales. Consejera de administración de empresas de tecnología, ciberseguridad y del sector financiero. Fundadora de Maqueveq & Co y DTCODE.

    Ibon Zugasti, Licenciado en Gestión y Administración de empresas y Master en Administración y Gestión de Empresas. Director de PROSPEKTIKER –Instituto Europeo de Prospectiva y Estrategia. Presidente del Nodo español y miembro del Comité de Dirección del PROYECTO MILLENNIUM. Associate Fellow de la Academia Mundial de Arte y Ciencia y Director Adjunto de la Red Iberoamericana de Prospectiva (RIBER). Ha participado en la elaboración de estudios sectoriales y planes estratégicos empresariales nacionales e internacionales (TELEFÓNICA, REPSOL, ULMA, EROSKI, MONDRAGÓN CORPORACIÓN, IBERDROLA, GUGGENHEIM, FERIA DE VALENCIA) y en el diseño y puesta en marcha de observatorios y sistemas de vigilancia estratégica (IBERDROLA, IHOBE, ACLIMA, ESLE, BBK, etc.). Ha sido asesor para la Unidad de Prospectiva del Comité de las Regiones de la UE, la Comisión Europea, el Banco Mundial y diversos gobiernos.

    PROSPECTIVA DEL SIGLO XXI

    Entender las mega-tendencias y la nueva globalización, para construir futuros desde la Prospectiva Estratégica.

    Publicado por Centro Latinoamericano de Globalización y Prospectiva (CELGYP). Buenos Aires, Argentina, 2022

    El contenido de esta obra es de exclusiva responsabilidad de sus autores.

    © 2022 Fripp/Editor

    Álvarez Thomas 195 P2. 1427 CABA, República Argentina

    info@frippeditor.com.ar

    Queda hecho el depósito que establece la ley 11.723

    Prospectiva del siglo XXI : entender las mega-tendencias y la nueva globalización, para construir futuros desde la Prospectiva Estratégica / Héctor Casanueva ... [et al.] ; editado por Héctor Casanueva ; prólogo de Óscar Arias Sánchez. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Fripp/Editor, 2022.

    Libro digital, EPUB

    Archivo Digital: descarga

    ISBN 978-987-48606-3-7

    1. Globalización. 2. Innovaciones. I. Casanueva, Héctor, ed. II. Arias Sánchez, Óscar, prolog.

    CDD 327.101

    No se permite la reproducción parcial o total, el alquiler, la transmisión o la transformación de este libro, en cualquier forma o por cualquier medio, sea electrónico o mecánico, mediante fotocopias, digitalización u otros métodos, sin el permiso previo y escrito del editor. Su infracción está penada por las leyes 11.723 y 25.446.

    AGRADECIMIENTOS

    Nuestros especiales agradecimientos al Dr. Pedro Pérez Herrero, catedrático y director del Instituto Universitario de Investigaciones en Estudios Latinoamericanos (IELAT) de la Universidad de Alcalá, por su respaldo académico como responsable de la línea de investigación de Historia y Prospectiva del Instituto

    Un particular reconocimiento al embajador, académico y experto Álvaro Cedeño Molinari, por sus consejos y cooperación

    Nuestra gratitud al ex presidente de Costa Rica y Premio Nobel de la Paz, Dr. Óscar Arias Sánchez, por compartirnos sus ideas y experiencias en el prólogo de este libro.

    Y, por cierto, a nuestras familias, siempre presentes, por su fundamental apoyo a nuestra actividad académica.

    Septiembre de 2022

    PRESENTACIÓN

    Hay que aprender a enfrentar la incertidumbre puesto que vivimos una época cambiante donde los valores son ambivalentes, donde todo está ligado. Es por eso que la educación del futuro debe volver sobre las incertidumbres ligadas al conocimiento.

    Edgar Morin

    Este libro tiene una finalidad introductoria. Se propone servir de puerta de acceso al conocimiento y al análisis de las tendencias que marcan el Siglo XXI, en lo político, económico, financiero, tecnológico, ambiental y demás manifestaciones de la globalización 2.0. Desde lo elemental a lo más complejo, para comprender el presente en clave de futuro, está dirigido a estudiantes, académicos, actores sociales, empresarios, y profesionales de diferentes disciplinas, tanto del sector público como privado.

    Es fruto de la experiencia del quehacer universitario y profesional de los autores en estos temas, desarrollada en los últimos años en diferentes partes del mundo, especialmente en Europa y América Latina, en distintos escenarios y circunstancias, mediante la docencia, el dictado de conferencias y la elaboración de artículos y ensayos para medios de comunicación y revistas académicas. Las reseñas de cada uno, incluídas en el libro, dan cuenta de ello.

    De estas experiencias surge la constatación de que para antiguos y nuevos actores, y la comunidad en general, en la toma de decisiones a todo nivel existe una necesidad de mayor conocimiento y orientación sobre lo que pasa y lo que puede pasar. Necesitamos interpretar las señales cotidianas y vislumbrar hacia donde se dirige o podría dirigirse el mundo, y prospectar los escenarios futuros que nos sirvan para orientarnos en medio de una acelerada globalización, hiper conectada, con nuevas realidades que rompen con los paradigmas y categorías del pasado. Y entender que estamos cabalgando sobre una revolución tecnológica exponencial, que impacta en todas las manifestaciones de nuestras vidas.

    El eje que articula la información, los datos y las ideas de los cinco capítulos del libro, es la Prospectiva Estratégica. Una disciplina y un conjunto de metodologías para estudiar las tendencias, los riesgos y las amenazas, y poder identificar –y hasta imaginar–escenarios de futuro, reduciendo la incertidumbre, mediante la prevención, sustentando una gobernanza anticipatoria.

    Con esta publicación, los autores pretendemos contribuir a divulgar, explicar, y orientar sobre los nuevos temas del Siglo XXI, y a la vez motivar su profundización a quienes accedan a su lectura, para lo cual en cada capítulo se proporciona una amplia bibliografía.

    Héctor Casanueva

    PRÓLOGO

    Óscar Arias Sánchez

    En el año 1986 asumí por primera vez la presidencia de la República de Costa Rica. Durante aquel gobierno tuve que enfrentarme a las dos superpotencias de la Guerra Fría, los Estados Unidos y la Unión Soviética, con el fin de detener la ola de muerte y destrucción que recorría Centroamérica y que empezaba a llegar a mi país. Recorrí muchas naciones buscando apoyo para una solución pacífica que pusiera fin a los conflictos armados en la región. Dije al mundo que ninguna guerra ideológica justificaba la muerte de hombres, mujeres, jóvenes y niños inocentes. Que la guerra y la violencia no eran armas más poderosas que la paz y la diplomacia. Hoy sigo convencido de que la paz no se puede forzar en la nación más pequeña, ni puede imponerla la nación más grande. Sigo convencido de que la paz se construye, y eso fue lo que hicimos los presidentes centroamericanos cuando firmamos el Plan de Paz.

    Al reunirnos en ciudad de Guatemala, en agosto de 1987, de alguna manera entendimos que aquella sería nuestra única oportunidad. Sabíamos que las potencias mundiales no tendrían paciencia y que, si no encontrábamos una solución nuestra, la solución nos sería impuesta desde afuera. Saber eso, sentir que la vida de millones de centroamericanos estaba atada al designio de unas cuantas horas, nos infundió la fuerza que necesitábamos. Para mí, firmar el Plan de Paz fue fácil. Yo no me enfrentaba a fuerzas guerrilleras. No tenía un estado de sitio que levantar, ni prisioneros políticos que liberar, ni periódicos clausurados que reabrir. Sin embargo, para la mayoría de mis cuatro colegas, José Napoleón Duarte, Vinicio Cerezo, Daniel Ortega y José Azcona, firmar ese acuerdo y comprometerse en su cumplimiento significó un acto de gran valor. Nosotros fuimos los protagonistas de los eventos de nuestra época y la firma del Plan de Paz cambió la historia de Centroamérica, y también cambió mi vida para siempre. Ese mismo año, en medio de la alegría del milagro que nacía en Centroamérica, recibí la noticia de que el Comité Nobel había decidido honrarme con el Premio Nobel de la Paz.

    La firma del Plan de Paz fue un segundo grito de independencia centroamericano, y lo dimos los presidentes del istmo, hablando entre nosotros y viéndonos a los ojos. El final de nuestra lucha no tuvo lugar en un campo de batalla ensangrentado, sino en las calles de la Ciudad de Guatemala, donde con alegría y orgullo los presidentes centroamericanos estrechamos las manos e intercambiamos abrazos con las personas que se apostaban a las afueras del hotel donde firmamos la paz, personas por las que habíamos trabajado incansablemente por crear una realidad diferente, una realidad a la altura de sus esperanzas.

    Se superaron así las guerras civiles en Centroamérica y la región tuvo un impulso de florecimiento durante la década de los años 90. Sin embargo, el nuevo siglo trajo el resurgimiento de la violencia, la pobreza, el narcotráfico y la corrupción, males que constituyen la tormenta perfecta para provocar destrucción y muerte. Como civilización hemos aprendido, a un alto costo, que la buena gobernanza es fundamental para la creación de bienestar para la humanidad. Debemos entenderla como un arte, como una destreza, como una virtud perfectible. Si queremos buena gobernanza debemos cultivarla.

    Los nuevos líderes políticos de la región parecieran no tener claro que las tendencias globales continuarán avanzando y sus consecuencias repercutirán en el futuro. Eso es inevitable. Nos corresponde tomar decisiones eficaces para que esas consecuencias sean más positivas que negativas para la economía, para la civilización y para la biósfera. Quisiera creer que podemos identificar y encontrar líderes con una vocación clara para impactar el bien común. Líderes cuya visión dé prioridad a la creación de mayor bienestar para nuestras futuras generaciones. El arte de la política es la capacidad de tener una visión clara y poder así convencer a la población respecto al futuro que anhelamos.

    La prospección estratégica no es un oráculo. Saber escuchar las débiles señales del futuro que hoy se manifiestan es una destreza que se puede aprender y cultivar hasta alcanzar un nivel de maestría. Así lo ha hecho por más de 25 años el Proyecto Milenio, del cual forman parte varios de los escritores de este valioso libro y su editor, Héctor Casanueva. Este libro es una gran herramienta para desarrollar la destreza de aprender a escuchar y a divulgar las señales del futuro. Escuchar y divulgar las señales del futuro es algo que hoy la humanidad necesita más que nunca.

    Entiendo la prospección estratégica como una herramienta metodológica que nos ayuda a estructurar nuestro pensamiento y a tomar las decisiones correctas. Esa herramienta metodológica nos permite identificar y orientar esfuerzos para acercarnos a escenarios futuros deseables y poder así evitar los escenarios indeseables que resulten luego de nuestro análisis. Utilizar esta metodología es fundamental para el aprendizaje a la hora de tomar decisiones globales de liderazgo público, privado, académico o como miembros de la sociedad civil.

    Siempre ha habido conflictos en la humanidad. Por conflicto entendemos una incompatibilidad de metas entre grupos con diferentes intereses y niveles de poder. Las guerras no son un conflicto, sino la manifestación violenta de una incompatibilidad subyacente.

    Los conflictos tienen una dinámica orgánica y, sin intervención, tienden a crecer de manera continua. Ese crecimiento es como una espiral. Por ello se habla de la espiral del conflicto que crece y crece hasta que no se detenga. De ahí la importancia de tomar la decisión de intervenir según corresponda y evitar así que continúe creciendo en el tiempo, sobre todo cuando sus consecuencias son destructivas y afectan el bienestar futuro de la humanidad y otras formas de vida.

    Debemos intervenir para evitar los conflictos porque no hacerlo es la mejor manera de empeorar las cosas. Edmund Burke nos lo advirtió hace más de dos siglos: Lo único que hace falta para el triunfo del mal es que los hombres buenos no hagan nada. Es hora de actuar. No podemos sentarnos y esperar a ver el resultado de la inercia colectiva, como si fuéramos espectadores de una tragedia shakesperiana. Debemos luchar incansablemente, al menos, contra dos grandes flagelos que amenazan a la humanidad: la protección del medio ambiente y la reducción de los conflictos armados.

    Tal vez suene un tanto filosófico, pero cuando la guerra nos toca a la puerta destruye todo a su paso, sobre todo los sueños de la juventud, que es la porción más fértil y productiva de la humanidad. Cuando hablamos de la guerra nos damos cuenta de que nuestra historia ha sido marcada por la visión de escenarios dantescos. De guerra en guerra, de destrucción en destrucción, hemos contado los años y las décadas a partir de los horrores que las guerras nos iban retratando y que nuestra memoria histórica ha guardado.

    Las guerras del hombre contra el hombre son las que más destruyen nuestra naturaleza. La guerra no solo pone en peligro a las poblaciones, sino que también materializa una gigantesca agresión contra el medio ambiente. Las fuerzas militares son el mayor contaminador del planeta. Aun en tiempos de paz, producen más emisiones de dióxido de carbono que cualquier otra actividad humana. Las catástrofes ambientales causadas por la guerra son aterradoras. Los agentes contaminantes, algunas veces radiactivos, vertidos por las fuerzas armadas en los campos y sembradíos dejan los terrenos totalmente improductivos, y las cosechas de productos agrícolas y marinos se tornan perjudiciales para el consumo humano, aumentando así la inseguridad alimentaria. La combinación entre contaminación ambiental, guerra, pobreza, falta de oportunidades y hambre es lo que ha motivado las mayores crisis migratorias que hemos observado en los últimos años. La pobreza y el temor no necesitan pasaporte para viajar. No requieren sellos, ni visas. No los detienen muros, ni cercas electrificadas.

    La humanidad atestigua hoy el surgimiento de una nueva visión dantesca, una que constituye, más bien, una previsión: la que nos retrata la guerra entre los seres humanos y la naturaleza. Un desierto cuyas extensiones son imposibles de vislumbrar, con tierra resquebrajada que no se puede pisar a causa de las infernales temperaturas. Un mundo cuya paleta de colores, hasta ahora infinita, se reduce a una escala de grises y cafés oscuros. Un aire enviciado, imposible de respirar. No estoy describiendo el Apocalipsis sino, sencillamente, el mundo que nos espera si no cumplimos con un acuerdo de paz con la naturaleza y no eliminamos las fuerzas que lo destruyen.

    Hace 50 años se congregó, por primera vez, la Organización de las Naciones Unidas en Estocolmo para hablar sobre la degradación ambiental a partir de datos y evidencias científicas que medían una leve pero notoria tendencia de calentamiento global. Las proyecciones que se hacían para los siguientes 50 años eran severas, aunque a muy largo plazo. Desde aquella ocasión hasta hoy la población humana en la tierra se ha triplicado y la emisión de gases carbónicos se ha cuadruplicado.

    A pesar de muchas discusiones y negociaciones internacionales hoy en día estamos viendo las consecuencias de no haber intervenido a tiempo y de manera eficaz: olas de calor y sequías, mega-tormentas, inundaciones históricas, desertificación, hambrunas y la extinción de miles de especies de la biósfera. Sobre todo, estamos viendo cómo la humanidad pierde su capacidad de poder pronosticar y prepararse para la atención de las catástrofes naturales. La prospección estratégica nos ayuda a entender hoy, con alta precisión económica, lo que podría suceder en los próximos cincuenta años si no actuamos a tiempo, con determinación y responsabilidad.

    La obligación de construir un futuro mejor es el reto más grande que tienen los líderes mundiales de hoy. Hace 40 años nos guiaba la fe, la esperanza, la ética y el amor al prójimo. Era un mundo menos conocido, menos integrado, menos interdependiente. La lectura de este libro pone en nuestras manos herramientas y técnicas de gran valor para el diseño de políticas públicas y proyectos a largo plazo. Por ello, considero fundamental para la construcción de ese mundo más próspero y solidario que se merecen las nuevas generaciones el análisis y las enseñanzas que esta obra nos ofrece.

    San José, Costa Rica

    7 de setiembre de 2022

    CAPÍTULO I

    LA MACROTRANSICIÓN DEL SIGLO XXI, DESAFÍOS GLOBALES, AMENAZAS ESTRATÉGICAS Y EXISTENCIALES

    Héctor Casanueva

    Introducción

    Desde la última década del Siglo XX y avanzadas ya las dos primeras del Siglo XXI, el mundo ha entrado en una macrotransición hacia un futuro indeterminado, pero que se perfila complejo, con desafíos, oportunidades, riesgos y amenazas. Es digital, ecológica y energética, con consecuencias geopolíticas, a tal punto que podemos decir que la geopolítica del Siglo XXI está condicionada por esos tres componentes.

    Esta macrotransición, que con sus componentes llega a todos los rincones y abarca todas las manifestaciones de la vida, se ve además afectada actualmente por dos hechos disruptivos, la pandemia COVID-19 y la invasión de Rusia a Ucrania con la guerra consiguiente, que pone en cuestión toda la arquitectura de seguridad y defensa, y los equilibrios estratégicos globales.

    La confrontación comercial entre China y Estados Unidos, es en realidad una disputa por la hegemonía tecnológica, en un contexto de cambio tecnológico con base en el desarrollo exponencial de la Inteligencia Artificial (IA) y la expansión de Internet. Asimismo, la pandemia del COVID-19, sumada a las catástrofes naturales recurrentes, epidemias y patologías irreductibles, la desertificación, el deshielo y la carbonización de los mares, son signos de los riesgos y amenazas ambientales que obligan al mundo a moverse hacia una transición ecológica in extremis para salvar el planeta, aunque sin mucha convicción, eso sí. Y relacionado directamente con lo anterior, la enorme dependencia de los combustibles fósiles y fuentes contaminantes, culpables del calentamiento global y de enfermedades atribuibles a la polución en las ciudades, nos conducen inevitablemente hacia una transición energética carbono neutral, basada en fuentes renovables y nuevos desarrollos tecnológicos para la producción de energías limpias.

    Todo ello viene de lejos, hay responsables y también víctimas de un estilo de desarrollo que ha conducido al actual estado de cosas por una falta de compromiso intergeneracional con el futuro.

    En una mirada prospectiva global, a partir de los datos y tendencias actuales para determinar escenarios futuros posibles y deseables, parece que, en las últimas décadas, hasta que llegaron la pandemia y la guerra de Rusia, estábamos ganando más que perdiendo el futuro. La globalización ha generado oportunidades, también nuevos riesgos y amenazas, y puesto en tensión la institucionalidad internacional y multilateral, que parece haber llegado al límite de su capacidad para dar respuestas integrales a las necesidades crecientes de la población mundial.

    El futuro es mejor de lo que los pesimistas piensan, pero podría ser peor de lo que los optimistas creen, según Jerome Glenn, director del think tank global The Millennium Proyect y del State of The Future Index¹

    La situación demográfica al inicio del Siglo XXI incide transversalmente en todos los sectores, pero en especial en la relación entre producción de bienes y servicios-nuevas tecnologías-empleo. En las próximas décadas viviremos en materia poblacional cuatro grandes cambios: el peso demográfico pasará de regiones desarrolladas a regiones en desarrollo; el crecimiento de la población se concentrará en los países que hoy tienen más jóvenes y son los más pobres; la fuerza de trabajo en países desarrollados envejecerá y declinará, de manera que en 2050 habrá más personas mayores de 65 años que de 15 años y la mayoría de la población mundial vivirá en ciudades.

    Hacia 2030 la población mundial crecerá en mil doscientos millones y para 2050 en dos mil cuatrocientos millones. La clase media mundial en el 2050 alcanzará cerca del 70%, cifra que puede verse reducida por el retroceso de ciertos sectores producto de la pandemia, pero es posible que sean entre dos mil y dos mil quinientos millones más de consumidores, con mayor poder adquisitivo y más expectativas. Y se deberá proveer, hacia 2050, de energía suficiente y segura a 3.300 millones de personas adicionales: 1.300 millones que no tienen acceso ahora, más el crecimiento previsto. La mayoría vivirá en ciudades, las mega-urbes aumentarán, y solo será posible administrarlas y proporcionar los servicios necesarios mediante sistemas de IA. En cuanto a la seguridad alimentaria, de aquí al 2050 se deberá incrementar casi al doble la producción de alimentos, amén de que estos deberían ser seguros, inocuos y accesibles.

    La adaptación al cambio tecnológico y sus consecuencias sociales es un tema central al que apuntan los acuerdos globales. La UE, países del Asia, algunos de América Latina por tamaño o nivel de desarrollo –como Brasil, Argentina, México, Chile, Uruguay– están en mejores condiciones para adaptarse a la IV Revolución Industrial (4RI), y, por lo tanto, generar las políticas públicas necesarias. Hay otros, sin embargo, que viven realidades diferentes, con sistemas productivos atrasados y de poca penetración tecnológica, que deberán dar un leap-frog (salto de rana) tecnológico en su momento, especialmente en África.

    Esto que generalmente se presenta como apocalíptico, puede ser visto desde el ángulo positivo y con cierto optimismo. Por ejemplo, en el combate a las enfermedades, producción limpia, nuevos empleos, inteligencia potenciada, alimentación sana, transparencia, combate a la corrupción, el terrorismo y el crimen transnacional.

    Se requiere una toma de conciencia social, el empoderamiento de las personas ante el poder, y una gestión del futuro consistente y coherente. Una adecuada transición hacia el desarrollo sostenible, que es el gran desafío global, local o sectorial, significa acabar con la desigualdad. Porque al mismo tiempo que podemos ir ganando la lucha contra la pobreza, la exclusión económica y social, y todas sus consecuencias, se van creando nuevas formas de marginalidad y nuevas desigualdades. La desigualdad Siglo XXI, puede ser originada por la marginalidad digital, y a ello tenemos que poner mucha atención.

    En las últimas décadas, hemos ganado claramente en muchos frentes, como el alfabetismo, la escolaridad, el acceso a la salud, disminuyen la mortalidad infantil, las enfermedades contagiosas, la pobreza extrema cayó de 51% en 1981 a 13% en 2012 y a menos de 10% antes de la pandemia.

    Desde 1995, año de la creación de la Organización Mundial de Comercio, hasta 2020, el valor en dólares del comercio mundial casi se cuadruplicó, mientras que el volumen real del comercio mundial se multiplicó por 2,7, muy por encima del crecimiento experimentado en ese período por el PIB mundial, que se duplicó. El promedio de los tipos arancelarios se ha reducido casi a la mitad, del 10,5% al 6,4%.² Hay una directa relación de estos avances en el comercio y la economía mundial impulsada por los intercambios de bienes y servicios, con el hecho de que en los últimos 25 años se haya reducido la pobreza a un ritmo nunca visto: en 1995, más de una de cada tres personas del mundo estaba por debajo del umbral de pobreza extrema establecido por el Banco Mundial en USD 1,90 diarios, cifra que se ha revisado y se elevará a USD 2,15 diarios.³ Hasta 2019, la tasa de pobreza extrema era inferior al 10%, la más baja de la historia, pero en tres años de pandemia ha aumentado. ⁴

    Un indicador de carácter general de cómo estamos progresando, es la esperanza de vida al nacer, aunque como se trata de un promedio, hay que tener cuidado y verlo desagregado para apreciar las desigualdades. El promedio mundial ha aumentado de 50 años en ١٩60 a 73 años al 2020. Pero, pese a estos avances, persisten en alto grado las disparidades: por ejemplo, el promedio de la esperanza de vida en la Unión Europea es de 81 años, pero en África es de 60, aunque ha aumentado seis años en una

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