EL ELETRA BAJO LLEGÓ PARA QUEDARSE
Juan Carlos trabaja en una multinacional y el pasado puente del 5 de febrero se fue con su familia a Mérida. De viernes a martes. Casi cinco días completos. Sin embargo, hacía tan buen clima que llamó a su oficina para decir que se quedaría una semana más y que trabajaría en remoto desde la playa en una casa que rentó en Progreso. Sin problema.
Desde la Ciudad de México hasta Estocolmo y desde Tokio hasta Los Ángeles, millones de empleados en todo el mundo están aprovechando las ventajas del trabajo a distancia que originó la pandemia: conectan sus computadoras a la red wifi más cercana y envían sus informes a la oficina.
En Estados Unidos, antes de la pandemia sólo 3.7% de los ejecutivos con altos salarios (más de 100,000 dólares anuales) trabajaban remotamente. Ahora son casi el 15%, según la consultora Ladders. Los trayectos diarios de estos empleados de alto nivel
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