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Soy Sophia: Viaje apasionante a través de la historia de la filosofía
Soy Sophia: Viaje apasionante a través de la historia de la filosofía
Soy Sophia: Viaje apasionante a través de la historia de la filosofía
Libro electrónico318 páginas9 horas

Soy Sophia: Viaje apasionante a través de la historia de la filosofía

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Los jóvenes buscan su sitio en la vida, encienden una vela para no tener que seguir maldiciendo la oscuridad que la sociedad les proporciona.

El conocimiento es un proceso activo, transformador, vivo, de búsqueda continua en diálogo. Ofrece una narración viva del pensamiento filosófico, tradicionalmente momificado en el que los estudiantes son los protagonistas de sus vidas, de su educación y no los enseñantes ni las materias. Chicos y chicas dan vida a las aulas, y dialogan entre ellos y con los filósofos en busca de una verdad que no les llega llovida desde arriba. Van aprendiendo a pensar por sí mismos en busca de sentido en el quehacer de sus vidas como personas razonables, autónomas y responsables, que toda sociedad democrática necesita, y no son adoctrinados ni amaestrados por los "sabios" o listos de siempre.

IdiomaEspañol
EditorialCaligrama
Fecha de lanzamiento9 mar 2016
ISBN9788491124245
Soy Sophia: Viaje apasionante a través de la historia de la filosofía
Autor

José María Calvo

Jose María Calvo (1946) es Doctor en filosofía, licenciado en psicología, máster en educación por la universidad de Montclair (USA), miembro fundador del programa Aprender a pensar, presidente fundador del Ateneo Escurialense de las Letras, las Artes y las Ciencias. Jose María es escritor y conferenciante, y sobre todo profesor, tiene un gran amor a la educación. Su lema es vive para y no de la educación. El autor ya ha publicado varios libros y en la actualidad, vive en Madrid, en El Escorial con su familia.

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    Soy Sophia - José María Calvo

    Título original: SOY SOPHIA

    Primera edición: Marzo 2016

    © 2016, José María Calvo

    © 2016, megustaescribir

                   Ctra. Nacional II, Km 599,7. 08780 Pallejà (Barcelona) España

    Las opiniones expresadas en este trabajo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente las opiniones del editor. La editorial se exime de cualquier responsabilidad derivada de las mismas.

    Quedan prohibidos, dentro de los límites establecidos en la ley y bajo los apercibimientos legalmente previstos, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, ya sea electrónico o mecánico, el tratamiento informático, el alquiler o cualquier otra forma de cesión de la obra sin la autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. Diríjase a Thinkstock, (http://www.thinkstock.com) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

    Contenidos

    Comienza La Aventura

    Todo Se Vistió De Oscuridad

    Una Base De Observación Espacial

    Hubo Unos Primeros Filósofos

    Tales De Mileto (624 A. C,)

    ¿Tuvo Nuestra Vida Su Origen En Las Estrellas?

    La Excursión

    La Vida Es Aventura

    La Filosofía Baja Del Cielo A La Tierra

    ¡Tierra, Tráganos!

    Unas Naves Muy Espaciales

    Platon (427 – 347 A. C.)

    Aristóteles (384 – 322, A.c.)

    Europa Cristiana

    Agustin De Hipona (Tagaste, Argelia, 354 – 430)

    Averroes (1126 — 1198)

    Tomás De Aquino (1225-1274).

    Guillermo De Ockham (Venerabilis Inceptor, 1280 — 1349)

    La Filosofía Moderna: Racionalismo Y Empirismo

    René Descartes. (1596 – 1650)

    El Hombre Es Lo Más Grande O Lo Más Pequeño

    Los Sentidos

    La Ilustración

    Manuel Kant. (Königsberg, 1724 – 1804)

    Y Llegamos Al Siglo Xix

    Karl Heinrich Marx (Tréveris, 1818, 1883)

    Friedrich Wilhelm Nietzsche (Röcken 1844 – 1900)

    Siglo Xx

    José Ortega Y Gasset (Madrid 1883 – 1955)

    Miguel De Unamuno (1864 – 1936)

    Jean Paul Sartre (París, 1905 – 1980)

    Ludwig Wittgenstein (Viena 1889 – 1951)

    Sobre el autor

    A LOS QUE QUIEREN SABER

    PARA LLEGAR A SER

    Pereza y cobardía son las causas de por qué una parte tan grande de seres humanos, después de que la naturaleza los declarase libres de dirección ajena, no obstante gustosamente permanecen de por vida menores de edad; y de por qué a otros les resulta tan fácil erigirse en sus tutores. Es tan cómodo ser menor de edad. Si tengo un libro que juzga por mí, un director espiritual que reemplaza mi conciencia, un médico que me dicta la dieta, etc., entonces yo mismo ya no necesito molestarme. No tengo necesidad de pensar.

    Emmanuel Kant

    "Y si se le forzara a mirar hacia la luz misma, ¿no le dolerían los ojos y trataría de eludirla, volviéndose hacia aquellas cosas que podía percibir, por considerar que estas son realmente más claras que las que se le muestran?

    Platón

    COMIENZA LA AVENTURA

    Caminamos sin desmayo, la meta ¿dónde está?, ¡Qué importa la meta!, importa el caminar.

    El desconsuelo se apoderó de nuestros corazones. Nos quedamos atontados mirando al cielo. ¿Habrían llegado al mundo perfecto?

    Mi vida ya no es la misma de antes. La de mis compañeros tampoco, y menos aún la vida de Manolo. Todo ha cambiado. El mundo ya no puede serme indiferente por más tiempo. Veo cosas nuevas, siento de forma distinta, soy diferente.

    Son las once y media de la mañana. Es nuestro último año en el instituto de un curso que ha sido muy especial. Hemos sufrido un poco más que en los anteriores, a pesar de que somos más veteranos en capear toda clase de temporales estudiantiles. Estamos en época de exámenes y quien más quien menos está ocupado y preocupado. No tenemos otra opción que atravesar este duro Rubicón. La suerte está echada. Tenemos que jugarnos todo a esta carta. La solución está en poseer la carta correcta. Es la única respuesta que nos queda en la manga. De esta última carta pende nuestro destino.

    Hemos consumido nuestros minutos de interrupción de la monotonía de las clases, unos minutos de relax para que la cabeza no nos explote y el cuerpo recupere el tono muscular perdido en los no demasiado cómodos pupitres. Evaporados estos momentos de sosiego, ya todos los alumnos nos encontramos de nuevo en nuestras aulas.

    ¿Estáis ya todos en vuestros asientos?, —inquiere la profesora, y sin esperar ningún tipo de respuesta, —continúa— cada uno en un pupitre. Ya lo sabéis de otras ocasiones. ¿Listos? Vamos a comenzar lo antes posible, porque, de otro modo, no tendréis tiempo suficiente para realizar todos los ejercicios. Callaos todos. Silencio, concluye, al tiempo que comienza a repartirnos las hojas del examen.

    Hoy nos toca sufrir con fórmulas y problemas de física. Surge algo inesperado y se suspende el examen. Mi mente comienza a hervir.

    Nunca antes me había preguntado el porqué de lo que hacía. Daba por supuesto que lo que hacía era lo que tenía que hacer, así sin más. Ni por ensoñación había pasado por mi imaginación preguntarme el porqué o el paraqué de mi vida, de lo que hacía o dejaba de hacer. Siempre lo había dado por sentado. ¡Como todos, digo yo! ¿No? Desde pequeño te van marcando todo lo que tienes que hacer, nos vamos acostumbrando a la rutina diaria y hoy ya estamos más que dispuestos para pensar o para no pensar que las cosas puedan ser de otra manera.

    Nadie se cuestiona lo que se hace en la escuela o en el instituto. Ni aún los profesores. Todo lo que ocurre es normal que ocurra, todo lo que sucede debe suceder así, porque poderes o seres más poderosos que todos nosotros lo han decidido así. Y ya está. Así de simple.

    Estoy preguntándome si cuando acepto las cosas así, sin más, sin preguntarme nada acerca de ellas, será debido a mi pereza mental, o a la comodidad, o quizá a que me dejo llevar por la inercia de la vida, o a la costumbre de haberlo hecho siempre así, o a falta de valor para enfrentarme a las diversas situaciones que se me presentan. No sé.

    Me han dado casi todo hecho y pensado. Yo no he tenido que discurrir. Únicamente tomar o dejar lo que me ofrecían ya fijado por otros, (casi siempre lo tenía que tomar, claro, ¡no faltaba más!) Este modo de vivir sin vivir es más fácil y más cómodo. No tengo que asumir responsabilidades, puesto que no tomo decisiones. Me limito a aceptar lo que otros han dispuesto para mí.

    Ni siquiera tengo una conciencia que me remuerda por haber hecho esto o dejado de hacer lo otro. ¡No soy el responsable, no lo he elegido yo! ¿Qué fácil, no? El resultado es que he conseguido tener una mente (y un cuerpo) perezosos, una mente nada acostumbrada a investigar, a preguntar porqués. Me he convertido en un camaleón que se adapta perfectamente a las diversas situaciones para poder vivir tranquilamente en paz.

    También escucho a personas que deben ser de las más sabias y poderosas, que dicen que nosotros, los niños y los jóvenes, somos capaces, que tenemos capacidades, ¡que no somos tontos, vamos! Que podemos y debemos tomar nuestras propias decisiones sobre aquello que nos afecta. De esta manera y durante estos dos últimos cursos hemos comenzado a cuestionarnos algunos aspectos de nuestra vida, sobre todo en nuestra clase de filosofía.

    En este momento tan importante de mi vida, aunque mis preocupaciones fundamentales se centran en aprobar los exámenes, pasan por mi mente como una ráfaga de refrescante viento ideas debatidas en nuestras clases de filosofía: ¿Por qué son necesarios los exámenes. ¿Por qué prepararnos para pasar exámenes y no para aprender a pensar, a analizar, a respetar, a dialogar, a razonar, a imaginar, sobre las diversas materias que tenemos durante el curso?

    ¿Por qué no nos enseñan el amor, la importancia que tiene lo que hacemos para nuestras vidas, antes que querer imponérnoslo a costa de lo que sea? "Haz lo que amas y amarás lo que haces".

    ¿Somos o nos hacemos? ¿Jóvenes, para qué? ¿De dónde ha venido todo?

    Preguntas importantes, vitales no cesan de trepar por nuestras mentes adolescentes. Queremos compartirlas contigo. Pienso que nadie debe caminar solo por la vida. Todos tenemos necesidad de los demás. Todos buscamos la felicidad, aunque cada uno tratamos de alcanzarla por rutas diferentes.

    NADIE TIENE DERECHO A SER FELIZ SOLO

    ¿Lo sabes? Nosotros ahora sí. Nos hemos dado cuenta de que estábamos viviendo sin enterarnos de que vivíamos, y hemos tomado una decisión muy importante: sacar el máximo provecho de nuestras vidas. Para ello hemos comenzado a pensar, a tener pensamientos propios, a tomar nota de nuestro vivir. No queremos que nos puedan dar gato por liebre, por más tiempo.

    Estamos dispuestos a tomar la responsabilidad de nuestras vidas. Nos ponemos en contacto con vosotros para compartir nuestra felicidad. Queremos ofreceros nuestras experiencias juveniles, nuestra alegría no demasiado contaminada aún. Somos un grupo de jóvenes que viven como cualesquiera otras personas, y que hemos tenido la suerte de encontrar algo que nos ayuda en este vivir nuestras experiencias más íntimas.

    Si estáis ya dispuestos a participar con nosotros, os invitamos a nuestra aventura que es la vuestra. Espero que disfrutéis.

    PAPEL DECORATIVO DE LOS NIÑOS

    A veces me llaman Carlos el de los porqués. No quiero abusar de ellos, pero en ocasiones no puedo ni quiero evitarlo. Por cierto, no me había presentado. Ya sabéis que mi nombre es Carlos. Ya iréis descubriendo cómo soy y os presentaré a mis amigos.

    Me pregunto por qué no se cuenta con los niños y los jóvenes, a la hora de tomar decisiones sobre lo que afecta a nuestras vidas. ¿Es que somos tan ignorantes y tan inútiles que no se puede confiar en nosotros? Y si así fuera ¿cómo y cuándo íbamos a aprender a tomar decisiones cada vez más provechosas para nuestras vidas y a dejar de ser ignorantes?

    Se nos hacen preguntas para quedar bien. Alguien lo llama papel decorativo de los niños. ¡Cómo decoramos los niños y los jóvenes! Queda muy bien y hasta debe dar un montón de votos en las elecciones.

    Tenemos que aprender a ser responsables. Cada persona debe responder de sus actos. Debemos participar en cómo debe ser una ciudad más habitable, o la casa y la escuela. Qué esperamos de los profesores, del aula, cómo queremos los pupitres o cómo sentarnos y las formas de aprender. ¿Dónde pueden hacer su vida los niños? ¿En su casa, en el colegio? ¿Necesitan estar siempre encerrados en algún lugar idóneo de la ciudad?

    Y ¿qué es lo que han decidido construir para nosotros, los jóvenes? ¿Lugares nocturnos en los que apagar toda clase de sed, como una nueva variedad de reserva india? ¿Es eso lo que se les ha ocurrido ofrecernos?

    ¿Por qué los niños no desean normalmente ir a la escuela y lo vemos tan normal? ¿A nadie se le ocurre hacer algo para atraer a los niños a la escuela?

    Podéis llevar un caballo al río, pero si no tiene sed, no beberá por más palos que le deis.

    Y de los jóvenes de la universidad ¿qué? Alguien los llama la conciencia de la nación. ¿No es penoso ver cómo estos jóvenes universitarios, asisten a las clases para recibir el pienso que les echan y no les queda tiempo para cuestionarse lo que ocurre o no en su vida universitaria? Muchos suplen su vacío interior con el botellón.

    Ahora, cuando he conocido otros modelos de vida más activos y más participativos, han comenzado a surgirme las dudas y los problemas. Mi mente está comenzando a despertar. ¿No hubiera sido más feliz continuando con mi mente adormilada? Ahora tengo que tomar decisiones y comprometerme; necesito poner más energía y más esfuerzo, en lo que hago. Estoy muy confuso; mis creencias de antes han comenzado a no serme de utilidad. Tengo que elegir otras nuevas y no me encuentro preparado. ¡Tengo tanto miedo!

    Yo era muy crédulo, me creía todo lo que me ofrecía la sociedad, aunque no le encontrara sentido. ¡Adónde vas Vicente….! Tenemos que seguir la moda, lo corriente, lo popular. He sido aguijoneado por el torpedo socrático y mi vida se me presenta muy incierta y llena de dificultades. Ya sabéis que Sócrates fue comparado con el pez torpedo que entorpece a quien toca.

    ¿No estaré añorando los años pasados, aquel tipo de vida perezosa? Muchos jóvenes pasan por la escuela y por la universidad de una manera muy fácil, sin pensar, sin plantearse la vida, lo que hacen y por qué lo hacen. Y todos van consiguiendo sus metas, ganar dinero, etc., sin necesidad de pensar mucho, ¿o no es así?

    Hay veces en las que no sé si prefiero ser un animal no pensante, o una persona de mi época. ¿Quién es más feliz? Hoy debo tener un mal día. ¿Será debido al examen de física?

    Por primera vez en muchos años de cole estoy aprendiendo a tener el control sobre lo que voy aprendiendo. Pienso, relaciono, pregunto. No me es suficiente con empollar. Además, si lo empollo, me aburro, porque no comprendo lo que he aprendido. Pensar, reflexionar sobre lo que estudio, me lleva a conocer, a comprender y a amar. Alguien lo llama digerirlo.

    Estoy convencido de que durante este año en que he comenzado a sentirme alguien, a sentirme persona que piensa y que tiene sentimientos propios, me encuentro más a gusto, más feliz, aunque no lo sepa explicar. Siento que he crecido.

    ¿Por qué nuestra educación, lo que estudiamos en los colegios, se encuentra tan alejada y tan fuera de nuestras vidas?

    Y LLEGA LA FILOSOFÍA

    Que el saber de las cosas y no obrallas, no es ser filósofo, sino gramático" (Baltasar Gracián, El Discreto).

    —He aprendido que la filosofía consiste, sobre todo, en asombrarse ante algo y hacer preguntas. La gente ya no se hace preguntas ni se asombra de nada. Seguramente nos asombrábamos cuando éramos niños pequeños, pero, poco a poco, alguien ha ido matando nuestra capacidad de asombro, —se lamenta María.

    María es… Bueno, será mejor que vayáis conociéndola poco a poco.

    —Trata de poner en cuestión todo aquello que damos por sabido. Dar o tener por sabido, ¿qué significa sabido? ¿Lo que yo he empollado para este examen? ¿En eso consiste el saber? No acabo de entenderlo, —responde Manolo.

    ¿Y Manolo? Chico alto y guapetón. También lo conoceréis a lo largo de este viaje.

    —Siempre ha pretendido que entendamos lo que nos pasa, por medio de la razón. Que no aceptemos lo que nos digan nuestros padres o nuestros profesores, así como así. Reflexionar es lo que nos hace humanos, y la filosofía nos ayuda a desarrollar nuestra capacidad de razonamiento, de pensar por nosotros mismos. En esto debe consistir el saber, —añade Sara.

    Sara es una muchacha más discreta, buena compañera y sin mucho afán de protagonismo. Es bastante estudiosa.

    —Los primeros filósofos griegos incentivan a sus alumnos a que discrepen de ellos. No creen en la transmisión de contenidos puros e inviolables, sino que cada contenido es un medio para el debate y la formación de juicios propios. Les proporcionan alas para poder volar, —sugiere Pedro.

    ¿Qué decir de Pedro? Un líder del grupo, como como probaréis, y siempre dispuesto a ayudar a todos.

    ¿Qué ocurriría si nos permitiesen hacer esto en nuestro próximo examen? ¿O el aprender a pensar y a razonar solo es válido para algunas clases de filosofía?

    No hace aún mucho tiempo, al final de uno de estos días soleados, en ese preciso momento en que la oscuridad quería adueñarse de todo, mi primo David, que no tiene ni cuatro años, me preguntó tirándome del pantalón:

    —Mira Carlos, y señalaba con su dedo índice hacia el cielo. Aquello que brilla en el cielo son las estrellas, ¿sabes?

    Era ya casi de noche, y el cielo comenzaba a iluminarse con lucecitas amarillas y blancas, recuerdo que estábamos en plena calle charlando.

    Yo apenas me di cuenta de que estaban ahí, y no le hice caso. Estaba tan acostumbrado a que hubiera estrellas y a que estuvieran en el cielo que poco me importaba. Mis intereses caminaban por otros senderos últimamente.

    David insistía, hasta que me hizo pensar en cómo se asombraba y no dejaba de mirarlas y admirarlas. Era un espectáculo nuevo para él. Sin hacer caso de mi pasividad ante su descubrimiento, continuó preguntándome:

    —¿Por qué hay estrellas en el cielo?

    No recuerdo lo que le respondí. Cualquier tontería, porque seguramente pensaba que la pregunta era también una pregunta tonta y que David se conformaría con cualquier tipo de respuesta que alguien mayor que él le diera. ¿Estaría yo también matando algún ruiseñor?

    Por cierto, ¿existen preguntas tontas?

    Bien, pues a este preguntarnos acerca de nuestras cosas más profundas y más importantes se llama hacer filosofía, por eso

    LA FILOSOFÍA ES ALGO DE LO QUE NADIE PUEDE PRESCINDIR

    Durante estos últimos meses hemos hablado muchas veces de temas más o menos filosóficos entre nosotros, entre los amigos. Ahora lo llamamos diálogo. Nos gusta tratar de arreglar el mundo. Es una especie de costumbre que ya casi hemos adquirido a partir de nuestras clases de filosofía.

    Estas reuniones comunitarias nos sirven para debatir acerca de todo lo que se nos ocurre y nos interesa. Uno de los efectos que hemos percibido es que nuestros horizontes se han ampliado y cada vez estamos interesados por más temas.

    Os hablaremos de cada uno de ellos a lo largo de este viaje existencial, de esta gran aventura, a la que os invitamos a disfrutar juntos. Lo hemos debatido entre nosotros y hemos decidido hacer una narración, algo vivo, acerca de la Historia de la Filosofía, en la que nosotros mismos seamos los protagonistas, en lugar de algún adulto sabio.

    Una de estas noches pasadas escuché a un radiofonista pirado que contaba que el mundo está todo lleno de ideas, de pensamientos, pero que no hay nadie que los piense. El mundo siempre ha estado lleno de pensamientos, pero en algunas épocas ha habido personas dispuestas a pensarlos, y en otras vagan sin rumbo, como almas en pena, de un lugar para otro buscando donde reposar.

    Estos alguien que piensan pensamientos son los filósofos. Todos somos filósofos y los pensamientos nunca mueren, aunque parezca que están muertos cuando nadie los piensa. Nosotros hemos tomado la decisión de ponernos a la caza de estos pensamientos.

    En una de nuestras tertulias socio—filosóficas, Cristina comienza reflexionando en voz alta:

    —Para ser filósofo basta con tener capacidad para asombrarse ante todo lo que se nos pone delante de los ojos. La filosofía es anti-rutina. Por eso la tienen los niños y después se suele perder a medida que vamos siendo educados. Yo la había perdido totalmente, pero creo que todavía he llegado a tiempo de poder recuperar parte de lo perdido.

    Cristina es como Pedro en femenino. Una de nuestras líderes, siempre dispuesta a cooperar con todos.

    LA VIDA ES EL CAMINO, ES AVENTURA, LA AVENTURA DE APRENDER.

    EL CONOCIMIENTO ES LA LUZ QUE ILUMINA NUESTRO CAMINO.

    Desgraciadamente muchos prescinden voluntaria o forzosamente de la filosofía. Yo no quisiera volver a perder mi capacidad, hace tan poco recuperada, de asombrarme ante todo. Es esa actitud filosófica con la que todos llegamos al nacer y que tan pocos consiguen desarrollar.

    —Vivimos en un tipo de sociedad en el que todo lo relacionado con la filosofía no está muy considerado, —expone Pepe, con tono solemne, adecuado a la situación y al tema que estamos tratando —ésta es una sociedad de consumo en la que todos necesitamos más y más cosas. Estamos llenos de todo y aún sentimos necesidad de mucho más. Y no sólo cuando llegan los cumpleaños o la celebración de los Reyes Magos. A cada instante nos encontramos clamando por más y más cosas.

    No puedo decir nada negativo de Pepe, ni de ninguno del grupo. No es solo por compañerismo, sino que son todos gente estupenda y a Pepe, ya lo iréis comprendiendo y admirando.

    —¿No será que nos falta algo dentro de nosotros y necesitamos rellenarlo con cosas externas y hasta superfluas?, —plantea Pedro.

    —Nunca tenemos tiempo para la reflexión. No queremos darnos cuenta de que existen muchos países y mucha gente en esos países que no poseen ni lo más elemental, —interviene María, dando a sus palabras un aire de cierta amargura.

    —Es verdad, sólo unos pocos poseen la mayoría de los bienes del mundo, mientras que la mayor parte de los seres humanos sufren y no tienen apenas para comer, ni un hogar en el que cobijarse, —añade Pedro en el mismo tono.

    —En este mundo nuestro muchas personas mueren de hambre todos los días, mientras otros desperdician y despilfarran a tutiplén, sobre todo nosotros, los que vivimos en el que llamamos primer mundo, —continúa Manolo.

    —Seguramente podríamos prescindir de numerosas cosas de las que poseemos. Algunas las tenemos olvidadas en el trastero. Pero de lo que no se debería poder prescindir es de aquello que todos necesitamos para poder vivir y realizarnos como seres humanos, —insiste María.

    Se hace una mínima pausa. Todos permanecemos más o menos cabizbajos, como si necesitáramos leer en el suelo las posibles respuestas a nuestros interrogantes. Estamos en el campo acompañados únicamente de nuestra soledad. En momentos como estos, no necesitamos el ruido de la civilización. Permanecemos sentados sobre el suelo formando nuestro clásico círculo comunitario, en el que todos podemos vernos las caras los unos a los otros, para saber con quién estás hablando.

    —Recuerdo algo que nos dijeron una vez. En un país de África, en el que todos los niños pasan hambre, hicieron un concurso por el que ganara recibiría un premio. Cuando dieron la salida, ninguno de los niños tuvo prisa por comenzar a correr y ganar, sino que se unieron de las manos y caminaron juntos. Todos consiguieron el premio. Al preguntarle por qué ninguno quiso ganar a sus compañeros, respondieron: ¿Cómo puedo ser feliz y disfrutar si no es en compañía de mis amigos?

    Continuamos en silencio. Habíamos salido de paseo como en tantas ocasiones. Esta vez sin vehículos de ningún tipo. Teníamos necesidad de movernos, de andar. Nuestra vida en el instituto es demasiado sedentaria. Pasamos horas sentados en unos pupitres bastante incómodos y no tenemos más remedio que retener toda la energía que pugna por salir de nuestros cuerpos. Además podíamos aprovechar el camino para hablar entre todos y gastarnos bromas.

    A los filósofos aristotélicos se les llamaba peripatéticos, porque filosofaban paseando, y nos había gustado la idea. Mejor pasear que copiar apuntes sentados en clase. ¿Por qué no se copiarán las buenas ideas? Nosotros, nuestro grupo de amigos y de amigas solíamos recordar a los peripatéticos.

    —¿Cuándo comenzaremos a educarnos en la solidaridad para con los que tienen menos que nosotros, los que están llenos, pero llenos de necesidades? De esto, de necesidades de todo tipo poseen muchas más que nosotros, simplemente porque han tenido menos suerte al nacer, —comenta Pedro en el mismo tono.

    —Nosotros solo tenemos que preocuparnos de aprobar los cursos, en el colegio. En casa nos encontramos los problemas resueltos. Tenemos que estudiar y aguantar las broncas de cada día, pero reconozco que nuestra vida no es una vida difícil. No nos preocupamos de los problemas de otros, pero ¿quién lo hace? En esta vida parece que cada cual tiene que ir a lo suyo, y ya tiene bastante, —sentencia Cristina.

    —¿Sabéis que María y Carlos van los martes por la tarde a visitar una residencia de personas mayores?, —informa Manolo.

    María y yo no queremos que la conversación continúe por los nuevos caminos que ha tomado. Preferimos no dar demasiada publicidad a este hecho. Lo hemos decidido hace poco tiempo y es una nueva experiencia, y muy interesante. ¡Cuánto puede aprenderse de los otros, sobre todo de

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