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Vivir en plenitud = Aprender a amar. Una visión cristiana de la (auto)ayuda y la sociedad en la era de los algoritmos
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Vivir en plenitud = Aprender a amar. Una visión cristiana de la (auto)ayuda y la sociedad en la era de los algoritmos
Libro electrónico149 páginas2 horas

Vivir en plenitud = Aprender a amar. Una visión cristiana de la (auto)ayuda y la sociedad en la era de los algoritmos

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Información de este libro electrónico

En la sociedad actual de los algoritmos, las personas se sienten cada vez más como números en sistemas. Esto tiene consecuencias de gran trascendencia, también para la asistencia sanitaria. Al fin y al cabo, esta se deriva del pensamiento judeocristiano, en el que el amor es un elemento central y, por lo tanto, también el cuidado de la persona. Después llegó la era humanista, que actualmente parece haber sido reemplazada por la religión de los datos, que presupone que la asistencia sanitaria puede ser analizada y regulada en gran medida por big data. Como resultado de este cambio, la (auto)ayuda se está volviendo cada vez menos personal, con el riesgo de que las personas no se sientan lo suficientemente escuchadas y vistas.
Con respecto a la mensurabilidad, los big data se centran principalmente en la dimensión biológica y la parte conductual de la dimensión psicológica. Por lo tanto, el actual modelo biopsicosocial en la atención sanitaria ya se reduce de antemano. La dimensión espiritual no se tiene en cuenta en absoluto. Esta representa principalmente el estabilidad y significado y completa el modelo biopsicosocial, por lo que podemos hablar de un modelo biopsicosocialespiritual (BPSS).
La interpretación óptima de la dimensión espiritual se aborda en este libro desde una visión cristiana, que también influye en las demás dimensiones. El gran mandamiento bíblico se refiere al amor de Dios y por Dios, así como al amor al prójimo y a uno mismo. Este amor puede entenderse como afecto. El amor de Dios se manifestó de manera preeminente en la vida, el sufrimiento y la muerte de Jesucristo. Él resucitó e inspira a las personas a través de su Espíritu Santo para aprender a amar. A través de Él podemos hablar de una vida plena, mientras que la sociedad farisaica actual de reglas y algoritmos deja a las personas vacías e insatisfechas.

Margreet de Vries-Schot ha publicado anteriormente cuatro libros: su tesis, una versión de divulgación científica de la misma y dos libros, adecuados para grupos de debate, pero también para leer de forma independiente.
Como médica psiquiatra, psicoterapeuta, terapeuta familiar y de pareja y teóloga, cuenta con una gran experiencia práctica y conocimientos teóricos sobre las cuatro dimensiones del modelo biopsicosocialespiritual. Ha trabajado en varias organizaciones como psiquiatra (infanto-juvenil) y también ha ocupado cargos como gerente, educadora, miembro de la junta directiva y médica principal. En los últimos años trabaja principalmente en su propia consulta. Desde hace casi 30 años, dirige de forma habitual servicios religiosos de la iglesia protestante de los Países Bajos.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento5 oct 2022
ISBN9789083228877
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    Vivir en plenitud = Aprender a amar. Una visión cristiana de la (auto)ayuda y la sociedad en la era de los algoritmos - Margreet de Vries-Schot

    Introducción

    A Aprender a amar

    Amar y vivir una vida plena

    En este libro, quiero llevarte a la búsqueda de una vida plena. Esto no significa que busquemos un estado de plenitud después del cual ya no tengamos que hacer nada más. No se trata de dar respuestas prefabricadas, sino de señalar una dirección. Esto puede ayudar cuando nos detenemos conscientemente a evaluar nuestra propia vida para ver si estamos en el camino correcto. O cuando nos hemos estancado porque los problemas han crecido hasta escapar de nuestro control o amenazan con desbordarnos. En ese punto, es importante que seamos conscientes de posibles soluciones y sepamos dónde encontrarlas. El objetivo es superar las dificultades y sentir que tenemos el control sobre nuestra propia vida. Al fin y al cabo, nunca nos enfrentamos únicamente a vulnerabilidades innatas y heridas sufridas, sino que también contamos con fortalezas, como la resiliencia y la resistencia.

    Esto también ha sido evidente en la época casi surrealista del coronavirus, o COVID-19, que rápidamente se convirtió en una pandemia como no se había visto desde la gripe española un siglo antes. En todo el mundo, las sociedades tuvieron que reflexionar para evitar un nuevo brote del virus.

    Durante mucho tiempo, la humanidad pensó que no necesitábamos a Dios y que nuestro mundo podía moldearse y medirse. Pero parece que estas certezas pueden desaparecer de un plumazo por una guerra o un virus.

    También podemos lidiar con preguntas como por qué parece que tenemos todo lo que nuestro corazón desea, pero aun así no nos sentimos felices y no estamos tan satisfechos como nos gustaría. En esta época, hay mucha gente que no tiene tantos problemas como tales, pero sí un sentimiento de insatisfacción, o que, cuando se para a pensar en su vida, se pregunta: ¿Esto es todo lo que hay? Dicho de otro modo, buscan una vida plena.

    Entonces, ¿por qué amar y por qué tendríamos que aprender a amar? ¿Es que no somos capaces de hacerlo?, podríamos preguntarnos. ¿O acaso pensamos que amar es algo anticuado o solo algo pasajero y nos desanimamos antes de empezar?

    ¿Y cómo nos relacionamos con una sociedad cada vez más reguladora? Estas son algunas preguntas que quizá reconozcas.

    Podemos preguntarnos de dónde venimos, cuál es nuestro propósito y cuál es el significado de nuestra existencia desde una perspectiva más amplia. Estas preguntas son tan antiguas como la humanidad, pero, en nuestra época de sobrecarga de información y entretenimiento, rara vez nos tomamos el tiempo de reflexionar sobre ellas ni dejamos que calen en nosotros.

    Mi motivación para escribir este libro se basa en la búsqueda de factores que contribuyan a responder este tipo de preguntas, porque he observado que, si se dejan sin responder, parece haber una especie de desequilibrio en el desarrollo de la personalidad. Este desequilibrio no solo es perceptible en la asistencia sanitaria, sino también en la sociedad.

    Asistencia sanitaria y autoayuda

    Hay bastantes libros y métodos de autoayuda a través de Internet, por ejemplo, que promueven la autorrealización como un objetivo alcanzable si uno se esfuerza lo suficiente. Esto suele ser una solución parcial, aunque no carece de importancia. Identificar áreas de la vida que también son parte de nuestras propias vidas, puede ayudarnos con la autorreflexión. De este modo, podemos comprender mejor las distintas facetas que a menudo dan color a nuestra vida en toda su complejidad y que, a veces, la hacen más difícil. También podemos ser más conscientes de cómo nosotros, como individuos con nuestras particularidades, estamos cada vez más apretados en la camisa de fuerza de las reglas y normas de la sociedad. Además, estas pueden cambiar tan a menudo en función de resultados de investigaciones o de conflictos en la sociedad que, para muchas personas, son imposibles de seguir y apenas ofrecen un punto de apoyo. Por eso es bueno pensar en las oportunidades, pero también en las amenazas, que la sociedad presenta para el equilibrio de nuestras vidas.

    Este libro es adecuado para personas que, por cualquier motivo, están interesadas en la asistencia sanitaria, incluida la autoayuda, y especialmente en el ámbito psicosocial. Los principios también pueden aplicarse a la somática y al cuidado pastoral, al igual que en un sentido más amplio, es decir, a toda la sociedad.

    Se sabe que casi la mitad de la población de los Países Bajos se enfrentará a una enfermedad mental en algún momento de su vida.

    Cada año, casi una quinta parte de los adultos sufre un trastorno mental, que suele ser transitorio y desaparece o bien por sí solo o con el tratamiento adecuado. En ese sentido, este libro también trata de la prevención.

    Experiencia práctica

    En mi práctica como psiquiatra-psicoterapeuta, tengo muchas conversaciones con clientes que son más o menos conscientes de estas cuestiones existenciales y que, en parte como consecuencia de ellas, se atascan en relaciones o tienen dificultades para hacer frente al trabajo o a los estudios y a la sociedad. ¿Qué les falta?

    Esta es la pregunta que me gustaría explorar contigo y analizar desde mi visión como médica-psiquiatra y teóloga. Menciono mis áreas de experiencia porque quiero abordar este tema desde la biología/fisiología, la psicología, el ámbito social y la espiritualidad (cristiana). Como médica, conozco la dimensión biológica o física, como psiquiatra-psicoterapeuta conozco la dimensión psicológica, como terapeuta familiar y de pareja conozco la dimensión social, y como teóloga conozco la dimensión espiritual. En 2006, obtuve mi doctorado en los ámbitos de la psiquiatría y la teología. Hablaré de eso más adelante. Lo que siempre me ha fascinado es el desequilibrio en el que nos encontramos en la era posmoderna. Tenemos muchas expectativas sobre nuestra vida y a menudo estamos dispuestos a dar mucho para cumplir todas esas expectativas. Pero ¿a qué renunciamos? ¿Cuál es el precio que pagamos? ¿Y si, a pesar de todo, no conseguimos lo que nos habíamos propuesto? ¿Qué hacemos entonces?

    Desarrollo personal

    Me crie en la fe cristiana y la abracé mediante la oración y la lectura de la Biblia. De niña, nos leían la Biblia para niños. Desde muy joven me di cuenta de que la vida sería solitaria y fría si Dios no existiera o si no quisiera estar ahí para mí, al igual que quiere estar para todo ser humano.

    Cuando era pequeña, mi ideal era convertirme en doctora especializada en medicina tropical, sobre todo para poder ayudar a otros niños menos afortunados que yo. Después de terminar la educación secundaria, no conseguí entrar en medicina de inmediato. Entonces decidí estudiar teología para profundizar en mi fe. Esta carrera me marcó tanto que, además de estudiar medicina, seguí recibiendo clases de teología en Utrecht los sábados. Durante dos veranos, pasé unos meses en los trópicos, en el Amazonas y en lo que ahora es el Congo, para trabajar en una policlínica y en un hospital. Fue una época maravillosa e inolvidable. Pero después, ya no sentí una clara vocación por trabajar allí. Lo que sí siento es un compromiso continuo con el trabajo misionero y de desarrollo.

    Después de estudiar medicina, me especialicé en psiquiatría. Más tarde, además de convertirme en psiquiatra (de niños y adolescentes), también me convertí en psicoterapeuta y terapeuta familiar y de pareja. Puesto que la fe, o mejor dicho Dios, ha sido y es lo más importante en mi vida, siempre me ha interesado estudiar cómo la interpretación de la asistencia sanitaria encajaría dentro de la fe cristiana. Y también a la inversa, cómo la fe y el sentido de propósito pueden ocupar un lugar claro dentro de la asistencia sanitaria, porque se ha comprobado repetidamente que la gente lo necesita. Aunque en la psiquiatría la fe a veces es objeto de burla, por lo general yo no viví ninguna tensión real. Sin embargo, es notable e incluso algo extraño la frecuencia con la que los pacientes me cuentan que, en la asistencia sanitaria, el tema de la fe suele usarse para distender la conversación más que como un tema propiamente de conversación.

    Al fin y al cabo, mostrar interés por lo que es importante para alguien es una actitud básica para un terapeuta. Por lo tanto, ¿por qué no podría aplicarse este principio en este caso?

    Organización y áreas de tensión

    En los últimos años, he notado cada vez más tensión. No tanto en los demás terapeutas, que suelen querer ayudar de verdad al prójimo, sino sobre todo en la organización de la asistencia sanitaria. Cada vez se hace más hincapié en los métodos de tratamiento y su normalización. Por supuesto, es bueno que haya un número cada vez mayor de métodos aplicables, siempre y cuando se vean como lo que son, es decir, como medios para ayudar a las personas y no como un objetivo para ayudar a las personas exactamente de la misma manera.

    En la asistencia sanitaria, el trabajo está cada vez más orientado a las tareas y menos a las personas. Esto se llama diferenciación de tareas. Al parecer, la razón principal es que ofrece más control a la dirección y a las compañías de seguro médico. Por eso, como terapeuta en el ámbito de la salud mental, normalmente solo puedes ocuparte de un tipo de enfermedad en concreto y, además, solo de un determinado grupo de edad. Puesto que esto me parece un empobrecimiento de mi profesión, hace unos años decidí dejar de trabajar en una organización y montar mi propia consulta. El lema que he elegido para mi consulta es: Vivir es aprender a amar. Esa es la base del título de este libro. Si cada persona, independientemente de sus imperfecciones y vulnerabilidades, tuviera la experiencia de recibir amor y luego lo transmitiera, se ganaría mucho. Sin embargo, muchas personas que se atascan en la vida no se sienten valiosas, tienen miedo de ser irrelevantes o se sienten marginadas. Si, como resultado de la asistencia sanitaria, se crea una concienciación de que son valiosas y pueden tomar sus propias decisiones, teniendo en cuenta a los demás, casi siempre sienten que la vida merece más la pena. Si pueden transmitir aceptación y amor a los demás de la manera que sea, esto suele beneficiar su sentido del propósito. Si pueden experimentar la gratitud a Dios como fuente de amor, entonces esa es una dimensión extra que ofrece estabilidad.

    Un ejemplo: En el pasado, si alguien utilizaba la palabra producción para referirse a la asistencia sanitaria, se le miraba con lástima o desaprobación. Hoy en día, se ha convertido en una palabra neutra. ¿Pero qué producimos como terapeutas? En general, significa generar ingresos suficientes. Esto es importante, por supuesto, pero no es el objetivo principal que mueve a la mayoría de los terapeutas. La palabra producción me evoca la imagen de una cadena de montaje, o una comparación con un taller mecánico, como si ayudar a la gente pudiera compararse con reparar coches. Yo no pienso así, pero parece que cada vez más es el pensamiento más extendido entre las personas que trabajan en el sector de la asistencia sanitaria. Un problema podría resolverse con la ayuda de una terapia estándar dentro de una vía de asistencia sanitaria estándar. Si la asistencia sanitaria se organiza de esta manera estándar, también es más fácil llevar

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