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El cuento final
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Libro electrónico134 páginas2 horas

El cuento final

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Nos hemos acostumbrado a escuchar y leer las grandezas que la obra El Quijote encierra en cada una de sus páginas, pero nunca se nos habla -cuestión algo curiosa y no menos llamativa -, de las que pudiéramos llamar "goteras", como tampoco de las "lagunas" que afloran a cada instante. En este libro, entre otras cosas, mostraremos algo de todo eso que se omite, se silencia y se calla, de manera intencionada o no. Uno de estos aspectos viene dado por la casual semejanza que se puede apreciar en dos cuentos de la universal obra. Muchos han visto -tal y como indicaba-, ciertas grandezas, pero han estado faltos de visión para sus muchas miserias.
IdiomaEspañol
EditorialMirahadas
Fecha de lanzamiento4 jul 2022
ISBN9788419339669
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    El cuento final - Francisco Castilla Torres

    illustration

    © del texto: Francisco Castilla Torres

    © diseño de cubierta: Equipo Mirahadas

    © corrección del texto: Equipo Mirahadas

    © de esta edición:

    Editorial Mirahadas, 2022

    Avda. San Francisco Javier, 9, 6ª, 24

    Edificio Sevilla 2

    41018 - Sevilla

    Tlfns: 912.665.684

    info@mirahadas.com

    www.mirahadas.com

    Producción del ePub: booqlab

    Primera edición: julio, 2022

    ISBN: 978-84-19339-66-9

    «Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o scanear algún fragmento de esta obra»

    illustration

    A Charo,

    por

    quien ha sido,

    quien es

    y…

    illustration

    Esta es la historia de un país

    que leía poco, muy poco,

    incluso se hacía mal.

    Hubo un tiempo, algo ya lejano,

    al que denominaron Transición,

    y donde la CULTURA

    pareció ser zarandeada para

    despertarla de su letargo secular.

    Sin embargo,

    unas veces,

    el azote de las crisis económicas,

    y, otras veces,

    la bonanza en que se vivió,

    hicieron que se olvidara.

    Decía antes que se leía poco y mal.

    La observación es de un ser «maligno»:

    Unamuno. De nombre también Miguel, don Miguel.

    illustration

    Reflexión:

    ¿Cómo esperar que en ese país

    se lea el Quijote,

    si no se han leído obras menos voluminosas

    y más cercanas en el tiempo?

    Esperemos que este ensayo sirva

    para cambiar

    y un día despertemos

    con la noticia de que ya se LEE.

    Que la población se ha contagiado,

    (no del COVID-19),

    y se ha adentrado en los clásicos,

    pero también en el período del Romanticismo,

    en el siglo XIX, así como en la llamada Generación del 98,

    o en la del 27, en el grupo de la posguerra, etc.

    ¡Bienvenidos al país de la CULTURA!

    illustration

    «… puede asegurarse que es España una de las naciones en que menos se lee el Quijote, y desde luego es aquella en que peor se lee».

    «Y esto ocurre con españoles que pasan por cultos y hasta aficionados a la lectura».

    MIGUEL DE UNAMUNO

    «… el que lee con atención repara una y muchas veces en lo que va leyendo, y el que mira sin ella no repara en nada, y con esto excede la lección a la vista».

    PERSILES Y SIGISMUNDA

    CERVANTES

    illustration

    Índice

    Análisis comparativo de dos cuentos y otros estudios

    Introducción

    Análisis comparativo de dos cuentos.

    El cuento del cabrero. Capítulo LI

    Los elementos típicos

    Análisis comparativo de dos cuentos y otros estudios

    illustration

    illustration Introducción illustration

    Muchos son los que se han acercado a la lectura de la famosa obra, también considerada cumbre de las letras españolas, que fue escrita por don Miguel de Cervantes, y cuyo título es El Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha.* De entre todos ellos, debiéramos hacer saber que otro tanto, no tan considerable, bien es cierto, ha optado por adentrarse en sus mismas entrañas para hacer un estudio o análisis sobre ella. Algunos han sido ilustres personajes de renombre y reconocido prestigio. No deja de ser curioso el hecho de que ninguna de estas personas haya advertido algo que me parece de extrema importancia, y es que, en el cómputo de las numerosas historias que viene a narrarnos Cervantes en el transcurso de su afamada novela, no hacen referencia tanto a las semejanzas que pudieran presentar los diversos sucesos que tienen lugar, como tampoco aluden a las muchas coincidencias que tendremos oportunidad de apreciar en todos los acontecimientos que aparecen a lo largo de sus interminables páginas. En este inicio nos encontramos ya, por tanto, con dos cuestiones de vital trascendencia para el estudio que vamos a encarar en lo sucesivo: uno, sacar a la luz ciertas semejanzas que van a aparecer en sus diversos relatos; y dos, establecer un nexo entre multitud de pasajes de ella en donde, de manera sorprendente, podremos apreciar no pocas coincidencias de diversa índole. Voy a ponerles en antecedentes para que vean por dónde vamos a navegar. ¿Recuerdan el capítulo XXXIII? Les sitúo la escena. Es el que lleva por título Donde se cuenta la novela del curioso impertinente. Para ayudarles les diré esto: se nos refiere al principio que hay dos amigos, Anselmo y Lotario, y los tildará de este modo singular: «tan amigos»1 que, en virtud de ello, no dudará en añadir esto otro, en clara referencia a esas otras personas que les conocían: «los dos amigos eran llamados».2 Si se dan cuenta, advertirán –desde el mismo inicio–, la estrecha relación que existe y mantienen estos dos personajes o amigos. Hay algo que es bastante significativo, se trata del hecho de que ambos: «Eran solteros, mozos de la misma edad».3 El concepto de «mozos» me imagino que se entenderá en relación con la edad.** Estamos hablando de dos jóvenes «amigos», a los que les une –como bien se desprende–, una muy buena y estrecha amistad.

    Ahora, si me permiten, me gustaría hacer con ustedes un viaje de regreso al pasado, pues hemos de situarnos en el capítulo XII de la obra. ¿Qué tenemos en esta ocasión? Como en la anterior vez, les brindaré una pequeña ayuda para refrescarles la memoria. Podrán comprobar que en dicho capítulo nos relatará la conocida historia de Grisóstomo y Marcela. Pero, si leemos despacio y ponemos nuestros cinco sentidos en ello, es fácil encontrar algún detalle curioso que nos llama la atención. Veámoslo. En la narración se nos dará la noticia de la trágica muerte de este personaje, de Grisóstomo. A continuación, si lo observan, se va dando cuenta del suceso luctuoso de forma progresiva, y la primera noticia que nos llega es de esta manera: «murió esta mañana aquel famoso pastor estudiante llamado…».4 Donde, además, se advierte cómo se detalla esto: «y se murmura que ha muerto de amores».5 Sí, pero ¿de quién?, cabe preguntarse. Pues nada menos que «de aquella endiablada moza de Marcela…; aquella que se anda en hábito de pastora por esos andurriales».6 Sin embargo, comprobamos que no tarda en aparecer alguien muy especial, y será nada menos que: «aquel gran su amigo Ambrosio».7 Ya nos encontramos de nuevo ante otros «dos amigos», jóvenes también, y donde, además de ello, observamos que entre ambos hay, ¡qué coincidencia!, algo más que una simple amistad. La connotación de mozo –al margen de que ya nos lo ha dibujado, en parte, al referirse a ella como la «moza de Marcela»–, la apreciamos al indicarnos esto: «de todo lo cual quedó el mozo señor desoluto»,8 es decir, heredó los bienes de su padre, lo pertinente a «mucha cantidad de hacienda», como se recoge de manera expresa. Si hacen un poco de recuento y enlazan unas cosas y otras, se darán cuenta de estos tres aspectos que calificaremos de primer orden: primero, la presencia de dos amigos; segundo, el hecho de que sean jóvenes; y tercero, además de esto, se advierte que entre ellos reina una profunda relación que va más allá de la pura amistad. A este trío habría que sumarle un cuarto. ¿Lo adivinan? Es fácil: la condición económica que nos presenta de ellos. Observen y comprobarán que esta siempre es buena o muy aceptable. Las dos historias tienen el mismo andamiaje, lo demás son ropajes, adornos, con los que reviste la narración. Recuerden el dicho: que las ramas del árbol no te impidan ver el bosque. Pues aquí sucede otro tanto, que los «complementos» no le impidan a nadie ver el armazón o la estructura de la obra. Esta vez advertimos que se maneja con los mismos elementos. En este caso, para mí, lo realmente difícil no es encontrarlos, lo verdaderamente complicado es… que todo esto sea después aceptado por quien tenga a bien leer este ensayo.

    Son estas cuestiones sobre las que quisiera contarles algunas cosas relacionadas, por supuesto, con el Quijote, y también, cómo no, con el padre de la obra, Cervantes. La vinculación la estableceremos, en esta ocasión, entre dos capítulos, en los que tienen cabida dos historias o cuentos, y buscaremos todos aquellos matices que confluyen en ambos. Esta circunstancia tiene una doble connotación, literaria, pero también psicológica.

    ____________

    * Así consta la Primera Parte.

    1 Capítulo XXXIII, página 587.

    2 Capítulo XXXIII, página 587.

    3 Capítulo XXXIII, página 587.

    ** La RAE dice sobre este término lo siguiente: «Joven, por su poca edad o por las pocas características de joven que conserva».

    4 Capítulo XII, página 300.

    5 Capítulo XII, página 300.

    6 Capítulo XII, página 300.

    7 Capítulo XII, página 300.

    8 Capítulo XII, página 304.

    Análisis comparativo de dos cuentos

    El cuento del cabrero

    CAPÍTULO LI

    illustration

    Que trata de lo que contó el Cabrero a todos

    los que llevaban a Don Quijote

    Comenzaremos por decir que nos encontramos en el capítulo L de la tan laureada obra, y sabemos que va todo el grupo de regreso a la «aldea»9 donde vive Don Quijote, pero, si me lo permiten, situaremos la escena un poco antes. La comitiva ha hecho, como ya es bien sabido, una parada en el lugar que se tenía previsto:

    «A este punto de su coloquio llegaba el Canónigo y el Cura, cuando adelantándose el Barbero llegó * a ellos y dijo al Cura:

    –Aquí, señor licenciado, es el lugar que yo dije que era bueno para que, sesteando nosotros, tuviesen los bueyes fresco y abundoso pasto».10

    Acto seguido se procede a darnos cumplida información de lo que se piensa hacer:

    «Y así ** por gozar dél como de la conversación del Cura, de quien ya iba aficionado, y por saber más por menudo las hazañas de Don Quijote, mandó a algunos de sus criados que se fuesen a la venta que no lejos de allí estaba y trujesen della lo que hubiese de comer para todos».11

    Hasta el momento en que tiene lugar lo siguiente: «Ya, en esto, volvían los criados del Canónigo, que a la venta habían ido por la acémila del repuesto, y haciendo mesa de una alhombra y de la verde yerba del prado, a la sombra de unos árboles se sentaron, y comieron allí»,12 se han avanzado bastantes

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