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abolición del hombre
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Libro electrónico91 páginas1 hora

abolición del hombre

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En este libro, C.S. Lewis reflexiona sobre la sociedad y la naturaleza; y los desafíos sobre como educar bien a nuestros hijos. Él elocuentemente argumenta que necesitamos como sociedad para apoyar la lectura y la escritura con lecciones de moralidad y en el proceso educarnos y reeducarnos a nosotros mismos.

Asombroso y profético, La abolición del hombre sigue siendo una de las obras más controvertidas de C.S. Lewis. Lewis se propone persuadir a su audiencia sobre la importancia actual y la relevancia de los valores objetivos universales, como el coraje y el honor, y la necesidad fundamental de la ley natural. También hace un caso convincente de que el retirar uno de estos pilares de nuestro sistema educativo, aunque sea «en nombre de la ciencia», sería catastrófico. National Review lo coloca en el número siete en sus «100 mejores libros de no ficción del siglo XX».

In this graceful work, C.S. Lewis reflects on society and nature and the challenges of how best to educate our children. He eloquently argues that we need as a society to underpin reading and writing with lessons in morality and in the process both educate and re-educate ourselves.

“If someone were to come to me and say that, with the exception of the Bible, everyone on earth was going to be required to read one and the same book, and then ask what it should be, I would with no hesitation say The Abolition of Man. It is the most perfectly reasoned defence of Natural Law (Morality) I have ever seen, or believe to exist. If any book is able to save us from future excesses of folly and evil, it is this book” -- WALTER HOOPER

""A Real Triumph."" -- Owen Barfield

 National Review lists it as number seven on their ""100 Best Nonfiction Books of the Twentieth Century.""

 

IdiomaEspañol
EditorialHarperCollins
Fecha de lanzamiento31 may 2016
ISBN9780829702439
abolición del hombre
Autor

C. S. Lewis

Clive Staples Lewis (1898-1963) was one of the intellectual giants of the twentieth century and arguably one of the most influential writers of his day. He was a Fellow and Tutor in English Literature at Oxford University until 1954, when he was unanimously elected to the Chair of Medieval and Renaissance Literature at Cambridge University, a position he held until his retirement. He wrote more than thirty books, allowing him to reach a vast audience, and his works continue to attract thousands of new readers every year. His most distinguished and popular accomplishments include Out of the Silent Planet, The Great Divorce, The Screwtape Letters, and the universally acknowledged classics The Chronicles of Narnia. To date, the Narnia books have sold over 100 million copies and have been transformed into three major motion pictures. Clive Staples Lewis (1898-1963) fue uno de los intelectuales más importantes del siglo veinte y podría decirse que fue el escritor cristiano más influyente de su tiempo. Fue profesor particular de literatura inglesa y miembro de la junta de gobierno en la Universidad Oxford hasta 1954, cuando fue nombrado profesor de literatura medieval y renacentista en la Universidad Cambridge, cargo que desempeñó hasta que se jubiló. Sus contribuciones a la crítica literaria, literatura infantil, literatura fantástica y teología popular le trajeron fama y aclamación a nivel internacional. C. S. Lewis escribió más de treinta libros, lo cual le permitió alcanzar una enorme audiencia, y sus obras aún atraen a miles de nuevos lectores cada año. Sus más distinguidas y populares obras incluyen Las Crónicas de Narnia, Los Cuatro Amores, Cartas del Diablo a Su Sobrino y Mero Cristianismo.

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    abolición del hombre - C. S. Lewis

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    HOMBRES SIN NADA EN EL PECHO

    Dio la orden de matarlos, y a los pequeños asesinaron.

    VILLACINCO TRADICIONAL INGLÉS

    Me parece que no prestamos la suficiente atención a la importancia de los libros de texto de la enseñanza elemental. Por eso es por lo que he elegido como punto de partida para estas conferencias un librito de Lengua destinado a los «niños y niñas de los últimos cursos escolares». No creo que los autores de este libro (son dos) pretendiesen causar ningún daño, y les debo unas palabras de agradecimiento, a ellos o a la editorial, por enviarme un volumen de cortesía. Al mismo tiempo, no tengo nada bueno que decir sobre estas obras. Es una situación incómoda. No quiero poner en la picota a dos modestos maestros de escuela que hacían lo mejor que podían, pero no puedo guardar silencio ante lo que pienso que es la tendencia real de su trabajo. Por tanto, me he propuesto no revelar sus nombres. Me referiré a estos caballeros como Cayo y Titius, y a su obra como El libro verde. Pero les aseguro que el libro existe y que lo tengo por duplicado en mis estantes.

    En su segundo capítulo, Cayo y Titius citan la conocida historia de Coleridge en la cascada. Como recordarán, había dos turistas: uno la calificó de «sublime» y el otro, de «bella»; Coleridge se adhirió mentalmente a la primera opinión y rechazó la segunda con desagrado. Cayo y Titius comentan: «Cuando el hombre dice "Esto es sublime, parecía estar comentando la cascada […]. En realidad […] no estaba refiriéndose a ella, sino a sus propios sentimientos. En realidad estaba diciendo: Tengo sentimientos relacionados en mi mente con la palabra sublime, o, resumido: Tengo sentimientos sublimes"». Aquí se presentan unas cuantas cuestiones de calado, tratadas de una manera bastante escueta. Pero no terminan ahí los autores. Añaden: «Esta confusión está presente siempre en el lenguaje tal como solemos usarlo. Parece que estamos diciendo algo muy importante sobre algo, cuando en realidad solo decimos algo sobre nuestros sentimientos».¹

    Antes de abordar las cuestiones que en realidad suscita el parrafito en cuestión (destinado, como recordarán, a «los últimos cursos escolares»), debemos eliminar una simple confusión en la que han caído Cayo y Titius. Aun desde su punto de vista —o desde cualquiera concebible—, el hombre que dice «Esto es sublime» no puede querer decir «Tengo sentimientos sublimes». Aun dando por sentado que cualidades tales como la sublimidad fuesen única y simplemente algo proyectado desde nuestras emociones, aun así, digo, las emociones que dan lugar a la proyección son los correlatos, y por consiguiente son casi los opuestos, de las cualidades proyectadas. Los sentimientos que hacen que alguien llame sublime a un objeto no son sentimientos sublimes, sino sentimientos de veneración. Si hay que reducir «Esto es sublime» a una aseveración sobre los sentimientos del hablante, la traducción apropiada sería «Tengo sentimientos de humildad». Si el punto de vista de Cayo y Titius se aplicara con coherencia llevaría a obvios absurdos. Tendrían que sostener que «Eres despreciable» significa «Tengo sentimientos despreciables»; o incluso que «Tus sentimientos son despreciables» significa «Mis sentimientos son despreciables». Pero no hagamos esperar al que es el auténtico pons asinorum de nuestro asunto. Seríamos injustos con Cayo y Titius si resaltáramos lo que sin duda fue un mero descuido.

    El alumno que lee este pasaje de El libro verde creerá dos proposiciones: primero, que todas las frases que contienen un predicado de valor son afirmaciones acerca del estado emocional del hablante; y segundo, que todas esas afirmaciones son de nula importancia. Es cierto que Cayo y Titius no han empleado tantas palabras para decirlo, solo se han referido a un predicado de valor en particular (sublime) como palabra que describe las emociones del hablante. Se deja a los alumnos la tarea de hacer extensivo ese mismo tratamiento a todos los predicados de valor; y no se pone el menor obstáculo a ello en su camino. Los autores pueden haber pretendido o no que lo hagan extensivo; puede que no hayan apartado cinco minutos para pensar seriamente en ello. No me preocupa tanto lo que hubieran deseado, sino el efecto que su libro tendrá con seguridad en la mente de los estudiantes. Del mismo modo, no han afirmado que los juicios de valor carecen de importancia. Sus palabras son que «Parecemos estar diciendo algo muy importante» cuando en realidad «solamente estamos diciendo algo acerca de nuestros sentimientos». Ningún alumno podrá resistirse al peso de lo que sugiere ese «solamente». Por supuesto, no estoy diciendo que el muchacho llegue a partir de lo que ha leído a inferir una teoría filosófica general de que todos los valores son subjetivos y triviales. El verdadero poder de Cayo y Titius se basa en el hecho de que están tratando con un muchacho, un jovencito que cree que está cursando su asignatura de Lengua y no tiene idea de que están en juego la ética, la teología y la política. Lo que ponen en su mente no es una teoría, sino un presupuesto que al cabo de diez años, ya olvidado su origen e inadvertida su presencia, condicionará al joven para posicionarse en un lado de una controversia que nunca reconoció como tal. Sospecho que los propios autores difícilmente sabrán qué le están haciendo al alumno, y este jamás se percatará de la intervención de ellos.

    Antes de considerar las credenciales de la posición que Cayo y Titius han adoptado con respecto al valor, quisiera mostrar sus resultados prácticos sobre el procedimiento educativo. En su cuarto capítulo citan un ridículo anuncio comercial de un crucero de placer y proceden a inculcar en sus pupilos la aversión al tipo de redacción que se muestra en él.² El anuncio cuenta que quienes compren pasajes para ese crucero «surcarán los mares por los que navegó Drake […] aventurándose tras los tesoros de las Indias» y que regresarán a casa con un «tesoro» de «momentos dorados» y «vivos colores». Por supuesto, es un texto lamentable, una explotación interesada y sensiblera de esas emociones de asombro y placer que las personas sienten al visitar lugares que poseen asociaciones emocionantes con la historia o la leyenda. Si Cayo y Titius se dedicaran a su cometido y enseñaran a sus lectores (como prometían hacer) el arte de la redacción en inglés, se habrían ocupado de comparar este anuncio con pasajes de grandes autores en los que la emoción se encontrase adecuadamente expresada, para mostrarles en qué radica la

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