EL DÍA QUE NACIÓ EL VAMPIRO (o por qué Bram Stoker no conoció a Vlad Tepes)
Veamos qué dice la prestigiosa investigadora Elizabeth Miller, llamada la baronesa de la casa Drácula: “Niego vehementemente que Stoker supiera nada sobre el Drácula histórico”
Algo comúnmente aceptado y una duda. Imaginen: es una fresca noche de verano y están ustedes con unos amigos cenando en la terraza y la conversación deriva hacia el cine, los libros... Y dice alguien: “Vlad Tepes es Drácula”. Y dicen los demás: “Claro”. Y añade un tercero: “Más bien es que Bram Stoker se basó en la figura de Vlad para componer a Drácula”. La mesa protesta entonces: “No, Vlad Tepes es Drácula”.
Y sí, sin duda eso es lo comúnmente aceptado: Vlad III, príncipe de Valaquia entre 1456 y 1462, famoso por ejecutar a sus enemigos empalándolos, es Drácula.
Sin embargo, hay diversidad de opiniones. Veamos lo que dice en su ensayo Solicitud de divorcio: conde Drácula vs. Vlad la prestigiosa investigadora Elizabeth Miller, llamada la baronesa de la casa de Drácula por la Sociedad Drácula transilvana y ganadora del Premio Lord Ruthven al mejor libro de no ficción en el subgénero de vampiros: “No discuto que, al usar el nombre Drácula, Stoker se apropió del mote del voivoda del siglo XV. Tampoco contradigo que añadió pequeños fragmentos de detalles históricos desconocidos para darle mayor entidad al pasado de su vampiro, pero niego vehementemente la extendida opinión de que Stoker supiera nada sobre el Drácula histórico, más allá de lo que leyó en el libro de Wilkinson, o que basara su conde en la vida y las características de Vlad”.
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