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Un grandísimo prodigio del Logos Sapiente: La diferencia sexual según los Padres Capadocios
Un grandísimo prodigio del Logos Sapiente: La diferencia sexual según los Padres Capadocios
Un grandísimo prodigio del Logos Sapiente: La diferencia sexual según los Padres Capadocios
Libro electrónico724 páginas8 horas

Un grandísimo prodigio del Logos Sapiente: La diferencia sexual según los Padres Capadocios

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No había todavía alguien semejante a él, como ayuda para su vida; justamente en ese momento sucedió este grandísimo prodigio del Logos sapiente: con su mano poderosa y vivificante, dividió en dos al hombre que había creado como espectador de su universo, mi raíz y semilla de la multiplicidad de la vida y tomó una sola costilla de su costado, dando forma así a la mujer y, mezclando en sus corazones el amor, les concedió a ambos el sentirse atraídos uno por el otro. (Gregorio Nacianceno, Poema I,2,1)

Con estas palabras se refiere Gregorio Nacianceno a la diferenciación hombre-mujer y con estas palabras se introduce esta obra, que presenta una investigación orientada a iluminar la problemática contemporánea sobre la diferencia sexual. Los Padres Capadocios tuvieron una rica experiencia familiar marcada por una importante presencia femenina que influyó en su reflexión teológica. Precisamente, el desarrollo de la temática inicia con la exposición de la relación que los Capadocios tuvieron con mujeres, dentro y fuera de sus familias, según consta en sus escritos. A continuación, se exploran en los tres autores las reflexiones antropológicas que están en relación con el tema de la diferencia sexual y, por último, se indaga por temas espirituales que pueden ofrecer luces para el mismo tema.
Aunque estos padres no tratan de manera directa en sus obras sobre la diferencia sexual, su rica relación con mujeres influyó en sus reflexiones teológicas y espirituales permitiéndoles aportar luces que la antropología teológica puede aprovechar para repensar hoy esa diferencia.
En efecto, los Capadocios consideran que la diferencia sexual no está ligada a la imagen de Dios, sin embargo, le otorgan un lugar importante en la constitución del ser humano, en su carácter de méthorios, mediador entre el mundo material y el mundo inmaterial. Además, la masculinidad y la feminidad son para ellos una metáfora espiritual y consideran que la plenitud de la vida cristiana está abierta por igual a hombres y mujeres. En síntesis, la vida cristiana y la reflexión teológica de los Capadocios contribuyen, con sus particularidades desde la antigüedad, a la tarea que impende hoy sobre la antropología teológica de pensar la diferencia sexual.
IdiomaEspañol
EditorialEditorial NUN
Fecha de lanzamiento12 may 2022
ISBN9786079960070
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    Un grandísimo prodigio del Logos Sapiente - Ana Cristina Villa Betancourt

    Editorial NUN

    Es una marca de Editorial Notas Universitarias, S. A. de C. V.

    Xocotla 17, Tlalpan Centro II, alcaldía de Tlalpan, C. P. 14000, Ciudad de México

    www.editorialnun.com.mx

    D. R. © 2022, Editorial Notas Universitarias, S. A. de C. V.

    D. R. © 2022, Ana Cristina Villa Betancourt

    Versión impresa. ISBN: 978-607-99600-6-3

    Versión digital. ISBN: 978-607-99600-7-0

    El contenido de este libro es responsabilidad de los autores

    Comentarios sobre la edición a

    contacto@editorialnotasuniversitarias.com.mx

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    intelectual (Arts. 229 y siguientes de la Ley Federal de Derechos de Autor

    y Arts. 242 y siguientes del Código Penal)

    Dirección editorial y diseño de portada: Miryam D. Meza Robles

    Cuidado de edición: Felipe G. Sierra Beamonte

    Corrección de estilo: Vicente Ramos

    Formación: Daniel P. Estrella Alvarado

    Impreso en México

    Índice

    Abreviaturas

    Introducción

    1. Estudiar y comparar la experiencia

    y la doctrina

    2. Relación paradójica con mujeres

    3. El tema de la diferencia sexual

    4. Método de la investigación

    5. Estructura y esquema de la investigación

    Capítulo I

    Los Capadocios y las mujeres:

    experiencias de vida familiar

    y eclesial

    1. Apuntes sobre la vida familiar de los Capadocios

    1.1. La familia de Basilio y Gregorio de Nisa

    1.1.1. Los abuelos

    1.1.2. Los padres (Basilio y Emelia)

    1.1.3. Los hijos de Basilio y Emelia

    1.1.4. Una influencia importante: Eustacio de Sebaste

    1.1.5. Annesi

    1.1.6. Basilio, Gregorio y Pedro: hermanos obispos

    1.2. La familia de Gregorio Nacianceno

    2. Figuras femeninas de la familia de Basilio y Gregorio

    2.1. Macrina la Grande

    2.2. Emelia

    2.3. Macrina

    2.3.1. Fuentes sobre su vida en los tres Capadocios

    2.3.2. Datos biográficos

    2.3.3. Macrina, maestra de sus hermanos

    2.3.4. Macrina: ¿el cuarto Capadocio?

    2.4. Teosebeia

    3. Figuras femeninas de la familia

    de Gregorio Nacianceno

    3.1. Nonna

    3.2. Gorgonia

    3.3. Teodosia y Olimpia

    3.4. Livia

    3.5. Rusiana

    4. Otras mujeres en la vida de los Capadocios

    4.1. Basilisa

    4.2. Simplicia

    4.3. Tecla

    4.4. Alipiana

    4.5. Veciana y Lampadion

    4.6. Pulqueria y Flacila

    4.7. Figuras femeninas del epistolario basiliano

    5. La discusión de temas teológicos con mujeres

    6. Las mujeres en el monacato basiliano

    6.1. El monacato vivido y promovido

    por los Capadocios

    6.2. Vida ascética abierta a hombres y mujeres

    6.3. Mirando de cerca las reglas de Basilio

    6.3.1. Reglas sobre la relación hombre-mujer

    6.3.2. Cómo corregir a las mujeres jóvenes y ancianas

    6.3.3. Sobre el trabajo de las mujeres

    6.3.4. Sobre el vestido de las mujeres

    6.4. Conclusiones del tema del monacato

    7. Visiones negativas de la feminidad

    7.1. En Basilio

    7.2. En Gregorio Nacianceno

    7.3. En Gregorio de Nisa

    7.4. ¿Hay misoginia en los Capadocios?

    A modo de conclusión

    Capítulo II

    Temas de la antropología

    de los Capadocios para comprender la diferencia sexual

    1. Una mirada al tema de la diferencia

    sexual en época patrística

    1.1. La diferencia sexual no es un tema patrístico

    1.2. Algunos hitos históricos anteriores al siglo IV

    1.3. Ejemplos de posturas patrísticas

    sobre la diferencia sexual

    2. Dios no es hombre ni mujer

    3. Creación y caída

    3.1. Imagen de Dios

    3.1.1. Basilio

    3.1.2. Gregorio Nacianceno

    3.1.3. Gregorio de Nisa

    3.2. La caída

    3.2.1. En Basilio

    3.2.2. En Gregorio Nacianceno

    3.2.3. En Gregorio de Nisa

    4. El carácter transitorio de la

    diferencia sexual

    4.1. En Basilio y Gregorio Nacianceno

    4.2. La doble creación en Gregorio de Nisa

    4.2.1. En el De hominis opificio

    4.2.2. En otras obras del Niseno

    5. Significado de la corporeidad

    5.1. En Basilio

    5.2. Gregorio Nacianceno

    5.3. En Gregorio de Nisa

    5.3.1. Algunos rasgos de la corporeidad según el Niseno

    5.3.2. La doctrina de las túnicas de piel

    6. A modo de conclusión

    Capítulo III

    Temas espirituales de los Capadocios para comprender la diferencia sexual

    1. La virginidad

    1.1. Basilio

    1.2. Gregorio Nacianceno

    1.3. Gregorio de Nisa

    2. La esponsalidad como metáfora de la relación del alma humana con Dios

    2.1. Basilio

    2.2. Gregorio Nacianceno

    2.3. Gregorio de Nisa

    2.3.1. La receptividad

    2.3.2. La maternidad

    2.3.3. Conclusión

    3. Relación hombre-mujer en el matrimonio

    3.1. Basilio

    3.2. Gregorio Nacianceno

    3.3. Gregorio de Nisa

    4. La gyné andreia

    5. La masculinidad de Cristo

    6. A modo de conclusión

    Conclusiones

    1. Ellas en la doctrina de ellos

    1.1. En el tema de la diferencia sexual

    1.2. En la virginidad como tema espiritual

    1.3. En el matrimonio como tema espiritual

    2. Estudios de los últimos años

    3. La diferencia sexual: ¿qué tipo

    de diferencia es?

    4. ¿Dios no es hombre ni mujer?

    Apéndices

    Referencias

    Índice de autores

    Introducción

    No había todavía alguien semejante a él, como ayuda para su vida; justamente en ese momento sucedió este grandísimo prodigio del Logos sapiente: con su mano poderosa y vivificante, dividió en dos al hombre que había creado como espectador de su universo, mi raíz y semilla de la multiplicidad de la vida y tomó una sola costilla de su costado, dando forma así a la mujer y, mezclando en sus corazones el amor, les concedió a ambos el sentirse atraídos uno por el otro.¹

    Con estas palabras Gregorio Nacianceno describe la creación del hombre a partir de la mujer parafraseando el segundo relato de la creación, en uno de sus poemas morales dedicado a exaltar la virginidad. Son palabras muy pertinentes para abrir el itinerario investigativo que se presenta a continuación que pretende buscar en la vida y en la doctrina de los Padres Capadocios una mejor comprensión, desde el punto de vista de la teología patrística del tema antropológico de la diferencia sexual.

    1. Estudiar y comparar la experiencia

    y la doctrina

    En los primeros siglos cristianos brilla de modo particular una fe vivida con fuerza y ardor. Los cristianos eran la mejor apología de Cristo y de su obra salvífica: la fuerza con la que la fe transformaba sus vidas era el más convincente testimonio de Cristo, de su divinidad, de su victoria sobre la muerte y de la acción del Espíritu en la vida de los fieles. La vida precede a la doctrina y es por la fuerza de ésta que la doctrina se formula en un sentido y no en otro, pues no es posible negar en la formulación dogmática lo que se experimentaba en la vida de manera tan intensa y real.²

    Pero la vida cristiana no sólo precede, sino que también excede la doctrina: es imposible teorizar la amplitud de su misterio. Los Padres de la Iglesia escribían apremiados por las necesidades de su tiempo y por los desafíos pastorales y doctrinales que surgían constantemente. No es posible pensar que la riqueza de su vivencia del misterio cristiano haya quedado plasmada totalmente en sus obras.

    En este sentido, cabe decir que la presente investigación se interesa por esclarecer la articulación entre vida y doctrina respecto al tema de la diferencia sexual en los Padres Capadocios.

    Tanto Basilio de Cesarea, como Gregorio Nacianceno y Gregorio de Nisa crecieron en un contexto familiar cristiano que fue la fuente primaria de donde recibieron su fe y en la que creció y maduró su intención de reflexionar sobre ella. Asimismo, los tres se formaron siendo testigos de una experiencia de discipulado de Cristo intensamente vivida por figuras de ambos sexos, en la que destacaban las figuras femeninas. A sus madres, hermanas, abuelas se les reconoce la autoridad de la santidad. También los tres recibieron el testimonio de que la plenitud de la vida cristiana está abierta a todos los bautizados. Tanto la familia de Basilio y Gregorio de Nisa, como la del Nacianceno, eran hogares pudientes de tradición cristiana, ligados a personajes eminentes del cristianismo en Capadocia, como san Gregorio Taumaturgo.

    Cabe señalar que durante la realización de esta investigación se pensaba que solo se trabajarían dos o tres figuras femeninas, pero esa expectativa resultó sobrepasada por muchas más, de las que se encuentran huellas en sus escritos. De algunas de esas figuras puede recabarse buena cantidad de información, de otras sólo unas breves líneas. Sin embargo, los testimonios dejados por los Capadocios de su relación con mujeres muestran una experiencia viva, real e intensa.

    Otro aspecto que fue tomando importancia en el transcurso de la investigación fue el interés de los tres por la ascesis y el esfuerzo por formular métodos prácticos para la vida monástica naciente (mediante reglas, normas, consejos a ascetas, etc.). En este ámbito se dirigían por igual a hombres y mujeres, exhortándolos a abrazar esa vida filosófica que ellos mismos aspiraron a vivir, es decir una vida regida por los ideales ascéticos. Los tres se ocuparon de la llamada a la virginidad, que suponía en cierto sentido trascender la sexualidad, para recorrer un camino abierto tanto para hombres como para mujeres por igual.

    Además, por la posición que ocupan en la historia, los Capadocios heredan un camino de reflexión cristiana que había avanzado en los siglos precedentes, camino que ellos recogen y profundizan. Son los continuadores naturales de la tradición alejandrina, a la que dieron esplendor, evitando con sabiduría sus excesos.³ Por este motivo, es posible reconocer en la reflexión de los tres una antropología elaborada, fundada en la cristología y la soteriología, y que ha sido ampliamente estudiada en los últimos decenios.⁴ Dicha antropología, aunque presenta fuertes influencias del pensamiento de su tiempo, se fundamenta en la Palabra de Dios, en la experiencia cristiana y en su reflexión sobre la economía de la salvación.

    También debe destacarse que el Evangelio representa una novedad que revoluciona las relaciones; esta revolución estaba expresada, para los primeros cristianos, en la conocida frase de san Pablo: en Cristo no hay judío ni griego, ni esclavo ni libre, ni hombre ni mujer (Ga 3,28), frase que fue abundantemente comentada por los Padres,⁵ pues manifestaba la fuerza que traía el cristianismo para hacer nuevas todas las cosas (Ap 21,5), trastocando el orden social que parecía inamovible, trascendiendo las diferencias.

    El objeto de esta investigación se centra, entonces, en responder a las siguientes preguntas: ¿De qué manera la experiencia de vida cristiana familiar y la interacción con mujeres en su rol como pastores de la comunidad cristiana, influyó en el pensamiento de los Padres Capadocios en lo que respecta a la diferencia sexual? ¿Influyó positivamente, negativamente, o no influyó en absoluto?

    2. Relación paradójica con mujeres

    En el progreso de la investigación rápidamente se constata que los Padres en general, y los Capadocios en particular, tienen una compleja relación con las mujeres, a la que calificaríamos como paradójica. Entre los textos patrísticos se encuentran finas y poéticas exaltaciones de figuras femeninas, lo que revela una gran estima y admiración por ellas.⁶ Pero la paradoja surge en que junto a estos textos se localizan también otras referencias y expresiones sobre la feminidad que hoy veríamos como misóginas.⁷

    Obviamente, la fe cristiana implica una conciencia nueva, en Cristo, de la dignidad de cada persona humana. Pero nos sorprende el hecho de que esta conciencia no lleve a los Padres a la inmediata conclusión de que los hombres y las mujeres deban tener las mismas posiciones o funciones, tanto en la Iglesia como en la sociedad. La sorpresa de esta paradoja es mayor si se considera, en cambio, que en la época patrística sí existen cuestionamientos a otras instituciones sociales antiguas que contrastan con la conciencia cristiana de la dignidad de cada persona, como la esclavitud, por ejemplo. En este tema, Gregorio de Nisa la critica en su Homilía 4 sobre el Eclesiastés:

    ¿Qué encontraste entre los seres de la naturaleza que sea de igual valor que el hombre? ¿En cuánto dinero valoraste la razón? ¿Con cuántos óbolos equilibraste el peso de la imagen de Dios? ¿Por cuántas monedas de plata vendiste la naturaleza modelada por Dios? Dijo Dios: Hagamos al hombre según nuestra imagen y semejanza. ¿Al que es según semejanza de Dios y que gobierna sobre toda la tierra y al que obtuvo de parte de Dios la autoridad sobre todos los seres de la tierra, a ese, dime, quién puede venderlo o quién puede comprarlo? […]. Y si Dios no esclaviza lo que es libre, ¿quién es el que pone por encima de Dios su propia autoridad?

    Este contraste nos permite postular que no consideraban las diferencias entre hombres y mujeres como algo de institución humana, como consideraban en cambio a la esclavitud. Por el contrario, tendían a percibir esas diferencias entre los sexos como algo arraigado en la naturaleza y, por lo mismo, con carácter inamovible; aunque reconocieran que, en Cristo, estas diferencias se superan, a nivel social y natural no las consideran fácilmente superables.

    Esta mentalidad se fundamenta en muchos factores de tipo histórico y cultural, por ejemplo, en las sociedades paganas de la antigüedad también se encuentran valoraciones de la feminidad que oscilan entre lo positivo y lo negativo. A esto pueden añadirse factores basados en la Escritura y su interpretación. Sobre este tema, debe señalarse que la conocida estudiosa de la feminidad en época patrística, Elizabeth Clark, piensa que, además de estos factores, las diferencias entre masculinidad y feminidad se consideraban naturales y no meramente sociales porque había una intuición que les atribuía cierto carácter simbólico en su reciprocidad, simbolismo que se expresa en el cuerpo, como se deduce de las Escrituras, pero que también está contaminado con tabúes arcaicos.

    Otra característica propia de la antigüedad sobre la relación hombre-mujer está en la definición de la gyné andreia, mujer viril.¹⁰ Ese calificativo era un elogio distinguido, y de los más elevados, que podía hacerse a una mujer. Manifestaba que para alcanzar una dimensión de paridad, había que transformarse de alguna forma, en lo que no se era, es decir, en hombre. Aunque en nuestros días podría interpretarse ese calificativo como un signo inmediato de misoginia, lo paradójico es que el autor que está definiendo así a una mujer, la está sinceramente admirando, atribuyéndole la virtud (vir) y animándose, a sí mismo y a otros, a ser como ella.¹¹

    La línea argumentativa de la presente disertación atribuye una valoración positiva de la feminidad en el pensamiento de los Capadocios, fundamentalmente a causa de las relaciones que establecieron con las mujeres concretas de sus vidas. Obviamente, ellos no iniciaron una revolución cultural que tardaría 16 siglos en llegar, pero tampoco se hacen eco de las más burdas expresiones de misoginia de su cultura, logrando incluso avances y desarrollos en la reflexión teológica que se pueden emplear hoy como material de construcción para afrontar problemas actuales. Ellos conocieron, amaron, admiraron y caminaron con mujeres de profunda vida cristiana que fueron fundamentales en el inicio y desarrollo del camino de fe de cada uno y en su transformación personal.

    En este sentido, la disertación pretende desarrollar –desde la perspectiva particular de la vinculación de los Capadocios con las mujeres– una relación entre vida y reflexión teológica que se aplicará al tema concreto de la diferencia sexual.

    3. El tema de la diferencia sexual

    La filósofa Luce Irigaray, que forma parte de la corriente que se conoce como feminismo de la diferencia, afirmaba en 1982: La diferencia sexual es uno de los mayores temas filosóficos, sino el tema de nuestro tiempo. Según Heidegger, cada época tiene un tema qué pensar detenidamente, uno sólo. La diferencia sexual es probablemente el tema de nuestro tiempo, y podría ser nuestra ‘salvación’ si lo pensáramos detenidamente.¹²

    El interés por la diferencia sexual se justifica por la convicción de que éste no sólo es un tema filosófico sino también teológico y no obstante las décadas transcurridas desde esta afirmación de Irigaray, sigue manteniendo relevancia y actualidad. Sin embargo, pese a su importancia, ha sido poco estudiado teológicamente, en particular en el ámbito de la antropología teológica, o a lo sumo está empezando a serlo sólo recientemente.¹³

    En efecto, en la antropología teológica se ha tendido a pensar en la humanidad de un modo neutro, sin reflexionar que la sexualidad es una parte importante de la misma. Esta neutralidad sexual se torna fácilmente en un androcentrismo que, consciente o inconscientemente, considera a la masculinidad como paradigma y a la feminidad como accidente, o incluso se le deja simplemente de lado. Si se revisa la literatura teológica del siglo xx, se encuentra que, hasta hace pocos años, el tópico de la diferenciación sexual de los seres humanos ha sido afrontado sólo en algunos contextos temáticos específicos (como la moral sexual o la teología del matrimonio),¹⁴ pero en muy raras ocasiones se estudia como un tema antropológico.¹⁵

    Los cambios sociales que afectaron la vida de las mujeres durante el siglo xx –como su ingreso en la vida pública, la mayor conciencia de su igual dignidad con los hombres, el logro de su igualdad ante el derecho en casi todos los países del mundo, incluso la liberación sexual a partir de la década de los sesenta– van cambiando los patrones de la cultura y van haciendo manifiesta la necesidad de una nueva manera de comprender la diferencia sexual.

    En el ámbito específico de la teología, el hecho de que avanzando el siglo xx y en los primeros años del xxi más y más mujeres se dedican a la reflexión teológica, ha abierto nuevas y provocadoras preguntas, problematizando temas que hasta ahora se habían pensado serenamente en una única dirección. He aquí algunos ejemplos:¹⁶ La masculinidad y la feminidad, ¿pertenecen a la imagen de Dios o están por fuera de ella? ¿Hay algo de masculino o de femenino en la Trinidad? La creación y la exégesis de los capítulos 1 a 3 del Génesis, ¿justifican una subordinación de la mujer por ser derivada del varón?, ¿o por su responsabilidad en la caída? ¿Tiene alguna implicación soteriológica el hecho de que la segunda persona de la Trinidad se haya encarnado como hombre? ¿Cuál es el rol de María Madre junto a Jesús? ¿Tiene este rol algún significado para la feminidad? ¿Qué rol debe tener la mujer en la Iglesia y cuál ministerialidad?

    Para abordar un análisis sobre esto, es importante aproximarse al tema de una manera equilibrada, que evite los siguientes dos extremos:

    Acentuar excesivamente la diferencia de modo tal que pareciera que cada uno pertenece a una naturaleza humana diferente, y que habría que fundamentar separadamente la dignidad de cada uno.

    Acentuar excesivamente la igualdad entre ambos sexos, de modo que pareciera que la diferencia sexual es un mero instrumento procreativo accidental, intercambiable, perdiendo así la riqueza oculta en la tensión de la diferencia.

    Desde luego que es un tema difícil de enmarcar. Algunos intelectuales¹⁷ consideran que se trata de una diferencia que la metafísica no puede abarcar con sus categorías de esencias, naturalezas, materias, formas, sustancias o accidentes y requiere nuevos instrumentos teóricos de tipo relacional para expresarla.

    Otro aspecto que entra en juego en la diferenciación sexual es el significado del cuerpo humano. ¿Es nuestro cuerpo un envase en el que existimos, completamente disponible a nuestras intervenciones sobre él? ¿Qué relación tiene cada persona con su cuerpo? ¿Qué significado tiene el hecho de que el nuestro sea un cuerpo de hombre o de mujer? ¿De qué manera eso se refleja o se contrasta con la persona que somos?

    El cuerpo y su sexo no son un mero dato biológico externo a la persona e intercambiable. ¿Cómo comprender y profundizar más en su significado? ¿La sexualidad es un símbolo, un signo, que apunta al origen, significado y destino del ser humano? ¿La sexualidad manifiesta una búsqueda del significado que subyace en la diferencia entre hombre y mujer? La biología, la psicología, la etnología y la historia de la cultura ofrecen sus propios datos para explicar la diferenciación sexual humana, pero no van en búsqueda de su significado y de su sentido profundo.

    Es ahí donde la reflexión teológica aportaría un mayor sentido unitario y armónico a los datos de las ciencias fenoménicas: intentar dar un valor teológico a la polaridad sexual.¹⁸

    Pero, además, la diferencia se debe mantener, sin nivelar su tensión, ni resolverla en un sistema unitario, sino acogiéndola evitando erigir como paradigma a ninguno de los dos polos de la tensión diferencial. La naturaleza humana siempre se manifiesta en una de sus dos polaridades –masculina o femenina–. Tampoco esas polaridades son unitarias, sino que son encarnadas por cada persona de manera única. Entonces se trata de buscar un pensamiento que integre este sistema de unidad y diferencia, capaz de moverse entre esta tensión de opuestos y de hacer resplandecer el misterioso y no suprimible juego de alteridad y unidad que se refleja en la diferencia sexual humana.¹⁹

    Como se ve, la pregunta es real, compleja, y presenta importantes filones teóricos por desarrollar. Pero el interés por ella no es, no puede ser, meramente teórico. Su posible respuesta trae importantes consecuencias para la vida de los creyentes, para la pastoral de la Iglesia. Si en el seno del pensamiento eclesial, haciendo tesoro de las riquezas de nuestra tradición, se lograra desarrollar una reflexión profunda, compasiva, auténtica, sobre esta verdad antropológica, los frutos pastorales serían inestimables.

    Esta es la pretensión que motiva la investigación: buscar luces en el pensamiento patrístico para la reflexión actual sobre la diferencia sexual. Hay que reconocer que el enorme abismo que separa la sensibilidad cultural de los Padres de la nuestra, en particular en este tema, introduce no pocas dificultades para la tarea propuesta; sin embargo, vale la pena buscar intuiciones en el tesoro de lo que vivieron los Capadocios que iluminen nuestros desafíos actuales.

    4. Método de la investigación

    Estudiar las relaciones de los Capadocios con las mujeres implica afrontar la pregunta que Elizabeth Clark formuló en 1998: ¿cuánto de las mujeres reales encontramos en los textos del siglo iv que hablan de ellas?²⁰ La historiografía reciente ha puesto la objeción –muy real, por cierto– de que dichos textos fueron escritos por hombres, nunca por ellas mismas;²¹ y señalan que las mujeres suelen ser un truco retórico para hablar de otras preocupaciones, como si fuesen instrumentos que los autores usaban para pensar desde ellas; por eso algunos especialistas llegan a afirmar que los relatos antiguos sobre mujeres carecen de valor histórico.

    Pero entonces, ¿es imposible rastrear sus huellas para llegar a una mayor claridad sobre las mujeres? ¿Cómo hacerlo? Obviamente, no sólo desde los textos. En efecto, según Carla Sunberg²² es necesaria una hermenéutica de la memoria para buscar en los textos huellas de la historia de las mujeres e interpretarlos con la ayuda de la historia social y cultural de su contexto.²³ También Susanna Elm²⁴ considera que, aunque las obras de los Padres que hablan de mujeres son casi siempre obras de retórica, que retratan más una realidad histórica como debería ser que como era verdaderamente, pero si esas obras se estudian con paciencia y espíritu investigativo, es posible recoger fragmentos del subtexto (el trasfondo contra el cual o sobre el cual está escrito el texto) y reconstruir las intenciones y prácticas de las mujeres.

    Asimismo, en esta búsqueda e interpretación de textos, es muy importante evitar simplismos y anacronismos. La condición femenina y las interrogantes que de ella brotan no eran una cuestión relevante en el contexto en que estos textos fueron escritos. Prejuicios e ideas preconcebidas, que para nosotros en el contexto actual saltarían a la vista como evidente misoginia, fueron escritas en esa época sin siquiera sopesar que lo fueran. Ante esta condición, Susanna Elm invita a poner atención para que nuestras conceptualizaciones modernas de género y nuestros significados de masculino y femenino no interfieran con la interpretación de los textos antiguos, mermando nuestro acceso a las voces que queremos reconstruir.²⁵ Anne-Marie Pelletier alerta, igualmente, contra el riesgo de sustituir las anteojeras de la antigüedad con las anteojeras del presente, pues también el presente tiene sus ilusiones, sus oscuridades.²⁶ Hay que intentar, por cuanto sea posible, entrar en la mentalidad y el contexto que vivieron los Padres para así comprenderlos. La misma autora francesa recomienda además buscar con atención, pues el contraste entre pasado y presente, respecto a la condición femenina, no puede simplemente ilustrarse como un contraste entre negro y blanco, tinieblas y luz, bueno y malo. Y alienta a dejar que el pasado también interrogue al presente con nuestras retóricas de emancipación asumidas como axiomas inamovibles.

    Por su parte, Raymond van Dam ofrece luces interesantes para el propósito de esta investigación.²⁷ Además del profundo y específico estudio que realizó sobre los personajes que nos interesan, la perspectiva con la que se aproxima a los textos es enriquecedora. El autor considera a cada uno de los Capadocios, y los personajes de su contexto, como hombres y mujeres sujetos a pasiones y frustraciones, haciendo preguntas sobre las circunstancias humanas que los rodearon, dejando a un lado cierta deferencia piadosa. Por eso, además de interpretar textos, este autor se esfuerza por comprender a las personas y las relaciones entre ellas. Su intención es contribuir a los estudios teológicos valiéndose de estudios culturales y, en particular, de la historia de las relaciones familiares, para ofrecer una lectura multidimensional de los textos.

    Así, van Dam sostiene que los tres Capadocios deben estudiarse juntos y en unión con otros personajes que los rodearon, como sus amistades, sus rivales, sus familias. Precisa que estos autores tienen una inclinación poco común dentro de los Padres a representarse a sí mismos en sus obras, incluso en las más teóricas y abstractas. Esa inclinación nos autoriza a buscarlos existencialmente en sus escritos teológicos. Así como, por ejemplo, los historiadores buscan en las oraciones y cartas de los santos huellas sobre su vida, deberían lanzarse también a buscar datos autobiográficos en tratados teológicos sobre la Trinidad y en el modo como se describe la relación entre el Padre y el Hijo, por ejemplo.²⁸

    La presente investigación inició recorriendo las obras de los tres Capadocios que podían ser fuente más directa de reflexiones relevantes al tema en cuestión: las que incluyen experiencias de fe y temas antropológicos, como oraciones, homilías, panegíricos, cartas, obras ascéticas, comentarios a los relatos de la creación y la caída y reglas para la vida monástica.

    Durante la lectura se recogía información sobre las mujeres de la familia y otras que se mencionaban; también sobre temas antropológicos y espirituales relevantes. Se intentó, siguiendo a van Dam, acudir a los textos mismos, interpretando las relaciones, evitando partir de prejuicios, imaginando las interacciones humanas que están detrás. El trabajo se enriqueció acudiendo a la bibliografía de especialistas y artículos recientes alusivos al tema.

    El horizonte de referencia en el que se coloca esta investigación es el de los estudios patrísticos actuales que consideran a la experiencia cristiana de los Padres una fuente importante para comprender su reflexión y, por ello, fuente para el quehacer teológico de hoy.²⁹ Desde ese horizonte de referencia, la novedad de este trabajo radica no sólo en buscar iluminaciones para la diferencia sexual en la antropología de los Capadocios, sino también en el modo de abordar dicha búsqueda, desde la relación entre la experiencia de vida y la reflexión doctrinal que ellos desarrollaron.

    5. Estructura y esquema de la investigación

    Como se ha mencionado, se seleccionaron textos de los Padres Capadocios que ofrecieran información experiencial, teórica (antropológica) y ascético-espiritual. Cada uno de esos tres ámbitos constituye un capítulo de la investigación. Se cierra el trabajo con una conclusión general en la que, a la luz de lo encontrado, se ofrecen ideas clave para un trabajo futuro sobre la diferenciación sexual.

    El primer capítulo tiene por título: Los Capadocios y las mujeres: experiencias de vida familiar y eclesial. Enfoca la vida familiar de los tres para recabar datos sobre las principales mujeres de ambas familias. A continuación se recogen los testimonios de la presencia de otras mujeres en sus vidas, desde los escritos de cada uno. El capítulo abarca, además, otros dos temas de tipo experiencial: la discusión de temas teológicos con mujeres y las mujeres en el monacato. Se concluye con una reseña de visiones negativas de la feminidad en nuestros autores.

    El segundo capítulo, Temas de la antropología de los Capadocios para comprender la diferencia sexual, inicia considerando el tema de la diferencia sexual en la época patrística, para luego focalizarlo en los Capadocios partiendo de la afirmación de que Dios no es hombre ni mujer. Luego se pasa a los tópicos propiamente antropológicos: creación y caída, imagen de Dios, el carácter transitorio de la diferencia sexual (con especial énfasis en el tema de la doble creación de Gregorio de Nisa) y el significado de la corporeidad.

    En el tercer capítulo, Temas ascético-espirituales de los Capadocios para comprender la diferencia sexual, se incluyen la virginidad, la esponsalidad como metáfora de la relación del alma humana con Dios, la relación hombre-mujer en el matrimonio, y la gyné andreia, y concluye con una reflexión de Gregorio de Nacianzo sobre la masculinidad de Cristo.

    En la conclusión se sistematizan los datos recogidos para interpretarlos, proponiendo una respuesta a las preguntas planteadas al inicio del trabajo y ofreciendo, a partir de ellas, un material de construcción confiable para responder a las cuestiones de actualidad sobre la diferencia sexual desde el punto de vista teológico.

    Se presentan al final del trabajo tres apéndices que pretenden hacer más fácil la lectura del capítulo I, con el árbol genealógico de las dos familias de los Capadocios y un mapa de los lugares mencionados.

    Este trabajo está abundantemente ilustrado con textos de las obras de los Capadocios que ejemplifican lo que se va afirmando y guían la reflexión; para ello se recurrió, siempre que fue posible, a ediciones recientes en lengua española. Sin embargo, se encontró que muchas obras de los Capadocios no tienen todavía traducción al español; en esos casos la traducción que se presenta en el texto es propia y ha sido elaborada considerando no solamente el texto griego, sino comparando con traducciones a otras lenguas modernas.

    ***

    Después de terminar un trabajo como el que aquí presento, me siento en la necesidad de reconocer que, sin el apoyo y acompañamiento de muchas personas significativas, el camino para lograrlo habría sido imposible. Quiero agradecer ante todo a mi asesora, Michelina Tenace, por su aliento, guía y cordialidad y por sostener mi confianza en el tema durante los inevitables momentos de oscuridad que llegaron durante la redacción. Dos personas más me brindaron una inapreciable asesoría en virtud de los lazos de amistad que nos unen, poniendo al servicio de este proyecto su gran talento académico: Don Antonio Grappone y el padre Rossano Zas Friz de Col s. j. La ayuda que ambos me ofrecieron y sus críticas y opiniones fueron valiosísimas; Dios lo sabe y se los ha de pagar. Quiero agradecer además el apoyo recibido de parte de mis hermanas de la Fraternidad Mariana de la Reconciliación, que sostuvo en muchos momentos y de muchas maneras este recorrido (desde el soporte de mis autoridades hasta las hermanas que cargaron mis almuerzos y las que celebraron conmigo cada etapa concluida). También agradecer a mi familia toda, padres y hermanos, por su apoyo constante, y especialmente a mi hermana Carmen, mi tío Javier, mis amigas María Isabel, Mónica, Andika, Karina y Licia, quienes quisieron leer mis borradores y darme sus opiniones. Agradecer también al Centro de Estudios de Familia, Bioética y Sociedad (Cefabios) de la Universidad Pontificia de México en la persona de su director, el padre José Guillermo Gutiérrez Fernández por acoger este trabajo en la colección Dignitas Humana y al personal de la Editorial nun por su calidez y profesionalismo. Las limitaciones y defectos son todos míos; en cambio, muchas de las intuiciones aquí contenidas habrían sido imposibles sin el diálogo estimulante con quienes me acompañaron y motivaron durante estos años. Pero ante todo y sobre todo agradezco a Jesús, Señor y amor de mi vida, que me llamó a esta aventura apasionante de seguirlo y me fue invitando a conocerlo a través de sus testigos en los primeros siglos del cristianismo.


    ¹ Gregorio Nacianceno, Carm. I,2,1: Τῷ δ᾽ οὔπω τις ἀρωγὸς ὁμοίϊος ἔσκε βίοιο, δὴ τότε μητιέταο λόγου τόδε θαῦμα μέγιστον· τὸν βροτὸν, ὅνπερ ἔτευξεν ἑοῦ θηήτορα κόσμου, ῥίζαν ἐμὴν, καὶ σπέρμα πολυσχιδέος βιότοιο, ἄνδιχα μοιρήσας μεγάλῃ ζωαρκέϊ χειρὶ, πλευρὴν ἐκ λαγόνων μούνην ἕλε, τήν ῥα γυναῖκα δειμάμενος, καὶ φίλτρον ἐνὶ στέρνοισι κεράσσας, ἀμφοτέροις ἐφέηκεν ἐπ᾽ ἀλλήλοισι φέρεσθαι.

    ² Cf. M. Tenace, Cristiani si diventa, pp. 17-21 donde dice por ejemplo: I concili arrivano dopo tre secoli di vita provata e indicano come nel cristianesimo sia stata riconosciuta prima la vita dei cristiani e poi, a partire da questa vita, sia stata elaborata la dottrina in parole, definizioni, concetti che dovevano garantire un comune sentire religioso e culturale; y más adelante: Il passaggio dall’epoca del martirio all’epoca inaugurata da Costantino implica la sfida a tradurre in dottrina quanto vissuto, pian piano questa tensione tra fede vissuta e fede professata si stemperò in una società che vide l’ingresso sempre più massiccio delle masse nelle chiese... in questo contesto è avvenuto il capovolgimento decisivo dall’attenzione a come si vive, all’attenzione a cosa si professa. Se i primi secoli sono segnati dal lento passare dalla vita alla dottrina, i secoli successivi indicano un’attenzione sempre maggiore alla dottrina, per cui ci vorrà la vita radicale di alcuni cristiani per richiamare il legame inscindibile tra dottrina e vita.

    ³ Es sabido como, por ejemplo, los Capadocios tuvieron a Orígenes entre las fuentes de su teología, pero evitaron su subordinacionismo o doctrinas como la preexistencia de las almas.

    ⁴ Algunos ejemplos: D. L. Balás, Metousia Theou; G. Castelluccio, L’antropologia di Gregorio Nisseno; H. Crouzel, U. Bianchi (eds.), Arché e Telos; A. S. Ellvenson, The Dual Nature of Man. A Study in the Theological Anthropology of Gregory of Nazianzus; V. Grossi, Lineamenti di antropologia patristica; P. Nellas, Voi siete dèi; A. Siclari, L’antropologia teologica di Gregorio di Nissa; M. Tenace, M. I. Rupnik, Dire l’uomo.

    ⁵ Algunos ejemplos: Orígenes, Comentario al Cantar de los cantares 3; Ambrosio de Milán, Exhortación a las vírgenes 1,3; Comentario al Evangelio de Lucas 4,9; 5,84; Hilario de Poitiers, Tratado sobre los Salmos 127,4; 137, 10; La Trinidad 8,8; Basilio de Cesarea, El bautismo 2,1,1; Gregorio Nacianceno, Oración 7,23; Gregorio de Nisa, Homilías sobre el Cantar de los cantares,7;14; Agustín, Exposición de la epístola a los Gálatas, 28; Juan Crisóstomo, Comentario a la carta a los Gálatas, 3,5.

    ⁶ Algunas voces quieren ver en esta exaltación una opresión disfrazada (pues se exalta la sumisión y el silencio de las mujeres, por ejemplo). Pueden citarse entre otros, K. E. Børresen, From Patristics to Matristics; K. E. Børresen (ed.), A immagine di Dio; K. E. Børresen, E. Prinzivalli (eds.), Le donne nello sguardo degli antichi autori cristiani; R. Ruether Radford, Religion and Sexism; E. McLaughlin, R. Ruether Radford (eds.), Women of Spirit.

    ⁷ Se ofrecen algunos ejemplos en los capítulos I (apartado 7) y II (apartado 1.3.) del presente texto.

    In Eccle, 4,1: Τί εὗρες ἐν τοῖς οὖσι τῆς φύσεως ταύτης ἀντάξιον; πόσου κέρματος ἐτιμήσω τὸν λόγον; πόσοις ὀβολοῖς τὴν εἰκόνα τοῦ θεοῦ ἀντεστάθμησας; πόσων στατήρων τὴν θεόπλαστον φύσιν ἀπενεπόλησας; εἶπεν ὁ θεός· ποιήσωμεν ἄνθρωπον κατ᾽ εἰκόνα ἡμετέραν καὶ ὁμοίωσιν. τὸν καθ᾽ ὁμοιότητα τοῦ θεοῦ ὄντα καὶ πάσης ἄρχοντα τῆς γῆς καὶ πάντων τῶν ἐπὶ τῆς γῆς τὴν ἐξουσίαν παρὰ τοῦ θεοῦ κληρωσάμενον τίς ὁ ἀπεμπολών, εἰπέ, τίς ὁ ὠνούμενος;… εἰ δὲ ὁ θεὸς οὐ δουλοῖ τὸ ἐλεύθερον, τίς ὁ ὑπερτιθεὶς τοῦ θεοῦ τὴν ἑαυτοῦ δυναστείαν.

    ⁹ Cf. E. A. Clark, The Lady Vanishes. Dilemmas of a Feminist Historian after the ‘Linguistic Turn’, p. 374: The Fathers did not draw the conclusion that men and women should therefore hold identical positions and have identical functions in society and in the church, particularly in public worship. How can this apparent inconsequence be explained? The reasons for it are certainly very complex. Some are historical and cultural and appear outdated nowadays. Others are theological, based on the Scriptures and on Tradition, and they deserve to be seriously examined, though they do not always satisfy us entirely [...] beyond the alleged reasons, something ‘unsaid’, unexpressed perhaps because it seemed matter-of-fact in the lived experience: the intuition of a symbolism of masculinity and femininity in their reciprocity, a symbolism deciphered in the body as well as in the book, which runs through the Scriptures, but which is also contaminated in practice by archaic taboos, traces of Greek dualism and fear of sex.

    ¹⁰ Se profundizará en este tema en el capítulo III, apartado 4.

    ¹¹ Cf. C. L. Lubinsky, Removing Masculine Layers to Reveal a Holy Womanhood.

    ¹² L. Irigaray, Ética de la diferencia sexual, p. 13.

    ¹³ Para citar algunos ejemplos desde el 2010 hasta ahora: D. Bellantoni et al., Nuzialità trinitaria; C. Caltagirone, C. Militello (eds.), L’identità di genere; M. A. Cortez, M.P. Jensen (eds.), T&T Clark Reader in Theological Anthropology; A. Fumagalli, La questione gender; M. Gourgues, "Né uomo né donna" L’atteggiamento del cristianesimo delle origini nei confronti della donna; M. Imperatori, Abolizione o redenzione del corpo sessuato?; A. Malo, Uomo o donna; F. Meroni, Il mistero nuziale e le sfide del gender; A.M. Pelletier, Creati maschio e femmina; P. Rigliano, Sguardi sul genere; É. Roze, Verità e splendore della differenza sessuale; F. Stoppa, La costola perduta.

    ¹⁴ Cf., por ejemplo, K. Barth, Uomo e donna; H. Doms, Dualidad de sexos y matrimonio; D. von Hildebrand, Man and woman.

    ¹⁵ Es notable la ausencia de una reflexión sobre la diferencia sexual en manuales clásicos de antropología teológica como: J. Alfaro, Cristología y antropología; F.G. Brambilla, E. Conti, L’uomo in Cristo; M. Flick, Z. Alszeghy, Antropología teológica; L.F. Ladaria Ferrer, Antropologia teologica; R. Latourelle, El hombre y sus problemas a la luz de Cristo; A. Martínez Sierra, Antropología teológica fundamental; J.L. Ruiz de la Peña, Imagen de Dios. En todos ellos se habla del ser humano de manera neutra, sin considerar su sexualidad como un elemento relevante.

    ¹⁶ Cf. C. Giuliodori, Intelligenza teologica del maschile e del femminile, pp. 70-75.

    ¹⁷ Cf. B. Castilla de Cortázar, Persona femenina, persona masculina; J. Marías, La mujer y su sombra.

    ¹⁸ Cf. C. Giuliodori, Intelligenza teologica del maschile e del femminile, pp. 17-19.

    ¹⁹ Cf. C. Giuliodori, op. cit., p. 75.

    ²⁰ The ‘social logic’ of the text has less to do with ‘real women’ than with an elaboration of theological points that troubled their authors: E.A. Clark, The lady vanishes, p. 24.

    ²¹ Cf., por ejemplo, K.E. Børresen, E. Prinzivalli (eds.), Le donne nello sguardo degli antichi autori cristiani; E. Giannarelli, La biografia femminile. Temi e problemi; R. Ruether Radford, Religion and sexism.

    ²² Cf. C.D. Sunberg, The Cappadocian Mothers. Deification Exemplified in the Writings of Basil, Gregory and Gregory, pp. 3-15.

    ²³ Esta autora se inspira en los cuatro principios hermenéuticos para estudios bíblicos, propuestos por Elizabeth Schüssler Fiorenza, que otros han aplicado a estudios sobre textos antiguos: 1. Hermenéutica de la sospecha: reconocer un texto androcéntrico y patriarcal, acercarse a él con cuidado. Se subraya el hecho de que los textos han sido escritos por hombres y en general para hombres. 2. Hermenéutica de la proclamación: recuperar textos que permiten proclamar libertad y liberación para las mujeres oprimidas de nuestros días. 3. Hermenéutica de la memoria: buscar en los textos huellas de la historia de las mujeres. Encontrarlas, conocer sus luchas, y a partir de esto proclamar buenas noticias para las mujeres de hoy. 4. Hermenéutica de la actualización creativa: reactualizamos el desafío que nos plantea el texto, las personalidades y comunidades ahí incluidas. Leer en, embellecer, aumentar para abrir las puertas a un futuro feminista. Cf. E. Schüssler Fiorenza, Bread Not Stone, pp. 1-22.

    ²⁴ Cf. S. Elm, Virgins of God. The Making of Ascetism in Late Antiquity, pp. 10-11.

    ²⁵ Cf. S. Elm, Virgins of God, pp. 17-18.

    ²⁶ Cf. A. M. Pelletier, Il cristianesimo e le donne, p. 40.

    ²⁷ R. van Dam, Families and Friends in Late Roman Cappadocia.

    ²⁸ Cf. R. van Dam, Families and Friends in Late Roman Cappadocia, p. 77.

    ²⁹ Además del ya citado van Dam, en la bibliografía se incluyen numerosos libros y artículos consultados, que pueden enmarcarse en esta corriente.

    Capítulo I

    Los Capadocios y las mujeres:

    experiencias de vida familiar

    y eclesial

    De entre los autores cristianos de su tiempo, los Padres Capadocios destacan por la cantidad de menciones de mujeres en su obra y por el contenido de lo que escribieron sobre ellas, lo cual ofrece un importante testimonio de la influencia que ellas ejercieron en su vida de fe y en su reflexión teológica.

    Los hogares, tanto de Basilio y Gregorio de Nisa como de Gregorio Nacianceno, fueron verdaderas cunas de fe donde se forjaron los teólogos que cada uno de ellos llegó a ser. La teología de los Capadocios tiene en muchas ocasiones ecos de la vida espiritual y cristiana que los rodeó desde niños, lo cual no se explica sin la presencia de mujeres de profunda fe dentro del ámbito de sus familias.

    Para los Padres en general, y los Capadocios en particular, la reflexión teológica no estaba separada de la vida, más bien su teología era una fe vivida, que encarnaban con pasión. La comunidad de mujeres que los rodeaba les enseñó, los persuadió en la fe, los nutrió con su ejemplo; puede decirse, sin dudar, que ellas dieron forma a sus vidas y que su santidad infundió hasta lo hondo del ser de cada uno de ellos el deseo de Dios y de buscar la unión con Cristo. A su vez, ellos asumieron los rasgos de las santas mujeres que ayudaron a formar sus vidas.

    Carla D. Sunberg¹ afirma que es casi imposible separar las relaciones e influencias tan entrelazadas de las que ella llama Madres Capadocias en los Padres Capadocios. Para esta autora

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