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Inés: ¿Valiente o Rebelde?
Inés: ¿Valiente o Rebelde?
Inés: ¿Valiente o Rebelde?
Libro electrónico253 páginas3 horas

Inés: ¿Valiente o Rebelde?

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mso-ansi-language:ES-MX">Esta es la historia de Inés. La historia de muchas
mujeres hilada en una sola.



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IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento15 dic 2021
ISBN9786074107289
Inés: ¿Valiente o Rebelde?

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    Inés - Margarita Castillo Laviada

    Forro.jpg

    Inés

    ¿Valiente o

    Rebelde?

    Margarita Castillo Laviada

    Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendiendo la reprografía y el tratamiento informático".

    Inés ¿Valiente o Rebelde?

    © 2021 Margarita Castillo Laviada

    © 2021 Innovación Editorial Lagares de México, S.A. de C.V.

    Gladiolas 225

    Col. La Florida

    Naucalpan, Estado de México

    C.P. 53160

    Teléfono: (55) 5240- 1295 al 98

    Email: editor@lagares.com.mx

    Twitter: @LagaresMexico

    Facebook: facebook.com/LagaresMexico

    Cuidado Editorial: Verónica Sanchez Mena

    Ilustración de portada: Fabiola Aldredete @aldretefabi

    Diseño de portada: Jacqueline Hernández Rodríguez:

    ISBN Formato Electrónico: 978-607-410-728-9

    Primera edición: noviembre, 2021

    Para todas las mujeres de mi linaje que vivieron violencia

    e hicieron lo mejor que pudieron, con lo que tenían.

    Para mi Chichí (abuela en lengua maya), por todo

    su amor, guía e inspiración.

    Para mi Mamá, como un reconocimiento

    a su valor y rebeldía no comprendidas. Hoy más que

    nunca la admiro, la acepto y la honro.

    Para mí, por haberlo logrado.

    (¿Por qué nadie se dedica un libro a sí mismo, si es

    a quien se debe amar más en la vida?)

    Para mis hijas e hijos, Anamar, Chapis, Angel y Felipe,

    con el amor inmenso del silencioso

    y gritón mensaje de todas estas palabras.

    Para Ricardo, que me dio el maravilloso regalo

    de llamarme Chichí.

    Agradecimientos

    Primero que nada le doy gracias a Mike, por su paciencia en los días de escribir, por ser el primer lector crítico, por su amor con respeto, por los espacios, los desayunos en la cama los fines de semana y por enseñarme que SI existe el amor sin violencia, un amor que no duele, que da paz, deja crecer, enseña a conocer la paciencia y saca lo mejor de mí.

    Agradezco a mi Papá, mi héroe desde que tengo uso de razón. El mejor papá del mundo, el hombre de mi vida. A quien amo incondicionalmente, sin razonar y sin dudar. Pues es MI PAPI ADORADO. El que nunca falla, el que siempre está. El que no es perfecto, pero que amo inmensamente. El que ha crecido con la época y con quien puedo hablar de cualquier tema y en cualquier momento, y quien con amor, sabiduría y respeto, ha logrado hacer de dos familias una sola, que convive con mucha alegría y amor.

    Diana y Geor, mis compañeras de vida incondicionales y mis mejores críticas, únicas, divertidas y valientes. Siempre presentes, son el mejor regalo que la vida me ha dado. Las adoro.

    Gracias a Magui, por recibirme como hija, por el amor incondicional, por hacernos reír refrigerando revistas y lentes, por tu gran ejemplo de hija y ser mi espejo en el lugar de mujer.

    No dejo de mencionar a Ricardo P.,Vanne, Mar, Gladys, Analé, Coki, Marissa, Mónica, Daniela, Renán, Delia, Laura, Alfredo, Fay, todas mis amigas Pavas, Brenda, Teresita, Tíos Mariano y Tere (con especial cariño), Orlando y Susana, Chachá y Pedro, Juan y Liz, Maggi, David, Cinthia, Tomás, que han estado presentes en los momentos más importantes de mi vida.

    Este libro no se hubiera logrado sin la paciencia de mi querida Nelly Acosta (@nellyacostav) quien me ayudó a estructurar y transmitir la voz de Inés; toda mi admiración para ella. Si leíste este libro y estás pensando en escribir uno, búscala, seguro con su apoyo, lo lograrás

    Fabiola Aldrete (@aldretefabi) hizo un trabajo maravilloso con la portada. Se las recomiendo ampliamente.

    Hola.

    A ti, que comienzas a leer este libro…

    Te quiero hacer una pregunta.

    ¿Alguna vez has sufrido de violencia?

    En caso de que tu respuesta sea afirmativa, dobla o raya esta página.

    Piensa o escribe unas palabras de consuelo para ti misma.

    Si no has sufrido de violencia, jamás en tu vida…

    Trata de recordar si conoces a alguna mujer que haya pasado o esté pasando en estos momentos por una situación difícil que implique violencia.

    Tal vez en su trabajo le han pagado menos que a un hombre, haciendo las mismas o más cosas, puede ser que haya sufrido humillaciones o que las oportunidades laborales hayan sido limitadas en comparación a sus compañeros.

    Quizá le han hecho la ley del hielo o le han dejado de hablar por enojo.

    Puede ser que la celen y acosen revisando sus mensajes y llamadas o la controlen y sometan a violencia económica, y no tenga facilidades para abandonar una relación por no tener medios para salir adelante.

    Puede ser que conozcas a alguien a quien humillen o rechacen por no tener un físico de influencer.

    Si has sido víctima de violencia o conoces a una mujer que la haya vivido o la esté viviendo, dobla esta hoja.

    Esto le pasó a Inés.

    Si eres una mujer decidida a reconocer la violencia y no permitir que siga ocurriendo, te abrazo con el alma.

    Y si estás en el proceso de entender, aceptar o conocer lo que le ocurre a otras, o a ti, también te abrazo.

    Si conoces a alguien que está viviendo esto, abrázala tú.

    Te invito a conocer la historia de Inés.

    Prólogo

    Esta es la historia de una mujer valiente. Una mujer que intentó hacer todo lo posible por honrar a la vida, a su familia y a la sociedad, como le enseñaron. Es una historia de cómo recorremos caminos por muchos años para reencontrarnos con la verdad de nuestro ser, con nuestro poder y con nuestro amor propio. Es una historia que nos muestra los alcances de un patriarcado tóxico que afecta tanto a mujeres como hombres.

    El camino a nuestra verdad es difícil. Requiere que pongamos mucha atención a nuestra vida. Atención quieta, atención plena, atención a nuestra intuición.

    Este tipo de observación necesita aprender a escucharnos de una manera diferente.

    Esta escucha requiere que estemos dispuestas a abrirnos, a tener una nueva conversación con nosotras mismas, que nos deje ver lo que ignoramos sistemáticamente e invitarnos a tomarnos un café con la verdad que muestra nuestro corazón desde siempre. Nos abre a dejar de ignorar lo que ya sabemos.

    Nos abre a hablar de lo que duele, a ser honestas, a pedir ayuda. A tener el valor de usar nuestra voz y darnos cuenta de que no estamos solas.

    Nos abre a la libertad.

    A este tipo de conversaciones y preguntas son a las que nos invita Inés: ¿Soy realmente feliz? ¿Me siento honrada en mi relación? ¿Estoy viviendo la mejor expresión de mí? ¿Siento que tengo que estar aguantando actitudes y situaciones dolorosas de manera frecuente? ¿Me siento con la capacidad de dirigir y cambiar mi vida? ¿Me doy la oportunidad de cambiar de rumbo y decisión?

    Hagamos estas reflexiones parte de nuestra cotidianidad.

    Para poder romper con los patrones tóxicos del patriarcado se requiere confiar en la posibilidad de una vida diferente, sabernos herederas de una vida gozosa, recordar el poder femenino que corre por nuestras venas y recordar que una vida plena es lo que SOMOS cuando nos dejamos SER.

    Recordemos nuestro poder, nuestra intensidad, y veamos lo que es posible a través de los ojos de Inés.

    Bienvenida a su historia. Una historia familiar con un final poderoso.

    Tania Fierro, M.A.

    Fundadora Innerland Institute Vancouver, Canadá

    19 de julio de 2021

    ¿Quién es Inés?

    Seguramente TÚ, que lees este libro, no eres Inés, pero encontrarás algunas partes de ella en ti o en tu familia... o no.

    Yo soy Inés.

    Mi mamá fue Inés.

    Mi abuela fue Inés.

    Ella es Inés.

    Probablemente tú eres Inés.

    Aunque HOY, el día que escribí la historia de Inés, simplemente soy Margarita o Mar, como me gusta que me digan.

    ¿Y quién es Margarita?

    Una química.

    Siempre me defino así porque la manera de pensar como científica, demostrando y comprobando todo, ha sido decisiva en mi vida.

    Los químicos transforman. Yo he aprendido a transformarme.

    En una época pasé de ser Miss Yucatán y modelo, a pesar 100 kilos.

    Pasé de ser una mujer que se sintió amada, a ser una mujer que aguantó infidelidades y abuso emocional, psicológico y físico.

    También logré transformarme. De ser la víctima que pide perdón por todo, se queja y acepta lo que la lastima, a ser una mujer valiente que toma decisiones importantes de vida y se hace cargo de sí misma como una adulta de verdad.

    Lo que ha sido una constante es que desde niña siempre quise ser escritora. En la Escuela Primaria compartía hojas de cuadros chicos escritas a mano y numeradas, con mis compañeras de salón. Escribí la novela romántica entre mi ídolo Luis Miguel y yo. Aún la conservo y cuando la releo, muero de risa.

    Esa es la razón de escribir la historia de Inés. En los momentos más difíciles de mi vida, buscaba y buscaba algo que me diera una respuesta con instrucciones claras para resolver el problema y vivir feliz para siempre.

    Me dediqué a buscar respuestas en muchas partes, pero nunca las encontraba así de específicas como las necesitaba.

    Pasé de pedir ayuda y consejo a sacerdotes, a buscar angeloterapeutas, psicólogos y coaches, hasta a consultar el tarot, hacer regresiones a vidas pasadas y leer y leer todo lo que podía. Si necesitaba perdonar, buscaba libros que dijeran cómo hacerlo...

    De todo lo anterior, decidí volverme experta, con la idea científica de poder resolver mis motivos de tristeza y angustia. Hice certificaciones de Coaching con Martha Beck, Susan Hyatt, John Maxwell, Robbins-Madanes, The Work de Byron Katie y con la que me transformó más, Inquiry Based Coaching con Tania Fierro y Pedro Cortina. Llevo meses estudiando el Tarot y también una maestría en Psicología Transgeneracional.

    En algún lugar leí, hace poco, que los libros son como coladores: dejan pasar el agua y nunca la retienen, pero poco a poco y sin darse cuenta, el colador se va limpiando y puliendo cuando pasa el agua.

    ¡Eso me pasó! Pensé que en todos esos estudios encontraría las respuestas e instrucciones necesarias para resolver lo que fuera. ¿El resultado? No recuerdo lo que dice cada libro, pero creo que todo eso me transformó.

    Decidí que era momento de hacer un libro que pueda ayudar a alguien que esté buscando respuestas como yo estuve haciéndolo.

    Me di a la tarea de recopilar muchas historias. Algunas mías y otras de mujeres que me las confiaron y me dieron permiso de compartirlas, cambiando el nombre. Así logré armar una amalgama de experiencias en una sola mujer: INÉS, la protagonista de esta historia.

    Inés usó mi voz y mis letras para crecer mientras contaba su historia. Confieso que en el Segundo Capítulo estaba tan enojada con ella, ¡que la maté!

    Sí. Inés murió... Escribir este libro implicó revivir el dolor propio y de muchas otras mujeres. Eso incluyó ver la debilidad, las partes vulnerables de una mujer suplicante que daba pena y causaba lástima.

    Estuve enojada con ella. También con mi querida coach Nelly, que me revisaba esta historia de manera objetiva. Pues al principio, ver y enfrentar las ‘burradas’ que cometió Inés por falta de autoestima, mirarla desde lejos y con ojos de escritora, lejos de hacerme verla con compasión, me enojó tanto, que decidí que debía morir. NO LA QUERÍA VER MÁS.

    Escribí el principio de la historia en un tono de chiste con emojis, para distraerme y no sentir lo que Inés sintió. Convertir algo que ocurre en un chiste es una manera de sentirlo menos fuerte.

    Después conté la historia del peso de Inés. Algunas partes se parecen a mi historia, especialmente el haber subido de peso; otras partes son ficción e inspiración de vivencias de algunas mujeres que me pidieron contar su experiencia para ayudar a otras.

    Escribir todo esto, en pandemia, encerrada con pants todo el día y cocinando cosas deliciosas, me hizo revivir el exceso de peso. Hablar de Inés me dejó 10 kilos de más que ya no me agobiaron. Cuando llegué al final del libro dejé de sentir esa hambre emocional que sentía Inés también.

    Crecí junto con Inés. Engordé con ella. Me volví adulta con ella.

    Entendí por qué dicen que escribir un libro es como tener un hijo.

    Confieso que contar esta historia no fue fácil. Pero de eso se trata la transformación: de convertir lo difícil, casi imposible, en algo digerible y factible.

    En lograr que lo doloroso pase y poco a poco vaya dejando de lastimar, como cuando compras un zapato duro y a fuerza de usarlo, se convierte en el más cómodo, que no quieres dejar de usar.

    Aunque algunas veces hay zapatos que no se dejan, o momentos en los que uno no tiene la paciencia para dejar crecer las ampollas y esperar a que se vuelvan cicatrices para decir: he domado a estos zapatos… ¿o ellos a mí?.

    Hoy ya no me compro zapatos para domar. Si no me acomodan NO LOS COMPRO. ¡Aunque estén divinos! Ya soy yo primero, lo que siento y no lo que los demás ven.

    Inés me enseñó eso.

    Cada vez que me sentaba a dedicarle la mañana a Inés, aparecían cosas escritas que no sé de dónde salieron. No escribí yo: escribió Inés.

    Su historia, su dolor, su crecimiento y su aprendizaje.

    Al final de la novela de Inés vuelvo a hablar yo, Margarita.

    El epílogo es donde la Química retoma la búsqueda.

    La intención de este libro es que, al hilar la novela, que es la historia de muchas mujeres, con las conclusiones a las que llego como coach, estudiante de psicología transgeneracional y mujer con experiencia de vida, te pueda dar unas cuantas respuestas como las que yo buscaba encontrar en momentos difíciles y no encontré.

    Este libro es un poco novela y un poco libro de autoayuda. Puedes leerlo sin parar. O puedes ir directo a la parte final para encontrar respuestas rápidas cuando sientas angustia.

    No te emociones tanto. Después de todo ese recorrido que te conté, que hice buscando respuestas, descubrí que todas las respuestas estaban en mí. Solo hace falta que alguien te ayude a preguntar de la manera correcta y tener el corazón dispuesto para responder.

    Aun así. Como guía, estoy segura que te puede funcionar.

    Lo ideal es leerlo de principio a fin, pues cuando uno conoce la historia puede entender claramente el por qué de los comportamientos, las causas.

    Yo siempre quise y sigo queriendo entenderlo todo. Probablemente tú no. Pero sí te aseguro que la historia de Inés te va a llegar al corazón. Porque todas las mujeres, en algún punto, somos un poco de ella.

    Te presento a Inés.

    Margarita Castillo Laviada

    El Muchacho

    Más vale saber una verdad --aun cuando sea difícil, vergonzosa o trágica-- que ocultarla, porque aquello que se calla es subordinado o adivinado por los otros, y ese secreto se convierte en un traumatismo más grave a largo plazo.

    Claudine Vegh

    Septiembre de 2008

    Lo recuerdo perfecto. Era cerca de la 1 de la mañana. Estábamos en un bar. Mi esposo Fernando y yo. Él tomando como siempre whisky en las rocas; ya llevaba cinco. Yo, dos platos de papas a la francesa y tres Coca-Colas.

    Yo, soñando que sería una noche romántica después de muchos días de trabajo, ocupaciones de los hijos y muy poco tiempo a solas.

    Él, haciendo como que platicaba conmigo y atendiendo su celular la mayor parte de la noche.

    De pronto, se acercó a la mesa un muchacho moreno, no muy alto y muy fuerte; se notaba que dedicaba muchas horas al gimnasio. Preguntó por Fernando Montenegro. Le dio la mano a mi esposo a manera de saludo, se acercó y me besó la mejilla. Fer lo invitó a sentarse y me dijo: Es nuestro amigo. Hoy nos acompañará a tomar un trago. Inmediatamente se dirigió al joven como acostumbraba hacerlo con quienes deseaba generar confianza rápidamente: ¿Qué te invito primo? ¿Quieres un whisky para estar a tono?.

    En ese momento no me quedó muy claro quién era. Pensé que era algún conocido de mi esposo, pero el chico se veía muy nervioso. Tenía entre 25 y 30 años, pelo muy corto, casi al rape, ojos chinos y marcas de acné. Se veía apenado o incómodo. Comenzó a tomar su whisky en silencio. Fer ya se notaba un poco pasado de copas, arrastraba la lengua cuando hablaba y se volvía extremadamente cariñoso.

    Tomó un mechón de mi pelo, lo enredó en sus dedos y se quedó viéndome fijamente. Luego, volteó a ver al joven y le dijo: ¿A poco no es la mujer más guapa del mundo?.

    Me sentí de lo más apenada. En peligro. Era común que tuviera conocidos en todos lados, es un hombre muy sociable y carismático. Sin embargo, mi intuición me decía que algo no iba bien. Su amigo era mucho más joven que nosotros, no tenía la actitud de sus jóvenes empleados ni parecía conocerlo. Siempre que tomaba así, que por cierto era muy seguido, hacía cosas riesgosas, no solo para él sino para los dos. Y lo hacía hasta perder el conocimiento. Podía ser una pelea de menor o mayor gravedad, gritarme cosas ofensivas o quedarse dormido en cualquier lugar público, lo cual, por cierto, causaba más problemas pues era difícil moverlo.

    Decía que por tres tragos no se apestaba la boca, y obvio,

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