Tijuana: En Dolor De Parto
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Con tcnicas que evocan el testimonio oral, el mito, los personajes del inconsciente colectivo y lo que ella ha visto y ledo, ese rescate en profundo se hizo posible,
Una novela policiaca, con muchos suspenso, solidaridd y elementos poticos.
Carlos Lopez Dzur
Carlos López Dzur obtuvo un galardón poético del Chicano Literary Contest de la Universidad de California. Irvine, en 1986. Por su vivencia en la frontera mexicoamericana e interés en sus problemáticas, las revistas Voz Fronteriza, Maíze, La Guarida del Hopo, Tzentzontle, El Último Vuelo, Melquíades le publican ocasionalmente sus cuentos. El autor es puertorriqueño (nacido en San Sebastián del Pepino), graduado en la UPR, San Diego State y la Universidad de California con una M.A. en Literatura Comparada y el doctorado en filosofía contemporánea. Se le incluye en Antología de Poetas de Baja California y en Diccionario de Escritores Mexicanos del Siglo XX de Aurora Maura Ocampo de Gómez. Desde el Diccionario de Literatura Mexicana. 1988, se anota su interés por el tema migratorio. A su amor por Tijuana López da continuidad con colaboraciones en El Sótano, Letras Salvajes y otras antologías como Entresiglos: (Per}versiones en el Paraíso. Publicó varios libros de cuentos y novelas, entre ellas «Sarnas de la ira parda» (1980 y 2016), «El Pueblo en sombras» (2005), «Cuentos Osirianos para despabilados» y «Cuentos sediciosos y bolivarianos», y el que ahora presentamos con Palibrio sobre Tijuana en dolor de parto. Vivió por 3 decenios en los EE.UU.. y regresó a su país.
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Tijuana - Carlos Lopez Dzur
Copyright © 2016 por Carlos Lopez Dzur.
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Las opiniones expresadas en este trabajo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente las opiniones del editor. La editorial se exime de cualquier responsabilidad derivada de las mismas.
Fecha de revisión: 16/02/2016
Palibrio
1663 Liberty Drive
Suite 200
Bloomington, IN 47403
705064
ÍNDICE
CAPITULO UNO
TODOS SOMOS INMIGRANTES
CAPITULO DOS
DE LA CORRUPCION
CAPITULO TRES
DE SUR A NORTE / BENDICENOS, LUPITA
CAPITULO CUATRO
LA MORRITA DE AGUA CALIENTE
CAPITULO CINCO
CÓMO SE DESENROSCA LA SERPIENTE DE LA BURGUESÍA
CAPITULO SEIS
TIJUANA TODOS LOS DÍAS
CAPITULO SIETE
SALIR DE LA BALLENA
CAPITULO OCHO
LA MORRITA DE AGUA CALIENTE
CAPITULO NUEVE
ZOZOBRAS DEL SALINATO Y ZEDILLATO
CAPITULO DIEZ
PROSOPOPEYA DEL JUICIO FINAL
SEGUNDA PARTE
CAPITULO UNO
Todos Somos Inmigrantes
T ODOS SOMOS INMIGRANTES, cósmicos y existenciales, fugitivos de algún tiempo y espacio. Todos un poco pordioseros, todos otro poco o apenas disculpados. Llegamos a la patria de la culpa. El indocumentado tiene su clamor a flor de boca. Lo repite para los vecinos, para el gobierno y para Juan de la Chingada. «Yo no merezco», «no merezco», «no merezco». Y no es que aguarda muy poco y que quiera miseria. Mucho que añora hasta quien no se afana.
La sociedad se preparó para echar roña y maldecir a quien no trabaja, porque… es inestable y perverso como ninguno el mundo que vivimos. Y la ruta, demasiado larga. Algunos seres, atrapados en las alambradas, del muro, concluyen que duele menos la mordedura del alacrán que el otro nido de corruptores o chantajistas que muerden a los jornaleros.
1. Esta es la imagen del temperamento que soporta la explotación en el desierto. El coraje mata y el enojo contra el coyote te saca la bilis A esta altura, la sed intrigan. Es más la frustración o el calor.
2. Esa esta es la sociedad que vivimos. Grupos que por cientos y millares migran de punto a otro. Llevan las vidas prescindibles. Las mudan y queda el testimonio de su mugre. No importa las distancias. Avanzan hacia la meta y no importa un acomodo con ternura o cuantos quepan en la yola. En una pandilla. Viene lo peor. O lo más desafortunado. En las polvaredas, vea que tal es el juicio, o los siseos de las serpientes según se desenroscan.
3. Secos en el desierto, varados y sedientos. Asfixiados en las aguas, tránsfugas de algún lado, tragados en el remolino del polvo y el asedio. Y apenas abren las bocas para decir. Aun sentimos: la noción de procedencia, si por el polvo es que nació una voz para la pisada, digamos que no somos de aquí.
A todos nos sedujo el vigía con la contracorriente. A unos les mordió un perro verdinegro y amarillo, o la juliana. O la migra, rumbo a la estigia del Río Grande o el Lago del Olvido.
Es muy común que, por la geografía, la falta del ID, el prejuicio, se les confunda con víctimas de alguna guerra. Irak, Siria, Palestina en estos días y toda el África. El grito de su emergencia es el mismo. Dolor.
Pero todos somos inmigrantes. Vamos a serlo por siempre, siglo a siglo, con sensación de reproche y desprecio de sí mismo, se eterniza el esquema y la impiedad y el vicio.
«No merezco. No hice lo suficiente. Culpa me llena el morral. Soy fugitivo». Con pautas de auto agresión, todos, todos y uno, somos vagabundos / fronterizos, desvalidos del presente. Nunca definitivamente aptos, admitidos, maduros y perfectos. Vivo ni tragedia de nunca acabar.
2.
Una comunidad fue lo que quisieron: la familia con salud, hermanos, vecinos, amistades, lugar al que he de llamar la patria, hábitat y clamar dulcemente que es mi paisaje es nicho mío, ecología de mis ojos, cercanía íntima con ecos. No un desierto caliente o despojos.
El día llegó. En cierto modo, inesperado Soy parte de una escena macabra.
De la comunidad salí con adioses fragmentarios.
Me secuestró el exilio, me chantajeó la causalidad del poderoso. Y son imperios interventores, extraños, suplantadores, industriales, traficantes. No se le tiene que dar nombres rimbombantes. Bancos transnacio-nales, engendros globalizadores. Baste decir que lo que chinga es la miseria reinventada, traiciones. Fingimientos de que abunda lo que falta, democracia y dignidad en los poblados.
Se burló lo universal con su sarcasmo y la historia, con su construcción de privilegios. Me dijeron: La patria es la nación, paisano. Y la nación no me ha servido de nada. No funciona. La nación se ha convertido en el peor de los estorbos… Nación. My eyes.
Los menos / en estado de carroña / hallaron su estilo en el banquete y de lo hay servido destajan su parte. Ni migas dejan y, cuanto se pensó como elemento práctico. Tan pocos son los que dominan que se les da categoría de funcionarios. Estos no se conforman con lo mínimo. Roban. Se cagan la mano; la meten en el culo de la burra. Sacan la grosura de lo inmundo. De ahí extrajeron el privilegio que los lucra, retar al indefenso; comer primero o robar. Aprovecharse del caído.
Lo que en principio yo quise, si alguna propuesta, no fue la filfa en abundancia. Hoy es la nación (sí, la nación, la nueva idea con sus ultrajes) cosida de retazos, neutra y laica confabulación que me distancia y me divide. Soy parte de una porquería en otros reinos, que no son con banderas verdiblancas y engañifas de cada 8 años, ni sombra para mi descanso.
Te informo que, por causa del camino a Tijuana, se perjudicó a pueblo y campo y no es solo que, en sus desiertos se inventaron arrabales y fronteras. No es solo que dándose el tiempo de culminar la Revolución empezamos a autodestruirnos, con drogas y balas y mitos. Mucha leyenda que sobró.
3.
No se puede escapar a la historia que reviene deyectándose. El que viene con garrote de profeta para temporar el ser-ahí con el hoy efectivo del ahora y la conexión vital de lo todavía manifiesto, irrumpe hasta al conexo de acción con sus copas de destino, pero no cante victoria el que habla de pasados muertos y revoca lo que repercute en el hoy, lleno de miedo.
No se jacte el que predica el progreso y la réplica de la posibilidad. Hay un destino con-los-otros y con el propio Dasein enardecido.
… porque, Señor Alcalde, con su perdón, don Jorge, sé lo que es noble y lícito, lo que es tradición, patriotismo, cultura, esfuerzo, pero sé cuando me causa miedo dos asesinatos diarios en la call y un secuestro, y que en Bulevar Simón Bolívar y el cruce de Díaz Ordaz. aquí mismo en la Colonia García quienes matan a El