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En Busca De Nuestra Sabiduría: Entendiendo Y Aplicando El Análisis 4P
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Libro electrónico308 páginas3 horas

En Busca De Nuestra Sabiduría: Entendiendo Y Aplicando El Análisis 4P

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Sin la menor duda, la lectura y el dominio de los conceptos que propone el autor en este trabajo, le proporcionar ideas que le permitirn modificar radicalmente su forma de comportarse, descubriendo que usted, y slo usted es el responsable de asegurar una excelente relacin con quienes le rodean, a travs de aprender a comunicarse constructivamente, aceptando que nadie va a responder como a usted le gustara, sino como una consecuencia de sus propios aprendizajes, experiencias de la vida y circunstancias por las que atraviesa.

ngel Daz Mrigo en este, su noveno libro, propone una tcnica desarrollada por l mismo, que ha denominado Anlisis 4P, misma que le sorprender por su sencillez para ser comprendida y aplicada, ya que el lenguaje utilizado lo mismo impacta a un ejecutivo de empresa, a un padre de familia, a un adolescente y hasta a los nios.

La tcnica explica que nuestra personalidad est integrada por 4 personajes que interactan entre s, dos que nacieron con nosotros, el ngel y el inteligente, y otros dos impuestos que son nuestros depredadores. El demonio sumiso/depresivo y el rebelde/agresivo. Estos son los traumas que nos hacen la vida imposible, y con los que daamos a quienes nos rodean.

El Anlisis 4P, ha sido ya difundido a travs de diversas conferencias y seminarios en escuelas y organizaciones con gran xito, por lo que se perfila para convertirse en una herramienta de enorme contribucin, para la comprensin sin complicaciones de la conducta humana.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento18 abr 2014
ISBN9781463379599
En Busca De Nuestra Sabiduría: Entendiendo Y Aplicando El Análisis 4P
Autor

Ángel Díaz Mérigo

Nació en la Ciudad de México, graduado en Ingeniería Industrial con especialidad en electricidad en el Instituto Tecnológico de Veracruz. Dedicó los primeros siente años de su vida profesional al mantenimiento eléctrico, en la industria del aluminio y del acero. Posteriormente siguiendo su vocación humanística, y con la experiencia obtenida en los procesos industriales, giró al lado humano de las empresas, ocupando la dirección de recursos humanos en una importante empresa siderúrgica antes de retirarse, y fundar una firma de consultoría organizacional, orientada hacia auxiliar a los negocios en sus procesos de calidad, desarrollo humano y liderazgo. Actualmente colabora con varias organizaciones públicas y privadas de México y Latinoamérica como consultor y coach. Ha escrito diez libros técnicos sobre liderazgo, valores y calidad. Actualmente se está iniciando en el ramo de la novela educativa, lo que significa, explicar las técnicas de una manera entretenida e impactante.

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    En Busca De Nuestra Sabiduría - Ángel Díaz Mérigo

    CAPÍTULO 1

    UN CASO

    Rogelio Ruiz, gerente de ventas de Corporación Spencer se sentía cada vez más descompuesto en la junta de dirección, ya que percibía que todos los comentarios negativos que expresaban los directores, en relación con la baja de las ventas de la empresa, estaban dirigidos al supuesto mal desempeño de la gerencia bajo su cargo. Este ambiente agresivo, que se había provocado en la caldeada sala de juntas, lo llevó a recordar su juventud, cuando su padre lo culpaba injustamente como hijo mayor, por todos los problemas que se generaban en el hogar, y de los cuales él no era responsable. Su padre viudo, se había casado de nueva cuenta con una joven, que casi podía ser su hija, quien naturalmente lo traía enajenado, por lo que le molestaba siempre la presencia de su hijo mayor de apenas 15 años de edad, al estar casi seguro que detrás de un muro de silencio, este desaprobaba su felicidad casi senil, a la vez de considerarlo como un probable rival de amores, razones por las que acostumbraba criticarlo y hasta agredirlo constantemente, como una manera de evidenciar su superioridad indiscutible ante su joven esposa. Se encontraba inmerso en estos pensamientos, cuando escuchó al director de ingeniería quien en tono altanero y burlón, hizo un comentario que arrancó una carcajada de todos los presentes menos de Rogelio, quien se sintió agredido.

    -Creo que si traemos a nuestros hijos pequeños a vender, seguramente que subiremos las ventas, porque ellos no le tienen miedo a los clientes.

    Todavía no se apagaban las risas, cuando el gerente de ventas, ante la mirada de incredulidad de su propio jefe, el director comercial, se levantó de su silla de un salto, y casi a gritos dijo, mientras recogía sus papeles y los metía a su portafolios.

    -¡Pues si quieren traer a sus hijos, tráiganlos, yo les dejo mi lugar vacante porque renuncio, ya no estoy dispuesto a escuchar más sus comentarios tan altaneros!- dicho lo cual, abandonó la sala de juntas azotando la puerta detrás de él, dejando estupefactos al resto de los funcionarios, quienes nunca imaginaron que el competente gerente de ventas, pudiera reaccionar de esa manera tan caprichosa.

    Era tal el coraje de Rogelio, que al salir del recinto en el que se celebraba la reunión, ni siquiera se dirigió a su oficina, sino que directamente bajó hasta el estacionamiento, y abordó su auto haciendo rechinar los neumáticos, al dirigirse hacia la salida. Una vez inmerso dentro del denso tráfico del atardecer, su explosión de furia comenzó a disminuir, lo que le permitió iniciar un análisis de su nueva situación.

    -Estos estúpidos creen que me pueden faltar al respeto como lo hacía mi padre. Yo por más que me esforzaba en mis estudios y en cumplir con todas sus indicaciones, siempre faltaba algo que me echaba en cara, ante la risa estridente de su esposa. Así me pasó aquí, ¿acaso también debo ser la burla de todos? ¿Acaso no reconocen mis esfuerzos por incrementar las ventas? Es cierto que no hemos alcanzado nuestras metas, pero de ninguna manera voy a aceptar sus descalificaciones. Pero bueno, finalmente tomé una decisión, ¡me largo! ¡Que coloquen a sus hijos en mi puesto!

    Rogelio se sintió reconfortado con sus pensamientos y hasta esbozó una leve sonrisa, no obstante unos segundos después, y detenido ante la luz roja de un semáforo, continuó con su análisis.

    -Lástima, la corporación es una muy buena empresa, que me paga muy bien… aunque claro, no por eso voy a aceptar humillaciones, ¡que se vayan todos al diablo!

    Unos kilómetros más adelante, comenzando a perder su aplomo inicial, se dijo con preocupación:

    -Bueno, en realidad debo reconocer que este ultimo año nos confiamos del éxito que obtuvimos durante el ejercicio anterior y bajamos la guardia, yo mismo me he sentido muy molesto con el desempeño de mis vendedores…creo que exploté más de la cuenta…pero ni modo, lo hecho, hecho está.

    Minutos más tarde circulaba frente a la amplia entrada de la costosa universidad privada, a la que su hijo mayor aspiraba ingresar el próximo año, y súbitamente sintiendo una punzada de sobrecogimiento en su vientre, fue asaltado por unos pensamientos que lo asustaron.

    -¿Podré pagarle esta universidad a mi hijo al quedarme sin empleo? También debo cubrir las interminables mensualidades de la hipoteca de la casa, y de nuestro club, ¿encontraré algún trabajo pronto con igual remuneración?

    Con un terror creciente, comenzó a entender su nueva situación. Trabajaba en una excelente corporación, que le aseguraba el futuro de su familia, y en la que contaba con un sólido prestigio ante la dirección, y sencillamente había renunciado de manera petulante y arrebatada, sin contar con un plan B, y teniendo onerosos compromisos económicos, acordes al tren de vida elevado que le proporcionaba a su familia.

    Una vez que hubo llegado a su casa, permaneció unos momentos dentro del auto sin atreverse a bajar, ya que le temblaban las piernas. Por unos instantes observó su elegante hogar, y los carros de modelo reciente de su esposa y de su hijo mayor, sintiendo unos irrefrenables deseos de llorar…

    -¿Por qué fui tan estúpido? ¿Por qué tuve que explotar de esa manera sin pensar en las consecuencias? -Se preguntó al borde del pánico.

    -¿Y tú consideras que hiciste lo más conveniente?

    Le preguntó Rosy su esposa, mirándolo fijamente a los ojos, una vez que Rogelio armándose de una seguridad que estaba muy lejos de sentir, le platicó el hecho de haber renunciado violentamente, por defender su dignidad y no aceptar las burlas de esos payasos y engreídos.

    -¿No crees que deberías recapacitarlo, y tal vez ofrecerles una disculpa por tu arranque?

    Fue lo último que escuchó el esposo, ya que se había levantado molesto de la silla del comedor, encerrándose en su estudio, después de acusarla de no apoyarlo.

    Una vez solo y ante su escritorio, se puso en contacto con su realidad pensando:

    -Esto es igual a lo que sucedía en mi casa. Después de soportar los regaños y humillaciones de mi padre, todavía tenía que pedirle perdón, frente a su esposa que me miraba como si fuera yo un ratón desvalido… ¿Por qué siempre me tiene que suceder lo mismo? Quisiera desaparecer para no tener que enfrentar otra humillación más, seguramente que todos en la empresa se van a reír de mi, cuando me vean llegar con la cola entre las patas.

    Una vez que Rogelio se hubo retirado de mala manera de la sala de juntas, los directores sorprendidos, y también molestos con su desplante, comentaron que a pesar de eso, no le aceptarían su renuncia, ya que efectivamente entendían que habían sido demasiado burlones ante la pérdida de ventas, reconociendo que no era sólo problema de la gerencia de ventas, sino de las condiciones de la competencia y de la economía misma del país, que pasaba por un bache. No obstante también manifestaron su enojo, ante una actitud más parecida a la de un niño caprichudo, que a la de un alto directivo del área comercial, por lo que comentaron que tal vez el funcionario, ya no podría aspirar a mayores responsabilidades en la corporación, por no saber controlarse.

    Sin embargo, al día siguiente su jefe el director comercial, no tuvo la necesidad de buscar a Rogelio, ya que este lo abordó para solicitarle que hicieran caso omiso de su deseo de retirarse, ofreciéndole una disculpa por su explosión irracional. El funcionario aprovechó la coyuntura, para llamarle la atención, e indicarle no sin cierto sadismo, que tal vez le sería difícil convencer a los directores de que no le aceptaran la renuncia, dado su desplante tan irrespetuoso.

    Finalmente Rogelio, humillado y triste se quedó en su trabajo, sintiendo sobre su persona, la supuesta risa burlona del resto de sus compañeros de trabajo.

    -No lo puedo creer… igual a lo que me sucedía en casa… soy un verdadero fracaso.

    Días después, y una vez asimilada la situación vivida con todas sus consecuencias, el joven gerente le explicaba a su esposa Rosy:

    -No sé qué me sucedió ese día, es como si alguien dentro de mi hubiera explotado, sin que tuviera yo ningún control…te puedo decir que esa furia descontrolada que me hizo actuar irracionalmente, fue desapareciendo poco a poco, a medida que venía manejando hacia la casa, y finalmente sufrí una metamorfosis, desde el odio explosivo hasta al arrepentimiento y el miedo. Y después cuando te expliqué por qué había renunciado, tampoco era yo, sino otra persona que estaba tratando de defender lo indefendible, ya que en el fondo estaba asustado, y además consciente de que había cometido un grave error. Me sentí como si hubieran actuado dentro de mi, diversas personas sin mi consentimiento.

    Rosy se le quedó mirando y le respondió sonriendo de manera comprensiva:

    -Efectivamente gordo, yo te conozco y no entiendo el por qué reaccionaste de una manera tan irracional en la empresa, porque siempre te he considerado muy ecuánime, además de que es cierto lo que dices, porque cuando me querías convencer de que tus jefes te agredieron, y de que por eso habías renunciado, era como si otra persona diferente a ti lo estuviera diciendo.

    Se hizo un silencio reflexivo entre los esposos, y finalmente Rogelio tomó la palabra:

    -Mira Rosy, te voy a decir algo que tal vez no me creas, pero cuando me comenzaron a molestar los directores, o sea los poderosos, me sentí de la misma forma que cuando mi padre, poderoso también, hacía lo mismo conmigo y se burlaba de mí frente a su flamante esposa. Sin embargo mi reacción en este caso, no fue igual de sumisa a como respondía en aquellas épocas, sino como tal vez me hubiera gustado reaccionar siempre, o sea insultándolos y mandándolos al diablo. No obstante, finalmente me sucedió lo mismo que en el pasado, me di cuenta de que necesitaba de mi padre, así como actualmente necesito de mi trabajo, por lo que al igual que en aquellos tiempos, acabé agachando la cabeza sintiéndome deprimido.

    Rosy soltó una carcajada asintiendo con la cabeza.

    -Eso también me ha pasado a mi gordo, tú siempre me dices que yo tiendo a comprarles a nuestros hijos todo lo que se les antoja, lo que sin duda está mal, y en una ocasión me preguntaste el por qué lo hacía ¿y recuerdas qué te respondí?

    -Claro que lo recuerdo- le contestó su esposo también riendo.

    -Me dijiste que tu padre fue muy avaro y que no te compraba nada, por lo que cuando tuviste tus propios hijos, decidiste no permitir que sufrieran carencias semejantes a las tuyas.

    -Y entonces me dediqué a satisfacerles todos sus caprichos, hasta que tú me hiciste ver que estaba equivocada al actuar de esa forma- terminó su esposa.

    -Claro, te hice ver que estabas reaccionando al contrario de como te enseñaron, pero cometiendo un error semejante, no por no comprarles nada, sino por comprarles todo lo que se les ocurría, sin situarte en un punto medio, reconociendo que tan malo era no darles ningún gusto, como volcarte a darles de todo, de manera casi compulsiva. Lo bueno es que una vez que entendiste esto, sencillamente te situaste en la posición correcta.

    Rosy, después de hacer un breve silencio, asimilando las palabras de su esposo, habló de nueva cuenta con seriedad.

    -Pero te voy a decir algo, aunque tú ves que les compro sólo lo necesario sin caer en excesos, déjame decirte que no lo hago de corazón, sino porque estoy convencida de que no es conveniente, ya que me entristece ver que se quedan con ganas de las cosas. Tal pareciera que dentro de mi tengo una herida que no ha terminado de cicatrizar porque aunque me domine, todavía me duele.

    -Ahora que lo mencionas, a mí me pasa lo mismo ya que cuando percibo que alguien se ríe de mí, aunque sea por circunstancias irrelevantes, siento mucho coraje, porque me pongo en contacto con ese trato humillante que me dieron mi padre y su esposa. En la mayor parte de los casos me domino y trato de responder lo más tranquilo que puedo, pero en mi interior me siento muy molesto. En la situación que me acaba de suceder con los directores, creo que al estar yo de por sí preocupado por la caída de ventas, no pude soportar que se burlaran de nosotros, y sencillamente estallé. Creo que yo no tengo dentro de mí una cicatriz dejada por mi padre, sino una llaga purulenta, que se abre ante cualquier provocación. Terminó Rogelio, prometiéndose no volver a caer en una situación semejante, misma que le había ocasionado una innecesaria mancha en su expediente intachable, debido a tan sólo unos instantes de sin razón y arrebato. Y como si su esposa hubiera escuchado sus pensamientos le dijo abrazándolo:

    -No te preocupes gordo, yo creo que a pesar de lo sucedido, tus jefes entienden que todos estamos expuestos a perder el control al enojarnos, porque recuerda el célebre dicho… En casa del jabonero el que no cae resbala.

    -Pues sí, pero mi resbalón casi me desnuca, y de paso los hubiera desnucado a todos, sin que tuvieran ninguna culpa por mis complicadas telarañas mentales.

    Rosy se separó de él por unos instantes para mirarlo a los ojos, y le respondió con firmeza:

    -Cierto, por eso debemos cuidar que nuestras hijos no adopten este tipo de traumas, que normalmente les provocamos los padres, y que sin duda les puede hacer fracasar en la vida, por muy buena educación técnica que se les haya dado-

    Y retomando su actitud alegre continuó riendo:

    -Además, no es para tanto…sólo significa una raya más en el tigre… además ya vámonos a cenar adorado felino, porque te hice un bife de película.

    -Está bien, vamos a cenar, pero antes te reitero que los seres humanos somos mucho muy complejos.

    Respondió Rogelio, dejándose conducir al comedor con docilidad, de la mano de su esposa.

    CAPÍTULO 2

    ¡Y VAYA QUE SOMOS COMPLEJOS!

    A través de este sencillo caso, podemos visualizar la complejidad del comportamiento humano, ya que la reacción de Rogelio fue cambiante a lo largo de los sucesos vividos. Analicemos sus respuestas.

    1.-   Primero se encontraba participando en una importante reunión directiva, interactuando seriamente en una posición racional muy apropiada al caso.

    2.-   De repente se sintió humillado como consecuencia de algunos comentarios burlones que se hicieron, y que él sintió inadecuados y ofensivos.

    3.-   Esto le provocó que explotara emocionalmente perdiendo el control, lo que lo hizo sentirse superior a todos los asistentes, reaccionando de manera agresiva ante la supuesta humillación recibida.

    4.-   Posteriormente durante el trayecto a su casa, comenzó calmarse y a perder esa actitud de superioridad, hasta sentirse triste y deprimido de nueva cuenta, pero ahora debido a su reacción tan inapropiada.

    5.-   Finalmente se sintió tremendamente asustado, al reconocer que debido a su falta de control, estaba a punto de vivir una nueva realidad totalmente inconveniente para su vida futura.

    6.-   Ya frente a su esposa esgrimió unos argumentos, en los que ni él mismo creía, con el fin de defender su error a toda costa, pretendiendo actuar racionalmente sin lograrlo, al tratar de justificar lo injustificable.

    7.-   Por último, manejó una actitud sumisa, sintiéndose muy mal consigo mismo al verse obligado a ceder, solicitando el perdón de su jefe, y recibiendo una fuerte reprimenda como consecuencia.

    8.-   Después de que se solucionó todo, y por lo tanto ya muy tranquilo, analizó con su esposa el problema vivido, siendo su actitud de nueva cuenta madura y reflexiva.

    ¿Alcanzó usted a percibir estos ocho comportamientos diferentes, y sobre todo las probables consecuencias de ellos? Como Rogelio mismo lo expresó frente a su esposa, él mismo no entendió el por qué actuó de esa manera tan poco racional, argumentando que fue como si otras personas ajenas a él pero desde su interior, hubieran actuado sin su permiso, arrebatándole su derecho a responder de la forma más conveniente, y además basando sus reacciones cambiantes en algo sucedido antes, cuando era sólo un adolescente.

    ¿Acaso podría haberse justificado ante los directivos de la corporación, sin que lo consideraran demente, argumentando que estalló altaneramente en la junta de directores por culpa de su padre, finado tiempo atrás?

    Aunque ante estos hechos así parezca, Rogelio no perdió la razón, sino que reaccionó de una manera normal, lo que significa utilizando respuestas automáticas, sustentadas en aprendizajes del pasado. ¿O acaso a usted nunca le ha sucedido algo parecido?

    ¿Quiere que le ponga un simple ejemplo? Seguramente que cuando alguien estornuda cerca de usted, su primera reacción en automático, y sin ninguna reflexión es decirle de inmediato -¡salud!- aunque la persona no esté enferma. ¿Por qué lo hace? Sencillamente porque desde pequeño lo obligaron a decirle salud a su papá cuando estornudaba, so riesgo de perderse del postre, sin saber que esa fórmula de dizque cortesía, fue una reacción natural de miedo, ante el probable contagio de la mortal peste bubónica que iniciaba con un cuadro bronquial, durante la gran epidemia en Europa en el Siglo XIV, y que seguimos utilizando desde aquellas remotas épocas, hoy por hoy sin ningún sentido, convertida en un mero formulismo que denota cortesía. Si bien esta norma no provoca efectos negativos colaterales, muchas otras enseñanzas sí causan severos problemas de relación con los demás.

    Así mismo existen infinidad de dichos populares que apoyan el hecho de que normalmente reaccionamos como consecuencia de experiencias negativas del pasado, como es el que reza: El que se quema con leche hasta al jocoque le sopla o La burra no era arisca, los palos la hicieron Esto significa que como una vez nos quemamos con leche, todo líquido blanco parecido a esta, debe estar ardiendo por lo que debemos soplarle para enfriarlo. O que si recibiste agresiones en el pasado, debes desconfiar de todo y de todos, como en el caso de la jovencita que argumenta:

    -Me quedé soltera porque en una ocasión le entregué mi corazón a un novio y él se burló de mí… y por eso decidí no volver a exponerme a una situación semejante jamás.

    Estos ejemplos nos refuerzan el hecho de que los sucesos traumáticos sufridos en el pasado, nos provocan como consecuencia aprendizajes que no se olvidan, mismos que nos mantienen en guardia permanente, justificando cualquier acción que tomemos por visceral que sea, pero que pretenda protegernos de estos efectos, aunque también como lo aclara otro dicho popular: Una golondrina no hace primaveras lo que significa que no porque en una ocasión te sucedió algo negativo, se tendrá que repetir forzosamente en el futuro, sobre todo si se toman las providencias necesarias.

    Sin embargo, lo más normal que nos puede suceder, aunque no sea lo conveniente, es que reaccionemos como consecuencia de circunstancias que hicieron estragos en nosotros en el pasado, tal y como lo argumentó Rogelio, al mencionar el hecho de haber actuado violentamente, como una respuesta automática a las humillaciones que sufrió por parte de su padre durante su juventud, lo que es coincidente con lo que mencionó su esposa Rosy, al explicarle que compraba a sus hijos todo lo que se les antojaba de manera casi compulsiva, como una reacción opuesta al hecho de que ella durante su niñez, no recibió nada de su avaro padre.

    El problema entonces es que los seres humanos funcionamos como autómatas programados, lo que nos condena a repetir nuestros errores hasta la eternidad, a menos que hagamos algo por solucionarlo.

    Las diversas reacciones muy emocionales e irracionales de Rogelio, que ni él mismo comprendió de donde provenían, son un ejemplo de esto, ya que seguramente que nunca planeó agredir nada menos que a los directores, de los cuales depende su bienestar familiar. Seguramente que para asistir a la junta directiva se preparó lo mejor que le fue posible, e incluso vistió su mejor traje. ¿Cómo fue posible entonces que hubiera echado todo a perder, en unos instantes de sin razón?

    Al igual que lo

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