El Dios Que No Muerde

Por Danilo H. Gomes

Innumerables cristianos se sienten "distantes" de Dios. Creen que fueron olvidados por el Padre y, por este motivo, no pueden caminar íntimamente con el Rey de los reyes. De dónde sacaron esta idea? Las Sagradas Escrituras nos dicen lo contrario. EL DIOS QUE NO MUERDE prueba al lector que Dios jamás estuvo, ni quiere estar, distante de sus hijos, por lo tanto, podemos disfrutar de un relacionamiento íntimo y maravilloso con el Padre, sin miedos y sin reservas. Relaciónese sinceramente con el Padre Celestial y su vida jamás será la misma.

• Idioma: Español
• Editorial: BadPress
• Fecha de lanzamiento: 23 nov 2022
• ISBN: 9781071581162

Danilo H. Gomes

Danilo Henrique Gomes, brasileiro, marido de Débora Gomes, nasceu em Araçatuba/SP no ano de 1993. É cristão desde o berço, apaixonado por Jesus e fascinado pela arte de escrever. Em meados de 2016, dois anos após o início de uma forte crise financeira que assolou o Brasil, foi demitido pela primeira vez em sua vida. Desempregado e com poucos recursos, mas cheio de ideias, escreveu seu primeiro livro sem ao menos saber qual seria o futuro daquele projeto. Seu projeto teve sucesso. Desde então não parou de escrever e publicar livros que já alcançaram vários países ao redor do mundo. Segue sua vida como escritor independente e fiel cristão. Site oficial: www.danilohgomes.com Instagram: @danilo.h.gomes Youtube: Danilo H. Gomes Telegram: t.me/danilohgomes

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El Dios Que No Muerde

Danilo H. Gomes

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Traducido por Diego Iglesias 

El Dios Que No Muerde

Escrito por Danilo H. Gomes

Copyright © 2022 Danilo H. Gomes

Todos los derechos reservados

Distribuido por Babelcube, Inc.

www.babelcube.com

Traducido por Diego Iglesias

Diseño de portada © 2022 Danilo H. Gomes

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El Dios Que No Muerde

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Usted goza de su libertad?

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Danilo H. Gomes

El Dios Que No Muerde, por Danilo H. Gomes

Edición/Tapa: Danilo H. Gomes

Traducción: Diego Iglesias

Tema: Desarrollo

Publicado en Brasil en 2020.

www.danilohgomes.com

Todos los derechos reservados.

Queda prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio sin la previa autorización por escrito del autor.

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Índice

Introducción

Misericordia

Gracia y Perdón

Intimidad

Oración

Finalmente...

Versículos Bíblicos Para Reflexionar

Nota del Autor

Sobre el Autor

Introducción

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Algo extraño está sucediendo con la iglesia moderna. Aparentemente nos hemos, de a poco, adentrado en un estado de intensa tibieza espiritual. El hombre actual raramente alimenta el deseo de disfrutar de una intimidad libre y verdadera con el Padre. Notamos nítidamente un distanciamiento entre el hombre y Dios.

Este hecho debería causar en nosotros un sentimiento de asombro. Hace milenios, allá en Jerusalén, presenciaron un terrible sacrificio en favor de los hijos de Dios. Jesús, humillado y desgarrado, agonizaba sobre una cruz. Este sacrificio puro pagó los pecados que manchaban nuestros mantos de santidad.

El velo que separaba al hombre de Dios fue rasgado de arriba hacia abajo. Tal vez usted no conozca la historia antigua del pueblo hebreo. En aquellos tiempos, la verdadera presencia de Dios era un evento rarísimo. Una sóla vez por año, el sumo sacerdote  del pueblo¹ entraba en el Santo de los Santos, una sala exclusiva para el contacto entre el hombre y el Señor. Allí Dios se manifestaba delante del hombre, oía del sumo sacerdote los clamores en favor de los hebreos y dejaba sus instrucciones (no necesariamente en ese orden).

Si el sumo sacerdote entraba en presencia del Padre en un estado de una vida de pecado, era consumado. Sí, se prendía fuego. El hombre sucio por la injusticia era incapaz de permanecer delante de la gloria inefable de Dios. Este relacionamiento estaba opacado, incompleto, y así permaneció hasta la cruz de Jesús.

Después de haber aclamado nuevamente en voz alta, Jesús entregó el espíritú. En aquel momento, el velo del santuario se rasgó en dos partes, de arriba a abajo. La tierra tembló, y las rocas se partieron.

Mateo 27:50,51

Jesús fue al puente que nos unió a Dios nuevamente. El velo se rasgó y ahora tenemos libre acceso al Señor, constante y libremente. Está claro que no deseo mezclar los conceptos de libertad y libertinaje. La reverencia se mantiene, al final de cuentas, Dios