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¡Aquí mando yo!: Un espectacular viaje desde la Resiliencia hasta la ilusión
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¡Aquí mando yo!: Un espectacular viaje desde la Resiliencia hasta la ilusión
Libro electrónico711 páginas7 horas

¡Aquí mando yo!: Un espectacular viaje desde la Resiliencia hasta la ilusión

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Si en Numancia hubieran leído este libro habrían rendido más y/o no se habrían rendido nunca; claro que si lo hubieran leído los romanos, habrían acabado el trabajo antes… Esto en lo que respecta al trabajo en equipo, pero hay conceptos más personales en Aquí Mando Yo que pienso poner a funcionar de inmediato: El GPS de mi cerebro, La Escucha Profunda, La Intrategia y El Entrenamiento de mi Resiliencia, por ejemplo… Los numantinos podían tener algún tipo de Creencia Limitante (poca comida, estar rodeados de feroces enemigos, etc., etc.,), pero los romanos tenían también las suyas (madre mía, lo que comen estos elefantes, de quién habrá sido la idea, estos celtíberos no se van a rendir jamás; fíjate, si hasta nos están aplaudiendo, etc., etc.,), así que les habría venido muy bien un poquito de coaching a los dos equipos para negociar el conflicto incluso con la posibilidad de un eventual rebote a un estado alto tras la perturbación, pero sin que tenga que suicidarse nadie: se cambia "Resistencia Numantina" por "Resiliencia Numantina", "Paro y Pienso", y todos felices… Porque esta es otra de las cosas que se aprenden en Aquí Mando Yo: que todo va mejor con sentido del humor. Ya sabemos cómo acabó lo de Numancia. Su empresa todavía está a tiempo y usted también… ¿Eso que se escucha son elefantes? ¿Son suyos?

Cristóbal Ruiz
Goya 2015 al Mejor Guion Adaptado


Me parece un trabajo exhaustivo y profundo que va desde la solidez de la teoría en investigaciones de la neurociencia más avanzada hasta la concreción práctica con consejos específicos para cada una de las técnicas propuestas. Técnicas que van desde las más clásicas a las de última generación desde el Diagrama de Ishikawa a la cultura Ágile. Todo un tratado para la profesión de Coach que deberían conocer tanto los profesionales de esta materia como quienes la quieren utilizar para su mejora personal.

J.R. Pin Arboledas. Profesor del IESE.
Rector de la Universidad del Atlántico Medio


Reyes Rite aborda con maestría en este libro las claves neurocientíficas de la comunicación con el objetivo de conseguir equipos resilientes y eficientes. Para ello, la autora se apoya en novedosas herramientas de coaching ejecutivo y de equipos, aplicadas en sus años de experiencia en procesos de consultoría en entornos empresariales internacionales. Gracias a ello, el lector obtendrá un valioso "arsenal" de buenas prácticas a nivel cognitivo, emocional y ejecutivo que le permitirán establecer y acelerar el cumplimiento de sus objetivos personales y profesionales. Además, el texto regala algunos secretos "impagables" para ser feliz en el trabajo.

Ángel Moreno Inocencio
Profesor de Marketing y Comunicación en EAE Business School


Este libro te presenta de manera pormenorizada la teoría en la que se basa el modelo GPR© (Global Program for Human Resilience), un programa innovador y práctico que aúna años de investigación rigurosa en neurociencia y resiliencia aplicadas a potenciar de forma creativa el capital humano.

Implementar este potente proyecto de transformación estratégica nos lleva a la excelencia desde el saber ser, gracias a la plasticidad cerebral y al entrenamiento del talento. Con el modelo GPR© aprendemos cómo hacer realidad lo que todos queremos: vidas más plenas y alineadas con nuestros valores, empleados más motivados y vinculados con la cultura de la empresa, directivos y equipos enfocados en alcanzar los objetivos cultivando mejores relaciones interpersonales. No son sueños: son objetivos alcanzables que hemos visto realizados cuando se ha aprendido "cómo" hacerlo.

En esto se sustenta este libro y el propio modelo

GPR©: Cabeza, Corazón, Acción.

¡Entrénalo con nosotros!
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento24 ago 2021
ISBN9788411140645
¡Aquí mando yo!: Un espectacular viaje desde la Resiliencia hasta la ilusión

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    ¡Aquí mando yo! - Reyes Rite

    1500.jpg

    © Derechos de edición reservados.

    Letrame Editorial.

    www.Letrame.com

    info@Letrame.com

    © Reyes Rite

    Algunas de las ilustraciones de este libro son originales, mientras que otras son de los bancos de imágenes unsplash.com, shutterstock.com, pixabay.com, freepik.es y vecteezy.com

    Diseño de edición: Letrame Editorial.

    ISBN: 978-84-1114-064-5

    Registro de la Propiedad Intelectual:

    09-RTPI-05993.3/2019

    Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida de manera alguna ni por ningún medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, de grabación, en Internet o de fotocopia, sin permiso previo del editor o del autor.

    Letrame Editorial no tiene por qué estar de acuerdo con las opiniones del autor o con el texto de la publicación, recordando siempre que la obra que tiene en sus manos puede ser una novela de ficción o un ensayo en el que el autor haga valoraciones personales y subjetivas.

    «Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47)».

    PROLOGO

    Algo básico en la vida de la persona es el gobierno de sí misma, cometido que empieza por saber quién soy, cuáles son mis anhelos y cómo hacerlos realidad. Esto es algo que está en nuestro fuero interno y tiene que ver con el objetivo más sagrado de todo ser humano: alcanzar la felicidad. Como bien dice la autora, la clave está en el saber ser, un asunto en el que vamos a tientas porque nadie nos lo ha enseñado y requiere un serio ejercicio de introspección, bucear dentro de nosotros mismos para conocer esos anclajes que mueven nuestra vida.

    El directivo tiene, además, la delicada tarea de motivar y apoyar a cada uno de los miembros de su equipo en el pleno desarrollo de sus potencialidades de tal manera que, a la vez que mejore su desempeño, crezca como persona y sea capaz de hacerse cargo de su propia felicidad. Todo un reto. Para ello, se hace necesario el dominio de las herramientas que el coaching pone a su alcance y que esta obra expone de manera clara y completa.

    En este libro encontrarás las pautas para dirigir tu vida desde dentro, con la plena conciencia de que el camino que has elegido te pertenece, y que lejos de ser un espectador, eres el protagonista de tu propio destino. Conseguir la felicidad es una tarea que no podemos delegar y ¡Aquí mando yo! pone al alcance del lector −con el soporte científico de fuentes probadas− todos los elementos necesarios para maniobrar y acometer con seguridad y confianza la apasionante aventura del propio crecimiento personal y el de los colaboradores, en la búsqueda de la excelencia humana.

    La obra combina el rigor del vocabulario técnico con la sencillez del lenguaje cotidiano, al punto que la hace muy accesible y fácil de digerir. Anécdotas y ejemplos de la vida real hacen la lectura amena y enriquecedora. Pienso de verdad que es un libro que aporta y que hay que leer.

    German Serrano Duarte.

    Ph.D. Profesor Ordinario, INALDE Business School

    Universidad de La Sabana, Bogotá, Colombia

    Nota de la autora

    Son cinco años ya queriendo escribir negro sobre blanco algunos de los descubrimientos que funcionan en el crecimiento personal y en el éxito profesional. Lo aprendido con grandes maestros y la experiencia de mis clientes y de los participantes en nuestros programas me han facilitado recoger el material necesario para hacer realidad y plasmar en el proyecto GPR© los principios y el modelo de trabajo que llevamos a cabo en Integrando Excelencia (IEx) y de la ciencia que aprendemos con el Instituto Internacional para la Resiliencia y el Desarrollo Emocional (IRYDE).

    El GPR©, con una metodología vivencial y un riguroso fundamento en neurociencia, entrena cómo hacer crecer nuestro talento, capacidades y competencias. Se trata de ser más felices a la vez que más eficientes. En el saber ser está la fórmula, pero ¿quién nos la ha enseñado? ¡A la mayoría, nadie! En muchos casos, la vamos aprendiendo a golpes. Hemos dedicado mucho tiempo a estudiar: carrera, másteres, especializaciones, oficios…, y a nuestro ejercicio profesional: prácticas, perfeccionar idiomas, adaptación a diferentes puestos... Ahora bien, parece que hemos dejado a la suerte el llevarnos bien con la gente del trabajo, entendernos en familia, mantener la ilusión y la creatividad en el matrimonio, manejar los habituales conflictos en las relaciones... En ese saber ser que tanto nos importa vamos a tientas. Por eso nació el GPR©, porque nos hacía falta no solo saber y/o saber hacer, sino también y, sobre todo, ¡saber ser!

    El GPR© fundamentalmente se entrena, no se estudia. Lo importante es que sepamos cómo conseguir lo que queremos, de la misma manera que cuando compramos un teléfono queremos saber cómo funciona y cómo sacarle el máximo partido y no nos interesa la ingeniería que hay detrás. No obstante, para proveer algunas de las claves del conocimiento del modelo y dotar de recursos que faciliten el anclaje de los entrenamientos, he elaborado un material de apoyo que consiste en un libro que engloba tres partes bien diferenciadas, pero complementarias, y un apartado con fichas para hacer ejercicios que favorecen la asociación del conocimiento que se adquiere con el entrenamiento practicado y la asimilación del libro.

    Adicional al libro diseñamos una herramienta especial —las cartas-anclaje— que dinamiza el aprendizaje y lo hace aún más creativo y divertido.

    El libro: ¡Aquí Mando Yo! Un espectacular viaje desde la Resiliencia hasta la ilusión

    Parte I: Claves neurocientíficas para liderar el crecimiento personal y el éxito profesional.

    Parte II: ¡Entendernos ya! Comunicación inteligente y asertiva con herramientas de coaching.

    Parte III: Equipos resilientes equipos eficientes. Multiplicar el rendimiento de las organizaciones siendo felices en el trabajo.

    Parte IV: Acción. Herramientas que integran cabeza y corazón para un aprendizaje acelerado.

    Creo que los títulos definen lo que cabe esperar de su lectura: el cambio interno como motor del cambio externo, el crecimiento personal como clave del éxito profesional, familiar y social. El acierto en la relación y comunicación con uno mismo como requisito para el logro en las relaciones interpersonales ¡se tenga el temperamento que se tenga! Y, por supuesto, para manejarse con fluidez en las relaciones laborales, ya que en el trabajo es donde pasamos la mayor parte de nuestro tiempo, más horas que en casa muchas veces, y donde las relaciones negativas merman, no solo nuestro rendimiento, sino también nuestro bienestar y nuestra salud. Necesitamos saber cómo ser más resilientes y construir entornos constantemente más positivos, sanos y ecológicos donde ser más felices.

    Cómo leer este libro: estructura

    El libro Aquí Mando Yo, dentro del modelo GPR©, está pensado para darte una base de conocimiento más racional, por lo que vamos de lo general a lo particular, al revés que en los entrenamientos presenciales, en los que la experiencia es la base del descubrimiento. Comienza con nociones básicas y de rigor sobre la neurociencia, el funcionamiento del cerebro y la Resiliencia personal y organizacional, que respaldan los puntos que vamos a trabajar sobre el talento, la comunicación inteligente y la felicidad y eficiencia del trabajo en equipo.

    Cada parte trata áreas específicas, relacionadas entre sí, pero diferentes, que constituyen los elementos básicos para el despliegue de las inteligencias intra e interpersonal, así como la espiritual. Al final del libro encontrarás una sección especial con ejercicios que pretenden facilitar que lleves a la práctica los temas tratados. Además, esta sección está apoyada por una colección de anclajes visuales, en forma de cartas con un formato independiente, cuyo objetivo es hacer amena la integración de lo aprendido y practicado. Puedes utilizarlas en equipo o de forma individual para hacer más divertido y creativo el aprendizaje y, aunque están acompañadas de una pequeña introducción con recomendaciones para su uso, te posibilita adaptarlas a tus necesidades, jugar con ellas e incluso, según tu necesidad, hacer tu propio cuaderno de bitácora.

    Agradecimientos

    Quiero hacer especial mención a Natalia López Moratalla, cuyos estudios sobre el funcionamiento del cerebro respaldan las conclusiones prácticas presentadas en este trabajo, y porque es mi mentora en el descubrimiento de los secretos del cerebro. No en vano, este libro y las cartas—anclaje son la aplicación práctica de la neurociencia a nuestra vida y relaciones. Por supuesto, quiero agradecer a mi familia y amigos por su apoyo e interés, a mi socia María Molezún por su acompañamiento y contribución; a nuestros equipos de trabajo de España y Latinoamérica por sus aportaciones y ayuda y a los participantes en nuestras intervenciones en empresas de todo el mundo y en nuestros programas internacionales, por sus experiencias y observaciones.

    A todos ellos, ¡muchas gracias de corazón!

    ¡Este libro en cada una de sus partes está vivo! Y seguirá creciendo y cambiando, adaptándose con nuevos descubrimientos y las aportaciones de todos vosotros. Así lograremos en el tiempo el fin que tiene: inspirar y dotar de técnicas prácticas a quienes quieran hacer crecer su potencial.

    He puesto cabeza, corazón y acción en este trabajo con la ilusión de que nos resulte más fácil tener una vida lograda.

    ¡Cuento con vosotros y vuestras experiencias en el proyecto de poner al servicio de todos cómo ser más felices en el día a día y cómo rendir y estar pleno en el trabajo! Ninguno tenemos una fórmula infalible para ser más felices, entre todos vamos creando técnicas con estudio, a través de la experiencia y de la observación. Por eso, de la misma forma que hay una comunidad científica para temas de investigación en diferentes planos, se hace necesario construir comunidades de investigación para hallar métodos y herramientas que contribuyan al bienestar interno del ser humano.

    Os pedimos que construyáis con nosotros una de esas comunidades y, para eso, necesitamos que nos hagáis llegar vuestras experiencias positivas, descubrimientos y sugerencias. Todo aquello que creáis que puede servir a otros.

    Lo podéis compartir en el Campus de la Ilusión (elcampusdelailusion.es) para darlo a conocer e integrarlo en los trabajos de investigación que estamos llevando a cabo. Si nos facilitáis vuestros datos y queréis, os mencionaremos entre los colaboradores.

    ¡Ojalá la lista sea infinita!

    PARTE I:

    Claves neurocientíficas para liderar el crecimiento personal y el éxito profesional

    «El secreto de la felicidad no es hacer siempre lo que se quiere, sino querer lo que se hace».

    León Tolstói

    1. Introducción: la atracción del poder

    Oímos hablar de la atracción y el vértigo que ejerce el poder sobre quien en algún momento lo detenta y de cómo es muy fácil que quien lo posee se quiera perpetuar en él. Tiene algo el poder que lo vuelve adictivo para muchos. Todos conocemos ejemplos: en la política, en la esfera económica… Habría que preguntarse en realidad qué es el poder y por qué nos atrae tanto si a la vez permanecemos con frecuencia en un estado de sumisión paradójico: mucho hablar y poco moverse, ¡precisamente porque en el fondo nos sentimos débiles! Cabe preguntarse antes de que sea tarde: ¿quién tiene el poder sobre mí?, ¿a quién se lo he entregado?, ¿cuál es el motivo por el que hago la mayor parte de las cosas: trato de complacer, de ser aceptado como sea, de demostrar lo que valgo? En las respuestas sinceras que nos demos quizá descubramos que el poder se lo hemos dado a otros: a un grupo social o de opinión, a un estatus… En fin, que me he sometido… ¡sin querer, pero queriendo! Que he renunciado a mi propio dominio, quizá por la comodidad de no pensar o por la falta de hábito de reflexionar sobre mí: aunque nos cueste reconocerlo, muchas veces nos movemos ¡sin más! porque la mayoría hace o dice esto, y tendrán razón, no voy a ser yo la más lista de la fiesta. Consciente o inconscientemente, me falta un buen espíritu crítico y quizá criterio propio (que se adquiere dedicando tiempo al estudio, a la reflexión y a la meditación), por lo que doy por ciertas esas y otras falacias y muchas veces estoy como anestesiada (¡ojalá solo sea por temporadas y no por siempre!) para tomar de verdad el control de mi biografía. A lo mejor a ti no, pero a mí esto que expongo me ha pasado y me pasa si no estoy atenta; también me consta que le sucede a otras muchas personas que no son precisamente flojas, frívolas o con poca capacidad para pensar; luego no es tan poco común como nos gustaría esto de ceder las riendas de nuestro existir.

    Teniendo en cuenta lo expresado en el párrafo anterior y siendo más conscientes de lo que nos ha podido pasar, hagamos un ejercicio ahora que nos va a servir para siempre: me imagino en presente y siento ahora (recreando en mi interior una situación particular) que soy yo la que detenta el dominio sobre mí: sobre lo que estoy pensando, me hago consciente de lo que siento y de cómo estoy actuando. Tengo el control sobre cómo manejo mis relaciones y me alegro del resultado de las mismas... ¿A que la sensación es de mayor plenitud y responsabilidad personal? Con retos por delante, pero ¡con capacidad y confianza para afrontarlos y superarlos! Con posibilidad de aprender de mis errores, de perdonarme y de pedir perdón.

    Ese estado es lo más parecido a lo que considero una vida apasionante, con sentido y plena. Por eso sí importa conocernos por dentro, desde cómo funciona nuestro cerebro y mente, hasta nuestro misterioso y sorprendente mundo interior que, manejado por nosotros, nos da la ilusión por vivir a cualquier edad: con proyectos y con propósito.

    He escrito Aquí Mando Yo para contribuir a mitigar esa otra sensación que tenemos con frecuencia al percibirnos con el tamaño y la autoridad de una hormiga. Mostrar que los sentidos internos nos pueden engañar y, de hecho, nos engañan porque, como veremos, el poder está dentro de cada uno de nosotros, todo lo que necesitamos para expandirlo es accionar las palancas adecuadas y sabemos cómo hacerlo. Las neurociencias han arrancado interesantes secretos al cerebro y nos muestran caminos para aprender a manejar nuestra vida.

    Tengo todo el mando sobre cómo me siento y cómo me comporto. No lo tengo sobre los demás o sobre las circunstancias, pero si manejo esta realidad adecuadamente, los resultados en mi vida serán potentes. Habré comenzado a experimentar que soy yo la que hace que las cosas sucedan porque ¡Aquí Mando Yo!

    Siguiendo con las paradojas, este poder del que hablamos ha de ir de una mano con el manejo de la incertidumbre, y de la otra, con la aceptación de no tenerlo todo controlado. Aceptar nuestra propia contingencia como seres humanos que se guían con la brújula de sus valores y su propósito vital, así como con la convicción de que todo lo que pasa tiene un sentido más allá de lo meramente observable. La aventura de la vida conlleva el emocionante camino de la aceptación, la adaptación y la creatividad, así como el descubrimiento del para qué y del porqué de lo que nos pasa o nos ha pasado (pues a veces esto último no se desvela sino con los años). Con esta forma de vivir dejamos un legado que puede inspirar a otros. Y todo ello, ¡a pesar de los pesares!, ¡se puede dejar de querer tener todo el control y a la vez crecer en seguridad!

    Todo lo que necesitas está dentro de ti. El desarrollo personal es un desafío posible gracias al entrenamiento de los recursos prácticos que convierten en fácil aquello que nos resultaba difícil, recursos que terminan por ser hábitos que nos llevan a hacer realidad nuestras metas, que nos hacen personas más sanas, más eficientes y felices en todos los ámbitos: íntimo, relacional, laboral, espiritual... Se trata de pasar de ser un sujeto pasivo ante nuestra propia existencia a ser nuestros verdaderos constructores, a cambiar la forma en que interiorizamos y le damos sentido a los retos, las dificultades y los sinsabores.

    Conocer cómo funcionan nuestro cerebro y nuestra mente y cómo podemos influir en esos mecanismos para que actúen a nuestro favor (el manejo de los controles cognitivo, emocional y ejecutivo, el aprendizaje de las claves de la Resiliencia y de la comunicación inteligente) son llaves que abren puertas en el descubrimiento de la felicidad personal. Tenemos la capacidad, lo único que necesitamos es una reestructuración interior y trabajar en nuestras percepciones, emociones y acciones para que sean coherentes y congruentes con nuestras necesidades y con lo que queremos.

    1.1. El GPR©

    Los términos que expresan conceptos abstractos suelen ser polisémicos y tienen diversas interpretaciones, por eso en este libro los utilizaremos con las distinciones propias del desarrollo humano y profesional. Así, entenderemos la Resiliencia como una competencia para el crecimiento personal y el éxito profesional que favorece ser más humanos y eficientes, encontrando sentido y descubriendo oportunidades en lo que nos sucede. En la Universidad de Harvard una de las asignaturas que se han hecho más populares es la que imparte el profesor Tal Ben-Shahar y que él mismo llama «la ciencia de la felicidad». Se puede aprender a ser más feliz y a la vez aumentar el rendimiento. El primer paso es ser resiliente. Por eso, como expliqué al inicio, hemos elaborado el Global Program for Human Resilience (GPR©), que es un modelo sistemático y poderoso que integra conocimiento riguroso en neurociencia y experiencia en la formación de personas y directivos y que en la consultora Integrando Excelencia aplicamos en distintos sectores. El resultado de la implementación de este modelo da como resultado la transformación y evolución de la persona y, por ende, de la empresa u organización que lo utiliza. Como sistemas interconectados, una mirada holística nos descubre que la Resiliencia personal y la organizacional van de la mano y que obtener las habilidades necesarias para adaptarse a los cambios, para integrarse en nuevos escenarios y para responder positivamente a las demandas son clave para el bienestar y la supervivencia en el mercado: crece la persona y mejora el rendimiento. La capacidad transformacional es real. Lo hemos comprobado en situaciones de alarma, emergencia o catástrofes: la Resiliencia y la solidaridad de uno impactan en los demás. Se crean redes de apoyo y se subsana aquello que la naturaleza o la desgracia nos trajo. Sorprenden los niveles de audacia y creatividad tan altos que somos capaces de emplear, sin haber sido conscientes de que los poseíamos dentro, hasta que llegó ese momento de emergencia o necesidad. ¡Te parece increíble que hayas sido capaz de… y en cambio la fuerza estaba dentro de ti! ¿Qué palanca accionaste para que saliera?

    Decimos que el objetivo final del GPR© es acrecentar, mediante la consciencia y el uso de las herramientas adecuadas, los recursos personales y profesionales de cada uno, de manera que estemos preparados para salir fortalecidos en cualquier circunstancia de adversidad o cambio, manteniéndonos plenos en el hoy y ahora, no con la expectativa de que tendremos logros más adelante, cuando las circunstancias cambien o nos sean más favorables. Expectativa: que me toque la lotería. Objetivo: lo que yo puedo hacer para que algo suceda. Ahí está la distinción que apoya el poder personal: o lo dejo fuera o me creo que lo tengo dentro y me pongo en acción.

    Cuando incrementamos al máximo nuestro potencial, obtenemos un beneficio personal a la vez que beneficiamos a la sociedad.

    Por eso hemos de aplicarnos a practicar la Resiliencia desde ya, nunca es tarde y siempre trae beneficios. En Harvard, en diversos artículos de estudio convienen que «las capacidades que subyacen en la Resiliencia pueden fortalecerse a cualquier edad. El cerebro y otros sistemas biológicos son más adaptables en la vida temprana. Sin embargo, aunque su desarrollo sienta las bases para una amplia gama de comportamientos resilientes, nunca es demasiado tarde para su capacidad de recuperación. Las actividades que promueven la salud pueden mejorar significativamente las probabilidades de que un individuo se recupere de las experiencias que generan estrés. Por ejemplo, el ejercicio físico regular, las prácticas de reducción del estrés y los programas que fomentan activamente la función ejecutiva y las habilidades de autorregulación pueden mejorar las capacidades para enfrentar, adaptarse e incluso prevenir la adversidad en nuestra vida. Los adultos que fortalecen estas habilidades en sí mismos pueden modelar mejor los comportamientos saludables de sus hijos, mejorando así la capacidad de Resiliencia de la siguiente generación».¹

    Esos recursos, junto con el humor y el entrenamiento de habilidades para la comunicación inteligente y el trabajo en equipo eficiente son parte de los contenidos del modelo y sistema del GPR©. Este libro viene a apoyar el entrenamiento de una parte del modelo GPR©, de ahí que lo traiga a colación.

    2. Neurociencia: ¿para qué me sirve saber cómo funciona mi cerebro?

    Nos sirve para darnos cuenta de que somos los arquitectos del mismo y de que cada uno de nosotros lo construye a su manera. Nada de lo que vivimos, ni las decisiones que tomamos, se queda sin registrar en nuestro cerebro, por lo que resulta importante entrenar cómo manejarlo para obtener los resultados que queremos. Hemos mejorado en sensibilización y conocimiento para adquirir hábitos saludables y mantenernos en forma, con más salud, previniendo enfermedades. El mismo empeño pondremos ahora en entrenar nuestro cerebro, ya que también es necesario hacerlo para progresar, prevenir riesgos y mantener la salud emocional.

    Nacemos para ser felices. Y no es una afirmación filosófica ni retórica, sino científica. Las neurociencias actuales muestran en imágenes qué ocurre en el cerebro de una persona mientras realiza una actividad concreta, resuelve un dilema o toma una decisión, y manifiestan que todo ser humano nace predispuesto a la felicidad. «Ser feliz, hacia lo que se encamina la vida de cada persona, tiene caminos universales», afirma Natalia López Moratalla, licenciada en Ciencias Químicas y doctora en Biológicas, catedrática de Bioquímica en la Universidad de Valencia y autora de un centenar de publicaciones científicas internacionales y de numerosos artículos y libros que son hoy referencia obligada en su campo: bioética, biología teórica, neurociencias y comunicación científica.

    Por otra parte, consideremos esta otra definición de la OMS sobre la salud: «La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades». Parece claro que el viaje hacia la conquista de la felicidad tiene que ver con integrar los distintos planos de la persona, los señalados por la OMS incluyendo también el trascendental–espiritual. Este último nos conecta de forma única entre nosotros y hace posible que el proyecto de vida y el legado de cada uno den sentido a su existencia y le permitan donarse al bien común en su universo personal. Ser grandes y poderosos no reside en ser conocidos en otros países o planetas, sino en aportar e inspirar en el sistema en el que nos desenvolvemos y que conforma nuestra realidad, universo este en el que somos únicos. Esta perspectiva nos obliga a salir del anonimato y a dar la cara: ya no vale escudarnos en que nosotros no podemos hacer nada. Nos responsabilizamos y actuamos porque en mi entorno (que es en realidad el universo) aquí sí, ¡Aquí Mando Yo!

    El cerebro cambia con las decisiones que tomamos en nuestra vida, se va forjando con las grandes y pequeñas de nuestro día a día. Todo deja huella, y lo modulamos consiguiendo un mayor o menor desarrollo de nuestras capacidades. En la escala hay muchas medidas, y dependen de cada uno de nosotros. Los continuos avances de la neurociencia nos permiten acercarnos más y conocerlo mejor. En palabras de N. López Moratalla, los científicos han conseguido arrancarle al cerebro uno de sus grandes secretos: tras un largo debate, parece que se ha llegado a determinar un empate entre qué nos viene dado por naturaleza y qué por cultura. La pregunta que la ciencia se hace ahora es cómo la genética y las experiencias de la vida colaboran para hacer único el cerebro de cada uno de nosotros. Este avance en el conocimiento del cerebro es fundamental y nos aporta muy buenas respuestas, que nos acercan a la comprensión de cómo naturaleza y crianza se combinan para configurar nuestra identidad personal, que es precisamente el ámbito de trabajo del GPR©: la comprensión de los factores que nos hacen ser quienes somos para trabajar en ser quienes queremos ser (conseguir la mejor versión, de la que tanto se habla ahora), aprendiendo y desaprendiendo también, ya que la arquitectura funcional del cerebro no es estática, sino que se adapta sin cesar a las condiciones del nicho natural y cultural, desde su inicio.

    2.1 El cerebro humano: características, desarrollo y evolución

    Nuestro cerebro es único respecto al del resto de especies animales y también único en relación con el del resto de las personas. Incluso los cerebros de hombres y mujeres son diferentes. Es un hecho que, por naturaleza, el cerebro madura paulatinamente con la edad y lo hace con las peculiaridades específicas de las chicas y de los chicos. Por algo dos cromosomas X no aportan la misma información genética que un cromosoma X y otro Y. Tampoco cada uno recibe de sus padres una herencia exactamente igual para construir su cerebro, ni al ritmo al que hacerlo, como señala Natalia López Moratalla en El cerebro adolescente, volumen que forma parte de la colección Los secretos del cerebro. Así pues, un cerebro humano es tan único y diferenciado como la huella dactilar. No hay dos cerebros iguales. El cerebro humano nace con unas características neurofisiológicas, pero se va construyendo a sí mismo con el entorno, la educación y las experiencias que tiene. En este proceso se crean circuitos ante los estímulos externos e internos, conexiones que procesan emociones, sentimientos, afectos, respuestas y decisiones. Pero ¿quién decide realmente lo que hacemos ante un estímulo externo? «Al tratar de entender cómo funciona nuestra mente, los psicólogos llegan con frecuencia a una conclusión asombrosa a primera vista: las personas tomamos decisiones sin pensárnoslas mucho o, mejor dicho, antes de haberlas pensado conscientemente. Cuando decidimos qué votar o comprar, adónde ir de vacaciones y un sinfín de otras cuestiones, los pensamientos inconscientes suelen desempeñar un papel importante. Investigaciones recientes han arrojado luz sobre la profunda influencia de nuestra mente inconsciente en las interacciones del día a día».²

    Es en este sentido en el que un estado de consciencia, de awareness, nos puede ayudar a cambiar las reacciones automatizadas que manifestamos en una situación concreta: parar y pensar antes de actuar, frenar la velocidad del flujo neuronal para dilatar el tiempo y romper el automatismo de nuestras respuestas.

    2.2 Estructura del cerebro

    El cerebro humano es la estructura más compleja de la naturaleza. De media, pesa alrededor de 1,36 kilos, y solo el cerebelo supone cerca del 85 % de su peso total. Protegido dentro del cráneo por el líquido cefalorraquídeo, su ordenamiento se puede establecer en tres capas concéntricas, dos hemisferios y cuatro lóbulos. Desde el punto de vista evolutivo, sucesivamente se han dado cerebros con una, dos y tres capas diferentes entre sí, tanto en los tipos de neuronas que presentan como en las funciones que desempeñan, y las funciones cerebrales han ido paulatinamente en aumento con la progresiva integración entre ellas.

    Así, estas tres capas son: tronco cerebral, cerebro emocional y corteza cerebral. El tronco cerebral controla la motricidad básica y las respuestas automáticas, enormemente rápidas, viscerales y estrictamente relacionadas con la supervivencia. El cerebro emocional, la segunda capa encefálica, es un conjunto de núcleos denominado sistema límbico que aparece con los mamíferos acompañada de la corteza cerebral. Contiene el tálamo, el hipotálamo, el hipocampo y el complejo amigdalino. Fundamentalmente, a sus neuronas corresponde el procesamiento de las emociones y el recuerdo del impacto emocional, positivo o negativo, placer u odio de nuestras vivencias. La tercera capa es la corteza cerebral o neocórtex, que solo posee el ser humano y tiene una organización en lóbulos y una subdivisión en áreas especializadas. Como consecuencia, se hace posible combinar los patrones de las percepciones y las emociones, alcanzándose una conciencia neurológica. Desde estas áreas se ejerce el control jerárquico sobre el que descansa todo lo genuinamente humano.

    2.3 Cerebro humano frente a determinismo animal

    Una de las diferencias clave entre el ser humano y el resto de animales es la construcción del cerebro y sus funciones. Mientras en los animales encontramos un cerebro determinista, que desde el nacimiento marca instintos básicos orientados a la supervivencia y que definirán el comportamiento general del sujeto durante el resto de su vida, el ser humano nace mucho más dependiente, sin una gran herencia determinista, y va construyendo su cerebro en función de varios factores:

    Por otra parte, si bien el grado de las capacidades cerebrales de los animales varía según la especie que analicemos (en los primates se encuentran rasgos más evolucionados que en otras especies), el hombre se libera del encierro temporal, deja de vivir permanentemente en el presente y es capaz de registrar su biografía (su pasado) y proyectarse hacia el futuro, lo que propicia la autoconciencia o conciencia personal.

    Esta liberación del encierro en el aquí y el ahora se manifiesta, entre otras características específicamente humanas, en la capacidad de tratar las realidades como algo fuera de uno mismo, de planificar acciones y de prever sus consecuencias futuras adelantándose a ellas. Por eso el hombre es, en palabras de Mandela «el amo de mi destino, el capitán de mi alma».

    2.4 Plasticidad del cerebro

    Nuestro cerebro cambia y se forma con el tiempo, convirtiéndose en único. Hay dos etapas clave en este proceso, la infancia y la adolescencia, durante las que se forman gran parte de nuestros circuitos neuronales, aunque la estructura del cerebro nunca deje de desarrollarse. Es lo que llamamos «plasticidad neuronal», y una vez que somos conscientes de ella, somos capaces de intervenir en la formación de las conexiones neuronales para que actúen a nuestro favor: aquella respuesta automatizada que creamos en un momento en el que nos resultaba útil puede sernos un impedimento ahora o en el futuro. La persona tiene la facultad de identificarla y tomar la decisión de cambiarla: depende de si quiere o no actuar.

    Como señalamos, el cerebro es especialmente plástico en la infancia, periodo en el que lo aprendemos casi todo, y también durante la adolescencia, años en los que, además de recibir una gran carga hormonal, nuestro cerebro aprende nuevos códigos de comportamiento. A partir de ahí, también ha de mantenerse flexible en cierta medida, y existen recursos específicos para lograr que así sea. Hay razones lógicas para que se vuelva menos flexible a medida que madura, ya que necesitamos más eficacia y estabilidad, pero siempre podremos modelarlo y conseguir nuestras metas: somos los responsables de hacerlo. Decir que usamos solo una parte de él y que no sabemos sacarle partido al resto no es más que un mito: cada uno consiente o impide que su cerebro incorpore nuevas neuronas a los circuitos y también que aparezcan y maduren nuevas neuronas desde los dos depósitos de células precursoras que almacena. Lo usamos todo, otra cosa es que unos consigan un mayor y mejor rendimiento que otros, según lo entrenen.

    2.5 Control ejecutivo del cerebro

    Nuestro cerebro tiene un sistema natural de recompensa que trabaja a través de mensajeros químicos y de múltiples conexiones neuronales. Este sistema está compuesto por cuatro vías que se activan por diferentes estímulos, y tres de esas cuatro vías utilizan la dopamina, la hormona del placer (la cuarta se sirve de la serotonina). La dopamina es el factor químico que se transmite como sensación de recompensa cuando cumplimos con nuestras necesidades o hacemos algo que nos agrada.

    Este sistema de recompensa consta de varios elementos fundamentales, el núcleo accumbens y dos neurotransmisores: la dopamina, que procesa las emociones positivas, y el glutamato, que guarda la memoria de la conexión entre dos neuronas. Cuando conocemos y manejamos adecuadamente este circuito, somos capaces de poner en marcha nuestro cerebro ejecutivo y encontrar la automotivación necesaria para la acción, incluso abordando situaciones que en el momento no nos dan placer ni satisfacción. Si hemos traído a la memoria como recuerdo, a través de un ejercicio de reflexión, la visualización de la recompensa que conseguiremos en el futuro y que ya hemos simulado con anterioridad, somos capaces de ser fuertes y mantenernos firmes a pesar del displacer de lo que tenga que hacer hoy para llegar a la meta mañana. Este recurso lo utilizamos al inicio del libro para imaginarnos con el mando sobre nuestra vida y lo volveremos a tratar más adelante para hacer realidad proyectos y objetivos.

    Esta posibilidad de traer el futuro al presente nos facilita la automotivación: el cerebro guarda la memoria emocional y la experiencia que hemos vivido al haber visto y sentido la recompensa, lo que nos facilita ponernos en marcha hoy y ahora, en lo concreto, para alcanzarla.

    Es importante estar atentos a un dato relevante: las redes de castigo y recompensa no están del todo definidas en el cerebro, tienen prácticamente el mismo recorrido. Se activa el mismo sistema de recuerdo de un comportamiento que nos da placer o gusto, tanto si la actuación tiene como resultado final algo beneficioso para nosotros como si la consecuencia es perjudicial (como en el caso de las adicciones). Por eso hay que aprender a calibrar el riesgo y el beneficio de nuestras acciones y de los hábitos que adquirimos con ellas.

    2.6 Factores de desestructuración del cerebro

    En el crecimiento de nuestro cerebro, que comienza a las tres semanas de la gestación con la formación de las células nerviosas que se irán transformando en nuestras neuronas y continúa hasta los 20 o 25 años, hay tres principales factores de riesgo o desestructuración: el distrés (o estrés negativo), los traumas y las adicciones.

    Distrés o estrés negativo. El estrés es una respuesta defensiva que nuestro cerebro activa necesariamente cuando percibe una amenaza. El estrés por tanto es bueno y necesario. Sin embargo, si la situación de estrés se prolonga o es muy intensa y no tenemos suficientes recursos para afrontarla o son circunstancias demasiado grandes, notamos la propia incapacidad psíquica para procesar esa realidad dura que nos es impuesta. No se trata de un reto en sí, sino de la constatación de nuestra impotencia ante la amenaza. Si esta situación es continuada, por un hecho real o porque nuestra mente lo construye, se vuelve distrés, que si dura en el tiempo o se hace crónico es tóxico y uno de los mayores enemigos de nuestras neuronas: en etapas tempranas, una situación muy estresante destruye parte de las neuronas del hipocampo, que son esenciales para el aprendizaje y la memoria.

    ¿Cómo es este proceso? La alostasis da respuesta a los desafíos y cambios, cuando hablamos de un «grado de estrés tolerable» nos referimos a experimentar eventos de vida estresantes con un mínimo de carga alostática, lo que logramos gracias a tener buenos recursos internos y apoyo externo. Sin embargo, con «estrés tóxico» nos referimos a situaciones en las que no hay éxito debido a la falta de competencias internas adecuadas, así como de apoyo externo. También puede basarse en una arquitectura neuronal inadecuada para manejar el estrés. La sobrecarga alostática se aplica a las situaciones de estrés tóxico en las que la desregulación fisiológica es probable que acelere el avance de la enfermedad. ¿Cómo reaccionamos ante una situación que nos angustia? Nuestro cerebro genera la hormona del cortisol, que debilita la comunicación en las sinapsis (las conexiones interneuronales), pudiendo acabar por anularlas. Un alto nivel de cortisol mantenido en nuestro organismo afecta negativamente tanto al cerebro como a la salud del resto del cuerpo.

    La respuesta al estrés depende de la intensidad, la duración de la exposición al estresor y la etapa de la vida en que se dé en cada uno según su biografía.

    El estrés afecta a:

    La estructura de las neuronas de las áreas cerebrales implicadas en el control cognitivo y el autocontrol, modificando por tanto las conexiones entre dichas áreas.

    La síntesis de nuevas neuronas: en una situación estresante se destruye parte de las neuronas recién creadas en el hipocampo, esenciales para el aprendizaje y la memoria.

    De forma general, se constata que los hombres y las mujeres reaccionamos de forma inversa ante el distrés: mientras que los varones experimentan un fuerte impulso, las mujeres sufren rechazo, porque el cortisol bloquea la acción de la oxitocina (con frecuencia denominada «la hormona de la confianza») en el cerebro femenino.

    Entre los recursos para el manejo del estrés están practicar deporte, ejercicios de relajación, dormir 7–8 horas, comer saludablemente y despacio, etc.

    Me parece importante resaltar la conveniencia de entrenar a un poderoso aliado: el sentido del humor. Una carcajada beneficia a nuestro organismo, pues cambia los procesos internos, el cuerpo queda distendido y disminuye la concentración de cortisol liberado en la sangre, haciendo que descienda el nivel de adrenalina y que la tensión se relaje. El humor nos proporciona, además, un medio para relativizar los problemas cotidianos; produce momentos de gran liberación. Quien aprende a bromear con sus contratiempos en vez de encerrarse en su enojo, fomenta la creatividad y encuentra solución a los problemas con más facilidad. Tenemos la experiencia de estos beneficios a nivel personal y a nivel social. Ante situaciones difíciles surgen ejemplos admirables: chistes, memes, vídeos simpáticos que desdramatizan, aligeran el peso y nos conceden transitar con más ánimo y soltura en un momento social duro.

    Los climas alegres y con humor facilitan el pensamiento lateral y dan antes con soluciones creativas. Si, por el contrario, generamos estrés y agobio a nuestro alrededor, las personas se bloquean y no rinden.

    Trauma. El trauma disminuye la función prefrontal, hiperestimula la evaluación de lo negativo en la amígdala cerebral y reduce la actividad del hipocampo, lo que provoca un bloqueo de la memoria emocional. Sufrido en edades tempranas, conlleva diferencias individuales a través de la epigenética (los mecanismos que regulan la expresión de los genes, estableciendo la relación entre las influencias genéticas y ambientales) y de la arquitectura cerebral (que determina la capacidad posterior de adaptación flexible o de la falta de la misma). Así, el trauma afecta al circuito de control afectivo–cognitivo del cerebro social y a los vínculos de apego. Por ejemplo, los niños maltratados físicamente muestran alteraciones en el volumen orbitofrontal, relacionado con

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