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Edad de oro: Una ventana hacia el futuro
Edad de oro: Una ventana hacia el futuro
Edad de oro: Una ventana hacia el futuro
Libro electrónico197 páginas3 horas

Edad de oro: Una ventana hacia el futuro

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En este primer libro, de lo que será el inicio de una saga de ciencia ficción deportiva orientada al tenis, hemos conocido un maravilloso futuro que nos revela un interesante joven llamado Rafael, quien con su incesante búsqueda y grandiosas cualidades de videncia; viaja al año 2085 bajo mágicas y misteriosas c

IdiomaEspañol
Editorialibukku, LLC
Fecha de lanzamiento6 dic 2019
ISBN9781640864498
Edad de oro: Una ventana hacia el futuro

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    Edad de oro - Carlos Guevara Escobar

    PREFACIO

    Han transcurrido millones de años de evolución en este increíble Planeta, de la mano de innumerables cambios; transformaciones geológicas impresionantes, fenómenos climáticos extremadamente significativos; habitantes e inquilinos que siguen en la actualidad y otros que yacen extintos pero, cuyo recuerdo está plasmado en la larga historia y en las paredes de hermosos cañadones, montañas y grandes bloques de hielo.

    Junto a toda esta historia, corresponde contar nuestra historia como Humanidad.

    Hemos habitado este hermoso paraíso desde tiempos remotos, con una trayectoria a la luz de los acontecimientos, y otra, bajo la sombra de innumerables misterios. Hemos visto transitar a grandes personajes, grandes pensadores, grandes maestros espirituales, y también a personajes que han oscurecido el mundo bajo actos de violencia, ambición y completa corrupción, éticamente y moralmente; pero, toda esta gigantesca cadena de hechos ha pintado el maravilloso lienzo que podemos ver hoy en día a través de nuestros ojos.

    Encontramos una asombrosa y perfecta evolución en la naturaleza, de la cual no nos sentimos partícipes, pero de un modo integrativo y divino somos parte cien por ciento. Los caminos a recorrer que marcaron nuestros antecesores han sido tan diversos como personas en el Mundo, pero aun así, nos mostraron algunas leyes universales y divinas por las cuales se han regido culturas y civilizaciones, ya sea bajo el legado de divinidades o grandes pensadores, quienes las establecieron para mejorar la calidad de vida y las buenas costumbres.

    Dentro del cíclico ir y venir de los innumerables acontecimientos que han matizado este hermoso Planeta, (y a nosotros junto a él) encontramos importantes y recurrentes incógnitas como: la verdadera importancia y sentido del ser humano, pregunta que ha sido un acertijo de antiguas civilizaciones junto a prestigiosas Universidades de la actualidad. En el momento que nos sintonizamos con este tipo de preguntas, llegamos a la divina creación y el existencialismo de un ser creador y omnipresente, quien todo lo ve y todo lo sabe. A partir de esta pregunta derivan muchas religiones y búsquedas de la verdad en el corazón y el pensamiento de muchos individuos.

    Bajo las palabras de esta pequeña introducción les contaré una increíble historia, mi historia, que inmersa en fantásticos y asombrosos acontecimientos nos muestra la realidad, ya sea de tiempos pasados, tiempos futuros o, una fusión de ambos; en un momento de la historia, en que los dos encontraron sus caminos. Los antiguos y los contemporáneos conocimientos se hermanaron y en base a la experiencia de cada uno, tras miles de años de preguntas, acercaron esa respuesta y se juntaron en un tiempo relativamente cercano, en el año 2085.

    Yo, Rafael, un joven común y corriente ante todo el mundo, pero con una inusual y compleja característica mas desarrollada que el común de los seres humanos, me veo en el compromiso de contarles mis vivencias y experiencias, de cómo misteriosa y mágicamente me encontré viviendo en ese futuro cercano del año 2085. Teniendo la absoluta certeza que mas que un revelador sueño, tuve la divina suerte y gran privilegio de abrir una ventana y ver hacia dónde está dirigida la voluntad; ya sea de la naturaleza, del incesante trabajo y dedicación del ser humano, o del arquitecto y gran Creador de todo lo que nos rodea. Sea cual sea la respuesta, me veo en la obligación de mostrar todo lo que por destino estuvo frente a mi en algún momento, no dudo de su existencia o veracidad, aunque al mismo tiempo no puedo comprobar su autenticidad, porque en rigor no ha sucedido.

    Los bosquejos de este futuro están flotando en algún lugar, gestándose en el pensamiento de un hombre soñador, brotando en alguna inquieta y vívida mente, navegando en el apasionado corazón de una mujer intrépida, o escritas en algún sagrado y oculto lugar del planeta. El maravilloso camino a este 2085 no se los puedo contar, pero el resultado final, será algo que con mucho orgullo ilustraré, así es que desde ahora, abriré esa ventana hacia la suma de millones de vidas y experiencias. ¡Bienvenidos al 2085!.

    AGRADECIMIENTOS

    ¡Este, para mí es un segmento muy importante, ya que he recibido tanta ayuda en el transcurso de los años, que debo detenerme un momento, a mirar de la mano de qué experiencias, y qué hermosas personas, sembraron en mi espíritu y corazón el grado de motivación y entusiasmo necesario, para escribir la primera parte de esta saga de ciencia ficción enfocada a la ciencia visión. Desde el momento en que se dice: uno no escoge a la familia, ya se nos está otorgando un regalo, y el que recibí fue maravilloso. Debo agradecer desde lo más profundo de mí ser, por tener la dicha de disfrutar de una madre, un padre y unos hermanos sumamente cariñosos, y llenos de atributos admirables, que he tratado de adquirir con el paso de los años. También he tenido el privilegio de conocer a personas con un alto compromiso espiritual y divino, quienes me han envuelto con su magia y desbordante fe, en que los tiempos que estamos viviendo y viviremos, serán recordados como años gloriosos. Por último, y más importante, es el agradecimiento a nuestro Dios padre todopoderoso, quien enigmáticamente vive y transita, por la misteriosa ruta trazada entre nuestros pensamientos y corazón.

    CAPÍTULO I

    MI VERDAD

    Ahora les contaré un poco acerca de mí. Mi nombre es Rafael, tengo diecisiete años, vivo en Santiago de Chile con mi madre María de los Ángeles y mi abuelita Angélica María, la fecha actual es cinco de junio de 2017 y estoy en cuarto medio, a solo un paso de comenzar mi vida universitaria. A ratos me abruman mis espinillas, me ilusiono con que la chica que me gusta algún día sepa que al menos existo, me encantaría poder practicar algún deporte y salir del especial anonimato en el que vivo, en este momento tendría que estar ocupado con responsabilidades de jóvenes de mi edad, y disfrutando de las actividades que nos recuerdan que la vida es un instante maravilloso pero, en vez de eso, tengo que tratar de encontrarle un sentido útil y valioso a los dones que me han sido entregados.

    Desde ya, hace algunos años tengo que lidiar con mi videncia, la cual en sus orígenes es bastante traumática y caótica. Es como si te dieran un obsequio horrible, y al mismo tiempo desconociendo su utilidad. Son de esos regalos que nos llegan a destiempo; una pelota de fútbol a los seis meses; cuando nuestro mundo circula en solo tres cosas: dormir, comer y defecar. Placeres que seguiremos disfrutando, pero en menor medida en años venideros. Después cuando esperamos la pelota de fútbol, nos llega ropa de vestir, luego queremos una taquillera tenida para salir, y nos regalan un libro de un autor desconocido. Después queremos un poco de dinero para sentir al menos un momento de independencia económica, y llega el reloj para que nos recuerde que ya es tarde y debemos volver a casa. En fin, esta cualidad, (porque hasta hace algún tiempo no podría haberlo llamado de otra forma y menos darle una característica positiva, ya que de su mano había pasado los momentos mas terroríficos de mi vida) es algo que; con la debida instrucción y la guía apropiada, es una poderosa herramienta para darle consuelo a muchas almas y tener una visión mas amplia de todo lo que existe a nuestro alrededor, pero, con falta de información puede llegar a verse como una maldición. Este proceso de vivirla como algo negativo y transformarlo en algo positivo, toma algún tiempo, aunque hay algunas emociones que jamás nos abandonarán, tales como el miedo y la angustia, aunque en ocasiones se puede dilucidar el lado sombrío de estas emociones, reflejándonos el sentido final de las mismas, ya trasformadas y trascendidas en positivas como: la alegría, la congoja y una profunda gratificación.

    Ahora les contare el día en el cual mis facultades se revelaron ante mi persona.

    En la madrugada del 27 de febrero del 2010 ocurrió un gran terremoto en mi país, el cual paralizó todo por varios días. Tres días después de este devastador hecho de la naturaleza, me dirigía con uno de mis mejores amigos (Juan), a ver algunos de los cambios que nos había dejado el terremoto, el cual aún nos continuaba asustando con innumerables replicas a diario. Íbamos pateando una pelota de fútbol y derrochando todo el talento posible por las resquebrajadas calles post terremoto hasta que, un apasionado tiro de Juan fue a parar a un cementerio que data de muchos años. Después de disputar varios cachipún, también conocidos por piedra, papel o tijera; sin llegar a un acuerdo de quien debía saltar a buscar la pelota, decidimos ir los dos. Así es que, saltamos el gran muro del cementerio y nos dispusimos a buscar la pelota. Al ingresar al cementerio nos dimos cuenta del gran daño que había sufrido ese antiguo refugio físico. El paisaje era tenebroso y algunas tumbas estaban al descubierto bajo las consecuencias del terremoto, nos miramos con cara de complicidad pensando en buscarla rápido e irnos de ahí, después de un par de minutos, ahí estaba la caprichosa pasión de multitudes, justo al borde de caer por un agrietado y antiguo mausoleo, la decisión de quien iría por ella fue dictatorial y acatada por mi persona, tomando en cuenta las ininterrumpidas réplicas post terremotos, debía entrar y salir lo más rápido posible. El ingreso era estrecho y yo me sentía como Indiana Jones en una de sus aventuras. Transcurridos algunos segundos desde mi ingreso, tuvimos una réplica de gran magnitud, que provocó la caída del suelo y el derrumbamiento de gran parte del mausoleo, enviándome a lo profundo y desconocido de su interior, tuve mucha suerte en la caída, logré aterrizar y terminar totalmente ileso, pero, el detalle fue que, se bloqueó toda posibilidad de salir de ese oscuro y lúgubre lugar.

    Viendo la adversidad de la situación, mi gran consuelo era que mi amigo Juan iría rápidamente a dar aviso de lo ocurrido, lo que me daba un poco más de tranquilidad, en un momento de plena oscuridad y pánico. Después de transcurridos algunos minutos, mi visión se adapto a la oscuridad y dejó entrever una red de túneles subterráneos que se encontraban en las inmediaciones. Al ver que las réplicas continuaban, decidí aventurarme por el túnel de mayor claridad. El perturbador silencio, el profundo temor a lo desconocido y el permanente polvo que se encontraba en el ambiente, ensuciaba mi rostro y producía una cortina ante mis ojos que limitaba aun más mi escasa visión, lo que al mismo tiempo fue incrementando mi temor.

    Continúe por la misma ruta en busca de algo más de claridad, con la finalidad de encontrar una vía de escape, y en vez de eso llegué a una habitación sin una salida aparente. En el momento en que quise regresar al lugar de origen, otra réplica bloqueó la salida y una piedra golpeó mi cabeza haciéndome perder por completo el conocimiento.

    Al recobrar la conciencia, una gran cantidad de sangre cubría mi rostro, lo que no me permitía abrir mis ojos para obtener una clara visibilidad. Sin embargo me encontré con la grata sorpresa de que ya me habían hallado, y una dulce y femenina voz susurró a mi oído diciendo: no tengas miedo, ya estamos aquí para ayudarte, relájate que ya vienen por ti. Puso mi cabeza sobre sus piernas y con sus frías manos comenzó a limpiar mi rostro, y eso me produjo una increíble paz que me indujo al sueño.

    Al cerrar mis ojos, mi mente viajó a uno de los más hermosos recuerdos que tengo con mi padre; solíamos ir a pasear por un precioso parque para jugar fútbol y en ocasiones nos entreteníamos en algunos de los juegos del parque. En ese hermoso día de primavera fuimos a elevar volantín, y mi padre compró dos globos blancos con un fin específico. Nos sentamos en una banca y me entregó uno de ellos diciendo: el camino de todos nosotros es el ascenso, volar hacia nuestro destino, independiente del área en la cual nos desempeñemos, a ti te apasiona el futbol, ¿te gustaría ser el goleador de tu equipo en el colegio?, Sí respondí yo. ¿Y luego te gustaría jugar en un equipo profesional?. Me encantaría contesté con entusiasmo. Luego me comentó: ese deseo es algo natural en el ser humano, al igual que el ascenso que realizarán estos globos.

    Enseguida me miro afectuosamente a los ojos diciendo; ya pequeño gigante, a la cuenta de tres liberaremos estos globos para ver cual será el camino que han de tomar cada uno de ellos. A la una, a las dos y a las tres. En cuanto los liberamos, una pequeña brisa los arrastró hacia unos árboles, lo cual nos hizo mirarnos con cara de asombro pensando que las ramas podrían acabar con un esperanzador ascenso, pero, una muy pertinente brisa los libró de un fatídico final y ambos celebramos con entusiasmo la continuidad de nuestro ascenso, aunque sólo unos metros mas allá, los globos tomaron caminos propios distanciándose considerablemente uno del otro. Ya transcurridos algunos minutos, estos se veían con mucha dificultad y notamos que volvían a encontrar sus caminos, lo que dibujó una particular sonrisa en el rostro de mi padre, cuando ya los habíamos perdido completamente de vista, mi padre me miró fijo a los ojos y comentó: al igual que estos globos, nosotros la gran mayoría de las veces comenzamos nuestro camino acompañados, principalmente por nuestros padres, abuelos o hermanos, y como esos globos que peligraron con una repentina ráfaga de viento, nosotros también nos desviamos de nuestro camino sorteando peligrosos obstáculos, como aquel árbol que casi dio prematuro final a nuestro viaje. Pero, también encontramos bondadosas y divinas ayudas (como esa pertinente brisa), que nos van liberando de ataduras que entorpecen nuestro andar. En gran parte de nuestro camino, nos encontramos solos, aparentemente y debemos aprender a tomar las mejores decisiones en nuestro incesante ascenso. Así, cada vez que sientas que las cosas no van del todo bien, mira hacia tus pies, para que veas cuales son los medios que te permiten avanzar, mira hacia los costados para ver quien o quienes te acompañan, voltéate para que veas todo lo que has dejado en el pasado, levanta la cabeza para que veas hacia donde va tu futuro y luego cierra los ojos para que veas que sentimientos le dan vida a tus actos.

    En el momento en que cerraba los ojos bajo las palabras de mi padre, los comenzaba a abrir en la realidad tras un vago sonido, que al parecer coreaba mi nombre,… Rafael, Rafael, Rafael. Después de varios Rafael me di cuenta que me buscaban y con un débil aquí estoy me hice presente. Después de algunos minutos de remover escombros pudieron llegar a mí.

    Ya estando en el hospital con las debidas atenciones y mi hermosa madre a mi lado, recordé a esa dulce y amable mujer que me dio consuelo en total oscuridad, y le pregunté a mi madre, dónde estaba y quién era, justo en el momento en que no pudimos encontrar una explicación coherente de esa misteriosa mujer, comenzó mi nueva vida.

    Exactamente siete días después de mi accidente me encontraba en el segundo piso de mi casa viendo televisión, al mismo tiempo, tocaba los puntos suturados en mi cabeza con muchos deseos de sacármelos, y tanto jugar con los puntos comenzaron a desprenderse, me dirigí hacia el espejo del baño, cuando, de forma repentina sentí en mi cuello un par de manos heladas y saltando de susto me volteé rápidamente, esperando encontrar a mi madre o a mi abuela haciendo alguna de sus bromas, pero, para mi delirio no había nadie a mis espaldas. Revisé en la habitación contigua, y tampoco

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