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Ser varón en tiempos feministas: Entre el conflicto y el cambio
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Libro electrónico287 páginas9 horas

Ser varón en tiempos feministas: Entre el conflicto y el cambio

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En esta obra se indaga la sexualidad, los vínculos de pareja y la paternidad de varones de entre 25-45 años, con la firme convicción de que es necesario desarrollar estrategias grupales, sociales y políticas que contribuyan a la creación de nuevos códigos culturales y modelos viriles que favorezcan prácticas innovadoras de los varones, apuntando a la promoción del cambio masculino.
El andamiaje conceptual de esta obra amalgama las teorías acerca de las representaciones sociales con las hipótesis psicoanalíticas integradas con la perspectiva de género, para analizar los imperativos que construyen y reproducen la masculinidad en lo subjetivo y lo social. Y aunque existe un estereotipo masculino hegemónico, cada varón presenta divergencias, dadas las resignificaciones y articulaciones producidas entre los distintos estratos del psiquismo y la incidencia de la ideología y de lo sociocultural.
El texto ofrece una perspectiva sistemática y ordenadora acerca de los desarrollos teóricos para indagar la masculinidad, por lo que representa un recurso valioso para los estudios académicos que la época requiere.
IdiomaEspañol
EditorialNoveduc
Fecha de lanzamiento1 jun 2020
ISBN9789875387621
Ser varón en tiempos feministas: Entre el conflicto y el cambio

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    Ser varón en tiempos feministas - María Gabriela Córdoba

    Ser varón en tiempos feministas

    Entre el conflicto y el cambio

    María Gabriela Córdoba

    Ser varón en tiempos feministas

    Entre el conflicto y el cambio

    Índice de contenido

    Portadilla

    Legales

    Prólogo

    Introducción

    Primera parte. Apartado conceptual

    Capítulo 1. El enfoque de género

    Capítulo 2. La construcción social y subjetiva de la identidad de género

    Capítulo 3. La masculinidad hegemónica en el sistema social patriarcal

    Capítulo 4. Subjetividad e identidad masculina

    Capítulo 5. La sexualidad de los varones

    Capítulo 6. Relaciones de pareja y paternidad

    Capítulo 7. Nuevos aportes a los estudios de varones y masculinidades

    Segunda parte. Apartado de investigación

    Capítulo 8. Investigar las prácticas en masculinidades

    Bibliografía

    Colección Conjunciones

    Corrección de estilo: Liliana Szwarcer

    Diagramación: Ana Lía Dellacasa

    Diseño de cubierta: Pablo Gastón Taborda

    Fotografía de cubierta: es.123rf.com/profile_kristine0527 (obra del artista Nathan Sawaya)

    Ilustración de contracubierta: es.123rf.com/profile_anterovium

    Los editores adhieren al enfoque que sostiene la necesidad de revisar y ajustar el lenguaje para evitar un uso sexista que invisibiliza tanto a las mujeres como a otros géneros. No obstante, a los fines de hacer más amable la lectura, dejan constancia de que, hasta encontrar una forma más satisfactoria, utilizarán el masculino para los plurales y para generalizar profesiones y ocupaciones, así como en todo otro caso que el texto lo requiera.

    Ediciones Novedades Educativas

    © del Centro de Publicaciones Educativas y Material Didáctico S.R.L.

    Av. Corrientes 4345 (C1195AAC) Buenos Aires - Argentina

    Tel.: (54 11) 5278-2200

    E-mail: contacto@noveduc.com

    www.noveduc.com

    Primera edición en formato digital: agosto de 2020

    Digitalización: Proyecto451

    No se permite la reproducción parcial o total, el almacenamiento, el alquiler, la transmisión o la transformación de este libro, en cualquier forma o por cualquier medio, sea electrónico o mecánico, mediante fotocopias, digitalización u otros métodos, sin el permiso previo y escrito del editor. Su infracción está penada por las leyes 11.723 y 25.446.

    ISBN edición digital (ePub): 978-987-538-762-1

    Agradecimientos

    Este libro no hubiese sido posible sin el apoyo constante de Irene Meler, quien no solo dirigió la tesis doctoral en la que se basa y me impulsó a publicarlo, sino que además hoy, generosamente, lo prologa.

    Agradezco inmensamente a:

    Alicia Ugarte y a Raúl Arué, pilares en mi formación académica, el trabajo conjunto en la cátedra de Sociología y en numerosos proyectos de investigación de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNT, pues me enseñaron y luego me orientaron para investigar las prácticas y practicar la investigación.

    Néstor Casas, por estimularme siempre y acompañarme en mi crecimiento profesional. Su aliento, su lectura atenta y sus sugerencias me han ayudado mucho a ser quien soy.

    María Teresa Czar, por acompañarme en el tránsito de encontrarme.

    Mara Mohedano y Sonia Fernández Vecino, quienes me iniciaron en la temática de la masculinidad y la salud sexual y reproductiva, allá por el año 2005.

    Los colegas del Grupo de Estudio de los miércoles, a los de mi Seminario de Introducción a la clínica psicoanalítica con perspectiva de género, y a los que confiaron en mi asesoría para sus tesis doctorales, por el aprendizaje conjunto, donde la articulación de la perspectiva de género con el psicoanálisis es vertebral.

    La posibilidad de cursado del trayecto de posgrado en Psicoanálisis y Género (APBA-UK) de la mano de maestres como Irene Meler, Irene Fridman, Juan Carlos Volnovich, Débora Tajer y Mabel Burin, que abrieron mi mente a un mundo nuevo de conocimientos y me mostraron que había otro modo posible de hacer clínica.

    La ayuda de los muchísimos varones que generosamente compartieron conmigo su tiempo y sus vidas, con el fin de recabar la información que aquí se presenta y analiza.

    A mi familia por su apoyo, y, principalmente, por haber transitado conmigo por este proceso de escritura.

    A mis amigues, por soportar mi intensidad.

    La Facultad de Filosofía y Letras de la UNT me cobijó y me becó para poder realizar esta investigación en el marco del Doctorado en Humanidades, por lo que agradezco el espacio de aprendizaje brindado. Hago extensivo mi agradecimiento a las juradas de mi tesis doctoral, Dra. Betina Garrido, Dra. Cecilia Canevari y Mag. Silvana Lerma, que alentaron esta publicación durante su defensa.

    Finalmente, quiero agradecer por todos los espacios nuevos que se gestaron luego de la tesis, que me hacen pensar que las transformaciones y los cambios sociales son posibles si se trabajan con pasión y articuladamente con otres.

    Prólogo

    Irene Meler

    La publicación de este libro da testimonio de la vitalidad de un campo de estudios dedicado a analizar un tema de relevancia actual: las relaciones sociales y subjetivas que hoy se establecen entre varones y mujeres.

    Los análisis sociales clásicos se han construido tomando como concepto orientador la clase, o sea, los sectores en que se estratifica el campo social o, en otros casos, la etnia, es decir los agrupamientos humanos establecidos en torno de los espacios de residencia y de las características culturales distintivas allí desarrolladas. Pero las relaciones que se entablan entre mujeres y varones han quedado adscritas al ámbito de lo natural durante mucho tiempo, con lo cual su carácter de intercambios sociales, atravesados de modo inevitable por las relaciones de poder, se ha sustraído de los intentos de comprensión. El campo interdisciplinario de los Estudios de Género ha tenido un desarrollo internacional que comenzó en los años 70 con las investigaciones que se denominaron inicialmente como Estudios de la Mujer, y que tuvieron un gran impacto en los centros académicos de Occidente. La diversidad existente al interior del colectivo femenino, hasta ese momento tornado invisible por los enfoques androcéntricos (1), condujo a reconocer el hecho de que la variable de género se articula de modo inextricable con la clase, la edad, la etnia y la orientación sexual de los sujetos, lo que llevó a pluralizar la denominación, transformándola en Estudios de las Mujeres.

    En la década del 80 se sumaron los estudios sobre las masculinidades, mayormente desarrollados por varones que presentaron una perspectiva crítica sobre los ideales e imperativos que han regido al género dominante. Unos años después, aquellos cuya identidad y sexualidad no se alineaban dentro de los dos casilleros habilitados por el orden sexual binario, inauguraron estudios sobre las diversidades identitarias y deseantes, denominados como Queer Studies, una expresión que manifestó (2) la reapropiación de las denominaciones discriminatorias de las cuales estos sujetos habían sido destinatarios.

    Todos estos desarrollos se integran en la actualidad bajo la denominación de Estudios de Género, que engloba y alberga las producciones científicas de las ciencias sociales y humanas, elaboradas por quienes investigan en los campos del Derecho, la Filosofía, la Antropología, la Sociología, la Psicología, la Educación, la Biología, etc., e indagan en aspectos de la experiencia cultural y social que les resultan de interés en función de sus particulares posiciones subjetivas en el campo social. En todos estos estudios, la subjetividad ha dejado de ser considerada como un sesgo para elevarse al nivel de motivación legítima para la investigación. El ideal de conocimiento objetivo se promueve mediante el diálogo intersubjetivo, considerado como una fuente de riqueza, merced a la multiplicidad y diversidad de los puntos de vista allí expuestos.

    La investigación que María Gabriela Córdoba expone en este libro es el resultado de su tesis doctoral, lo que garantiza la rigurosidad de la indagación, que ha atravesado por la evaluación académica con gran éxito. La autora se suma con este estudio a la minoría de mujeres que nos hemos animado a indagar sobre los varones, superando el preconcepto existente acerca de que solo ellos estarían autorizados a tomarse como objeto de análisis. Después de largos siglos, durante los que los discursos sobre las mujeres y sobre la feminidad fueron elaborados por sujetos masculinos, esta es una necesaria reversión de la perspectiva, inaugurada por Elisabeth Badinter (3), en Francia, y por Mabel Burin y quien escribe (4), en Argentina.

    El foco de su indagación potencia la audacia del estudio, ya que ha explorado temas vinculados con la sexualidad y el cuidado de la salud sexual y reproductiva. No puedo ocultar un cierto regocijo burlón que experimento al observar esta inversión de la mirada tradicional, que ha sido una mirada masculina sobre los cuerpos, placeres y deseos femeninos. Estamos entonces ante una versión de los pájaros mirando la escopeta, que resulta seguramente muy saludable para renovar las perspectivas convencionales.

    El marco teórico del estudio amalgama, de modo logrado, las teorías acerca de las representaciones sociales con las hipótesis psicoanalíticas integradas con la perspectiva de género. En ese aspecto, el libro ofrece a quienes investigan o se interesan en estos temas una perspectiva sistemática y ordenadora acerca de los desarrollos teóricos que orientan las indagaciones, por lo que puede operar como un recurso valioso para los estudios universitarios que se realizarán en un futuro.

    Su caracterización de la masculinidad como un ideal normativo se inscribe en las ideas de Judith Butler, autora para quien el género es considerado como una norma. Lejos de limitarse a elaborar disquisiciones filosóficas distantes de la experiencia cotidiana, ella se compromete con un propósito propio de la política sexual: la democratización de las relaciones de género, tanto en sus aspectos sociales como en los intersubjetivos. Coexisten en el texto una dimensión descriptiva, que refleja el tradicionalismo del contexto cultural tucumano, con otra dimensión prospectiva, que encarna un proyecto de cambio. Las transformaciones sociales coexisten con la revisión crítica de paradigmas teóricos, en especial aquellos que se refieren a los aspectos donde las teorías psicoanalíticas naufragan en el sentido común consensual de los sectores medios conservadores del statu quo.

    Como alternativa, la autora sintetiza de modo personal los aportes teóricos de las psicoanalistas con perspectiva de género, tales como Jessica Benjamin y Emilce Dio Bleichmar, entre otras, ofreciendo de ese modo un modelo alternativo en el cual los desarrollos psicoanalíticos contemporáneos sirven al propósito de comprender y modificar las relaciones erotizadas de dominio/subordinación. Su descripción acerca de la manera en que la masculinidad cultural construye subjetividades y, de ese modo, se reproduce a lo largo de las generaciones, es muy elocuente. El rol constructivo del grupo de pares, la fratría viril, se destaca con lucidez como un factor preponderante de presión social masculinizante.

    Gabriela Córdoba da cuenta de la tensión inevitable que se plantea en el sector social estudiado entre la persistencia de representaciones y valores tradicionales, que tienden a su autoperpetuación, y las presiones hacia el cambio democratizador que caracterizan a nuestra época. En ese antagonismo se debaten los varones tucumanos, y el estudio ha captado de modo lúcido el modo en que reproducen una tendencia cultural universal y, a la vez, presentan particularidades locales que les confieren su fisonomía peculiar. La localización de la investigación es meritoria, en tanto evita generalizaciones espurias y se acota a dar cuenta de lo observado. Queda por cuenta de quien la lea poder captar el modo en que lo general se expresa de modos particulares, a través de la insistencia de la dominación social masculina.

    La tipología que elaboró la autora sobre la base de los hallazgos de su estudio resulta de utilidad para quienes investigan. Se enmarca en una tradición existente en Argentina, donde Mabel Burin ha elaborado una tipología para estudiar a las mujeres (5), y quien escribe ha creado una tipología que permite ordenar la indagación sobre las relaciones de pareja (6). Estas tipologías se estructuran sobre un eje que abarca desde el tradicionalismo hasta la innovación, y si bien aquella creada por la autora da cuenta de tendencias diferenciales al interior del colectivo masculino, también conviene reconocer que estos estilos de masculinidad suelen coexistir de modo inarmónico al interior de cada sujeto, planteando un debate interno entre el conservadurismo y la democratización de las relaciones de género. En relación con esta división subjetiva, Córdoba propone la categoría de varones supuestamente deconstruidos, donde no apunta a una impostura masculina, sino a la inevitable incongruencia entre las buenas intenciones manifiestas y la pervivencia latente de esquemas de comportamiento internalizados tempranamente y reforzados por el ambiente social.

    La categoría de impotencia vital, creada en este estudio, aporta a la comprensión y prevención de la violencia contra las mujeres y su desenlace fatal: el femicidio. Pero no corremos el riesgo de naufragar en la desesperanza, porque la autora reporta la existencia de varones en proceso más consciente de cambio, aquellos que aspiran a una paridad que, aunque aún no experimentan cabalmente, vislumbran de modo esperanzado.

    Para evitar la monótona reiteración del dominio masculino y la subordinación de las mujeres, María Gabriela Córdoba ha elaborado propuestas que pueden verse reflejadas en estrategias pedagógicas, recursos terapéuticos y políticas públicas relacionadas con los ámbitos sanitarios, educativos y judiciales. De este modo plantea una estrategia activa para potenciar las corrientes de cambio que ya nos engloban y conducen –esperemos que de modo irreversible– hacia una ampliación de la democratización social que incluya la paridad entre mujeres, varones y sujetos no binarios.

    Esta obra expone el resultado de un trabajo sistemático, realizado con calidad académica y, a la vez, un compromiso social de la autora hacia la construcción colectiva de un ámbito social más inclusivo y solidario.

    1. Por androcentrismo se entiende la prevalencia unilateral de la perspectiva masculina.

    2. Queer significa raro, y así han sido percibidos los sujetos homosexuales por quienes estructuraron su identidad sexual del modo mayoritariamente establecido.

    3. La obra de Elisabeth Badinter es XY La identidad masculina, publicada en español en Madrid, en 1993, por Alianza Editorial.

    4. Varones. Género y subjetividad masculina, de Burin, M. y Meler, I., publicado en 2000 por Paidós, en Buenos Aires.

    5. Burin, M. (1996) Género y psicoanálisis. Subjetividades femeninas vulnerables, en Género, Psicoanálisis, Subjetividad, de Burin, M y Dio Bleichmar, E., Buenos Aires, Paidós.

    6. Meler, I. (1994) Parejas de la transición. Entre la psicopatología y la respuesta creativa, Actualidad Psicológica, Nº 214, Las relaciones de pareja, octubre, Buenos Aires.

    Introducción

    El ser varón, lejos de ser la manifestación de una esencia, es producto de una construcción histórico-social que lleva al que nace con sexo viril a ajustarse e identificarse con valores, intereses y atributos que la normativa genérica adjudica a la masculinidad. Así, esta masculinidad social tradicional, internalizada por los hombres, emerge –en mayor o en menor grado– en sus modos de actuar, en sus pensamientos y en las conductas que adoptan, por lo que es necesario pensar y replantear las funciones públicas y privadas de los varones, teniendo en cuenta tanto aspectos sociales como subjetivos.

    Las políticas orientadas a las familias, por ejemplo, habilitan y sostienen el modelo hegemónico de la familia nuclear patriarcal, que supone la provisión masculina, en una época en la que el ser proveedor no depende exclusivamente de las capacidades y de la formación profesional de los varones, sino también de las mutaciones del mercado laboral. Además, como el ámbito de lo privado es considerado un espacio femenino del que los varones se desligan, la participación masculina en todas las esferas de la vida familiar y doméstica resulta insuficiente.

    Asimismo, se legitima la violencia en el varón, en tanto se la considera como una demostración de dominación, a partir de un imperativo que se juega en las relaciones de género desde una lógica binaria: o yo mando, o me mandan. La mayor independencia, la agresividad, la competencia y las conductas violentas y temerarias en aspectos tan diversos como las adicciones, las relaciones familiares y la sexualidad generan consecuencias sustanciales en la salud de los varones, a la vez que muestran de modo patente cómo los emblemas socioculturales viriles constituyen impedimentos para su autocuidado.

    Cuando las exigencias que el ideal de masculinidad trae aparejadas se contrastan con las posibilidades reales del varón, provocan, en muchos casos, un intenso displacer, que se disfraza mediante hipermasculinidad, proyecciones, pactos de silencio entre hombres y culpabilización de la mujer. Incluso, en muchas ocasiones los varones prefieren aparentar que cumplen con el conjunto de prescripciones genéricas –a pesar de no estar de acuerdo con ellas–, por temor a la crítica de otros hombres. El ideal masculino, así, aleja a los varones de la emocionalidad, del contacto humano y de un placer que transite por una vía diferente de la del dominio.

    Por eso, se analizará aquí el modo en que los varones encaran la sexualidad y la salud reproductiva, la vida de pareja y la crianza de los hijos, con el propósito de reconocer y jerarquizar los elementos en juego y propiciar de esta manera el logro de una equidad de género. La relación desigual de poder entre hombres y mujeres, y las exigencias sociales que pesan sobre los varones, asociadas con el ejercicio del poder inter e intragénero tienen efectos claramente negativos sobre mujeres, niños, ancianos y personas diversas, así como sobre los mismos hombres. Pero estos protegen sus privilegios y conservan los beneficios que obtienen desde su posición dominante en las relaciones de género, por lo que la masculinidad no se revisa ni se cuestiona, por temor a erosionar las bases en las que se asienta la identidad genérica viril, el amor propio y la autoestima, y por miedo a que sean obligados a responsabilizarse por los beneficios que aún obtienen en el mundo actual: disponibilidad del cuerpo y de la atención de las mujeres, facilitación hacia los lugares de poder, y la no implicación en lo doméstico, por mencionar solo algunos de ellos. Esta situación ha lentificado el proceso de transformación de las representaciones genéricas y de las prácticas de los varones, e incluso ha dado lugar a que no se produzcan cambios, sino solo adecuaciones superficiales a las condiciones sociales contemporáneas.

    Para analizar aspectos subjetivos, resulta importante enmarcarlos en el contexto social, en tanto el espacio macroestructural (1) en el que se desenvuelven los actores impacta en los modos de vida de los sujetos, con incidencia en sus comportamientos, en sus prácticas y en sus relaciones. El proceso globalizador en el que estamos inmersos está marcado por la incertidumbre, por acelerados cambios y por representaciones sociales que enfrentan a las subjetividades a un trabajo de construcción de estrategias para resolver las problemáticas vitales y las que imponen los vínculos con otros, en una realidad social compleja, conformada por un imbricado tejido de eventos, acciones, interacciones, retroacciones, determinaciones y azares.

    Hoy vivimos una reestructuración global en un terreno marcado por el género, gracias a las luchas de los movimientos feministas y LGTTBIQ+ (2), que han modificado los vínculos al interior de la familia, en la conyugalidad, en la parentalidad, en la intimidad y en la sexualidad. Las certezas preestablecidas que brindaba la tradición pierden peso frente a lo nuevo, en un interjuego paradojal entre la demanda por la autonomía y el reclamo por la dependencia, y entre el individualismo que impone el neoliberalismo y el comunitarismo que aún instituye la tradición familiar.

    Asimismo, la estructura económica capitalista mundial se vale del sistema sexo/género y de la separación binaria público-privado para asignar a los varones y las mujeres a cada una de ellas, con trabajo pago y altamente pagado, en los que prevalecen los varones, y las actividades de bajos ingresos, servicios y trabajos domésticos, atribuidas a las mujeres (Fraser, 2003, p. 23). Esto generó una feminización de la pobreza, que implica que los prejuicios y estereotipos de género femenino influyen sobre la lógica distributiva capitalista, que induce a pensar, sentir y funcionar solo en clave masculina, en un patriarcado de versión neoliberal que busca mantener la supremacía viril.

    Por otra parte, implicó representaciones sociales dicotómicas, polarizadas y jerárquicas apoyadas sobre la simbolización de la diferencia sexual, que actúan como coordenadas que ordenan la relación intersubjetiva y la identificación de un sujeto. Esto avala la existencia de modelos excluyentes de ser varón y de ser mujer, con jerarquías de poder diferenciadas: un orden androcéntrico que subordinó a lo femenino.

    Las características atribuidas a hombres y mujeres se construyen sobre los cuerpos sexuados machos o hembras, basándose en modos prescriptivos y complementarios: sujeto/objeto; activo/pasivo; masculino/femenino, que condicionan una subjetivación diferencial por género. Las regulaciones sociales prescriben desempeños de género, proscriben comportamientos y asignan roles específicos para lo masculino y lo femenino, con características exclusivas y distintivas en los aspectos morales, afectivos y psíquicos, y según los acuerdos sociales, las costumbres y las tradiciones vigentes en cada tiempo y espacio. Y en tanto lo histórico-social hoy está mutando, las condiciones para que hombres y mujeres se constituyan a sí mismos atraviesan numerosos cambios, que coexisten con rígidos intentos de sostener lo conocido. Pesquisar estas cuestiones requiere estar atentos a las diversas dimensiones implicadas, como así también a los múltiples matices que se ponen en juego y que condicionan las relaciones de género desde lo social, lo económico, lo cultural, lo ideológico y lo ético.

    Las preguntas que trata de responder este libro se ubican en la interdependencia generada entre los procesos macrosociales y culturales, las relaciones interpersonales, las subjetividades, la intimidad y los cuerpos de las personas. Se analizará la masculinidad desde un marco conceptual interdisciplinario –que incluye a los estudios de género, la sociología y el psicoanálisis intersubjetivo-, destacando que, aunque existe un estereotipo masculino social y hegemónico, cada varón presentará inevitables divergencias, por las resignificaciones y articulaciones producidas entre los distintos estratos del psiquismo y la cultura, junto con la incidencia de la ideología.

    El libro está organizado en dos partes. La primera da cuenta del bagaje teórico necesario que permitirá luego el

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