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La Masculinidad como tema de las Ciencias Sociales: Herramientas y miradas para su intervención
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Libro electrónico358 páginas4 horas

La Masculinidad como tema de las Ciencias Sociales: Herramientas y miradas para su intervención

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¿Por qué es relevante y necesario en el actual contexto político y social un libro sobre masculinidades? Ocurre que las luchas de mujeres, de los feminismos, transfeminismos y del movimiento LGBTIQ+, invitan a complejizar la jerarquía de género e interpelan y desafían a los varones a pensarse y a producirse de un modo más sensible, más solidario, reconociéndose parte de una comunidad de iguales donde estén presentes otras masculinidades. Hay allí una potencia que impulsa a deconstruir y a desnaturalizar la dominación patriarcal. ¿Es posible una transformación social de las masculinidades? ¿Son posibles masculinidades justas e igualitarias que contribuyan a la emancipación de las mujeres pero también de aquellos varones que sufren de la discriminación patriarcal? El desafío es producir masculinidades inscriptas en un horizonte de corresponsabilidad y cuidado, empatía y solidaridad con otros varones, con las mujeres, con lxs oprimidxs y explotadxs por el capitalismo patriarcal tan vigente en nuestros días. Interpelaciones, cuestionamientos, rupturas con el modelo de masculinidad hegemónica y su posición social y política dominante de los hombres sobre las mujeres y de ciertos hombres sobre aquellos que no se sienten representados y alojados en la masculinidad que la sociedad capitalista patriarcal consagra.
 
La obra que aquí presentamos, La Masculinidad como tema de las Ciencias Sociales. Herramientas y miradas para su intervención, compilada por Ariel Sanabria, reúne un conjunto de trabajos que buscan reflexionar acerca de la intervención del trabajador social y de cómo operan las masculinidades en el momento mismo de intervenir. Ante la urgencia de definir una agenda propia, este material se torna indispensable para interpelar las subjetividades masculinizadas y colonizadas por el neoliberalismo patriarcal. Se trata de una invitación a pensar la relevancia de la temática relativa a las masculinidades en el campo de las ciencias sociales con el propósito de ir delineando marcos de interpretación y categorías otras que colaboren con una nueva problematización de las posiciones subjetivas de los varones.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento8 dic 2023
ISBN9789878472942
La Masculinidad como tema de las Ciencias Sociales: Herramientas y miradas para su intervención

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    La Masculinidad como tema de las Ciencias Sociales - Claudio Robles

    Portada

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    La Masculinidad como tema de las Ciencias Sociales

    Herramientas y miradas para su intervención

    La Masculinidad como tema de las Ciencias Sociales

    Herramientas y miradas para su intervención

    Ariel Sanabria

    (Compilador)

    Escriben:

    Claudio Robles - Martín E. Torres - Néstor A. Artiñano Walter Giribuela - Darío Alfredo González Lucio Mariani - María de los Ángeles Molla - Rosa Entel Claudia Campo - Diana Poblete - Silvina Marchisio María Gabriela Córdoba - Giancarlo Quaddrizzi Leccese Liliana Carrasco - María Eva Sanz Octavio Salazar Benítez - Enrique Stola

    Colección Proyectos de Investigación

    Índice de contenidos

    Portadilla

    Legales

    Prólogo

    Aportes desde el Trabajo Social

    Notas para pensar las masculinidades. Ejercicios reflexivos sobre algunas dimensiones a tener en cuenta para la intervención profesional y el diseño de políticas públicas.

    Masculinidades: Modelos para (des)armar

    Masculinidades: una perspectiva desde el Trabajo Social

    Masculinidad hegemónica y nuevas masculinidades. Una reflexión gerontológica desde el prisma de las disidencias sexo-genéricas.

    Género(s) y Masculinidades, voces situadas

    La violencia de Antonio. Una mirada de género en torno al personaje de Antonio en la película Te doy mis ojos

    Miradas desde la Psicología

    Masculinidades alternativas. Entre el cambio y la incomodidad

    La emocionalidad masculina. Vicisitudes de la experiencia intersubjetiva

    Aportes de la Psicología Social Comunitaria a la des-hegemonización de las masculinidades.

    Dispositivos de intervención

    De nuevos paradigmas y patriarcados resistentes. Interpelaciones desde la intervención para detener la violencia misógina

    Sembrando Buenas Masculinidades en Dispositivos de asistencia a varones que han ejercido violencia

    Voces desde la Ciencia Jurídica y la Psiquiatría

    Desmantelar la masculinidad como presupuesto de una democracia de equivalentes

    Cultura de la violación: incesto paterno-filial e incesto-eclesiástico

    Sobre los autores

    Primera edición en formato digital

    Primavera de 2023

    I.S.B.N.: 978-987-8472-94-2

    © por Fundación La Hendija

    Gualeguaychú 171 (C.P.3100)

    Paraná. Provincia de Entre Ríos.

    República Argentina.

    Tel:(0054) 0343-4242558

    e-mail: editorial@lahendija.org.ar,

    editoriallahendija@gmail.com

    www.lahendija.org.ar

    Diagramación: Martín Calvo

    Digitalización: Proyecto451

    Queda hecho el depósito que previene la ley 11.723

    Prólogo

    Viviana I. Seoane

    El 18 de enero del 2020, Fernado Báez Sosa, un jóven de 18 años, fue asesinado en la ciudad de Villa Gesell a manos de otros jóvenes como él, con edades entre 21 y 23 años. Se los conoció rápidamente como el grupo de los rugbiers aún cuando solo alguno de ellos practicaba ese deporte. Dicha adscripción identitaria estimuló la creatividad de comunicadores y comentaristas en los medios para atribuir la violencia a la socialización recibida en un deporte que, según algunos testimonios, defiende la cultura del aguante para convertir a los jóvenes en hombres. El debate en las redes sociales en torno de la relación entre masculinidad y violencia promovió, de un lado, el ensañamiento hacia estos jóvenes poniendo exclusivamente el foco en las penas merecidas sin interpelar otras estructuras igualmente patriarcales y machistas, y del otro, la cancelación de quienes intentaron complejizar el análisis inscribiendo el deporte en una trama de violencias que compromete a la sociedad toda. Este episodio cruel e innecesario nos puso a pensar nuevamente en el punitivismo como única respuesta a la violencia que trae consigo ciertas masculinidades sobre otras subjetividades.

    En Argentina, desde el movimiento #NiUnaMenos gestado en 2015 en una marcha masiva para denunciar y visibilizar la violencia contra las mujeres, las más jóvenes tomaron las calles y lograron poner en la agenda pública la necesaria defensa de la vida. Este movimiento fue acompañado por la creación de espacios de formación en universidades, sindicatos, movimientos sociales y políticos, y por la organización de áreas de gobierno en la forma de ministerios y secretarias para abordar la defensa de los derechos que asiste a las mujeres y a las identidades no hegemónicas. Quizá por ello sobrevuela la sensación de que ya nos hemos formado, ya nos hemos empoderado y hemos avanzado en la construcción de una agenda feminista que demanda por más políticas públicas. Pero, ¿quién se hace cargo de la formación de los varones?, ¿a quien compete esa formación? La cuestión de las masculinidades poco a poco fue ganando un lugar en el debate público, primero como un reclamo dirigido a las mujeres para que generemos espacios de formación de los varones con quienes compartimos el activismo cultural, social, político, pero luego promoviendo sus espacios donde encontrarse y preguntarse por las formas de salir de los modelos machistas y violentos que produce el patriarcado. En nuestro país, el estudio de las masculinidades constituye un campo aún en desarrollo que encontró un contexto político donde consolidarse a partir de la sanción de leyes que reconocieron derechos largamente reclamados por colectivos de la disidencia sexual, como por ejemplo el matrimonio igualitario.

    El escenario político y cultural que tiene al neoliberalismo consagrado como proyecto global, ha impactado en el plano de las subjetividades moldeando nuestros cuerpos pero sobre todos nuestras mentalidades. Asistimos a una subjetividad hiper masculinizada que sujeta a los varones al rendimiento, a la optimización, a la autosuficiencia, desprovistos de anclajes comunitarios. La exigencia autoimpuesta, la autoexplotación hace del rendimiento la medida para sentirse/sentirnos capaces de hacer lo que queremos y deseamos porque nada es imposible de alcanzar, no habría obstáculos que nos lo impidan. El sujeto del rendimiento no se rinde, y se autorealiza bajo una libertad que presupone la autoexplotación (1).

    ¿Por qué es relevante y necesario en el actual contexto político y social un libro sobre masculinidades? Ocurre que las luchas de mujeres, de los feminismos, transfeminismos y del movimiento LGBTIQ+, invitan a complejizar la jerarquía de género e interpelan y desafían a los varones a pensarse y a producirse de un modo más sensible, más solidario, reconociéndose parte de una comunidad de iguales donde estén presentes otras masculinidades. Hay allí una potencia que impulsa a deconstruir y a desnaturalizar la dominación patriarcal. ¿Es posible una transformación social de las masculinidades? ¿Son posibles masculinidades justas e igualitarias que contribuyan a la emancipación de las mujeres pero también de aquellos varones que sufren de la discriminación patriarcal? (2)". El desafío es producir masculinidades inscriptas en un horizonte de corresponsabilidad y cuidado, empatía y solidaridad con otros varones, con las mujeres, con lxs oprimidxs y explotadxs por el capitalismo patriarcal tan vigente en nuestros días. Interpelaciones, cuestionamientos, rupturas con el modelo de masculinidad hegemónica (3) y su posición social y política dominante de los hombres sobre las mujeres y de ciertos hombres sobre aquellos que no se sienten representados y alojados en la masculinidad que la sociedad capitalista patriarcal consagra.

    La obra que aquí presentamos, La Masculinidad como tema de las Ciencias Sociales. Herramientas y miradas para su intervención compilado por Ariel Sanabria, reúne un conjunto de trabajos que buscan reflexionar acerca de la intervención del trabajador social y de cómo operan las masculinidades en el momento mismo de intervenir. Ante la urgencia de definir una agenda propia, este material se torna indispensable para interpelar las subjetividades masculinizadas y colonizadas por el neoliberalismo patriarcal. Se trata de una invitación a pensar la relevancia de la temática relativa a las masculinidades en el campo de las ciencias sociales con el propósito de ir delineando marcos de interpretación y categorías otras que colaboren con una nueva problematización de las posiciones subjetivas de los varones.

    1.

    El libro está organizado en cuatro partes: la primera, Miradas desde el Trabajo Social, inicia con el trabajo de Ariel Sanabria Notas para pensar las masculinidades. Ejercicios reflexivos sobre algunas dimensiones a tener en cuenta para la intervención profesional y el diseño de políticas públicas. En este trabajo, el autor propone una reflexión densa en torno de las masculinidades y los modos de intervenir en ámbitos diferentes como salud, educación, trabajo, economía, seguridad, desrrollo social. El reconocimiento de la presencia de masculinidades subalternizadas, disidentes, antipatriarcales que suelen ser objeto de violencias en diferentes grados, lo lleva a proponer la disputa por los sentidos social y culturalmente asignados a las masculinidades violentas y patriarcales si queremos hacer de la masculinidad un lugar habitable. Apela a la categoría colonialidad del poder, siguiendo a Anibal Quijano, para desnudar el conjunto de prácticas cotidianas que refuerzan y legitiman la dominación y la opresión, y al feminismo materialista para reponer la variable clase en el análisis del sistema capitalista patriarcal. La problemática del cuidado adquiere en este trabajo un lugar destacado y desde las categorías ajenidad y responsabilidad selectiva Sanabria consigue explicar esta delegación naturalizada hacia las mujeres de las tareas que constituyen el trabajo no remunerado. Contar con una agenda propia permitiría nombrar y performar subjetividades otras, así como delinear dispositivos de cuidado destinado a los varones que no se limiten al abordaje de las subjetividades violentas. Propone así la integralidad de un análisis y abordaje de la violencia machista en clave despatriarcal y descolonial, en la transversalidad de un perspectiva de géneros necesaria para comprender los efectos de los mandatos sobre la masculinidad en los cuerpos y en las vivencias de los varones, y feministas para reponer la historicidad y la interseccionalidad como herramientas fundamentales de lucha colectiva contra el patriarcado.

    En Masculinidades, modelos para (des)armar, Claudio Robles pone especial acento en la implicación para dar cuenta, siguiendo a Loreau (1992), lo que viene con nosotrxs, sujetxs históricxs y políticxs, y en la interseccionalidad como el camino para producir otras masculinidades posibles. Reconoce que en Argentina la puesta en agenda del tema fue posible por un contexto social y político en el que se reconocieron y ampliaron derechos. El concepto de masculinidad hegemónico le permite a Robles identificar una masculinidad privilegiada, y una masculinidad cómplice de aquellos varones heterosexuales que se benefician del sistema, masculinidad extractivista en tanto dispositivo de poder en el marco de, dice el autor, un orden de género cis-hétero-patriarcal, cotidianamente sostenido en el extractivismo de la fuerza femenina. El trabajo avanza hacia el análisis de las violencias desde la perspectivas de los varones que ejercen esas violencias, aportando de este modo a un proceso complejo como es el de la deconstrucción de las masculinidades, y las modalidades de intervención desde el Trabajo Social.

    El texto de Martín E. Torres y Néstor A. Artiñano, Masculinidades: una perspectiva desde el Trabajo Social desarrolla el Modelo Genérico Imperante para explicar las construcciones identitarias que tienen lugar en el ordenamiento social que llamamos patriarcado, y para resaltar la vinculación entre valores normalizadores y genitalidad, obstaculizando toda práctica autónoma. El género como categoría permite a los autores identificar desigualdades y privilegios que responden a construcciones históricas, se manifiestan de maneras singulares y se naturalizan social y culturalmente. Vuelven la mirada sobre la intervención pensada en la articulación de lo colectivo y lo subjetivo, como situaciones singulares dentro de una sociedad dada. El gran desafío de la intervención profesional es hacer visible lo invisible, complejizando la mirada sobre las masculinidades, comprendiendo que es un campo en disputa con posicionamientos múltiples.

    En Masculinidad hegemónica y nuevas masculinidades. Una reflexión gerontológica desde el prisma de las disidencias sexo-genéricas, Walter Giribuela indaga en torno de la vejez dado que constituye un área de vacancia en las agendas académicas, y propone un análisis de los modos de construir y habitar masculinidades a lo largo de la vida en vinculación con la vejez y las orientaciones sexo-genéricas disidentes. Se pregunta por lo nuevo inscripto en las llamadas nuevas masculinidades para concluir que en verdad constituyen modos de resistencia y oposición a las masculinidades hegemónicas. El autor toma como analizadores la iniciación sexual y la presunción de heterosexualidad para mostrar los padecimientos y silencios a los que se ven expuestos los varones gays. Para ello, recupera narrativas producidas a través de historias de vida en el marco de una investigación con varones mayores de 65 años, centradas en experiencias vitales, en los márgenes, en las que se observa la transgresión y la proyección hacia masculinidades plurales e inclusivas.

    Género(s) y Masculinidades, voces situadas, de Darío Alfredo González, Lucio Mariani y María de los Ángeles Molla, procura indagar acerca de las condiciones de existencia de los varones de la provincia de Corrientes a través del estudio de la vida cotidiana. Asumen que las masculinidades resultan de una serie de interacciones entre géneros que el patriarcado jerarquiza, y recuperan el carácter relacional del género. Masculinidad hegemónica, masculinidad subordinada, se arman a través de prácticas que son permanentemente resignificadas en un proceso histórico y político, individual y colectivo por los mismos sujetos que las encarnan. A través de esta investigación logran identificar características que hacen a los mandatos sociales sobre la masculinidad hegemónica: situaciones donde la masculinidad se produce en el mismo acto en que el hombre ejerce violencia contra las mujeres; varones que crecen en ausencia de figuras paternas que los aloje frente a la violencia que la sociedad despliega sobre las masculinidades no hegemónicas; masculinidades que se forjan en las instituciones por las que transitamos a lo largo de la vida; masculinidades otras que deben enfrentar solos el desamparo, la ambivalencia, las preguntas, la búsqueda de respuestas a la incertidumbre.

    El trabajo de Rosa Entel, La violencia de Antonio. Una mirada de género en torno al personaje de Antonio en la película Te doy mis ojos, nos adentra en el mundo del cine para analizar en perspectiva crítica una relación simbiótica donde él pide todo y ella entrega todo, concebida así la violencia como una categoría relacional. A través de la observación y análisis del lenguaje, de los comportamientos y actitudes de ambos como de la influencia que ejerce la familia, la autora se propone contribuir a la comprensión de un fenómeno tan complejo como es la violencia de género. Para ello, selecciona algunas imágenes que presenta de manera detallada y en las que destaca gestos y discursos de lxs protagonistas. El cine en tanto expresión artística es un analizador de situaciones de la vida cotidiana y colabora en la producción de un posicionamiento crítico frente a la violencia. La apuesta que hace la autora es a desnaturalizar la violencia y abordarla desde el Trabajo social a través de acciones preventivas como asistenciales, reponiendo siempre que lo que está en juego son los Derechos Humanos.

    2.

    La segunda parte de la compilación, Miradas desde la Psicología, comienza con el trabajo de Claudia Campo, Diana Poblete y Silvina Marchisio, Masculinidades alternativas. Entre el cambio y la incomodidad, un artículo situado en el entrecruzamiento del psicoanálisis y los estudios de género para interrogar el modo en que ha sido conceptualizada la diferencia sexual y cómo participa en la conformación del psiquismo. Haciendo pie en las postulaciones y aportaciones hechas por Sigmund Freud, se proponen deconstruir y avanzar en nuevas conceptualizaciones en torno de las masculinidades que permitan una mejor comprensión de las subjetividades masculinas y femeninas. La tesis que da origen al presente artículo se inscribe en una perspectiva feminista tratando de indagar en la producción de modos alternativos de masculinidad en el contexto actual. Del conjunto de formulaciones sugeridas para aludir a modalidades subjetivas que interrogan los mandatos sobre la masculinidad, las autoras se acercan a aquellas que refieren a masculinidades híbridas, nuevos hombres buenos y masculinidades transicionales. Desigualdades, privilegios, despatriarcalización, deconstrucción, recorren el trabajo buscando comprender los procesos de transformación y diversidad, cambio e incomodidad que subyace en quienes transitan de una masculinidad hegemónica hacia alguna modalidad de masculinidad alternativa.

    En La emocionalidad masculina. Vicisitudes de la experiencia intersubjetiva, María Gabriela Córdoba incursiona en un tema menos explorado como es la afectividad y los vínculos de parejas heterosexuales desde la perspectiva del hombre. Sabido es que el patriarcado impone la inhibición, la disociación, el desplazamiento y la proyección de los afectos amorosos a la vez que una exacerbación de los afectos hostiles en los hombres. En el proceso de producción de una identidad masculina se refuerza la diferenciación con los otros y se destaca una negación de lo afectivo, la emocionalidad y la sensibilidad. Control sobre exposición y afectividad parecen ser las claves para comprender cómo se produce una identidad masculina. Se trata de un aprendizaje temprano que hacen los varones para adaptarse a los mandatos sociales que sobre ellos pesan. El modelo de afectividad en el que se sustenta esta construcción es el amor romántico. La contracara del control y dominio masculino es la subordinación de las mujeres. Según la autora es importante que los estudios sobre masculinidades se centren en la problematización de lo vincular afectivo para habilitar otras construcciones identitarias y relaciones afectivas en las que se recupere la intimidad, la confianza, la paridad, sintiéndose libres e iguales.

    El trabajo de Giancarlo Quaddrizzi, Aportes de la Psicología Social Comunitaria a la des-hegemonización de las masculinidades, reconoce en primer lugar el aumento de la preocupación sobre la producción de masculinidades medida en publicaciones y en el crecimiento de espacios de encuentro entre varones. Sin embargo, destaca que la agendas colectivas de estos grupos que ponen el acento en las masculinidades no incluye un análisis de las condiciones de existencia de muchos varones atravesadas por la violencia laboral, las adicciones, la muerte y el suicidio, y que la escucha psicoterapéutica puede desnaturalizar la asimetría en las relaciones, los privilegios, las vulnerabilidades a las que son expuestos determinados varones desde una mirada clasista, racista y colonial. El desafío, siguiendo a Bonino (2003), es emanciparse de la masculinidad hegemónica o alcanzar la des-hegemonización de las masculinidades, esto es, despojarse de la creencia en la autosuficiencia como base del prestigio y el reconocimiento social. Para ello propone la intervención desde la Psicología Social Comunitaria transitando desde una posición clínico-individual hacia la posición salubrista social expansiva para analizar los procesos de salud-enfermedad inscriptos en un contexto socioeconómico, psicosocial y cultural. Este posicionamiento supone reconocer a los varones como sujetos cognoscentes y a los grupos como sujetos colectivos de enunciación.

    3.

    La tercera parte de la obra lleva por título Dispositivos de Intervención y abre con el trabajo de Liliana Carrasco De nuevos paradigmas y patriarcados resistentes. Interpelaciones desde la intervención para detener la violencia misógina. La autora sostiene una perspectiva integral y situada para el estudio de las violencias, en acuerdo con el enfoque propuesto por la Red de equipos de trabajo y estudio sobre masculinidades -RETEM- de la que forma parte. A su vez, propone el análisis de las políticas públicas como facilitadoras -o no- de la organización de espacios institucionales de asistencia a víctimas de violencia de género. El interrogante que ordena las reflexiones que nos acerca Carrasco refiere a cómo trabajar con hombres que ejercen la violencia (HEVG) con el objeto de erradicarla, cuáles son las particularidades y la dinámica necesaria para lograr un abordaje de las violencias con quienes la ejercen, qué dispositivos son necesarios diseñar, quienes conforman la población objeto de intervención, qué profesionales son necesarixs para sostener en el tiempo este tipo de abordaje. Se trata de un nuevo paradigma de intervención en el área de las violencias que tenga por premisa evitar la revictimación de la mujer, garantizar la protección de los derechos, ofrecer espacios de atención a quienes ejercen violencia.

    En Sembrando Buenas Masculinidades en Dispositivos de asistencia a varones que han ejercido violencia, María Eva Sanz parte de la experiencia de trabajo en la Asociación Mutual Grupo Buenos Aires relativa a la transformación de la persona con conductas violentas convencida de que la violencia es un fenómeno multicausal que debe ser comprendido en toda su complejidad. Para ello, propone el Modelo Interactivo Multidimensional como el camino para que lxs profesionales que asumen este desafío produzcan un marco de interpretación en la consideración de aspectos personales, vinculares, en contextos socio-comunitarios, socioculturales, histórico-políticos. Pertinencia, pertenencia, cooperación, aprendizaje permiten evaluar el proceso que sigue cada haciente en el dispositivo producir buenas masculinidades aquí analizado.

    4.

    La última parte, Voces desde la Ciencia Jurídica y la Psiquiatría, presenta el trabajo de Octavio Salazar Benítez, Desmantelar la masculinidad como presupuesto de una democracia de equivalentes, donde propone un análisis de las relaciones entre emociones, democracia y feminismo que conllevan la redefinición de los sujetos políticos del constitucionalismo. De un lado, la utilización que hace el capitalismo neoliberal de las emociones como mercancías y la conversión de lxs sujetxs en individuos deseantes con el apoyo de la psicología positiva; del otro, el debilitamiento de los mecanismos garantistas del Estado que alientan la producción de democracias emocionales e individuales en la que surgen los nuevos hombres y donde persisten las desiguales relaciones de poder que, en palabras del autor, habitan el mundo y nos habitan. El camino hacia la transformación de las democracias contemporáneas es la puesta en marcha del proyecto civilizatorio que propone y defiende el feminismo.

    En Cultura de la violación: incesto paterno-filial e incesto-eclesiástico, Enrique Stola propone que en el vínculo incestuoso el Estado patriarcal encuentra su sostén y expresión. El incesto paterno-filial es una agresión sexual agravada por el vínculo y penado por nuestro código penal, pero observa la presencia del incesto-eclesiástico cuando la agresión ocurre con otra figura paterna como es quien recibe el nombre de padre en las instituciones religiosas. El trabajo pone el foco en el papel de la Iglesia Católica en la invisibilización del incesto paterno-filial como de toda agresión sexual a niñxs y adolescentes porque forma parte de un disciplinamiento de los cuerpos que sostiene la dominación masculina y la sociedad patriarcal. Sin embargo, un acto de justicia tiene por efecto debilitar la dominación patriarcal así como una educación basada en el derecho a la sexualidad como propone la ESI en nuestro país.

    En suma, se trata de una obra que ofrece debates, reflexiones, herramientas para abordar y conceptualizar de modos más complejos las violencias, y para producir dispositivos de intervención en el campo del Trabajo Social capaces de alojar a las masculinidades diversas y aportar a la construcción de sociedades más justas e igualitarias, erradicando las violencias y las desigualdades que tienen por base el género.

    1. Han, Byung-Chul (2012). La sociedad del cansancio. Barcelona: Herder.

    2. Sambade Baquerín, Iván (2019) Masculinidades y transformación social: un análisis crítico de las políticas queer en la interpretación de Judith Butler. Encrucijadas. Revista Crítica de Ciencias Sociales || Vol.17, 2019, a1708.

    3. Connell, R.W. (1987). Gender and power. Sydney, Australia: Allen, Mercer and Urwin.

    Aportes desde el Trabajo Social

    Notas para pensar las masculinidades.

    Ejercicios reflexivos sobre algunas dimensiones a tener en cuenta para la intervención profesional y el diseño de políticas públicas.

    Ariel Sanabria

    La crisis que enfrentan los hombres no es la crisis de la masculinidad, es la crisis de la masculinidad patriarcal. Hasta que aclaremos esta distinción, los hombres seguirán temiendo que cualquier crítica al patriarcado representa una amenaza

    El deseo de cambiar – bell hooks

    1. ¿Qué hacemos (con) los varones?

    Este libro se gesta en un escenario de creciente demanda para la conformación de agendas masculinas para pensar las prácticas sociales que se forjan en los varones. Tales prácticas tienen forma de mandatos y marcadores de la virilidad masculina que conjugan prerrogativas sociales con ejercicios concretos de violencias hacia otras subjetividades.

    Quienes padecen esas violencias de baja, media y alta intensidad (Sanabria, 2022) expresan la necesidad de que se establezcan espacios de trabajo con los varones que las ejercen. Por lo cual, la masculinidad tal como la conocemos, a pesar de señalar ciertos avances en incipientes procesos de revisión y expectativas sobre las nuevas generaciones de varones, conserva una especie de núcleo duro de expresión tradicional de esos valores masculinos que tienden a conservar sus privilegios.

    En el mes de abril del 2022, en la Conferencia Inaugural de la Diplomatura en Masculinidades que se dicta en la Universidad de Buenos Aires, Raewyn Connell socióloga australiana creadora del concepto de masculinidad hegemónica (4), decía que el desafío más relevante de la actualidad en el campo de las masculinidades es proponer y trabajar para convertir a las expresiones masculinas subalternizadas, diversas, disidentes, antipatriarcales, etc. en un lugar habitable para los varones. Esto significa proponer la disputa de sentido sobre los privilegios y mandatos que implican las formas tradicionales de manifestación que tienen las masculinidades violentas, machistas y patriarcales para que aquellas que se alejan de estos modelos puedan ser expresadas libremente. Esto que parece una disputa marketinera sobre

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