orma parte de las nuevas generaciones del feminismo actual. Laura Redondo (Madrid, 1988) trabaja como docente, mediadora y asesora en campañas de prevención y planes de igualdad. Como muchas otras profesionales y activistas, está más determinada que nunca a hacer todo lo posible para lograr una igualdad efectiva entre hombres y mujeres. "Y la herramienta para ello es el feminismo, que debe ser un conocimiento social del que nos nutramos todos y todas". La primera, que es un movimiento a la carta y que es lo que cada cual siente. No, es una corriente con una teoría específica, y eres feminista si te comprometes Sin duda, que las mujeres tomáramos conciencia colectiva sobre lo que nos sucede por ser mujeres, que nos diéramos cuenta de que éramos "el otro sexo", que la sociedad justificaba en un orden natural lo que era totalmente artificial, como son los estereotipos de género y el sexismo social, y que todo ello debía cambiar. En base a los datos, no hay un área donde seamos plenamente iguales, por desgracia. Seguimos cobrando menos, dedicándonos más a los cuidados del hogar, los hijos, las personas mayores… Seguimos con más jornadas reducidas, con menos reconocimiento social y laboral, menos puestos de poder… Nuestra incorporación al mundo social ha supuesto una sobrecarga, y el verdadero poder, estar en la toma de decisión a todos los niveles, seguimos sin tener acceso prácticamente. Urge ver que esta es la realidad, que la igualdad es todavía una utopía, aun habiendo avanzado. En todos los movimientos hay de todo. La cuestión es por qué el feminismo debe ser puro y pulcro, por qué se le exige más y no debe de tener los mismos patrones que el resto de movimientos. Se nos exige como mujeres que cedamos, que seamos dóciles, y este es el género que combatimos. Y hay mujeres que lo interiorizan sin darse cuenta. Otra cuestión es algún extremismo, que son excepciones y no representan a la mayoría. La estrategia ha de ser constructiva, desde la reflexión, el encuentro y la empatía. Sin duda, y en el mal sentido: está siendo instrumentalizado y pervertido, produciendo un daño social de gran alcance. De hecho, en España no hay ningún partido en el poder que sea feminista, esta es la triste realidad. Ahora estamos en pleno retroceso cuando aspirábamos a conseguir que todo partido luchara por la emancipación de la mujer, y no ser algo de unos u otros.
