El fantasma del teléfono y otros cuentos de miedo

Por Michael Dahl y Xavier Bonet

No apagues la luz cuando leas esta coleccio´n de cuentos escalofriantes. Una chica extran~a y silenciosa solo aparece en las fotos del tele´fono. Una broma en la escuela con un duende naviden~o sale terriblemente mal. Una tiza hace dibujos a una velocidad espeluznante. Y un nin~o tiene un encuentro espantoso ¡con la pasta de dientes ma´s increi´ble del mundo!

• Idioma: Español
• Editorial: Capstone Young Readers
• Fecha de lanzamiento: 1 ago 2020
• ISBN: 9781515888499

Michael Dahl

Michael Dahl is the prolific author of the bestselling Goodnight, Baseball picture book and more than 200 other books for children and young adults. He has won the Association of Educational Publishers Distinguished Achievement Award three times for his nonfiction, a Teachers’ Choice Award from Learning Magazine, and a Seal of Excellence from the Creative Child Awards. Dahl currently lives in Minnesota.

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TABLA DE CONTENIDOS

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Pagina del Titulo

Introducción

Cabeza de Halloween

Tiza

Rastreadores Nocturnos

La Pasta de Dientes Más Increíble del Mundo

El Fondo del Armario

El Último Truco de la Elfina

El Fantasma del Teléfono

Sobre el Autor

Sobre el Ilustrador

Michael Dahl Lo Cuenta Todo

Glosario

Preguntas para Conversar

Consejos para Escribir

Derechos de Autor

Contraportada

Estimado lector:

Cuando tenía diez años, leí un libro titulado Los ocho cuentos más escalofriantes.

Este libro fue escrito por Edgar Allan Poe, un famoso autor que escribió historias aterradoras y misteriosas.

Mi casa estaba vacía cuando llegué. Me senté a leer el libro en una silla de respaldo alto, en la sala de estar. Era una tarde de primavera, y la alegre luz del sol entraba por las ventanas.

Mientras pasaba las páginas, miraba hacia arriba y hacia atrás, escuchando sonidos inusuales.

ESTABA ATERRORIZADO.

Esa noche volví a leer los ocho cuentos.

Ahora te toca leer a ti. Siete historias de terror te esperan.

SÉ VALIENTE.

Oliver estaba de pie sobre el oscuro pasto mientras las risas y el movimiento y los flashes de los teléfonos celulares giraban a su alrededor. Montones de niños caminaban por las aceras, cruzaban las calles, reían y hablaban alegremente. Se levantaban las máscaras para hablar entre ellos. Movían las cabezas de un lado a otro para ver las golosinas de las bolsas de dulce o truco de cada uno. Los más ansiosos chupaban paletas o masticaban barras de chocolate.

Oliver se quedó quieto, sin mover un músculo. Estaba mirando algo, o más bien a alguien, al final de la calle.

Un chico con un disfraz de abejorro gordo corrió hacia él.

—¡Ollie! ¡Mira lo que me dieron en la casa de