El olvidado imperio de Natdzhadarayama
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El olvidado imperio de Natdzhadarayama - Rómulo Pardo Urías
El olvidado Imperio Natdzhadarayama
Rómulo Pardo Urías
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El olvidado Imperio Natdzhadarayama
© 2016 Rómulo Pardo Urías
© 2016 Innovación Editorial Lagares de México, S.A. de C.V.
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Diseño de portada: Alejandra Anaya Frutos
Ilustaciones: Azamat Méndez Suárez
Cuidado Editorial: Rosaura Rodríguez Aguilera
ISBN Físico: 978-607-410-478-3
ISBN electrónico: 978-607-410-655-8
Primera edición libro físico: enero, 2017
Primera edición libro electrónico: julio, 2020
Primera parte: La caída imperial
Capítulo 1 El insólito caso de la depilación testicular de un tigre en el Imperio Natdzhadarayama
Figuraba en el calendario una festividad oracular de orden diplomático aquella mañana. La emperatriz circundaba las afueras de la ciudad al dar un paseo en su carruaje. Las afueras citadinas eran campos de cultivo de arroz y cereales. Prosiguiendo en dirección a la cordillera Lee Wu Hong los campos de hortalizas amenizaban la vista con su multicolorido ambiente y sus indiscretos contrastes de verdes, blancos, naranjas y rojos.
La soberanía estatal peligraba debido a un complot liderado por una célula disidente a los emperadores Natdzhadarayamamitas. La familia Natdzhadarayama procedía de comarcas distantes a la cordillera Lee Wu Hong, practicaba el culto oracular, festejaba y administraba los bienes de un vasto imperio en el cual florecieron las artes, las ciencias, los ritos y demás manifestaciones de orden social. También se encargaba del reparto dinástico de los sucesores imperiales.
La emperatriz voltea y parece percatase de algo. Sus ojos interrogan y ordena ser conducida hasta un breve pero espectacular tumulto. Al llegar ahí su cortejo y guardia personal han ido ocupando sitios de resguardo estratégicos para que la emperatriz pueda andar de incógnita. Ella merodea entre la multitud y ninguno de los concurrentes llega a reconocerla.
La cordillera Lee Wu Hong era el primer lugar de los orígenes del Imperio Natdzhadarayama.
La familia Natdzhadarayamamita contaba con un impecable sistema de parentesco endógamo, practicaba la música excepcionalmente y se centraba en el dominio estatal de finanzas y normativas pragmáticas de orden dinámico para evitar la acumulación originaria.
La emperatriz se adentra en el tumulto como persiguiendo algo. Llega a un pesebre en el cual un tigre yace colgado de la cola, atado a una estructura hecha con bambú. Un verdugo lo ha amarrado y sujetado de las patas pues se dispone a depilarle los testículos. Antes de eso, la emperatriz rompe abruptamente el status quo y se yergue de la nada con una excelente daga de empuñadura de marfil para posteriormente guillotinar al tigre de sus partes nobles y evitar el escarnio del indefenso animal.
―Más vale perder la vida que sufrir el escarnio social igual que dice el Himno Imperial― exclamó la emperatriz sin que nadie la identificara.
―Pero, ¿quién eres tú para arruinar la festividad imperial de la depilación del tigre?― dijo una autoridad, identificándose entre el tumulto como el asistente municipal del soberano imperial.
―Más vale aceptar la muerte que sufrir el escarnio social, igual que dice el Himno Imperial― persistió la emperatriz.
En ese instante un grupo de guardias locales intentó atrapar a la emperatriz pero el escuadrón de guardia y los asistentes imperiales evitaron la captura. Entonces se supo que la emperatriz había logrado cumplir cabalmente con la festividad predicha por el oráculo al mostrarle al pueblo que la muerte debe de ser digna.
Al oficial municipal se le mandó cortar la cabeza junto a toda su familia para evitar la continuidad de las depilaciones testiculares de tigres a la usanza anterior y se acordó que de ahora en adelante la festividad de la depilación testicular del tigre resultaría simplemente un cuento del folklore para aprender a morir de manera íntima. Desde entonces los tigres son respetados gracias al sacrificio de la emperatriz Natdzhadarayamamita.
Capítulo 2 Eruditos natdzhadarayamamíticos
Lingüineto Violatore parece ser el informante número uno de los descubrimientos en torno a la civilización Natdzhadarayama, pero se sabe que fue Rumanevski quien ofreció el primer reporte pormenorizado sobre la cultura Natdzhadarayamamita. En las investigaciones filológicas y de orden paleográfico, los aportes de la investigadora Dolores McKensy pueden arrojar una tonelada de datos, estadísticas y otros reportes de ayuda para aspectos de escritura, cosmogonía, ritos oraculares y otros temas relativos al orden tanto de la ciencia como del arte.
Asimismo es irrefutable el argumento contra el derecho de autor de la transcripción de Violatore sobre el insólito caso que todos conocemos a raíz de la celebración primordial de los Natdzhadarayamas en cuanto a su rito de fertilidad se refiere.
Según Putayerev no cabe duda de la innegable herencia cultural y de los atrasos históricos contemporáneos en cuanto a los avances tecnológicos de la virtualidad interplanetaria global. Para Putayerev el atraso social actual responde al abandono de la herencia Natdzhadarayama, como se escribe correctamente dada la pronunciación del alfabeto fonético interplanetario.
Las reliquias imperiales tienen también estudiosos de todas las órdenes pues parecen ser algo más que simples artefactos artesanales y cuentan con los datos necesarios para otorgar a la civilización Natdzhadarayama un estatus de privilegio entre las antiguas civilizaciones. Por otra parte, la necesaria revisión de Kischendorff y de Mayakovski resulta imposible de evitar.
De vuelta a Violatore no cabe duda de sus contribuciones pero no se trata ni de las más importantes ni de las más significativas en torno a la cultura Natdzhadarayamamita.
Capítulo 3 El cielo despejado de Natdzhadarayama
Al pasar los días y transcurrir trescientos soles y diez lunas, las noches mostraron un año entero despejado debido a que el emperador se había enamorado de una distante, misteriosa y enigmática mujer que lo conquistó por su melodiosa voz. Esta mujer tenía un timbre fino y cantaba en las cercanías de un río capitalino, pero cuando el emperador quiso conocerla no pudo saber dónde encontrarla pues desapareció sigilosa y velozmente ante su cortejo, perdiéndose en una multitud de seguidores de una agrupación musical muy reconocida en el Imperio. Si bien el emperador era fiel a su emperatriz, sus emociones fueron tocadas por el canto femenino, aunque se dio por vencido de encontrar a esta cantante y se dedicó a suspirar y suspirar por ella.
Gracias al enamoramiento del emperador al cabo de un año no apareció ninguna nube durante las noches, por lo que las observaciones astrológicas, astronómicas y cosmográficas pudieron llevarse a cabo sin ningún margen de error.
Por otra parte, una célula guerrillera, opositora a los emperadores y de reciente formación, ejecutaba un plan maestro. Había logrado entrar a la capital de incógnito y pretendía realizar aguillotinaciones multitudinarias de testículos ciudadanos en acto cívico de protesta contra el aguillotinamiento del indefenso felino.
—El Himno Imperial apesta a tigre muerto, apesta sin cesar, el Himno Imperial apesta, apesta sin cesar.
Un conato de aguillotinamiento se originó en el barrio central capitalino pero fue brutalmente boicoteado pese al anonimato de la comitiva guerrillera. Los presos no dijeron nada que no se supiera ya, parecía ser siempre la misma consigna: —no deseamos sino que nos inviten un poco de cerveza... aunque sea un poco de licor... anden... ¿sí? —.
El corazón del emperador Wing Chang Chek, no podía dejar de preguntarse por la mujer aquella. De tanto suspirar no podía dormir, comer, ir al baño y menos podía morirse. Su estado de salud era frágil, delicado, pero ningún médico ni especialista podía expedir el certificado necesario para cobrar el seguro de vida imperial.
Al finalizar la jornada, los eventos de la crónica verídica de todos los tiempos consistieron en que el complot de la célula disidente era un boicot organizado por el emperador que se salió de su control. El objetivo principal era formar un comité de hostigamiento político para tener pretextos de celebrar y realizar festivales y entretenerse un poco. Era algo así como organizar a ciudadanos para que se quejaran y luego fueran agasajados con celebraciones espectaculares. Pero con la depilación del tigre todo se radicalizó y el emperador no tuvo más control sobre su grupo, que se conformó como guerrilla.
Sin embargo, una vez que fue reprimida la guerrilla todas las peleas y aguillotinamientos cesaron y se declaró el principio de la época celebraticia de todos los tiempos.
Así concluyó la disidencia y la celebración verdadera e inmemorial del llamado año de la depilación del tigre, que consiste en la iniciación real de la Casa Imperial mediante aguillotinamientos colectivos y escandalosos de testículos, cabezas, brazos y demás extremidades. Se recuerda con angustia el caso del joven mayor de edad que terminó hecho una olla viviente: desmembrado.
Pero la verdadera instrucción, no es la alcanzada sin la destrucción revelada de todos los tiempos, siempre que se recuerde cómo concluyó aquella tarde de la depilación del tigre el canto del Himno Imperial Natdzhadarayamamita.
Capítulo 4 Al oriente de la cordillera Lee Wu Hong
Al cabo de los tiempos más remotos y ancestrales la real familia Natdzhadarayama pudo conquistar amplios territorios al oriente de la cordillera Lee Wu Hong. Sus técnicas de diversión y graciosas políticas irreverentes daban al pueblo mucho de su más grande trabajo, que era ingeniárselas para llevar a cabo algunas fiestas y actos tumultuosos.
La cordillera Lee Wu Hong era un muro natural ubicado al extremo poniente del territorio que conformaba el Imperio Natdzhadarayama y se extendía después de un inmenso desierto, con la precipitada forma de un cañón de granito con arcilla. Al oriente del desierto se erguía Circa y después Natdzha. Después de Natdzha se encontraba el núcleo Darayama y hacia los confines del Imperio estaba Mineí.
La real familia imperial Natdzhadarayamamita era la única especie viviente que lograba hacer el viaje desde el extremo de la cordillera Lee Wu Hong hasta el centro mismo del Sol.
Capítulo 5 Los testículos a la fritanga
Posterior al sacrificio del felino indefenso la muchedumbre se preguntó qué podía hacerse con los miembros nobles de la bestia. Una misteriosa mujer de entre todas se alzó con una receta peculiar: testículos de tigre fritos. El público quedó encantado con la idea de mandar a la fritanga los testículos del animal que de una u otra forma sufrió el escarnio social. El resto del cuerpo fue dispuesto para una barbacoa por tratarse de una carne sumamente sagrada y particularmente especial, nada más y nada menos que por el sabor aterciopelado de las porciones de carne felinas.
Los testículos fritos fueron ofrecidos al verdugo para controlar su dramático berrinche por no haber podido llevar a cabo la ansiada depilación testicular. El platillo se acompañó con tortillas de harina, chimichurri y un puré de papas. El verdugo dijo estar conforme con la reposición y recompensa, o sea con la paga recibida, y se dispuso a encaminarse a su población en la que desempeñaba la labor de carnicero.
Capítulo 6 Sobre las ciudades
Ninguna computadora podría almacenar, codificada en información, la totalidad de los ángulos rectos que se generaron por manos y brazos ese día. Aquella mañana había nevado en Circa y los paisajes invernales coloreaban de blanco el horizonte. En Natdzha los niños habían cantado desde temprano el Himno Imperial tantas veces que la ciudad entera fue a quejarse con el regidor municipal para frenar los alaridos infantiles. En Darayama las cúpulas de los recintos oraculares habían sido penetradas curiosamente por millares de alfileres sin explicación alguna, como si alguien los hubiese disparado con un arco en cada cúpula. La noticia fue disfrazada a manera de día de suspensión de actividades