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A lomo de tigre
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Libro electrónico100 páginas1 hora

A lomo de tigre

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Viaje a lomo de tigre es un recorrido por lo que no puede ser medido, por una cultura que no se siente sobrepasada ante lo infinito y una forma de presenciar esas nupcias inmensas. Los doce ensayos que conforman este libro recorren los ejes fundamentales del pensamiento, la cultura y el arte de China. Sólo para empezar, vemos que en el idioma de ese país la cantidad de ideogramas es enorme y se multiplica de manera exponencial mediante las combinaciones que dan lugar a una cantidad inmensa de significados y si a esto agregamos las acepciones que surgen de las distintas formas de pronunciación, nos sentiremos incapaces de abarcar ese universo. A pesar de esa complejidad, la lengua china no sólo es precisa y clara, sino también contiene un valor poético intrínseco.
La guerra también es un arte para los chinos. Sun Zi dejó en su obra lo que muchos entienden como un manual para acabar con el enemigo, sobre todo, claro, en Occidente. La paradoja se presenta de nuevo. El arte de la guerra, para los chinos tiene sentido sobre todo en la paz. El enemigo, el combate, las armas, el ataque, la defensa. Pero, ¿quién es el enemigo en tiempos pacíficos? En realidad, la guerra es entendida aquí como la búsqueda de la perfección, como una forma de entender la vida y ser vencedores de sí mismo. Como afirma Bailey, "la filosofía china que hoy conocemos nació para detener la violencia en un tiempo en el que se creía que el mundo podía ser ordenado con sacrificios y castigos".
China es ahora la segunda potencia del mundo. Detrás de la muralla se conformó durante décadas un país que ahora impulsa la economía global. Si como dice Moira Bailey, "aquello que está bien constituido desde dentro no es susceptible de ser inquietado por los vientos que soplan a su alrededor", ese país milenario edificó su propio cielo, el del equilibrio, el de la capacidad de ser flexible, en suma, el matrimonio del cielo y el infierno.
IdiomaEspañol
EditorialE1 Ediciones
Fecha de lanzamiento14 feb 2020
ISBN9786079849757
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    A lomo de tigre - Moira Bailey J.

    Viaje a lomo de tigre

    Prólogo

    «¿No es una alegría aprender algo y después ponerlo en práctica a su debido tiempo?»

    Confucio

    Entre la infinita cantidad de ideogramas con que cuenta el idioma china, ¿existe alguno que contenga el significado de lo que en la cultura occidental llamamos procrastinar? Lo más probable es que sí, pero también es muy probable que ese ideograma no contenga, como en el español por ejemplo, la noción de convertir en un vicio, aunque algunos lo consideren un arte, el hábito de aplazar las acciones. Tal vez nuestra idea de su cultura nos lleve a pensar que los chinos son muy dados a la contemplación, sin embargo existe una distancia abismal entre la incapacidad de actuar y el acto voluntario de contemplar. En occidente aplazamos, en oriente se contempla y se actúa en el momento preciso.

    «Quemar libros y erigir fortificaciones es tarea común de los príncipes», afirma Jorge Luis Borges, pero, añade, no lo es cercar un imperio completo y acabar con tres mil años de historia y pretender que la historia comience a partir de un gobernante. Esas inconmensurables empresas, que no pudieron ser realizadas por una nación que no haya eliminado si no la palabra, sí la conducta de la procrastinación, se llevaron a cabo hace milenios y tal vez eso nos haga pensar que correspondieron a otros momentos de la historia de la humanidad y que ahora no podrían ser siquiera imaginadas. La realidad, no obstante, nos sorprende a cada momento.

    La Ruta de la Seda fue una red de rutas comerciales que tiene su más lejano origen en el siglo II antes de Cristo y que transcurría desde las ciudades que ahora conocemos como Xi'an y Estambul. Es decir, unía a China con Mongolia, el subcontinente indio, Persia, Arabia, Siria, Turquía, Europa y África. Por medio de ella, se transportaba no sólo seda, un material sumamente apreciado en Occidente y cuya elaboración era guardada en secreto por los chinos, sino también piedras y metales preciosos, telas de lana o de lino, ámbar, marfil, laca, especias, vidrio, manufacturas diversas, coral. Esta ruta fue la que transitó en sus viajes Marco Polo, en la Edad Media europea, quien fue uno de los occidentales que entendieron la magnitud de la cultura oriental. Transcurrieron muchos siglos para que la Ruta de la Seda se estableciera; el dinamismo de ese intercambio comercial trajo consigo transformaciones sorprendentes en la vida de ambas culturas.

    Sólo a China se le podría ocurrir intentar la proeza de superar esa empresa descomunal. La nueva Ruta de la Seda está en camino de ocurrir y va a nacer porque China así lo desea. Se trata de un proyecto que se propone transformar la economía mundial al establecer un corredor económico que unirá Shangai con Berlín mediante vías de comunicación terrestres, aéreas, marítimas y de transmisión de datos, es decir, fibra óptica. Mediante él, se conectarán tres continentes: Asia, África y Europa. La población que abarcará será de 4,400 millones de personas y el intercambió económico será de 21 billones de dólares. China, dicen algunos, lanzó con esto el primer proyectil en la guerra por la dominación de Eurasia, sin embargo, es en realidad algo que está en su naturaleza: realizar lo imposible, abarcar lo inconmensurable, en pocas palabras, la unión del cielo y la tierra.

    Tratar de entender a Oriente ha sido siempre una tarea que un occidental considera casi tan difícil como lo es para un hombre descifrar el misterio de la mujer. Montar un tigre y después no saber cómo bajarse de él es la manera en que los chinos se refieren a quien emprende una acción tan compleja que llega a superarlo, afirma Moira Bailey, y sin más ella misma emprende un viaje a lomo de tigre: transitar por la cultura oriental con los pasos de un occidental. El resultado es este libro, un conjunto de ensayos con los que traza ante nosotros, con la paciencia de un calígrafo, la trama compleja del pensamiento y la cultura china. Luego de vivir por un año en ese inmenso país, a la autora le resultó imposible dejar de expresar las transformaciones que su interior sufrió en ese lapso, durante el cual vivió entre miles de millones de seres que tenían una visión del mundo casi completamente ajena a la suya.

    Los doce ensayos que conforman A lomo de tigre recorren los ejes fundamentales del pensamiento, la cultura y el arte de China. Sólo para empezar, vemos que en el idioma de ese país la cantidad de ideogramas es enorme y se multiplica de manera exponencial mediante las combinaciones que dan lugar a una cantidad inmensa de significados y si a esto agregamos las acepciones que surgen de las distintas formas de pronunciación, nos sentiremos incapaces de abarcar ese universo. A pesar de esa complejidad, la lengua china no sólo es precisa y clara, sino también contiene un valor poético intrínseco. Como bien recuerda la autora, Ernest Fenollosa junto con Ezra Pound mostraron a Occidente esa capacidad poética del lenguaje chino en el famoso ensayo The Chinese Written Character as a Medium for Poetry, escrito en 1918 y que fue traducido al español en 1980 por Salvador Elizondo con el título Los caracteres de la escritura china como medio poético. En el idioma chino, como bien se afirma en el libro que tiene en sus manos el lector, «la etimología y la historia de las palabras es visible y el impulso con el que fueron creadas sigue vivo mientras son pronunciadas. Las palabras no se empobrecen al envejecer, porque las líneas de su avance ‒algunas de ellas con más de tres mil años‒ pueden ser percibidas». Esta profundidad, por lo tanto, permea la propia vida del hablante o, dicho de una forma más precisa, la idiosincrasia de los chinos está en su idioma. Además, la poesía y la naturaleza están unidos por completo en la cultura china. Parecería que no existe expresión poética que no parte de los elementos naturales que rodean al escritor. La luna, el río, los árboles, las aves, las montañas, el lago, el mar son elementos característicos de la poesía china y a partir de ellos se expresa la respuesta que esa cultura da a la vida.

    La guerra también es un arte para los chinos. Sun Zi dejó en su obra lo que muchos entienden como un manual para acabar con el enemigo, sobre todo, claro, en Occidente. La paradoja se presenta de nuevo. El arte de la guerra, para los chinos tiene sentido sobre todo en la paz. El enemigo, el combate, las armas, el ataque, la defensa. Pero, ¿quién es el enemigo en tiempos pacíficos? En realidad, la guerra es entendida aquí como la búsqueda de la perfección, como una forma de entender la vida y ser vencedores de sí mismo. Como afirma Bailey, «la filosofía china que hoy conocemos nació para detener la violencia en un tiempo en el que se creía que el mundo podía ser ordenado con sacrificios y castigos». Pero nació para hacernos ver que cualquier tiempo nos exige buscar la perfección y utilizar la táctica más adecuada para vencer. China es ahora la segunda potencia del mundo. Detrás de la muralla se conformó durante décadas un país que ahora impulsa la economía global. Si como dice Moira Bailey, «aquello que está

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