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El Juego de las Organizaciones: Ensayos para una Economía del conocimiento
El Juego de las Organizaciones: Ensayos para una Economía del conocimiento
El Juego de las Organizaciones: Ensayos para una Economía del conocimiento
Libro electrónico181 páginas2 horas

El Juego de las Organizaciones: Ensayos para una Economía del conocimiento

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El viaje de la trilogía de Jaime Soto termina con El juego de las organizaciones, trabajo literario, técnico y teórico que comenzó con El juego de la vida (2011) y se desarrolló con El juego de los negocios (2013). Soto se esmera en ilustrar a sus lectores con la filosofía que lo impulsa en su reorganización empresarial y luego pasa revista a los tipos modernos de administración, donde factores como la colaboración, la innovación y la espontaneidad tienen un papel importante que cumplir. La inspiración nace de la obra del biólogo y humanista chileno Humberto Maturana, compartiendo su necesidad de asumir los mecanismos profundos de la percepción de la realidad para poder cambiarla. Asimismo, nuestro autor demuestra que la reflexión sobre las organizaciones es, a la vez, una manera de abordar el futuro con la esperanza de que será mejor que el pasado. La meta es elevar a Chile desde sus capacidades y sea un país que propicie la buena convivencia de sus habitantes.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento3 nov 2017
ISBN9789569385131
El Juego de las Organizaciones: Ensayos para una Economía del conocimiento

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    El Juego de las Organizaciones - Jaime Soto

    Organizaciones

    Forma y Fondo en el Conocimiento

    Capítulo I

    Los sentidos del conocimiento

    1. Percibir para existir

    ¿Qué conocimiento logramos al cerrar los ojos y oler o escuchar?: los aromas proporcionan historias, la escucha nos transporta, cuando uno oye la marcha nupcial evoca un matrimonio. Al dar una explicación, quien escucha asocia un porcentaje de lo expuesto a la teoría y el resto a la manera en que se comunicó el conocimiento. Cuando se realiza una conferencia y los oyentes deciden que los conceptos expresados no son válidos, se debe precisamente al modo escogido para plantear el tema. En suma, la gestión del conocimiento tiene mucho que ver con los sentidos, en cómo se entrega dicho conocimiento y en cómo lo recibe la audiencia.

    Existen diferencias entre la innovación, la invención y la creatividad. El creativo es el generador de ideas, mientras el inventor procura que dichas ideas se conviertan en realidad; luego, la innovación transforma en un negocio todo este esfuerzo. Uno debe trazarse un camino respecto del conocimiento necesario para este proceso de hacer, lo mismo con la emocionalidad subyacente. Las emociones construyen los escenarios a partir de los sentidos, por ejemplo, se afirma que la comunicación por video es la más efectiva, pero el receptor del mensaje precisa sentir que el emisor lo valora y la única manera es a través de los sentidos: quizás la inflexión de la voz y la forma de mirar puede establecer proximidad. Sin embargo, no se cuenta con el olfato o el calor personal, apenas con una imagen. Por eso las conferencias en vivo poseen tantos adeptos: en ellas el público percibe con todos sus sentidos el discurso y al expositor, puede percibir si éste realmente es consecuente con lo que habla y cree en ello. Con lo cual concluimos que el conocimiento al incorporar el sonido, el olor y otros matices —aparte de la comunicación escrita o visual—, resulta más efectivo.

    Ahora bien, cuando hablamos de conocimiento efectivo nos referimos a crear valor en una organización y/o a cómo entregárselo a un público que no quiere solamente bienes monetarios, sino que quizás necesita de una reflexión o modelo filosóficoreligioso. La transmisión del conocimiento implica construir la realidad. Veamos el caso de una misa católica: es un modelo, un rito que te prepara para el momento central, recibir el cuerpo de Cristo. Incluye una predica y un preámbulo musical, en que la feligresía canta canciones. En todas las ceremonias religiosas sucede lo mismo, existe una preparación con música y una puesta en escena, mientras alguien declara algo. La emoción hace efecto en los sentidos, procedimiento que se aprovecha también en otros ámbitos como la televisión o Internet.

    En los noticiarios, por ejemplo, se entrega conocimiento según la línea editorial que enfatiza la violencia, la corrupción, los desastres naturales y el fútbol, mostrando los temas crudamente, produciendo una emoción estándar en la audiencia. Se supone que a todo el mundo le gusta el fútbol, pero en lo personal prefiero un canal cultural. Asimismo rechazo las noticias por su carácter sesgado, creando una sensación de normalidad con asuntos como un asesinato. Dichas situaciones nefastas serían las centrales en el país y no informan sobre otras cuestiones generales que pueden cambiar la cultura y la historia, creando desarrollo. La comunicación en cuestión manipula, ya que interfiere en el accionar diario de las personas.

    Si se informa que con la caída del PIB disminuirá el empleo, la gente debería reaccionar ahorrando y con prudencia en el gasto. Pero si a la vez se dice que la culpa es del gobierno anterior y que el actual estaría realizando las acciones necesarias para tener un año próspero… ¿A quién creerle? Los propios sentidos distorsionan los datos, que desde ya están deformados por el emisor. Así el público los internaliza como un dogma y éste en el mundo de los negocios es una debilidad. Se construye un conocimiento que en la lógica de uno es válido, pero no en la realidad. Las verdades a medias se repiten cien veces para darles una apariencia de certidumbre.

    2. La lucha por la propaganda

    ¿Hasta qué punto los sentidos distorsionan nuestras mentes, creando modelos mentales supuestamente correctos con los cuales vivimos hasta el final? Por ejemplo, algunas personas hablan de «gobierno militar» y otras de «dictadura» refiriéndose al régimen de Pinochet en Chile. Desde luego, en el primer caso se trata de partidarios. Puede ser alguien que se quedó con esa descripción, porque en un tiempo todo el mundo aquí hablaba de gobierno militar, así lo llamaban en la televisión y la prensa. Cuando a una persona la manipulan emocionalmente se apunta a los sentidos, distorsionando el conocimiento: el cuerpo, la mente no son capaces de diferenciar si una definición es una virtualización o la realidad. Un experimento con 3D, con un individuo al que le muestran una araña —por las que siente fobia—, demuestra que es posible vivir la misma emoción que con una real. Como ya dijimos, la mente no disocia si es virtual o real. Eso es lo que vivimos hoy en día: el conocimiento ya fue fragmentado o disociado en la mente y la verdad construida por la persona no tenía nada que ver con su historia, con los eventos que le ha tocado vivir. En buena medida es una manipulación de los medios.

    Examinemos el caso del canal de RTV Rusa. Allí se dice que Rusia está liberando a Ucrania, son los buenos, ya que esa gente es rusa y lo único que pide es vivir el mundo ruso. Para NovyTV, que es ucraniano, se trataría de separatistas y en ese contexto los rusos no serían tan buenos. ¿A quién creerle en las noticias? Perdimos la conversación en que el periodismo era independiente o nunca la tuvimos, probablemente siempre tuvo intereses propios. En mi adolescencia en Osorno las noticias provenían de la prensa de allá, la nacional no le daba asunto. Miraba lo que ocurría en mi ciudad: la foto típica del desfile del día domingo o el obituario; eran hechos reales. Cuando aparecía la noticia de una inauguración nunca distinguí que correspondía al posicionamiento político de alguien. En el presente me pregunto de quién es el negocio con un artículo de prensa, quién gana o a quién perjudica, lo cual es difícil de saber.

    ¿Cuánta propaganda recibimos a diario? ¿Cuántas investigaciones están pagadas por las transnacionales para desvirtuar la realidad? ¿Cuánto conocimiento es real y cuánto no? Es necesario plantearse cómo el conocimiento se distorsiona por los sentidos y la influencia de otras entidades. Supuestamente yo tengo múltiples saberes en distintos temas, doy charlas, conferencias, y debo preguntarme quién define la neutralidad del conocimiento: ¿el que escucha o el que habla? Las interpretaciones de los hechos y las ideas varían de una persona a otra. Cuando un seguidor dice «comparto contigo dicho juicio» la distorsión se expande, ya que toda «realidad» expresada por alguien posee un sesgo que posiblemente implica una ganancia.

    La veracidad de un conocimiento se complica por las distinciones que posea. En todo existe una intencionalidad y ante eso se justifica que alguna gente quiera volver a ser un niño inocente, despreocupado. Pero el lenguaje no es ingenuo, las personas lo son. Una situación típica del mundo de los negocios es aquel engaño en que un individuo invita a otro a tomar una iniciativa: la segunda hace «todo el trabajo», pero al momento de realizarse la idea y repartir los beneficios se queda «postergado». Es decir, creyó construir una confianza la cual no existía.

    Capítulo II

    Biología del convivir

    1. La primacía del observador

    Vivimos en un mundo de ilusiones en que lo abstracto se ha vuelto real, pero para nuestro perjuicio. Así, llegamos a creer que el trabajo y los negocios son asuntos de dinero, cuando el dinero no es más que un símbolo de nuestras necesidades y no el mejor. En realidad, cuanto hacemos se funda en y se dirige a las relaciones humanas; cada uno depende del resto, desde la misma infancia en que el niño no sobreviviría sin los cuidados maternos. Dichos esmeros no son en absoluto materialistas o interesados, surgen de una emoción femenina originada en una cadena de interrelaciones personales durante aquella deriva que llamamos «tiempo».

    Conviene aquí declarar abiertamente nuestra adhesión al pensamiento del biólogo y epistemólogo chileno Humberto Maturana respecto del conocimiento humano. Sus ideas sobre la autopoiesis molecular de los seres vivos las extrapolamos, sin pretensiones de rigor científico, al mundo de las organizaciones económicas para comprender didácticamente los procesos que permiten el aprendizaje en la vida social.

    Digamos que con nuestras palabras queremos crear una «aplicación», en el sentido cibernético, de su particular epistemología. La lucha por la supervivencia en el mundo actual se ha desplazado desde el plano físico al tecnológico, en donde las relaciones virtuales, sin embargo, siguen poseyendo muchas de las características del entendimiento cara a cara de las personas en su diario vivir.

    Desde luego, para nuestra exposición es imprescindible resumir algunas de las posturas de Maturana y así luego emplearlas como premisas. Para el maestro chileno todo comienza por hacer una invitación a reflexionar y el instrumento para el caso son las preguntas. Su Biología del Conocer traslada las prioridades desde la «realidad objetiva» (punto de vista tradicional) al «observador» (nuevo paradigma). Se interroga por el observador, arguyendo que la realidad no es independiente del mismo.

    Para mucha gente puede ser absurdo afirmar que incluso los objetos materiales no existen sin la participación de un observador. Es un hecho que la vida humana está cruzada por dilemas cognitivos: coincidimos, polemizamos, argumentamos, negamos y peleamos por asuntos cognitivos. Muchas veces ni siquiera estamos de acuerdo en si hace frío o calor. ¿Cómo entonces renunciar a la creencia generalizada de que una mesa no puede sino ser sólo una mesa?

    Vamos por partes. Si hay algo que le desagrada a Maturana es la palabra «negocio». Cuando algún asistente a sus charlas le sugiere que las personas «negocian» un entendimiento para hacer algo juntas, él de inmediato niega el empleo de dicha palabra. Por lo visto la considera artificiosa, impuesta, antinatural. Un instrumento de poder o codicia que malogra las interrelaciones espontáneas de los seres humanos.

    2. Todo es biología

    De modo que el conocimiento no es un beneficio, sino simplemente una condición sine qua non de la vida. De hecho, cuando se interrumpe la biología se acaba el conocer. De la muerte nadie sabe nada, todo lo que se especula sobre ella pertenece a este mundo y no al otro, si acaso existe. Asimismo, un accidente físico determina las capacidades de una persona para conocer la vida.

    El conocer es un fenómeno biológico que sucede en la vida cotidiana, incluso las especializaciones técnicas pertenecen a dicho plano. Como la investigación académica de la química, que no es sino una expansión del cocinar.

    La vida cotidiana es el punto de partida y llegada. Durante ella realizamos afirmaciones a las que atribuimos verosimilitud. Para esto requerimos de ciertos criterios que justifiquen lo dicho dentro de un dominio de validez. En este punto corresponde la pregunta por el observador (cualquier persona y en cualquier momento de su vida) y el observar.

    Nos referimos a la experiencia, que consiste en distinguir cada cosa que ocurre mientras se vive, para lo cual naturalmente se emplea el lenguaje. Según el enunciado de Maturana, «el ser humano es un ser vivo en el lenguaje».

    La invitación es a preguntarse cómo hacemos nuestras observaciones. Por ejemplo, un discurso, un argumento racional o calificar algo

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