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A Horcajadas
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A Horcajadas
Libro electrónico59 páginas56 minutos

A Horcajadas

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Información de este libro electrónico

Pía Barros ha trazado su propia huella, sin salirse de la historia de las mujeres que escriben, su erotismo es explícito y desbordante. En un lenguaje directo pero fino, la escritora nos muestra aspectos de un mundo femenino desconocido por muchos y poco aceptado hace unos años. Sus textos han ido desplazando los límites, pues la activa sexualidad de la mujer y el papel de sujeto principal, sorprende a los lectores. Sus historias son fuertes, intensas, lo que realza la belleza conmovedora de la escritura.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento1 ene 2012
ISBN9789568881078
A Horcajadas

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    A Horcajadas - Pía Barros

    A HORCAJADAS

    Cuentos

    Pía Barros

    © Pía Barros

    © ebooks Patagonia

    Registro de Propiedad Intelectual N° 75.621

    ISBN 978-956-8881-07-8

    Prohibida la reproducción total o parcial de este libro electrónico,

    por cualquier medio, sin permiso por escrito de editorial ebooksPatagonia.

    Arte de Portada e ilustraciones: Rafael Guendelman

    www.ebookspatagonia.com

    Dedicatoria

    A ustedes, incondicionales,

    Maruxa, Aleja, Sonia, Nadia.

    A Juan Carlos y Patricia,

    por el estimulo y entre todos a ti

    imprescindible y cotidiano.

    INDICE

    Prólogo

    Prefiguración de una huella

    Iniciaciones

    Conmiseración

    Olor a madera y a silencio

    Mordaza

    Desfiladero de iguanas

    Diccionarios

    Duerme

    Artemisa

    Lo había odiado con pulcritud

    Navegaciones

    Trece

    Deshabitados ante la ventana

    Los pequeños papeles

    PRÓLOGO

    escritura/erotismo/violencia

    A Paty

    Esencialmente, el campo del erotismo es el campo de la violencia, el campo de la violación, escribe Georges Battaille en L ‘erotisme. Y es esta fusión el manadero del que surge la escritura de Pía Barros. El discurso que configura estos cuentos deja entrever una clara relación erótica entre quien los escribe y el lenguaje que utiliza. A la manera como los amantes se regodean en el juego amoroso corresponde una erótica de la palabra, una fricción, diálogo constante en esta búsqueda incesante que adquiere diferentes ritmos; un placer en la escritura que se revela mediante figuras eróticas que dan cuenta de un campo erótico (las situaciones representadas en cuentos como Prefiguración de una huella, Iniciaciones y otros), y el cuerpo descrito, puesto al descubierto, personaje central en casi todos estos cuentos.

    En ellos hay un considerable avance en la búsqueda de un discurso personal respecto al libro anterior de Pía Barros, Miedos transitorios, De a uno, de a dos, de a todos. Se advierte aquí una marca personal que surge como la preocupación por encontrar un registro discursivo propiamente femenino, en que la personaje no es objeto erótico pasivo, sino activo; no el objeto de una escritura, de una descripción, sino sujeto a esa misma escritura. Se trata de una escritura que se abre para poseer, para vencer, no para ser poseída, como aparece en Prefiguración de una huella.

    Y este sentido en que Pía concibe su escritura hace que la sexualidad no pueda ser entendida sin separar sexo y lenguage, puesto que ambos están relacionados por una dialéctica indisoluble(J. Kristeva, in the Beginning Was Love; Psychoanalysis and Faith). Pero en nuestra cultura esta relación liberadora tiene todavía tapujos que pretenden ocultarla, convertirla en lo prohibido en público, en lo no publicable, sobre todo si quien la articula es una mujer. Discurso de transgresión, de desacato a la convención; pero hay que recordar que transgredir es al mismo tiempo reconocer y revertir: lo que se quiere destruir debe ser presentado y negado al mismo tiempo. Y es precisamente la escritura la que permite esta contradicción lógica (R. Barthes, Système à la Mode). En A horcajadas hay una profunda subversión de nuestros códigos (morales, de lectura); se propone desfigurarlos con la práctica de una escritura que contraría la moral convencional y que persigue inventar un discurso paradojal (libre de toda doxa), como proponía Barthes en Sade, Loyola, Fourier. Y así, leemos al empezar esta colección: Lame mis rodillas, devocióname, los muslos, lengua a lengua, lame mi pubis aguardante, sométete, succióname... Lengua significante que va escribiendo un significado y en ese recorrido inaugura una relación erótica.

    El erotismo de que se trata aquí no corresponde al erotismo de la cultura de masas, de la televisión y las revistas. No se trata de la articulación de pornogramas como la señal escrita de una práctica erótica que en el fondo es vacía, representación, acto. Se trata aquí de una fusión del discurso y del cuerpo, el texto de placer como lo entendiera el Marqués de Sade antes de Barthes, como la necesidad liberadora de

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