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Padecimientos relacionados con las conductas de riesgo
Padecimientos relacionados con las conductas de riesgo
Padecimientos relacionados con las conductas de riesgo
Libro electrónico271 páginas3 horas

Padecimientos relacionados con las conductas de riesgo

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Las enfermedades crónicas adquieren cada vez más importancia como causas de morbilidad y de mortalidad. En buena medida, ello se debe al incremento de conductas de riesgo, tales como la alimentación inadecuada, el sedentarismo, las adicciones y la violencia. En el presente volumen, expertos presentan una puesta al día de esas conductas nocivas, de
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento22 ago 2019
Padecimientos relacionados con las conductas de riesgo
Autor

errjson

Lingüista, especialista en semántica, lingüística románica y lingüística general. Dirige el proyecto de elaboración del Diccionario del español de México en El Colegio de México desde 1973. Es autor de libros como Teoría del diccionario monolingüe, Ensayos de teoría semántica. Lengua natural y lenguajes científicos, Lengua histórica y normatividad e Historia mínima de la lengua española, así como de más de un centenar de artículos publicados en revistas especializadas. Entre sus reconocimientos destacan el Premio Nacional de Ciencias y Artes (2013) y el Bologna Ragazzi Award (2013). Es miembro de El Colegio Nacional desde el 5 de marzo de 2007.

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    Padecimientos relacionados con las conductas de riesgo - errjson

    Primera edición: 2015

    Primera edición digital: 2015

    D. R. © 2015. EL COLEGIO NACIONAL

    Luis González Obregón núm. 23, Centro Histórico

    C. P. 06020, México, D. F.

    Teléfonos 57 02 17 79 y 57 89 43 30

    ISBN: 978-607-724-106-5 (Obra completa)

    ISBN: 978-607-724-109-6 (Módulo 3)

    ISBN edición digital: 978-607-724-127-0

    Hecho en México / Made in Mexico

    Correo electrónico:

    publicaciones@colnal.mx

    editorial@colnal.mx

    contacto@colnal.mx

    www.colnal.mx

    CONTENIDO

    Introducción al módulo

    MARÍA ELENA MEDINA-MORA

    Miembro de El Colegio Nacional, directora general del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz

    Obesidad. Genética de enfermedades metabólicas en familias mexicanas

    Guillermo Meléndez

    Coordinador del proyecto Genética de Enfermedades Metabólicas en Familias Mexicanas-Fundación Mexicana para la Salud, A. C. (Funsalud).

    Trastornos de conducta alimentaria

    Magdalena Ocampo

    Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz.

    Alejandro Caballero

    Coordinador de la Clínica de la Conducta Alimentaria, Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz.

    Diabetes en México: epidemiología, entorno y bases para una política de estado enfocada en la prevención

    Simón Barquera Cervera

    Director de Investigación en Políticas y Programas de Nutrición, Instituto Nacional de Salud Pública (INSP).

    Andrea Pedroza Tobías, Catalina Medina García e Ismael Campos Nonato

    Investigadores de la Dirección de Políticas y Programas de Nutrición.

    Juan Rivera Dommarco

    Director del Centro de Investigación en Nutrición y Salud (INSP).

    Cómo evitar el sobrepeso y la obesidad infantil

    Beatriz Salazar Vázquez

    Investigadora de la Facultad de Medicina y Nutrición, Universidad Juaréz del Estado de Durango, México.

    Miguel A. Salazar Vázquez

    Catedrático de la Universidad Juárez del Estado de Durango.

    Ruy Pérez Tamayo

    Miembro de El Colegio Nacional, director de Biología experimental de la UNAM.

    Violencia y salud en México, un asunto para la Salud Pública

    Rafael Lozano

    Director General Adjunto del Centro de Investigación en Sistemas de Salud-Instituto Nacional de Salud Pública.

    Suicidio

    Guilherme Borges

    Investigador en Ciencias Médicas F del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz.

    José Ángel García

    Investigador Asociado, Dirección de Investigaciones Epidemiológicas y Psicosociales, Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz, Subdirector de Monitoreo-Secretaría de Educación del Distrito Federal.

    Padecimientos causados por conductas de riesgo: adicciones

    María Elena Medina-Mora

    Miembro de El Colegio Nacional, directora general del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz.

    Tania Real

    Investigadora en Ciencias Médicas, Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz.

    El SIDA en México: los próximos treinta años

    Patricia Uribe

    Directora general del Centro Nacional para la Prevención y el Control de VIH SIDA - (Censida), Secretaría de Salud.

    Reflexiones finales

    Enrique Graue Wiechers

    Director de la Facultad de Medicina, Universidad Nacional Autónoma de México, (UNAM).

    Introducción al módulo

    MARíA ELENA MEDINA-MORA

    Las ciencias sociales y de la conducta son un complemento importante del conocimiento derivado de las ciencias básicas y clínicas para el entendimiento de las enfermedades, y de la forma de prevenirlas y controlarlas. El estudio de los componentes conductuales del proceso salud-enfermedad ha permitido acercarse al entendimiento de lo que lleva a las personas a comportarse de determinadas formas derivadas de procesos psicológicos, como las emociones, y de la manera en que interactúan en sociedad; estas formas nos dan información sobre las razones por las que las personas tienen conductas que protegen su salud o la ponen en riesgo y cuáles son los factores que explican la búsqueda de atención y la adherencia al tratamiento. Los determinantes sociales, por su parte influyen en la vulnerabilidad heredada, en la manifestación de diversos trastornos y nos proporcionan también un panorama de las respuestas sociales frente a la enfermedad.

    En este módulo se han elegido siete temas actuales que derivan de conductas de riesgo y tienen fuertes componentes sociales. Estos temas se discutirán en dos mesas: la primera, incluye la violencia dirigida a otros, el suicidio, las adicciones y el VIH/Sida; la segunda, la obesidad, los trastornos de la alimentación —que incluyen tanto la ingesta compulsiva de alimentos como la restricción patológica de los mismos— y la diabetes.

    Existe evidencia de que con modificaciones conductuales y ambientales relativamente sencillas, estas condiciones pueden prevenirse y controlarse, por ejemplo: una dieta saludable, el ejercicio, el uso del condón, el establecimiento de áreas libres de tabaco, las medidas para reducir el acceso a sustancias adictivas, y de reducción de daños, la educación en términos de tolerancia y la solución de problemas sin conflicto, entre otras. El acceso y adherencia a un tratamiento farmacológico y las terapias cognitivo-conductuales han tenido un fuerte impacto en la prevención del escalamiento de los trastornos hacia estados de mayor gravedad. Los determinantes sociales, por su parte, pueden modificarse con políticas adecuadas de salud pública.

    Obesidad. Genética de enfermedades metabólicas en familias mexicanas

    GUILLERMO MELÉNDEZ

    PANORAMA GENERAL DE LA OBESIDAD

    En los últimos 50 años la población mundial se ha visto afectada por un crecimiento insospechado de sobrepeso y obesidad, en todas las edades y sin distinción del nivel de riqueza económica de los países. De hecho, los adultos de hoy, en promedio, son más pesados que los adultos de hace 100 años. En el caso de la población estadounidense ha habido un claro desplazamiento de la media del Índice de Masa Corporal (IMC) hacia la derecha [1].

    En junio de 2013, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) dio a conocer su reporte anual sobre el estado de los alimentos y la agricultura. En él se estima que en la actualidad existen mil 400 millones de individuos con sobrepeso en el mundo y la obesidad la padecen 500 millones de personas [2]. Como algo inédito, el sobrepeso y la obesidad han sobrepasado a la población con desnutrición proteico-energética, que los expertos la han estimado en 868 millones de seres humanos [2]. Esta situación cuestiona la escasez mundial de alimentos y deja al descubierto una distribución inequitativa.

    Tan abrupta fue la aparición global de la obesidad que ni las organizaciones internacionales ni los ministerios de salud en los países estaban preparados para atender un fenómeno de tal naturaleza; el resultado ha sido un incremento considerable en los costos de atención en salud por enfermedades crónico-degenerativas, lo que ha dejado al descubierto la necesidad de romper el paradigma de la atención médica por enfermedad y crear uno nuevo, más fundamentado en la prevención.

    ¿CÓMO SE DEFINE E IDENTIFICA LA OBESIDAD?

    En países como Estados Unidos o Inglaterra, la obesidad no se consideraba una enfermedad, sino el resultado de un estilo de vida poco saludable. Fue hasta mayo de 2013 cuando la Asociación Médica Americana deliberó y aceptó que la obesidad cumplía con los criterios suficientes para considerarla una enfermedad [3]. La aceptación de que la obesidad no es solamente el desenlace de un estilo adquirido a lo largo de la vida, sino que tiene agregado un componente de enfermedad que traerá consecuencias diversas en las economías de salud de aquellos países que no la reconocían como tal. Primero, las aseguradoras se verán obligadas a cubrir los gastos de tratamiento de la obesidad, particularmente la cirugía bariátrica, como parte de los servicios a los beneficiarios; segundo, es posible que a la luz de esa permisividad se modifiquen los criterios para una cirugía bariátrica, tanto en el límite de edad como de IMC.

    En México la situación ha sido diferente: ya en 1999, González Barranco definía la obesidad como una entidad patológica crónica y recidivante que se caracteriza por una proporción excesiva de grasa corporal y se relaciona con importantes riesgos para la salud [4]. No obstante que en el país la cirugía bariátrica tampoco está cubierta por las compañías aseguradoras privadas, las instituciones públicas y privadas del sector salud han desarrollado diversos programas de atención médica y quirúrgica para individuos con obesidad y obesidad mórbida (IMC≥ 40 o IMC ≥ 35 con comorbilidades) [5].

    El exceso de grasa acumulada en el organismo se comporta como un proceso continuo, mientras que el sobrepeso y la obesidad son en realidad categorías que se han establecido con base en las observaciones de su asociación directa con el incremento en las tasas de morbilidad y mortalidad que, para propósitos de la salud pública y la clínica, se han categorizado en grados. A lo largo de este documento se le mencionará como ganancia de peso o por las categorías del exceso de grasa que identifican a cada una de ellas.

    En realidad, el exceso de grasa pocas veces se mide directamente en los individuos y cuando se hace, es particularmente útil para fines de investigación. En el caso de la salud pública, la antropología y otras ciencias sociales, se recurre a mediciones indirectas que, por su bajo costo y facilidad de ejecución, permiten inferir el exceso de grasa en una persona. La medición indirecta que más popularidad ha tomado desde los años setenta es el Índice de Masa Corporal (IMC) [6], que es una ecuación diseñada por el matemático y astrónomo belga Adolfo Quetelet, pero permaneció ignorada por más de un siglo (1835-1972) hasta que, a la luz de la evidencia de su asociación como riesgo independiente de mortalidad general y cardiovascular en el estudio Framingham [7], se le reconoció como una metodología de escrutinio eficaz para predecir los riesgos cardiovasculares en la población. El nombre de Índice de Masa Corporal fue acuñado por Keys [6], aunque en Europa se ha preservado el nombre de Índice de Quetelet, en honor a su creador [8].

    La descripción original de la ecuación del IMC es muy sencilla; señalaba Quetelet, derivado de sus observaciones ...Si comparamos dos individuos que estén completamente desarrollados, para establecer la relación que existe entre el peso y la estatura, vamos a encontrar que el peso de esas personas desarrolladas, con diferentes estaturas, es casi igual al cuadrado de la estatura [9].

    La expresión matemática de esta descripción es lo que se conoce como:

    IMC = peso / estatura² (expresada en metros)

    La clasificación de sobrepeso y obesidad, de acuerdo con el valor del IMC propuesta por la Organización Mundial de la Salud (OMS), se describe a continuación:

    Cuadro 1.

    CLASIFICACIÓN DEL ÍNDICE DE MASA CORPORAL (IMC) [10].

    EPIDEMIOLOGíA DEL SOBREPESO Y LA OBESIDAD EN MÉXICO

    La prevalencia del sobrepeso y la obesidad en México es una de las más altas en el mundo, no sólo en la población adulta, sino también en la infantil y la adolescente. La información más reciente con la que se cuenta se deriva de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012 (ENSANUT 2012) [11], donde los escenarios reportados en niños y adolescentes son de gran importancia. La población de niños y niñas menores de cinco años se reportó con una prevalencia de sobrepeso del 9.7%, mientras que en los escolares (cinco a once años) la prevalencia combinada, de sobrepeso y obesidad en niños fue de 36.9% y en niñas, de 32%. Los detalles por año de edad para cada sexo se presentan en los cuadros 2 y 3.

    Cuadro 2.

    PREVALENCIA DE SOBREPESO Y OBESIDAD EN NIÑOS DE ENTRE 5 Y 11 AÑOS*.

    * Modificado de ENSANUT 2012 [11].

    Cuadro 3.

    PREVALENCIA DE SOBREPESO Y OBESIDAD EN NIÑAS DE ENTRE 5 Y 11 AÑOS.

    * Modificado de ENSANUT 2012 [11].

    Entre la población de adolescentes, la prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad en el sexo masculino fue de 34.1% y en el femenino de 35.8% [11].

    La frecuencia combinada de sobrepeso y obesidad en adultos fue mayor en mujeres (73%) que en hombres (69.4%) y el mismo comportamiento se aprecia para la prevalencia de obesidad (IMC ≥ 30kg/m2), predominando más en mujeres de 20 años en adelante (37.5%) que en hombres de la misma edad (26.8%) [11].

    Es conveniente precisar otro hallazgo que sobresale en la ENSANUT 2012. La prevalencia de talla baja entre los prescolares fue de 13.6%, un avance importante si se toma en cuenta la prevalencia en la encuesta de 1988, en la que para este mismo grupo de edad fue de 26.9%; sin embargo, dicha prevalencia de talla baja no se refleja en la estatura de la población adulta mexicana, ya que en general ésta es baja. El promedio de estatura para un hombre adulto mexicano es de 1.66 m y para la mujer adulta es de 1.53 m [11]. Esto se contrapone con la estatura de las personas de los países sajones, donde el promedio llega a ser hasta de 1.83 m para los hombres holandeses o 1.81 m para los hombres suecos. La diferencia de estatura entre la población masculina mexicana y la europea es casi de 17 centímetros. Estas características definen a la población mexicana como de baja estatura y obesa, que se traduce en IMC de valores altos.

    Curiosamente, la población de Bruselas en 1835 era de 100 mil habitantes y el peso promedio en la muestra de Quetelet fue de 63.7 kg para hombres y 55.2 kg para mujeres, mientras que la estatura promedio fue de 1.684 m para hombres y 1.579 m para mujeres, y los correspondientes IMC fueron 22.8 para hombres y 22.1 para mujeres [9]. Estos datos reafirman la observación de que los promedios de estatura actual en la ENSANUT 2012 son menores que los promedios de la población de Quetelet hace 177 años, y una segunda observación es que la población de Bruselas no tenía el problema de obesidad que vemos hoy en el mundo. ¿Hubiera podido Quetelet diseñar su índice en una población obesa como la actual?

    El hallazgo de la baja estatura en la población adulta mexicana es importante, ya que refleja que los niños menores de cinco años medidos en 1988 tendrían en 2012 entre 24 y 29 años, adultos maduros que alcanzaron su estatura definitiva y que sufrieron las consecuencias del desmedro reflejado en la estatura baja para la edad, con una prevalencia superior al 25% en su infancia, que se traduce en que uno de cada cuatro niños tenía un problema de estatura baja en la primera encuesta de 1988. Esta misma población ya crecida, es la que refleja el promedio de baja estatura en los adultos de la encuesta de 2012, lo que quiere decir que para evaluar el impacto de los programas sociales que han disminuido la estatura baja en preescolares, en un 13.3% entre 1988 y 2012, tendrán que pasar de 24 a 29 años para verificar que la estatura promedio del mexicano sea mayor; si no es así, los programas habrán fracasado.

    COSTO DE ENFERMEDAD

    Es indudable que la demanda de atención médica, producto del aumento en la prevalencia de enfermedades no transmisibles, está incrementando los costos de atención. La obesidad, que entra en esta categoría, es el preámbulo para enfermedades más costosas como la diabetes mellitus, padecimientos cardiovasculares y cerebrovasculares, cáncer y enfermedades renales, que son prototipos de las etapas finales de la historia natural de algunas de las enfermedades.

    El modelo para estimar el costo de enfermedad que se desarrolló en Funsalud es del tipo de simulación de eventos discretos, lo que permite asignar características aleatorias a cada individuo que participa en él y demostró que, con el sobrepeso en niños de entre 5 y 11 años, los costos a lo largo de sus vidas aumentaron en 85%, y en los niños obesos el incremento fue de 135% [12].

    Las cifras del costo de enfermedad por patologías crónicas en el mundo son inimaginables, y al ser estimadas para 14 países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) muestran que la obesidad es responsable del 1 al 3% del costo total de salud en países desarrollados, excepto para Estados Unidos, donde se estima que consume del 5 al 10% del costo total en salud [13]. Además, los recursos y estrategias de prevención y manejo que se utilizan en la actualidad se han visto rebasados y no han podido contener el aumento de su frecuencia en los países afectados.

    ETIOLOGíA DE LA OBESIDAD

    A la fecha, no se tiene claridad sobre la etiología de la obesidad; baste entender que se le considera una mezcla compleja de influencias genéticas, biológicas, ambientales, psicosociales, culturales y cognitivas que confluyen de manera simultánea, para dar paso a la ganancia de grasa acumulada en el cuerpo humano; todo esto resume a la obesidad como una enfermedad de origen multifactorial.

    ¿HAY UNA PARTICIPACIóN GENÉTICA EN LA OBESIDAD?

    La genética en la obesidad cumple dos funciones: por un lado, tiene que ver con enfermedades raras, derivadas de mutaciones monogénicas, bien establecidas, que presentan fenotipos de obesidad extrema a corta edad; por otro, se apoya en modelos de otras especies y en estudios de genética a campo abierto para entender la fisiopatología de la obesidad común, que afecta al 14% de la población del mundo. Es la obesidad multicausal la que preocupa de sobremanera, por su alarmante prevalencia y su asociación con la mortalidad anticipada por comorbilidades, y se origina a partir de la influencia mutua entre genes y ambiente.

    El papel que juega la genética en la obesidad se ha demostrado desde los estudios clásicos de Stunkard [14-16]. Uno de ellos demostró una alta correlación de peso, estatura e IMC en gemelos monocigotos, después de 25 años de seguimiento [14], sugiriendo que la adiposidad humana tiene un fuerte componente genético. Otro estudio comparó el IMC de cuatro grupos: gemelos mono y dicigotos adultos

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